Ellos como los funcionarios públicos reciben un sueldo que pagan todos los chilenos.
Ellos tienen una remuneración que los ubica en el 1% más rico de la población.
Ellos tienen la facultad única de fijarse su remuneración y aumentarla por su propio acuerdo.
Ellos tienen más vacaciones reconocidas que la mayoría de los trabajadores chilenos.
Ellos ya reciben de regalo cada vez que son elegidos un notebook.
Ellos tienen beneficios como pago de oficina, secretaría y otros.
Ellos tienen pasajes aéreos gratis y por lo que se ha visto más de los que necesitan.
Estos y otros beneficios tienen los miembros del Parlamento.
¿No resulta una pequeñez hacer un escándalo porque los diputados ahora quieren regalarse un iPad?
Lo que es peor es que además nos traten de engañar, el diputado Melero para minimizar el obsequio, ha señalado que será propiedad de la Cámara y dado en comodato a cada honorable.
El detalle es que estos aparatos como todos los de alta tecnología tienen una vigencia corta, al cabo de un par de años no valen prácticamente nada.
En el mundo de los indignados, esta actividad es una de las de mayor desprestigio y ocupa los últimos lugares en cualquier consulta.
En el mundo de los jóvenes, han preferido sostener cuatro meses de movilizaciones para tratar de sensibilizar e impulsar cambios al desigual sistema educacional, antes que buscar hacerse representar por quienes en una democracia sana son los encargados de representarlos y realizar los cambios.
En el mundo de los ciudadanos, votar es una tarea que cada vez son menos los que la ejercen y por lo tanto los elegidos cada vez representan menos.
¡O sea todo lo contrario a una Democracia!
¡Y el iPad es todo contrario de lo que se quiere con una Reforma Tributaria!
Se debe señalar que hay diputados que se niegan a recibir el regalo. Muy bien.