Más del 80% de la población en la región del Biobío cree que la reconstrucción no ha avanzado. Cerca de un 70% cree que este mismo proceso se ha demorado más de lo esperado.
En este momento, un diputado de la zona está siendo investigado por mal uso de recursos públicos. La contraloría ha detectado irregularidades en la municipalidad de Concepción y en la Municipalidad de Hualpén. En esta última el mismo alcalde está siendo investigado por lavado de dinero.
Acaba de renunciar un fiscal por discrepancias “éticas y morales” donde ha tenido que intervenir el mismo fiscal nacional. El gobierno regional prácticamente se vino a instalar recién este año 2011 después de serios problemas de gobernabilidad.
Tuvimos largo tiempo la huelga mapuche en nuestra zona y el problema cultural de fondo aún no se resuelve. Y además se mantienen las movilizaciones de los universitarios donde gran parte de ellos continúan en paro. Lo más grave, existen más de 160 campamentos en la región y cerca de 70 aldeas.
Hay una sensación de abandono muy profunda de los más pobres y una falta de conducción muy grande en la región.
No hay prioridades claras, no hay focos de trabajo definidos y hay poca coordinación entre las autoridades, las organizaciones civiles y la población en general.
Se ha perdido la confianza en las autoridades y la falta de convicción política para sacar juntos la región adelante hace que se perciba un estancamiento y una dispersión total en anuncios y metas efectivas.
Cada gremio ha ido a exponer a la intendencia sus propias necesidades y pocos ha sido capaces de convocar a un gran acuerdo regional que ponga el foco de atención en los más pobres. Todo se paraliza cuando viene un ministro y nadie toma decisiones por no asumir costos políticos.
¿De qué hablan los partidos de la región? Hoy, de quienes serán los candidatos a concejales o alcaldes el próximo año. O sea, continúan mirándose ellos mismos tratando de obtener un poder sin mirar las necesidades urgentes de los más necesitados.
Y mientras tanto, este invierno, miles de personas siguen viviendo en mediaguas y los planes de emergencia sólo llegan a una parte de la población y no a todos.
¿Dónde están los líderes en la región del Biobío? Están ausentes, no saben donde enfocar sus prioridades, no son capaces de convocar, de aunar criterios, de pensar con un horizonte amplio.
Quienes tienen mayores responsabilidades se pierden en lo urgente evitando lo importante.
No van a la raíz de los problemas y prefieren lo inmediato desinteresándose del largo plazo.
Y los que con buena voluntad intentan sacar adelante las situaciones críticas se encuentran con problemas burocráticos, mala disposición política o con una lista inmensa de gente que hay que convencer para que puedan apoyarles. Terminan cansados por sentir que nadie “los pesca”.
Hace falta convicción. Hace falta pasión. Hace falta indignación. Hace falta voluntad para poner un norte claro que permita seguir superando la cesantía, pero sobre todo los problemas sociales más urgentes de nuestra zona.
Las personas que pasan este invierno en campamentos y en aldeas necesitan que alguien las tome en serio, que las universidades piensen sus problemas, que los políticos conozcan sus necesidades, que las autoridades convoquen a todos los actores para sacar adelante su vulnerable situación.
No basta con crecer, no basta con tener más empleo sino somos capaces todos de colaborar para focalizar los recursos y las intenciones en pos de soluciones definitivas y concretas para los más pobres de la región.
No queremos gerentes, queremos líderes.
No queremos administradores del poder, queremos políticos que amen lo público.
No queremos farándula de anuncios, sino soluciones profundas y concretas que piensen en el largo plazo.
Hace falta generosidad para dejar de lado un momento lo de uno para pensar en lo del otro.
Hace falta valentía para atreverse a decir lo que nadie dice.
Es urgente que todos aquellos que quieren hacer bien las cosas se atrevan a pensar y actuar en pos de los más pobres de la región.
Octava Región, todos seguimos en deuda.