O cuan “peluda” se puede poner la cosa, como titula James Mackintosh del Financial Times su columna “La mirada corta” del 13 de septiembre del 2011.
Dicho comentario sigue la tradición establecida por John Authers, responsable de esa columna diaria hasta el año pasado. Al contrario de lo que sugiere su nombre, aprecia las cosas en perspectiva histórica, a partir de la idea que la crisis actual se inscribe en un ciclo secular iniciado el 2000.
Ello es reflejado claramente en el comportamiento de las bolsas de comercio mundiales.
Resulta sugerente la comparación entre la bolsa japonesa a partir de 1985 con la estadounidense una década más tarde, ambas medidas en dólares corrientes.
Se aprecia que ambas siguen una trayectoria oscilante descendente parecida luego del estallido de sus grandes burbujas iniciales. De esa comparación caben pocas dudas que lo más probable es que lo peor de la caída todavía está por venir y que faltan muchos años antes que se inicie la ansiada e inevitable recuperación secular.
Ello se confirma con la evolución del índice estadounidense Dow Jones, medido en dólares ajustados por inflación, entre 1900 y septiembre del 2011. Se aprecia claramente los grandes ciclos seculares iniciados en 1929 y 1969 y 1999.
Asimismo, se observa que a lo largo de más de un siglo la bolsa neoyorquina ha estado a pérdida la mayor parte del tiempo: tres décadas después de 1929, dos décadas y media después de 1969 y una década después de 1999.
En 1991 el Dow Jones estaba en el mismo nivel que en 1929 ¡seis décadas antes!
En marzo del 2009 estaba en los mismos niveles que en 1966 ¡medio siglo antes!
En 1984, al fondo del ciclo secular anterior, el Dow Jones valía lo mismo que ¡en 1900!
La conclusión de Mackintosh: los precios de las acciones están lejos de los precios “para tontos” alcanzados en 1999 y el 2007, pero no hay ninguna razón para pensar que pueden volver a esos niveles en muchos años – si es que alguna vez.
La super burbuja de los años 1980 y 1990 explica, por ejemplo, la distorsionada rentabilidad de los fondos de pensiones chilenos, que todavía exhiben un promedio anual superior al 8 por ciento real.
Esa es una gran ilusión, originada en el hecho que el sistema de AFP nació justamente cuando el ciclo secular topaba fondo a principios de los años 1980.
Lo más probable es que reanuden las fuertes pérdidas exhibidas el 2008 en que perdieron más del 60 por ciento de todo lo ganado en las tres décadas precedentes.
Ahora mismo, el fondo A está un quinto más abajo que su máximo alcanzado en julio del 2007 y el fondo total ha perdido dinero en los últimos cuatro años.
De este modo, lo más probable es que por muchos años los fondos de pensiones exhiban un comportamiento “a la japonesa.”
Lo mismo ocurre con la bolsa chilena, que junto con el peso se encuentra inflada a más no poder, como se ha venido denunciando en estas notas a lo largo de varios meses.
Eso explica que ostente el récord mundial de pérdidas en los últimos 9 meses. En ese lapso ha perdido más de un quinto de su valor en dólares, sólo superada levemente por el derrumbe de las bolsas de Alemania y Francia, que en el mismo período han perdido más de un cuarto.
¡Feliz 18 Willy!