El lanzamiento del libro de Sergio Bitar “Un futuro común. Chile, Bolivia, Perú”, ha colocado la aspiración boliviana de acceso al mar en la agenda noticiosa y de debate especialmente a nivel de expertos, políticos y público en general.
Sin duda el ex senador por Tarapacá y ex ministro de Obras Públicas es una persona con conocimientos del tema, cuyo pensamiento se inspira en una auténtica vocación de integración.
Su enfoque analiza los avances que se registran en las conversaciones Pinochet- Banzer y posteriormente Lagos- Banzer; la primera de ellas con una propuesta de corredor con soberanía y la segunda de un enclave sin soberanía.
Es conocido que ambas iniciativas fracasaron.
Posteriormente a ellas, hemos conocido la denominada agenda de los doce puntos sin exclusiones, donde el punto sexto vuelve a poner sobre la mesa el tema de la demanda de Bolivia de acceso al Océano Pacífico.
Sin embargo, en marzo del presente año, el Presidente Morales anunció que demandaría a Chile ante tribunales internacionales por incumplimiento del compromiso de otorgar una salida al Pacífico a través de su territorio, dejando en entredicho la mencionada Agenda de los doce puntos.
A lo anterior, se han sucedido una serie de declaraciones desafortunadas entre importantes personajes de la política de ambos países que han llevado la agenda a un escenario cada vez más lejano.
Esta historia de (des) encuentros cíclicos evidencia una falta de una política integral de construcción de objetivos a largo plazo, lo que solo se puede lograr habiendo creado las confianzas esenciales entre ambos países para sentarse a conversar en serio y mirando a futuro.
Más allá de los gobernantes de turno, y las buenas intenciones, la falta de confianzas mutuas para avanzar en metas en común obstaculiza enormemente los procesos de entendimiento entre dos partes.
De allí que independiente de demandas o posibles soluciones hay una tarea previa. Es vital construir un nivel de confianza a un grado tal que posibilite un diálogo constructivo y propositivo. Sin ello toda idea caerá en el vacío al carecer del mínimo piso necesario propio de negociaciones y acuerdos complejos.
El imperativo antes expresado resulta más complicado en el momento actual.
La primera razón es que el gobierno de Evo Morales se encuentra con un nivel decreciente de apoyo producto de conflictos internos donde sus propios adherentes entraron en disputas graves que produjeron caídas en Ministerios, y el cuestionamiento a resoluciones presidenciales.
El Presidente boliviano ya no es el gobernante empoderado por una amplia mayoría de su población. En otras palabras la fortaleza de un interlocutor legitimado se ha debilitado en forma grave. Tal vez allí se pueda encontrar una respuesta al fundamento de su sorpresivo cambio en el tratamiento del tema con Chile.
Otro aspecto relevante que hace complejo el escenario para avanzar en propuestas inteligentes y viables es el estado de avance de la demanda unilateral del Perú ante la Corte de la Haya.
Nos encontramos en la fase de estudio de todos los documentos por la Corte la cual dará paso a la etapa oral y luego a un fallo que debería esperarse para el año 2013.
Independiente de la fortaleza de nuestros derechos que deberían asegurar la mantención de los actuales límites respetados por décadas con ejercicio de soberanía plena, hay que esperar el fallo para incorporar a posibles escenarios de solución territorios donde el Perú debe dar su opinión con respecto a un eventual cambio en el status vigente.
Por todo lo anterior, creo que el libro de Sergio Bitar es un importante aporte al debate del tema pues agrega antecedentes que normalmente no son conocidos en profundidad.
Sin embargo, estimo que no resulta conveniente aventurar cursos de acción factibles en relación a la demanda boliviana por las razones ya expuestas.
Una buena relación con Bolivia exige de nuestra parte claridad y propuestas viables.
Ello no significa bajar el perfil del tema, sino elegir el momento adecuado para avanzar. El estudio de los antecedentes que entrega el libro permite adelantar en la comprensión profunda del asunto.
El tiempo actual debería ocuparse en restablecer las confianzas perdidas. Hacerlo es posible generando una agenda que enfrente problemas de común interés factibles de sacar adelante.
Entre ellos destacan acuerdos que mejoren la seguridad en nuestra frontera, medidas que potencien procesos de integración y avance en el permanente trabajo de servidumbres y acuerdos que faciliten a Bolivia el uso de instalaciones portuarias, del ferrocarril y otros beneficios que potencian sus vínculos con mercados del mundo.
Una opción como la descrita puede parecer como menos vistosa, poco grandiosa e incluso para algunos parte de una maniobra orientada a dilatar el asunto.
Sin embargo es realista y está inspirada en la veracidad de abordar aquello que resulta factible. Así se pavimenta el camino que permita enfrentar con seriedad objetivos más ambiciosos.