Queremos que las demandas del movimiento estudiantil tengan éxito y se empiecen a ver reflejadas en la concreción de un nuevo modelo de Educación que garantice la calidad de la docencia para todos, que ponga freno al endeudamiento de las familias y a la discriminación por nivel de ingresos, que potencie una educación pública gratuita y de calidad para quienes opten por ese sistema y para aquellos que no puedan pagar.
En fin queremos que el país inicie un nuevo camino para el sector, tomando como matriz las demandas expresadas en la calle, por los actores de la educación desde hace tres meses.
De la misma forma que lo han expresado los estudiantes, no se espera que se satisfaga el 100% de las demandas, pero sí es imperativo iniciar a corto plazo el avance en la dirección planteada, con metas y plazos definidos.
Es decir, se sabe que en algún momento se debe producir una negociación y en ella debe imperar la voluntad de entendimiento.
Por eso nos parece, que dado que el gobierno no se muestra llano a conversar con criterio de avanzar e implementar, el llamado del Parlamento realizado a través de los Presidentes de ambas Cámaras se puede convertir en un excelente primer paso en la dirección de construir y materializar el sentido del cambio solicitado.
Es un esfuerzo que merece ser escuchado, lo han realizado ambos Presidentes que pertenecen a las dos más importantes coaliciones existentes. Han dado seguridad de crear un espacio de negociación abierto, amplio, sin condiciones, con la participación de todos los actores y sectores de la educación.
Lo peor que podría pasar no es que las reformas sean mínimas, lo peor sería que el movimiento generado por estudiantes y profesores simplemente no consiga ningún cambio, que el esfuerzo realizado no se concrete en los cambios solicitados.
¿Cómo no darse cuenta que hay sectores en la sociedad que apuestan a este último escenario?
Esperamos que una cuidadosa evaluación de movimiento estudiantil respecto a los pasos a seguir, les permita seguir manteniendo el protagonismo y la iniciativa, ahora ya en la senda de la construcción de los cambios.
Para el Parlamento, tan menospreciado y mal evaluado en el último tiempo también se puede abrir una etapa de insospechado protagonismo, si se acepta su propuesta para el conflicto educacional, que seguramente llevará en el paquete de soluciones una reforma tributaria para alcanzar los nuevos objetivos del sistema educativo.
Y si además se mantiene la agenda gobierno-partidos políticos para provocar los cambios constitucionales que permitan definitivamente pasar de esta democracia leve a una democracia real, moderna y participativa, nuestra clase política también tendrá su up-grade, en este caso por cierto merecido.
Es un momento de prueba para nuestra clase dirigente, uno más en nuestra larga historia, la mayor parte de las veces en esta misma situación no supieron responder adecuadamente a las exigencias del porvenir.
La comunidad expresada en las numerosas manifestaciones de la sociedad civil de los últimos meses, han entregado las señales inequívocas del país hacia el que les gustaría avanzar.
Está todo dado, para ser actores de un gran salto.