06 jul 2013

Nada es para siempre

Volvieron las protestas a Taksim. Hubo bombas lacrimógenas, golpes y gritos destemplados en la plaza, pero sobre todo en la bella y concurrida peatonal que baja desde allí hasta Galata. Es tarde, más de medianoche, y por la televisión muestran a un hombre con una cimitarra o algo que se le asemeja lanzando golpes a diestra y siniestra.

Por la ventana aún se escuchan las sirenas policiales. Y a nadie parece importarle un carajo que los uruguayos eliminaran a España, el inmenso favorito de esta Copa del Mundo. Pudo ser al final del tiempo reglamentario pero el portero lo evitó. Y pudo ser dos a cero, perfectamente. Los charrúas festejan en Bursa y es para no creerlo. Están hechos de una madera que no se extingue con el paso de los años y de las leyendas.

Plagado de estrellas por venir, los españoles se van prematuramente poco después que la adulta fue vapuleada por Brasil enla Copa Confederaciones.Hablar de final de ciclo es prematuro para un equipo que juega bien, que es práctico y que con seguridad llegará con pergaminos ala Copadel próximo año, pero que se quedó pegado en demasía en un toque que, sin sorpresa ni velocidad, termina por ser ineficiente ante la inspiración del adversario. A Uruguay lo conocemos bien, no brilla pero golpea en el momento justo, y deberá enfrentar en semis al ganador de Corea con Irak. Si repiten, deberían ser finalistas.

Por el otro lado los franceses ni se despeinaron para arrollar a Uzbekistán, un equipo que siempre me pareció –desde que lo vi en vivo ante los mismos uruguayos- muy limitado en todos los sentidos. Los galos toman el bastón y tienen méritos de sobra para apostar al título. Sería el próximo rival si Chile deja en el camino a Ghana, por lo que el análisis mejor lo dejamos para después del partido.

Es tarde en Estambul. Se viene el día clave. Las sirenas siguen sonando, hay fuegos artificiales no sé por qué y la sangre charrúa no es tema en ni en la tele, donde los manifestantes, Egipto y un avión que se cayó en San Francisco acaparan todo.

Nada parecer ser para siempre. Excepto los milagros uruguayos.