Corrigió principales errores ante Bolivia y le bastó para ganar en su casa, en Puerto La Cruz, a Venezuela 2-0 y pasar a encabezar las clasificatorias al Mundial de Brasil 2014.
Chile tuvo esta vez dos figuras importantes todo el partido.
Claudio Bravo, dio plena seguridad en el arco, rehabilitándose de la ingrata actuación ante este mismo equipo en la Copa América. Su muy buen rendimiento dio tranquilidad a la defensa y al equipo.Atajó e interceptó no menos de cinco disparos peligrosos en la primera media hora y detuvo al finalizar el primer tiempo un cabezazo al piso de Rondón, quien superó el feble obstáculo que le opuso Pablo Contreras, saltando unos cinco centímetros por encima de éste.
A los 60 minutos, con el marcador en blanco, despejó con los puños un peligroso centro de Arango y en el resto del encuentro no falló.
Matías Fernández cumplió una de sus mejores actuaciones en estas clasificatorias.Con energía desde el inicio del encuentro, luchando por penetrar en la fuerte y excelente defensa de los locales, pese a que no tuvo la esperada ayuda de Arturo Vidal.
Fue el ejecutor de los tiros de esquina y los con pelota detenida, inquietando permanentemente a la zaga venezolana. A los 72 minutos sorprendió a Vega con un disparo por el borde externo desde el costado izquierdo del área, que pasó por detrás de Renny Vega, quien en un postrer esfuerzo evitó el gol, lo que no pudo hacer a los 78 cuando ingresó por el sector derecho para recibir un pase de Alexis y abrir el marcador.
Con Marcelo Díaz fueron los únicos que pusieron el balón en el césped y proporcionaban la calma que necesitaba la roja (esta vez con camiseta blanca) para equilibrar un incierto comienzo.
Venezuela, luciendo una excelente defensa, insuperable por alto y cerrando todos los pasos por el centro y los costados, impidió que Chile pudiera acertar. Y en ofensiva, con la conducción del hábil Arango, sacando ventaja de no tener un marcador permanente, insistió en centros para aprovechar la pericia y mayor altura de sus hombres, inquietando reiteradamente a la defensa nacional, a quien sobrepasó una sola vez y convirtió Fedor a los 14 minutos, gol invalidado por posición adelantada.
Chile corrigió los errores de La Paz, especialmente los defensivos, gracias al repliegue de Vidal y la mejoría de Contreras. Bien ubicados en la parte posterior, con los atacantes más fuertes marcados individualmente, nunca más los centros los ganaron los venezolanos.
Asimismo el ingreso de Marcos González, en reemplazo de José Rojas, excluido por lesión, aumentó la altura de los chilenos.
El elenco nacional tuvo más tiempo el balón en sus pies, pero no lograba penetración pese a los esfuerzos por el centro de Fernández y de Mena en el costado izquierdo.
Se esperaba en el segundo tiempo el despertar de Alexis y Suazo y algún movimiento novedoso, pero” Chupete” siguió congelado y debió ser reemplazado por el debutante Sebastián Pinto.
Sánchez despertó cuando Chile se retrasó y menudearon los ataques “vino tinto”, jugando de contragolpe, sólo detenido con faltas, una de las cuales a los 87 de Perozzo, agarrándolo de la camiseta y en demanda del arco, merecía la expulsión, que en cambio, la recibió el DT Claudio Borghi por reclamar airadamente la sanción.
Un pase del barcelonista, permitió el primer gol de Matías, y Chile dominó abiertamente los minutos finales, logrando la conquista definitiva a los 90 minutos, tras excelente combinación de Pinto con Aránguiz, que este último envió a las redes.
El partido no alcanzó un gran nivel, porque ambas defensas superaron abiertamente las ofensivas, pero Chile fue merecido vencedor porque siempre intentó variar, con la conducción de Matías y Díaz y los aportes de Mena y Alexis, y la seguridad, bajo los tres palos de Bravo.
Dijimos después de La Paz, que Chile debía mejorar para ganar en Venezuela y lo logró, pero más en lo individual que en lo colectivo, un factor importante ante un rival de mejor nivel que Venezuela y si quiere mantener la punta en las clasificatorias. Pensamos que a pesar del clima caluroso y húmedo de Puerto La Cruz, pudo haber un trabajo más presionante en lo defensivo, con la zaga extrema venezolana y con Arango, su conductor, lo que no ocurrió.
Lo llamativo y desconcertante, fueron las declaraciones de Borghi al término del partido, cuando confesó que “les pedí a los jugadores que gozaran el partido, que hicieran lo que ellos saben hacer, jugar bien al fútbol, lo que los convirtió en los buenos jugadores que son”.
Instrucciones carentes de estudio y trabajo, que poco dice en su favor. Sólo le faltó agregar “a meter más goles y que no nos metan y ganaremos con seguridad”. Una lástima si esas sólo fueron las únicas instrucciones.