El dato más impresionante de Toronto es que de sus casi tres millones de habitantes, casi la mitad no nació en Canadá. Y es que desde sus orígenes esta ciudad ubicada junto al lago Ontario sirvió de albergue a los refugiados de otros países que buscaron resguardo, trabajo y seguridad; desde los ingleses que escapaban de las fuerzas estadounidenses hasta los chinos que llegaron tras la Segunda Guerra Mundial.
Su símbolo es la torre CN, y es que de los viejos rasgos de la urbe es poco lo que queda. Se los llevaron los asaltos y saqueos de las guerras, el incendio de 1904 y el saqueo. Por eso se ve una ciudad moderna, culta y preparada para el inclemente frío que, al menos en la llegada de la selección, no se hizo sentir. Los nativos andaban en mangas de camisa, pese a que la temperatura en la tarde no pasaba de los diez grados.
Acá está la selección, respirando con tranquilidad después del triunfo en Wembley y esperando para el examen ante un candidato al título, por fútbol, tradición y localía. Los brasileños nos han vapuleado con sus selecciones mayores y desde hace rato que no se respira ese clima de confianza tan extraño que nos invadía cuando los enfrentábamos, pensando que era más fácil hacerles partido que a los argentinos o uruguayos, por ejemplo.
Se recupera Valdivia, lo que hace suponer, si es que supera las exigencias de hoy, que podría ir arriba, pero la duda es Charles Aránguiz, resentido tras el duelo del viernes. Descartado Isla, puede ser la opción soñada para el Chapita Fuenzalida, que debe haber vivido la semana más feliz de su vida: ganó el clásico, jugó en Wembley para meter un pase gol y podría ser titular en una selección que se revalora.
En día de elecciones, los chilenos en Toronto también quieren participar, aunque el sistema no los deja. Canadá, que albergó a tantos compatriotas en distintos períodos de nuestra historia, es una amalgama de culturas que lucha por ganar a la inmensidad del territorio y a la hostilidad del clima. Hoy, cuando el fútbol es otra vez el motor de nuestro orgullo, la selección reunirá a los que miran desde lejos un proceso inédito, con muchos candidatos y un destino ya muy claro.
Aunque, como en la Copa, eso se mira y no se toca, hasta ahora.