06 dic 2013

Un minuto para Mandela

Hay dos momentos claves en la historia postrera del siglo XX que ligan al deporte y a la política.

La primera es en 1990, cuando Alemania gana el Mundial de Italia. Pocos meses antes había caído el Muro de Berlín, y la reunificación de los germanos se veía compleja y difícil. El triunfo de los muchachos de Beckenbauer permitió que ese proceso se anticipara y lubricara las asperezas, logrando reunir en un solo festejo a un pueblo que vivió separado casi medio siglo.

El segundo es el título mundial de rugby conseguido por Sudáfrica en 1995. Una batalla personal de Nelson Mandela que apostó todas las fichas de la reconciliación de su nación a ese equipo histórico, donde blancos y negros debían cohabitar en la pasión que abriría el paso a la postulación para organizar el Mundial del 2010, el primero que se jugaría en territorio africano.

Ese sólo hecho debería bastar para que en un rato más, en la antesala del sorteo, los dirigentes dela FIFA, los entrenadores y futbolistas invitados, más los centenares de periodistas guardáramos un minuto de silencio en memoria del líder fallecido.

Pocas veces “la gran familia del fútbol” estuvo más reunida que ahora. En un predio de poco menos de ochenta hectáreas, habitualmente escenario de vacaciones familiares, ha congregado a tanta gente con intereses más similares. Acá toda la población flotante piensa en una sola cosa: el ordenamiento de los grupos, el cruce de los equipos, la fiesta mundialera.

No hay espacio para nada más y eso ha convertido Costa do Sauipe en una escenografía extraña, donde una carpa gigantesca se erigió sobre las dunas para acoger las ansiedades de 32 países.

Faltan apenas horas para saber la verdad y opiniones sobran. Desde los que quieren un grupo fácil hasta los que privilegian medirse con los más grandes de entrada. Seguramente, como todo en la vida, será un resultado matizado, sin extremos, que nos permitirá debatir un buen rato sin que nadie salga damnificado.

Es la esencia del deporte. Esa que Mandela intuyó tan bien: la argamasa de la unidad.

05 dic 2013

Todo el mundo en chalas

Jorge Sampaoli juega paddle y luego se baña en el mar de Costa do Sauipe, el balneario ubicado al norte de Bahía -una suerte de Marbella más grande e igual de ochentero- que se posa calmo en el Atlántico. Los periodistas de la televisión rusa, que vienen de la nieve y doce grados bajo cero, transpiran junto al aire acondicionado de la carpa instalada para el sorteo. Zidane se pasea en bermudas y no es raro encontrarse con un famoso bajo las palmeras de la piscina.

Sé que dicho de esa manera parece un paraíso, más aún si agregamos a las modelos sobre-operadas que trae la televisión mexicana o italiana, pero la cosa es de otra manera. En el centro de prensa hay atochamiento y sobrepoblación, lo que conspira de manera evidente para la sensación de ahogo y mal olor.

Es un sorteo para la Copa del Mundo en Brasil y lo lógico es que, en el puntapié inicial, quisieran vender su mejor producto al planeta: la playa, el calor, la belleza humana y natural. Más, por supuesto, una sensación de relajo que siempre ha sido el sello del país. Las obras del aeropuerto de Sao Paulo, por ejemplo, están atrasadísimas, pero hay confianza en que en cuatro meses terminarán lo que todavía está en obra gruesa, para hacer eficiente uno de los aeropuertos más pobre, ingrato e ineficiente del continente.

Pelé jura que no aceptó la invitación a sacar bolitas en el sorteo porque no quiere ser sinónimo de mala suerte para su país, que cree en las cábalas, la macumba y lucha por no tentar al destino. Vi el ensayo, poco antes de la conferencia de Blatter, y me pareció pobre, musicalmente hablando. Un par de danzas sin identidad, un par de canciones que no impresionaron. Ojalá me equivoque, pero Brasil no ha tirado todas sus cartas ganadoras ni en la Copa Confederaciones ni, aparentemente, en este sorteo que abre el Mundial. Una rica tradición musical merece más que estos numerillos ñoños y desabridos.

El lugar de la ceremonia está diseñado para evitar pifias o desaires: sólo habrá invitados y periodistas, lo que evitará que el bochorno de Blatter y Roussef vivido hace unos pocos meses en Brasilia –cuando todo el estadio los abucheó- se repita.

Acá, a pocos metros de una playa que se adivina pero no se ve, todos hablamos de bombos y cruces. Pocos quieren ir a Manaos, la sede del Amazonas, que me parece cautivante y exótica: prefieren quedarse en Porto Alegre, Belo Horizonte, Río o Sao Paulo, por temperaturas y conectividad, porque acá todo es grande y largo, sobre todos los viajes. Y por eso, en la antesala, los rusos y Sampaoli, la BBC y Cooperativa apuestan, desean y anhelan un sorteo amable, donde todo esté cerca, a la mano y fácil.

Y eso es mucho pedir, incluso en un lugar que parece un paraíso, pero definitivamente no lo es.

20 nov 2013

El hombre que nos amarga la vida

Robinho es el jugador que, en la historia, más goles le ha hecho a Chile. Más que Pelé. Más que ningún otro. Por eso, casi como un designio del destino, cuando Scolari decidió llamarlo, una nube apareció en el horizonte, por más que el Skydome haya sido techado.

Clavando la estocada que el destino marcaba, apareció Robinho sobre el segundo palo para conectar ese centro de Maicon y sellar el partido, que tuvo una constante: los cambios del esquema. Antes de iniciarse –cuando Sampaoli decidió incorporar a Fuanzalida- hasta la lesión temprana de Marcelo Díaz. Cuando Hulk nos marcó el gol y decidió pasar a línea de cuatro con Jara por la derecha y luego, cuando la pelota se nos había perdido y mandó a Jorge Valdivia a la cancha.

Fueron treinta minutos en que Chile buscó su identidad ante un Brasil que era inmensamente superior. Si algo se logró reducir esa diferencia fue bien entrado el segundo tiempo, cuando Eduardo Vargas aprovechó el pivoteo de Beausejour para clavar un balazo que dejó estático a Julio César.

Así estábamos, arrimándonos a un empate que no merecíamos pero que premiaba el esfuerzo al menos, cuando apareció Robinho, el hombre que más goles nos ha marcado. Más que el mismo Pelé.

Fue derrota ante los mejores del mundo, según Sampaoli. Y yo también lo creo. Es un equipo que corre, marca, se despliega y que tiene una delantera fuerte y efectiva. Donde predominan los altos y fuertes, y ante los cuales con un equipo armado y definido, con Vidal e Isla, con Díaz y Valdivia en buenas condiciones, se habría dado más pelea.

La selección se demoró mucho en encontrarse, en armarse, en estructurarse. Y eso Brasil no lo perdona. Pero entrará todo lo acontecido en Toronto al ítem del aprendizaje. Es plata en la caja, experiencia ganada.

A la salida, entre un enjambre de chilenos y brasileños enfrentando la fría noche canadiense, queda la sensación de que no estamos tan lejos. Que los favoritos para ganarla Copadel Mundo fueron superiores, pero ni tanto. Y que hay margen para creer.

En los últimos dos mundiales nos dejaron fuera y la mala suerte no puede ser tanta. Pero igual, si al frente está Brasil, el fantasma de Robinho estará rondando.

11 nov 2013

Las luces de Londres

Las luces de navidad en Londres ya están encendidas. Como corresponde al espíritu británico, todo se hizo con una ceremonia en Regent Street, con presencia de dos Spice Girls –cuyos nombres prefiero no recordar- y de Leona Lewis, entre otras celebridades. Todo se ve bonito, sobre todo porque oscurece a las cuatro de la tarde y los días están lluviosos y grises.

Eso, el clima, justificaba el sombrero con que Alexis Sánchez se integró a la concentración. Mucho más glamoroso que los gorritos blancos que lucieron el resto de los futbolistas en la práctica de la tarde. Poco calvario si se toma en cuenta la desgracia de los cinco jugadores que venían desde Chile, ansiosos de huir del clásico varios de ellos (Herrera, Aránguiz, Pepe Rojas). Cuando el capitán del vuelo les anunció que harían una escala en Sao Paulo para atender a un pasajero enfermo, ninguno lo tomó como un presagio a su convocatoria mundialista, sino como lo que era, una desgracia.

Arturo Vidal, sin llegar, es el gran protagonista del equipo, porque lo más probable es que no juegue debido a sus dolencias musculares. No hubo muchas luces al respecto, primero porque el cuerpo médico prefirió, como todos, el silencio. Y segundo, porque la evaluación quedará finalmente para el propio Sampaoli, que tendrá que mover un equipo que ya estaba muy armado.

Los ingleses esperan con impaciencia no el partido frente a Chile, sino el del próximo martes frente a sus archirrivales, los alemanes. Por eso anticipan que el capitán Gerrard no estará en el duelo del viernes, pero que es probable que debute un delantero de 22 años de origen hispano, Jay Rodríguez, que tiene más nombre de beisbolista que de goleador.

Con la selección el tiempo pasa largo, a la espera de alguien que se decida a hablar, y eso que nos conformamos con poco: una frase suelta, una invocación mundialera, una frase de buena crianza. Eso da tiempo para ver, por ejemplo, una larga transmisión británica de un torneo de…lanzamiento de dardos en la televisión, un documental de Los Beatles en la BBC y una cautivante nota de una ballena muerta en las playas de Holanda por tragar veinte kilos de plástico del que utilizan en los invernaderos de tomate. Todo eso en espera de la confirmación del viaje de Vidal.

O del recorrido asombrado de las instalaciones del Barnet Football Club, de la quinta división, que albergó el trabajo de la selección. Un estadio con muchas canchas de entrenamiento enclavado en un barrio quieto donde las ventanas permiten ver el living de muchas casas que me recordaron la notable serie humorística “George y Mildred”. Recuerdos que caen ante la imposibilidad de ver las evoluciones tácticas de la escuadra porque la práctica de ayer –con dotación incompleta- era secreta, por supuesto.

Eso. Hasta ahora, cuando los jugadores terminaron la charla y los videos para irse a comer, mientras por la tele Djokovic alza los brazos tras ganar el Master en una ciudad que se ilumina entera esperando la navidad.

11 nov 2013

La ansiedad del Fantasma

Desde la ventana del hotel se ve Wembley, en todo su esplendor.

Hay once jugadores ya durmiendo, con la duda de si Vidal se integrará al equipo que jugará frente a los ingleses. Temprano, me cuentan, llegaron Jorge Valdivia y Marcelo Díaz, preguntando por el resultado del clásico, que fue el tema de conversación obligada para los pocos que a la medianoche del domingo deambulaban por el lobby.

“No supimos manejar la ansiedad”, dijo el Fantasma para explicar el gol de último minuto de Felipe Flores y es un argumento extraño para un equipo que no sólo se mostraba favorito para el duelo, sino que además había amenazado con seguir jugando bajo cualquier circunstancia. Como me enteré del resultado mientras manejaba por el lado contrario con Ernesto Díaz como atemorizado copiloto, no me atrevería a emitir juicios, y quizás por eso me extraña lo de la ansiedad, que es el tema de todo por estos días. Los candidatos deben estar ansiosos, por ejemplo, a una semana de las elecciones.

Sampaoli debe estarlo, con el Mundial en la mira y poco margen para grandes cambios. Queda mucho tiempo, pero pocos amistosos, y por eso estos partidos ante Inglaterra y Brasil son tan valiosos. Aquí podrían estar los últimos retoques para el equipo que no admite variaciones drásticas. Sólo la esperanza de que el nivel óptimo de sus principales figuras se mantenga. Por eso mismo, lo de Vidal, si es que no se recupera para estos partidos, puede ser tan trascendente.

Acá, y lamento decepcionarlos, no hay demasiado espacio para el duelo del viernes, porque todo el mundo está a la espera de la final entre Nadal y Djokovic por el Masters. Hace frío, pero no tanto, y los londinenses esperan el invierno con una final que va a dirimir al mejor de la temporada, aunque ya el español haya asegurado el número uno de la temporada.  Ayer fue día de ceremonias, y la Reina encabezó El Día del Recuerdo.

La solemne ceremonia tiene lugar cada año en la undécima hora del domingo más cercano al aniversario del fin de la Primera Guerra Mundial, el 11 de noviembre de 1918. Y conmemora a todos los caídos en todas las campañas del país, incluyendo la Segunda Guerra Mundial, Irak y Afganistán. Por eso el tráfico estaba aún pesado y Díaz, GPS en mano, me guió a Westminster en vez de a Wembley en la llegada. Cosas propias de la ansiedad.

07 jul 2013

La batalla desigual

No existen palabras para expresar el dolor de esta derrota. Quizás porque lo de Chile era francamente emocionante en su resistencia. Quizás por esa pelota infame, que parece que no fue corner, que cayó bombeada después del desborde hiriente, que entró en cámara lenta entre los esfuerzos desesperados de Huerta, Henríquez y Melo. Quizás porque queríamos estirar la esperanza en una tanda de penales que volvía a emparejar las cosas.

Ghana nos eliminó con lo que preveíamos. Un tridente mortal (Assifuah, Aboagye y Acheampong), con fútbol más elegante y con el físico que siempre les sirvió –ante Portugal sobre todo- para imponerse en los minutos finales del partido. Fueron superiores y una estadística del partido así lo demuestra: remataron 41 veces al arco, contra 17 de Chile.

Un detalle: Chile tuvo más la pelota, siendo fiel a su estilo, pero las fuerzas de este equipo flaquearon sobre el final. Era una épica sostener la ilusión y, como en las grandes batallas, el destino se definió en los detalles, y no en la generalidad porque como suelen hacerlo los corajudos, las diferencias se redujeron con más corazón que cerebro.

La aventura del Mundial se acaba y se va en las lágrimas de Melo, Robles, Bravo y casi todos los muchachos que, como suele decirse en tantas derrotas del  mismo tinte, lo dejaron todo, pero no bastó.

No hay sensación de injusticia ni despojo. Sólo de pérdida, en una noche que, como paradoja del destino, tenía una medialuna dibujada en el cielo, como para despedirse como corresponde de Turquía. Con pena, pero sin amargura.

06 jul 2013

Nada es para siempre

Volvieron las protestas a Taksim. Hubo bombas lacrimógenas, golpes y gritos destemplados en la plaza, pero sobre todo en la bella y concurrida peatonal que baja desde allí hasta Galata. Es tarde, más de medianoche, y por la televisión muestran a un hombre con una cimitarra o algo que se le asemeja lanzando golpes a diestra y siniestra.

Por la ventana aún se escuchan las sirenas policiales. Y a nadie parece importarle un carajo que los uruguayos eliminaran a España, el inmenso favorito de esta Copa del Mundo. Pudo ser al final del tiempo reglamentario pero el portero lo evitó. Y pudo ser dos a cero, perfectamente. Los charrúas festejan en Bursa y es para no creerlo. Están hechos de una madera que no se extingue con el paso de los años y de las leyendas.

Plagado de estrellas por venir, los españoles se van prematuramente poco después que la adulta fue vapuleada por Brasil enla Copa Confederaciones.Hablar de final de ciclo es prematuro para un equipo que juega bien, que es práctico y que con seguridad llegará con pergaminos ala Copadel próximo año, pero que se quedó pegado en demasía en un toque que, sin sorpresa ni velocidad, termina por ser ineficiente ante la inspiración del adversario. A Uruguay lo conocemos bien, no brilla pero golpea en el momento justo, y deberá enfrentar en semis al ganador de Corea con Irak. Si repiten, deberían ser finalistas.

Por el otro lado los franceses ni se despeinaron para arrollar a Uzbekistán, un equipo que siempre me pareció –desde que lo vi en vivo ante los mismos uruguayos- muy limitado en todos los sentidos. Los galos toman el bastón y tienen méritos de sobra para apostar al título. Sería el próximo rival si Chile deja en el camino a Ghana, por lo que el análisis mejor lo dejamos para después del partido.

Es tarde en Estambul. Se viene el día clave. Las sirenas siguen sonando, hay fuegos artificiales no sé por qué y la sangre charrúa no es tema en ni en la tele, donde los manifestantes, Egipto y un avión que se cayó en San Francisco acaparan todo.

Nada parecer ser para siempre. Excepto los milagros uruguayos.

06 jul 2013

El Expreso de Oriente

De todas las cosas que hicieron célebre a Estambul, la que desapareció de manera más notoria es el Orient Express. Hoy cuesta encontrar algún vestigio de su grandeza y apenas una estación terminal, con un pequeño y discreto museo de una pieza, sin identificación alguna y a los pies del Palacio y Santa Sofía recuerda que reyes, millonarios, espías y artistas se trasladaron desde París, cruzando toda Europa, en coches de lujo y encanto.

Graham Greene y Agatha Christie lo convirtieron en el decorado central de sus novelas de intriga y misterio, y la llegada al Cuerno de Oro en Estambul siempre significaba la antesala de una nueva aventura, en medio del encanto del Barrio de Pera, quizás el rincón que mantiene inalterable el sello característico de los años 30, donde la ciudad, empujada por las reformas pero manteniendo el espíritu de Oriente, se abría nuevamente a los ojos de los occidentales en todo su esplendor.

La literatura turca está llena de reproches a la Europa que, tras la caída de Bizancio y al término de las cruzadas, le dio la espalda al Imperio Otomano, habló del final de una era y no del comienzo de otra y recién vino a reencantarse con una cultura extraordinaria gracias al Expreso que unía, con boato y pompa, los dos universos. Sea cierto o no el reproche, lo concreto es que sobrevivieron Santa Sofía y el Palacio Topkapi, las mezquitas y el acueducto de Valente, pero del tren no queda ni rastro.

De la selección ya hay poco más que decir. Fueron al Gran Bazar, que es un paseo obligado de futbolistas, aunque con centenaria historia. A los jugadores les gusta comprar y el mall, como a casi todo el mundo. No están para regateos –porque el tiempo es corto- y Turquía ofrece joyas, alfombras, lámparas, seda y un amplio abanico de productos en sus varios mercados, aunque dado a elegir me quedo con el de las especias, ubicado junto al embarcadero, al lado de la Mezquita Nueva, que es más grato, más pintoresco e igual de abarrotado.

De Ghana y el partido sólo cabe la espera, entendiendo que estar entre los cuatro primeros sería un logro extraordinario e importante para la selección. Y para un Mario Salas que ayer debe haber estado confundido. En un diario lo daban como seguro para encabezar el proceso sub 17 que tiene un mundial como local en el 2015; en el otro anunciaban que Hugo Tocalli llegaba para asumir la dirección de todas las juveniles.

Un Salas que, de ganar, tendría que tomar otra decisión importante. Si queda entre los cuatro mejores, lo van a invitar a La Moneda, como a Bielsa, quien tuvo que ir sólo por pasar a la segunda fase, con los resultados por todos conocidos. ¿Irá de buena gana el hombre que admira al Ché al palacio de gobierno? Le preguntamos el otro día y sólo dijo: “no coments”, en perfecto inglés. Quién sabe qué significa eso.

05 jul 2013

El Profeta

Como si no bastara, nuestro próximo rival en cuartos, Ghana, tiene un poco de ayuda extra.

No se trata de sospechas esta vez, si damos crédito al cambio que tuvieron “Las estrellas negras” después de ser dos veces campeones de la sub 17 en la década de los 90 en medio de dudas sobre la verdadera edad de sus muchachos. Hoy, Ghana no sólo demanda controles para los torneos africanos y duda, a su vez, de los pasaportes de sus rivales, sino que encabeza la cruzada por el juego limpio en el continente. Y yo les creo.

La ayuda extra de la que dispondrán los ghaneses corre por cuenta de un mediático pastor nigeriano llamado T. B. Joshua, quien “asesora” al entrenador Sellas Tetteh desde que se consagraron campeones en el 2009 en el Mundial de Egipto. Cuenta el técnico que conoció a su mentor unos pocos meses antes del torneo, y que su ayuda fue clave para ganarla Copa, la primera que se iba al continente negro.

Justo antes de la final –donde enfrentaban al inmenso favorito, Brasil- Joshua le anticipó que empatarían cero a cero, que definirían a penales y que le expulsarían a un jugador. Basado en esa premonición, Tetteh diseñó su estrategia y con la ayuda de Joshua hizo la lista de lanzadores, que debía estar encabezada por Andre Ayew. Oraron con el pastor al teléfono en el camarín y luego levantaron la copa.

En su biografía Joshua explica que nació tras un embarazo de… ¡Quince meses! ¿Cómo se hizo profeta? Lo narra él mismo: “Estuve transportado durante tres días consecutivos, entonces vi una mano que apuntó una Biblia en mi corazón. Luego recobré el conocimiento y vi a los apóstoles y profetas de la antigüedad con alguien cuya cabeza no podía ver porque era alto hasta el cielo y estaba suspendido; creo que era nuestro Señor Jesucristo sentado en medio de ellos. Pero podía ver los rostros de los apóstoles, particularmente a los Apóstoles Pedro y Pablo, los Profetas Moisés, Elías y otros. Sus nombres estaban escritos claramente en sus pechos”.

Tetteh, el entrenador, confía ciegamente en los pronósticos de Joshua, que abarcan un amplio espectro. Anticipó el ciclón de Myanmar, el accidente aéreo de Heathrow, la liberación de Ingrid Betancourt, la muerte de Edward Kennedy y de Michael Jackson, además, claro, del rescate de los mineros. No fue muy específico sobre el futuro de Laurence Golborne.

El consuelo es que el mismo 2009 Nigeria organizó el Mundial sub 17 en casa y Joshua era el asesor, con una ventaja extra: en el equipo había al menos tres de sus seguidores. Llegaron a la final, pero la perdieron frente a Suiza. Nadie es perfecto. Yo sugiero que Yolanda Sultana viaje de emergencia a Turquía, para equiparar las cosas, al menos.

04 jul 2013

Los 99 nombres de Alá

La gran mezquita de Bursa es diferente a todas las demás. Construida en 1399, es fruto de una promesa. El sultán Beyazid I, en el éxtasis de la victoria en Nicópolis, juramentó construir una mezquita por cada territorio conquistado. Como eran 20, la cosa salía más bien onerosa y, como se sabe, lo que se promete o se dice al calor del triunfo o el dolor de la derrota, siempre se paga caro.

Por lo que el sultán, como político después de una campaña, adaptó la promesa y en vez de construir 20, hizo una con 20 cúpulas. Y listo.  Destacan  la particular iluminación del recinto, la fuente de mármol bajo la cúpula mayor (para el abdesto, término de origen persa que denomina las abluciones previas a los rezos, o sea, lavarse tres veces consecutivas la cara, las manos y los pies) y las inscripciones en sus murallas.

Famosos calígrafos de la época hicieron un extraordinario trabajo que aún se admira a plenitud para rendir culto no a las imágenes –como en las catedrales católicas- sino a los noventa y nueve nombres de Alá.

Según la teología musulmana, “los nombres de Dios son cuatro mil. Mil son conocidos sólo por Dios. Otros mil, por Dios y por los ángeles. Otros mil, por Dios, los ángeles y los profetas. Y los mil restantes, por Dios, los ángeles, los profetas y los fieles. De los mil últimos nombres, 300 son citados enla Torá, otros 300 en los salmos, otros 300 en los evangelios, y 100 en el Corán. De estos cien, 99 son conocidos por los fieles comunes, y uno está escondido, secreto y es accesible sólo a los místicos más iluminados”.

De ahí el por qué, en el plano estrictamente práctico, es costumbre musulmana recogerse en oración y hacer pasar entre los dedos las noventa y nueve cuentas de su rosario. De todas formas, los nombres de Alá no son Alá, sino un simple símbolo de la realidad divina, adaptada a los límites de la razón humana.

Así también, aceptándose la incómoda metáfora, el fútbol tiene 100 formas de ser analizado. Cada cual tendrá su mirada, cada quien habrá visto en el triunfo sobre Croacia sus propias convicciones. Dirán que Mario Salas cambió, aunque él entienda que triunfó en su ley. Si fue el fruto de su propio destino o la consecuencia de un clamor general será materia debatible de aquí al partido con Ghana. Por lo pronto, cruzando el Mármara de vuelta a Estambul, vía ferry, el entrenador parece más feliz que nunca. Aunque existan 100 maneras de ver una misma victoria. Su victoria.