A140 kilómetrosde Antalya está Myra, ciudad que alberga ruinas impresionantes de la cultura Lycia. Nada nuevo por estos parajes, por donde pasaron Alejandro, los griegos, los romanos, los árabes y los otomanos, para hacerla breve.
Pero lo que verdaderamente oculta Myrna es a San Nicolás, el inspirador del occidentalizado Papá Noel. En la impresionante basílica que data del siglo VIII (aunque reconstruida en dos oportunidades debido a los terremotos), el peregrinaje de rusos y griegos es amplio y respetuoso, para una figura que veneran.
San Nicolás es el santo de los niños, de los mercaderes y también de los ladrones. Inspiró la leyenda de los regalos en Navidad debido a su fama de hombre dadivoso y aficionado a enviar regalos modestos y de sorpresa. Se le festeja cada 6 de diciembre, con respeto, hasta que aparecióla Coca Colae inventó al viejo pascuero, inspirándose en su leyenda.
Hay, como suele ocurrir, controversia sobre sus restos. Un grupo de navegantes provenientes de Antioquia robaron sus huesos en el 1087 para llevarlos a Bari, donde construyeron una nueva iglesia. En el 1100, mercaderes venecianos que retornaban de una cruzada volvieron a profanar la iglesia de Myra para llevarse a otro santo, que aseguraban era el verdadero San Nicolás.
Nada de eso parece importarles a quienes oran frente al sepulcro de piedra en la actualidad. Y menos a la ciudad de Demre, que vive del comercio de sus estampitas y figuras profanas –incluidas, por supuesto, las del Viejo Pascuero- que se venden en el museo y en las tiendas de las afueras. Sin ningún asco, los restos de la basílica, donde se conservan valiosos frescos, se promocionan como “Noel Baba Muzesi”, o sea, Museo de Papa Noel.
No quisiera trivializar la historia recién narrada diciendo que pedí un regalo para el partido contra Egipto o alguna barbaridad por el estilo, pero aún no sé si contarle a mis hijos menores que estuve frente a la tumba de su héroe. Por lo pronto, en el debut de la selección chilena en este Mundial sub 20, habrá que decir que la fe será importante, pero más aún el talento de una generación que parece bien dispuesta al éxito. El primer rival, en mi criterio, es el más complicado. El torneo de los faraones está suspendido hace rato tras la masacre de Port Said, donde murieron 74 personas en medio de los disturbios tras la caída de Mubarak, provocados por el enfrentamiento de dos barras bravas.
Desde entonces, los jugadores se abocan a la selección en exclusiva y están a punto de clasificar a Brasil 2014 y los sub 20 se clasificaron campeones de Africa. No es fácil, pero tampoco imposible para un grupo que tiene individualidades de sobra y un técnico que sabe lo que hace. Si morigeran el genio, una victoria puede ser un lindo regalo.
Y por último, hay a quien encomendarse.