23 jun 2013

“Cimbi” Cuevas no sabe inglés

La discusión ha sido larga en Antalya. Hay algunos que estamos muy contentos con el triunfo. Hay otros que -incluido el técnico Mario Salas- que se declaran sólo satisfechos, porque los errores, aseguran, fueron muchos.

A ver. En la lista de lo que necesariamente se debe mejorar hay varios ítems. A saber:

- Hubo jugadores que no se adaptaron al esquema. Angelo Henríquez por la derecha se vio bajo, Nicolás Maturana no lució por el perfil izquierdo y Cristián Cuevas provocó espanto en los primeros minutos como lateral, tratando de contener a Kahraba.

- La pareja de centrales no se complementó adecuadamente, sobre todo cuando Lichnovsky tomaba a Koka lejos del área. Cada pelota perdida en el medio fue un calvario.

- Bryan Rabello mostró poco protagonismo, no estuvo certero habilitando a Castillo y tampoco lució en las pelotas detenidas. No hubo, en suma, liderazgo dentro de la cancha, y elegir una figura en la victoria resulta complicado.

- No cumplió con una de las principales tareas: no recibir tarjetas torpes. Lo de Cuevas fue impresentable y la amarilla de Rabello fue una bobería. Lo del rancagüino es peor. Lo compró el Chelsea, el próximo partido era contra Inglaterra, el cuadro de Moruinho está pensando en mandarlo a préstamo y Salas lo amenazó con no jugar más en el Mundial. Es difícil hoy pedir una nueva oportunidad, pero ojalá la tenga.

En la lista de lo positivo, argumentamos, se suman varios factores:

- En el segundo tiempo Chile fue inmensamente superior en el control de la pelota, neutralizó los contragolpes, posicionó mejor a Martínez y dominó sin contrapeso. Generó en el total diez tiros de esquina a favor contra uno en contra.

- Fue un equipo contundente, que aprovechó las oportunidades y se aplicó con fiereza táctica a la labor encomendada, incluso cuando quedó en desventaja.

- Tuvo adecuado recambio en Cristián Bravo y Oscar Hernández, quienes le dieron profundidad y variedad al ataque. Uno marcó un golazo y el otro estuvo a punto.

- Jamás quedó la sensación de ser un equipo superado, ni por el rival ni por las circunstancias. Si la idea era administrar el baló, pues las estadísticas así lo ratifican: 56 por ciento de posesión.

- Y, por último, sumó tres puntos en el debut, lo que la posicionan muy bien para calificar a segunda ronda. Se sacó los nervios del debut con una victoria y de aquí en más, por convicción y plantel, sólo debería mejorar.

La autocrítica del entrenador es necesaria y se agradece. Y es obvio que hay que mejorar.

Pero es un triunfo que no amerita dudas. Ni menoscabo. Se ganó bien, al rival más complicado del grupo. Sin euforias, es hora de hacer cuentas alegres.