¿Por qué a la dictadura de Ibáñez se la seguirá llamando así y a la de Pinochet no?
Los funcionarios de Pinochet, que ahora han vuelto al Gobierno, creyeron que con un cambio semántico eximirían al Dictador de sus crímenes y culpas.
Sin embargo, este absurdo es una oportunidad para precisar que en Chile realmente existió una Dictadura Cívico-Militar y que algunos de sus “cerebros civiles” aún pululan en el Gobierno controlando el poder.
No solo existió esta Dictadura, sino que además fue de las más violentas y crueles.
La Dictadura Cívico-Militar, administró el país con poder omnímodo, a través de decretos y leyes secretas. Así se consolidó y eliminó a miles de chilenos en su demencial “guerra interna”.
Los decretos nacían de la mente y deseos del Dictador y, las leyes, desde la Junta Militar que usurpaba las funciones del Congreso.
Algunos de esos decretos y leyes secretas fueron escondidos en bodegas de la Contraloría y el Diario Oficial, de allí, sin publicarse, en 1990, fueron guardadas en una bóveda del Congreso Nacional.
En total se encontraron 167 decretos y leyes secretas de la dictadura, desde 1973 al 7 de marzo de 1990. A pesar de la insistencia de los senadores Jorge Lavandero y Máximo Pacheco, para que se publicaran, hasta ahora nunca se ha hecho.
El protocolo de la dictadura para emitir estos decretos y leyes espurios era el siguiente: se publicaban en una edición secreta del Diario Oficial, esa publicación era vigilada por un oficial, el que luego, destruía la placa y, a continuación, se llevaba todos los ejemplares impresos.
El Mamo Contreras, para defenderse, filtró que una de esas leyes creó la DINA, la que dependía directamente de Pinochet.
Otras, repartían dineros del cobre, o justificaban la eliminación de los opositores, los sueldos a los militares, las restricciones de las garantías ciudadanas, la censura de prensa, sobresueldos, exenciones tributarias para los militares y sus adláteres, etc., etc.
Para no dejar huellas, un decreto secreto, obvio, dispuso que esta legislación secreta quedara exenta de la toma de razón de la Contraloría.
Digan lo que digan, existió una dictadura que secuestró, exoneró, torturó, quemó, degolló, envenenó, fusiló o dinamitó a opositores, que los enterró secretamente o los lanzó al mar, que asesinó chilenos en el extranjero, que exilió y relegó, que intervino empresas, universidades, diarios, que cerró el Congreso, que intervino el Poder Judicial, que fortaleció la Justicia Militar, que arrasó con la empresas del Estado…que entregó los yacimientos de cobre a través de la Concesiones Plenas, que impuso una pseudo Constitución mediante un fraude electoral, que arrasó con los derechos laborales y previsionales…
A esa Dictadura, ahora los libros de Historia del Mineduc hasta 6° básico le llamarán “régimen militar”.
Hasta los 11 años los niños –igual como en la dictadura- sufrirán una censura.
Luego desde los 12 años -de 7º básico- comprenderán que el Estado les mintió, que efectivamente existió una Dictadura. Además, aprenderán que en aquellos años coincidieron varias otras dictaduras en America Latina, en: Brasil, Paraguay, Argentina, Uruguay, etc, y que todas ellas, planificaron y asesinaron coordinadamente a los opositores políticos.
¿Esos gobiernos también llamarán “régimen” a sus “dictaduras”?
Beyer dijo que este era un legado de Bulnes, el punto está en que mentirles a los niños sobre la historia política reciente, no mejorará su Educación, al contrario, estarán recibiendo una formación falaz.
Ojalá, que el próximo paso no sea negar las violaciones de los Derechos Humanos, cometidas durante la Dictadura.
Esta relativización de la verdad debe ser rechazada con fuerza, es engañar a nuestros niños menores de 12 años. Si se acepta, se seguirá construyendo una Democracia relativa.