La convicción de sentirse protagonistas de la Copa Libertadores empujó a la “U” a superar al fuerte y buen campeón de Paraguay, Libertad en definición a penales (5-por 4) y clasificar a la semifinal, donde enfrentará a Boca Juniors de Argentina.
Cuando en el fútbol y en los deportes colectivos, existe igualdad de condiciones físicas y técnicas, y también de esquemas, la opción de triunfo queda entregada a la inspiración individual u a otro factor, como una expulsión o un autogol.
Y esto fue lo que sucedió anoche en el excelente,emotivo y estrecho partido que protagonizaron Libertad de Paraguay y Universidad de Chile, que se definió a penales (5-4), en favor, merecidamente, del conjunto nacional, y que le permitió alcanzar las semifinales de la Copa Libertadores.
La “U” había igualado a uno en Asunción y le bastaba un empate a cero o un triunfo por cualquier diferencia para clasificar. Buscó la victoria desde el comienzo, marcando y presionando a la defensa de Libertad, pero los delanteros paraguayos hicieron lo mismo con la zaga azul. A los dos equipos les costaba iniciar los ataques.
Pese a sentir un decaimiento físico por la larga y difícil temporada, la U con el respaldo de 45.000 hinchas que repletaron el Estadio Nacional no dejó nunca de atacar y creó desde el comienzo problemas al fuerte bunker (dos líneas de cuatro jugadores) paraguayo. Las oportunidades de gol eran escasas. Era difícil penetrar al área e incluso disparar desde fuera de ella. Siempre había un rival que lo impedía.
No obstante, la ocasión vino para la U al acertar Marcelo Díaz un tiro libre al borde del área grande , engañando a la barrera que saltó, creyendo en un disparo por sobre ella pero el tiro lo envió a ras de piso pasando por entre las piernas de los defensores dejando parado al excelente arquero Rodrigo Muñoz.
Libertad tenía claro, además, su fórmula de ataque. Juego por las puntas casi de memoria los pases, con disparos cruzados por detrás de la defensa y especialmente búsqueda de tiros libres para aprovechar su mayor estatura. Y justamente, apenas 3 minutos después del gol azul, tras centro de Ayala vio la igualdad con un autogol de cabeza de Osvaldo González quien derrotó a su arquero Herrera saltando más que los paraguayos pero sin poder despejar el balón.
Un infortunio que desconcertó en lo que restaba del primer tiempo a la U y animó a los paraguayos quienes optaron por aquietar las acciones, cerrarse más en defensa buscando el contragolpe, demorando el juego y haciendo tiempo en las caídas y detenciones del juego, pensando que el empate lo llevaría a definir por penales.
La U entregó todas sus energías en pos del triunfo en el segundo tiempo y transformó al arquero Muñoz en la figura del equipo visitante al “volar” prácticamente en un colocado disparo de tiro libre de Díaz y al sacar al córner un certero disparo de Rodríguez. La U no conseguía el gol del triunfo. El ingreso de Ruidíaz por Henríquez no fue fórmula de triunfo.
Libertad esperaba su oportunidad y esta vino a los 88 minutos, cuando Gamarra cabeceó a dos metros del arco, impidiendo Herrera, con oportuna atajada, la derrota.
El empate obligó a definir a penales Aránguiz, Díaz, Ruidíaz, Rodríguez y especialmente Lorenzetti quien anotó el quinto penal fueron certeros no fallaron uno. En Libertad solo fracasó el lanzador de tiros libres Ayala, al atajar Herrera en felina acción su fuerte disparo y transformarse en la figura de la U y del partido. La emoción, los gritos y llantos de los jugadores de ambos equipos y del público invadió el estadio.
Fue la fe de los jugadores azules la que puso la cuota de desequilibrio en el partido y en los penales.
El esfuerzo de todo el año, su buen rendimiento, con seis triunfos, dos empates y dos derrotas en diez partidos, 20 goles a favor y 11 goles en contra y la convicción de que están haciendo historia le abre las puertas a pensar en la final, si supera en semifinales a Boca Juniors de Argentina, un rival muy difícil, pero no invencible. La U ya ha demostrado que puede y está preparada para grandes proezas.