En nuestro surrealista país suceden las cosas más curiosas del mundo en el ámbito de la construcción y por ello daremos a conocer hechos concretos, desconocidos hasta ahora por la opinión pública, referidos al ilegal y sobredimensionado mall que se está edificando en el casco histórico de la ciudad de Castro, región de Los Lagos.
Pues bien, el 8 de abril de 2008 la Dirección de Obras Municipales otorgó a la empresa Inversiones e Inmobiliaria Océano S.A. radicada en la comuna de Vitacura de la región metropolitana de Santiago, el permiso de construcción Nº 108 para que levantara sobre diversos predios, localizados en la esquina de las calles Serrano y Ramírez, un equipamiento comercial con 3 niveles bajo tierra y 4 pisos de altura, con una superficie de 24.137 m2.
Las faenas se iniciaron a fines del 2010 sin que estuviera aprobado el estudio de impacto vial correspondiente, ello por cuanto las necesidades de estacionamientos exceden las 150 unidades y las calles que enfrenta el proyecto son muy angostas. En todo caso, sabemos que el Seremi de Transportes de esa región ya ha rechazado algunos estudios presentados por esa empresa privada.
Desde hace algunos meses ya se constataba que los pisos construidos excedían los autorizados y en los inicios del año en curso empezó a circular en las redes sociales una fotografía del nefasto mall, la que produjo inmediatamente el rechazo generalizado de todos aquellos que promueven el desarrollo armónico en las ciudades.
Ahora bien, el 7 de noviembre de 2011 la municipalidad de Castro cursó una infracción a la empresa Pasmar S.A. por construir, sin permiso de edificación, en un terreno colindante al proyecto mencionado, situado en la calle Serrano Nº 550.
Como consecuencia de ello, el 6 de diciembre de 2011, la Dirección de Obras Municipales otorga extemporáneamente a esa empresa el permiso de edificación Nº 309 y así se levanta otro edificio más pequeño de 2 pisos.
El 2 de febrero de 2012 nuevamente la municipalidad le llama la atención a Pasmar, ahora paralizando las obras del segundo permiso, porque la superficie construida superaba la autorizada y también por realizar modificaciones al permiso original.
En todo caso, aclaramos que el controlador, por no decir dueño, de las compañías Inversiones e Inmobiliaria S.A. y Pasmar S.A. es el empresario Jacob Mosa, oriundo de Puerto Montt.
Dado que la empresa desobedecía las instrucciones de la autoridad competente, no paralizando sus obras ilegales, el 6 de febrero de 2012 la ya fastidiada Dirección de Obras le cursa una nueva infracción por flagrante incumplimiento de las notificaciones anteriores.
Y aunque el lector no lo crea, el 10 de febrero de 2012, nuevamente la sobrepasada autoridad local, imparte una orden de paralización de faenas porque Pasmar hace caso omiso de las instrucciones precedentes.
Pero como Pasmar desechaba con indiferencia las continuas resoluciones municipales y como ya todo Chile criticaba con más fuerza al monstruo, el 16 de febrero de 2012 el alcalde, a través del abogado de esa institución pública, optó por presentar una acción en el Juzgado de Policía Local solicitando la paralización de obras y la aplicación de multas al díscolo empresario. El 14 de marzo pasado hubo un comparendo y a esta fecha la jueza no emite sentencia.
El jueves 22 de marzo la empresa, motu proprio y gentilmente, tomó la decisión de paralizar las faenas, con lo cual una vez más ha quedado demostrado que en Chile el poder es ejercido por los grandes empresarios y que las instituciones del Estado bailan al compás de lo que indican los anteriores.
Estamos seguros que las cosas se harán como diga el inversionista que aporta muchas lucas a Castro, lo que no nos debe extrañar porque en nuestro país manda y seguirá mandando el más fuerte, económicamente hablando.
Qué lo relatado es vergonzoso, no cabe duda. Todo sea por el nuevo dios neoliberal, venerado por las multinacionales y por sus adoradores,amanuenses de turno, que les otorgan su apoyo estratégico.
Finalmente nos gustó la decisión tomada recién por la UNESCO, en orden a pedirle un completo informe al Consejo de Monumentos Nacionales, ya que con este desaguisado se impacta la Iglesia San Francisco, declarada Patrimonio de la Humanidad.
A la luz de lo anterior ¿qué dirán ahora los concejales y el alcalde de Castro, acérrimos promotores del adefesio ?