En plena guerra fría el gobierno del entonces presidente de Estados Unidos John F. Kennedy impuso un embargo económico, comercial y financiero contra Cuba, sin que las denuncias durante medio siglo hayan conseguido terminar con ese castigo colectivo.
Kennedy decretó las sanciones económicas a Cuba, justificándolas con las nacionalizaciones de firmas estadounidenses llevadas a cabo por el gobierno encabezado por Fidel Castro desde 1959 a 1961.
Según el Gobierno de Cuba el largo y sostenido bloqueo estadounidense es el principal obstáculo para el desarrollo de la isla y cifra en más de cien mil millones de dólares el daño económico ocasionado.
La Administración de Barack Obama asegura que ha hecho pasos por aminorar el embargo, como es la autorización para el envío de remesas y los viajes de cubano americanos para visitar a los familiares en Cuba.
Pero para el gobierno cubano las supuestas medidas para suavizar son superficiales y no varía la política de aislamiento al que se somete a la isla, incluso consideran que se ha recrudecido con más sanciones a las transacciones financieras de Cuba.
Incluso la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland, confirmó en Washington que la política de su país hacia Cuba “permanece igual” dándole la razón a las autoridades cubanas.
En lo que están en desacuerdo es en el nombre para definir la situación, mientras para Estados Unidos es un embargo que se aplica dentro de su política bilateral, para Cuba es un bloqueo porque sanciona a terceros país que quieren tener relaciones con Cuba.
Algunos ejemplos de ello son que en la actualidad todos los buques que toquen puertos cubanos tienen 180 días de penalización para entrar a los norteamericanos o las compañías hoteleras españolas tienen que escoger entre mantener sus negocios en La Florida o sus inversiones en Cuba.
Pero Estados Unidos también se ha perjudicado por no comerciar con un mercado tan cercano y potencialmente dinámico, algunos estudios consideran que incrementar las exportaciones significaría unos ingreso de más de mil millones de dólares anuales para la economía estadounidense.
Después de cincuenta años el cubano de a pie se ha acostumbrado a vivir en esta situación gracias a que el gobierno encontró mecanismos costosos y lentos pero que terminan por eludir la persecución que se somete a la isla.
Una de las mayores víctimas ha sido el debate interno en la sociedad cubana, el hostigamiento generó una cultura de castillo sitiado, la unidad se confundió con la unanimidad y cualquier discrepancia sobre los problemas diarios era darle balas al enemigo.
Dentro y fuera de la isla, el bloqueo estadounidense acumula críticas, la fotografía más representativa del fracaso de esta política fue cuando el año pasado 186 naciones representadas en la Asamblea General de la ONU votaron condenando la medida estadounidense.