Nuestro sistema previsional no goza precisamente de gran popularidad entre la gente.
Si bien es muy reconocido, respetado y replicado en otros países del mundo, en el inconsciente colectivo queda la sensación de que las AFPs son de las instituciones más cuestionadas por la opinión publica.Se conjugan varios factores para que esto sea así.
Hay que ser justos en mencionar que esta baja popularidad se debe básicamente a la desinformación generalizada del cotizante, que en su mayoría, no conoce ni se esmera en entender conceptos básicos de previsión, los cuales son necesarios para toda la población laboralmente activa que por ley tienen la obligación de cotizar ya sea como trabajador dependiente o como independientes.
Irresponsablemente en el pasado se escucharon declaraciones desafortunadas de parlamentarios hablando de las AFPs como los “ladrones de cuello y corbata”, haciendo referencia al populismo puro, sin tener un argumento profundo que aportar al debate, llevando a confusión a algunos sectores de personas.
Nuestro sistema previsional estructuralmente es bastante sólido y ha cumplido 30 años desde su creación.
Es el momento de implementar nuevas modificaciones que con la gran reforma del 2008 han sido insuficientes para solucionar los problemas de fondo, como afrontar el envejecimiento de la población a pasos agigantados, el aumento de las expectativas de vida, las tasas de natalidad que han disminuido particularmente en nuestro país, más, la prácticamente nula cultura del ahorro responsable para la vejez, que no es tema para los chilenos.
Si se les consulta si están consientes de la importancia de ahorrar para la vejez…la respuesta es categórica: Sí, pero en la práctica son muy pocos los que lo hacen.
Si a este análisis le agregamos que nuestros empleadores en general no tienen la cultura de entregar beneficios para la jubilación de sus trabajadores y los temas previsionales son vistos como un tema de responsabilidad individual, y además que el nivel de salarios no permite muchas veces ahorrar (con suerte llagar a fin de mes), el escenario no es alentador.
Por otra parte, el gobierno también tiene lo suyo. Se debiera revisar los modelos de éxito de otros países donde han propiciado el ahorro previsional colectivo APVC, lo que ha generado que los incentivos necesarios para el ahorro colectivo sea un práctica habitual entre las empresas, enfocado básicamente en beneficios tributarios tanto para éstas, como para los trabajadores en donde con un esfuerzo conjunto han logrado empujar el carro, logrando que sus empleados acumulen mayores ahorros y puedan tener la posibilidad de una jubilación mas acorde a los ingresos que tenían en su vida activa.
El gobierno en ese sentido está pensando en el corto plazo, en que no innovar en este tema quede como tarea para el próximo mandato, tal vez pensando que le queda un poco más de 2 años y con el fantasma de la ola de estallidos de demandas sociales del 2011, no deseen entrar en un debate en que se sabe donde comienza pero, por lo sensible del tema, no se sabe en qué pueda terminar.
Si lo miramos a largo plazo, en 4 o 5 gobiernos más, se enfrentarán a un tremendo problema social y económico, donde lo más probable es que si no se comienza a trabajar desde ya, tendrán que hacerse cargo de muchos chilenos de la generación X, que son los nacidos entre 1965-1980, quienes en 20 años más superarán los 50 años, e incluso muchos de ellos estarán en edad de jubilar, dándose cuenta que en su vida activa no lograron acumular los fondos necesarios para tener una jubilacion digna.
Por lo tanto, el estado deberá abrir la billetera y entregar pensiones asistenciales y aporte solidarios para ir en ayuda de este grupo etáreo.
Creo que es un buen momento para revisar estos temas previsionales y tomar medidas efectivas, como la revisión de incentivos tributarios enfocado a las empresas para hacer ahorros previsionales colectivos, subir el porcentaje de cotización sobre todo para los más jóvenes, y subir la edad de jubilación tanto para hombres como en especial para las mujeres, quienes se ven muy afectadas a la hora de pensionarse.
Pueden ser medidas no muy populares, pero absolutamente necesarias de implementar en corto plazo para comenzar a solucionar los problemas de fondo del nuestro sistema y no encontrarnos en unos años más sufriendo con el gobierno que esté de turno las consecuencias de no haber actuado a tiempo.