Al fin, después de dieciocho meses la Concertación podrá vivir ese proceso pendiente que tiene consigo misma y con el pueblo de Chile.
Los que amamos la libertad y el desarrollo de las personas inspirados en los valores de la justicia y la igualdad de oportunidades vemos con expectación y esperanza esta oportunidad que hoy tenemos de encontrar el rumbo para servir mejor a nuestro país.
Este diálogo democrático que estaba pendiente no sea ha provocado de la mejor manera; por desgracia hemos visto una dirigencia marcada muchas veces por la individualidad, la desconfianza, el pragmatismo y la poca identidad colectiva e integradora como Concertación.
Esto ha quedado de manifiesto en las acciones y declaraciones que el país les ha visto durante estos meses y días y que han culminado con recriminaciones mutuas, acciones unilaterales y amenazas que están muy lejos de la vieja convivencia que hizo grande y respetada a esta alianza política.
Este encuentro de ideas debe comenzar por asumir en forma decidida un diagnóstico común en que exista la capacidad de proyectar con orgullo la gran obra realizada por nuestros gobiernos, somos responsables de los grandes cambios que Chile tuvo estos veinte años y nadie puede poner en duda la intención de justicia con que la Concertación gobernó.
Cometimos errores es cierto y tal vez el mayor de ellos fue el ser partícipes de un sistema económico inspirado en un individualismo egoísta y materialista y amarrado a un sistema político de extrema rigidez, una realidad que no pudimos cambiar a pesar de todos los esfuerzos y que hoy se expresa en una sociedad injusta y poco participativa.
Esta constatación debe llevarnos por lo tanto a plantearnos con fuerza cual es el rol de esta alianza ante las nuevas inquietudes y anhelos de los chilenos y que tipo de país queremos construir junto a ellos.
El sentimiento ciudadano y de las propias bases partidarias es provocar un gran cambio que nos lleve a escuchar al país, a tomar en cuenta su llamado einiciar un camino tan épico como fue el de la lucha por recuperar la Democracia.
El llamado histórico de hoy es a construir una sociedad en que humanicemos a Chile y le demos a todo su pueblo la oportunidad de disfrutar de los beneficios de ese país más justo.
El desafío hoy día es el de provocar los cambios estructurales que nos permitan construir una sociedad más humana, basada en la solidaridad, en la justicia social, en la verdadera igualdad de oportunidades, en el equilibrio del poder en todos los planos, en donde el desarrollo y bienestar de la persona sea su principal objetivo, con un sistema político que de verdad respete y canalice la soberanía popular.
Eso significa tener la capacidad de entregar un proyecto real en que estén presente entre otros los temas de la Educación, la Salud, el Medio Ambiente, la Participación Ciudadana, la Defensa del Consumidor, la existencia de una Estructura Impositiva justa y razonable , la implementación de una verdadera Descentralización política y productiva del país, la Formulación de una Política Pro-Crecimiento que incentive el emprendimiento de la pequeña y mediana empresa, el cambio del Sistema Político que permita una real participación de la ciudadanía, en donde además se regule en forma muy transparente el sistema de partidos , el financiamiento de los mismos, las campañas electorales y la relación del dinero y la política.
Todas estas áreas representan un tremendo desafío para elaborar propuestas concretas que permitan continuar apoyando a los sectores más necesitados pero incorporar con fuerza en estos temas las políticas que fortalezcan a los sectores medios del país.
Pensar en hacer oposición si tener un objetivo de país es un camino al vacío.
Por lo tanto la responsabilidad hoy día está en saber agrupar en un referente a quienes tengan una misma visión del proyecto país que se quiere construir.
Ser oposición es saber organizarse y pensar para ser Gobierno, la oposición por sí sola no aporta nada.
La Concertación es mucho más que un movimiento opositor.
Una visión de futuro obviamente obliga de una vez por todas a que los partidos que la integran y los que se puedan incorporar deben asumir una renovación de verdad y no el maquillaje que hemos visto estos dieciocho meses, una renovación que no es otra cosa que retomar lo que abandonamos : recuperar el contacto permanente con la gente y sus organizaciones y realizar la acción política en el mundo real , y que nuestros dirigentes se atrevan a realizar su labor política en forma colectiva y unitaria.
Recuperar ese estilo de hacer política y tener la claridad para entregar un camino a los chilenos es la única vía para volver a ser LA CONCERTACIÓN.