En Estados Unidos “Black Friday”, y en Chilito “locura y fiebre de compras navideñas en la calle Meiggs”.
¡A comprar monitos “wachiturros”!
Por fin, hermanados no sólo en la vida y la muerte, sino también en el consumismo “loco” y “enfermo”(que es distinto al necesario consumo para vivir, con todos sus beneficios).
Leo que el ex presidente George Bush, después del atentado a las “Torres Gemelas”, para dar una señal de normalidad y tranquilidad, les pidió a los estadounidenses que “volvieran a salir de compras”, bueno, de “shopping” como se dice en Chile.
¡Consumir, consumir, que el mundo se va a acabar! (¿el 2012?)
Y cuando se compra, todo se reduce a lo más barato o más caro (valor comercial), en relación a la cantidad de dinero actual o futuro y al crédito con¿capacidades de pago? Es decir, sólo a cantidades, olvidándose el sentido intencional de la compra, que en la Navidad es el (A)-amor (descífrenlo que no es difícil).
Bueno, también es lo que sucede en la discusión del presupuesto para educación. Se abrieron las ofertas legislativas para comprar los “wachiturros educacionales”(para “sus regalones”).
¿Y se disolvió en los ceros el sentido original de la búsqueda de justicia, equidad y calidad que animaron el costoso esfuerzo de los estudiantes, familias y ciudadanos?
La orden en nuestro país, parece ser la misma… “Salgan de compras”, que todo está y estará normal.
¿No hay nada gratis, que todo se paga? (como dolorosa realidad).
Mientras todo sea, vender, comprar y pagar, todo está y estará tranquilo, porque en ese instante y por un momento, ¿todos estaremos felices y seremos iguales? como consumidores ¿y ciudadanos?
Consumo, “luego existo”.
Es el consumo “democrático representativo”, una persona, un pago, un consumo. Y si pueden hacerlo todos, (y reclamar por las injusticias generando cambios, haciéndose parte del propio proceso), es el “consumo participativo”.
¿O el “consumo- ciudadano”?
¿“Consumidores y ciudadanos unidos, jamás serán vencidos”…?
Pero, momento, leo también (es que me gusta mucho leer), de George Steiner (que me gusta leer y citar) que… “La dignidad del hombre…es la realización de la sabiduría, la búsqueda del conocimiento desinteresado, la creación de belleza. Ganar dinero e inundar nuestras vidas de bienes materiales profundamente trivializados es una pasión profundamente vulgar que nos deja vacíos”.
(Jodida la frase… ¿o no?)
Pero… ¿Hay mayor creación de belleza que en la del amor?
No hay ningún vacío en ella. Sólo habita el misterio de la felicidad y la eternidad.
Y para muestra un botón.
Leo también, (sigo leyendo), que la “paramédica” Ana Villar de 44 años con una hija de 20 y otra de 12, se llevó a su casa y adoptará a Rodrigo de 10, después de cuidarlo todos estos años de vida, abnegada y cariñosamente,en el Hospital de Talca, donde fue abandonado.
Tiene una enfermedad degenerativa progresiva que le impide caminar y lo tiene con pañales, curaciones diarias, respirador y una sonda gástrica para poder ser alimentado.
“Aprendió a decirme mamá”, relata orgullosa…Hoy habla, y me dice… “Haz tus cosas tranquila que yo cuido a la Colomba”, su nieta de 7 meses. Maneja un “note-book” a pesar de su distrofia muscular en las manos, y se rehabilita en la Teletón…
Por fin,la dignidad del ser humano, en toda su belleza y esplendor personal y social.
La belleza del amor entre un niño, una mujer madre y su familia, que emociona, me sobrecoge y estremece (“maldita” lágrima de sensibilidad…debe ser la edad…o la época)
La belleza de una “terrorista” de la humanidad, el bien y el amor regalados y gratuitos.
¡“Se buscan”! Ana Villar y Rodrigo, dos “anarco-revolucionarios” de la verdadera Navidad.