La mañana del sábado 21 de enero el Centro Canelo de Nos abrió temprano sus puertas para recibir a decenas de delegados del PPD de todo el país para realizar su III Consejo Ideológico en 24 años de historia.
El primero fue en enero de 1993. El segundo, en noviembre del 2003. En contextos históricos diferentes, el PPD transitó desde su carácter inicial de Partido instrumental, por diversas categorías como “ciudadano”, “socialdemócrata” y de “centro izquierda”. Algo ocurría, no obstante, en su seno.
Persistentemente, a lo largo de estos años, una corriente liberal progresista, asociada a la idea de consensos políticos, Estado subsidiario y libre mercado, mantenía una hegemonía crucial en los debates internos, limitando o muchas veces inhibiendo la irrupción de un compromiso más intenso a favor del cambio estructural y político. Coincidió este fenómeno con el hecho de ser partido de Gobierno.
Por lo tanto, la “razón de Estado” se impuso naturalmente ante las demandas internas, en muchos Consejos y Directivas Nacionales, de querer marcar un sello más comprometido con los anhelos y luchas sociales del movimiento popular por una sociedad más justa e igualitaria.
Probablemente, la derrota presidencial de enero 2010 permitió que esa hegemonía liberal-progresista (mezcla rara entre una cierta manera de sentirse de izquierda dentro del mercado y combinar ese sentimiento con valores liberales tradicionales y no necesariamente economicistas) llevó al PPD a una casi permanente ambigüedad, percibida por la sociedad, especialmente ante la pregunta ¿cómo se define, en verdad, ideológicamente, el PPD?
El 21 de enero recién pasado, los delegados nacionales del PPD resolvieron dar una respuesta clara a esta pregunta y encaminar los nuevos rumbos del PPD por una senda de izquierda, democrática, humanista y libertaria.
Y de ahí se acordó avanzar en un compromiso por cambios estructurales del modelo neoliberal a favor de un desarrollo centrado en los derechos sociales.
El PPD convino reforzar el legado que inspiró su nacimiento, el de los Derechos Humanos, civiles y políticos, asumiendo toda la riqueza de los nuevos derechos emergentes, tales como los económicos y sociales, de los trabajadores, de las mujeres, del medio ambiente y de los pueblos Indígenas, para quienes se demanda a partir de ahora no sólo su reconocimiento como Pueblos sino su condición de Naciones originarias.
El PPD acordó fortalecer y ampliar su compromiso con los valores de la solidaridad, cooperación, diversidad social y cultural, responsabilidad económica, fraternidad y amplia participación ciudadana, aspirando entre otros objetivos a una completa transformación de nuestro ordenamiento jurídico a partir de una Asamblea Constituyente.
El PPD declara a partir de este III Consejo Ideológico que su meta de los próximos años será contribuir a la construcción de una sociedad igualitaria y que el centro del modelo de desarrollo a sustentar será la persona humana y sus derechos fundamentales.
No se trata de asumir la tradición de una izquierda nostálgica del pasado. Los paradigmas culturales han cambiado, pero los valores que la izquierda recoge a partir de los sueños y esperanzas de los más pobres, de las clases medias y de los trabajadores tienen plena vigencia.
Por cierto, el camino de plasmar nuevos principios implica un proceso. Pero estamos seguros que luego de este III Consejo Ideológico, las nuevas generaciones de dirigentes del PPD podrán profundizar cada compromiso y hacerlo realidad.