Durante los días previos al inicio del Dakar y hasta la jornada de arranque, se comentó muchas veces que esta versión sería la más complicada desde que la máxima competición del rally raid mundial se desarrolla en Sudamérica. La razón: porque se comienza de inmediato en el desierto, las dunas y la arena, siendo que en versiones anteriores los pilotos comenzaban los primeros días en senderos y caminos en medio del campo argentino.
Los terrenos donde se corrían las primeras etapas del rally, permitían además una mayor comodidad para los fanáticos de acomodarse en las rutas y esperar con un asado a los vehículos mientras transitaban por la especial. Sin embargo, la arena, las dunas y el viento les han jugado en contra tanto a pilotos como a fanáticos en las primeras etapas.
Gran parte de los pilotos tuvieron problemas en las dunas de pisco, donde la navegación y la interpretación de las hojas de ruta se vuelven clave en los terrenos del desierto. Lo sufrió Francisco López quién perdió varios minutos en ruta por no haber podido encontrar uno de los puntos de control, situación que vivieron varios pilotos de todas las categorías. Los motoristas menos experimentados generalmente siguen la huella que dejan las máquinas que abren ruta y la siguen hasta la meta, con el riesgo que eso implica de seguir un rastro que va por el camino equivocado, un escenario que también se vivió durante la segunda etapa del Dakar.
Por otro lado, los fanáticos que se apostaron en las rutas vieron algo “aguado” o más bien “arenado” su viaje por la ruta. Muchos fans optaron por hacer asados al costado del bivouac mientras veían llegar a los vehículos. Pero los vientos fuertes que se hicieron sentir durante la tarde, le dieron un condimento desagradable y arenoso a las comidas de los espectadores.
Los interiores de las carpas de todos los habitantes del bivouac en pisco vivieron el mismo rigor. Gran porcentaje de las personas optan por ventilar sus tiendas y dejarlas abiertas por el calor que azota el área. Lamentablemente, eso deja vía libre a que toda la arena y el polvo que vuelan con el viento, sean una visita desagradable para los hogares temporales de los moradores dakarianos, que deberán realizar un aseo previo a sus carpas si no quieren tener un sueño arenoso durante la noche.
Todo indica que, al menos durante las etapas del Perú, la situación se mantendrá.