Todo lo que había logrado Francisco López en el Rally Dakar pareció que podía desvanecerse en un instante. Si bien el curicano repitió hasta el cansancio el discurso de “ir día a día” y de “no prometer nada”, era notorio que cada vez que se subía a la moto, sus palabras no eran coherentes con su accionar y veíamos a un chaleco agresivo y que atacaba los primeros lugares.
Por eso es que el cambio de motor que realizó el oriundo de Teno en la noche previa la última jornada, lo que conlleva a una sanción de 15 minutos, a amenazaba con borrar todo lo que chaleco consiguió con tanto esfuerzo. Ya ese segundo lugar se alejaba a una distancia casi irremontable y el cuarto lugar acechaba a sólo un minuto y medio.
Chaleco no se apareció por el bivouac durante la operación a la que fue sometida su moto y se concentraba en lo que sería defender con uñas y dientes el podio. Y así fue… en una actuación soberbia en la última jornada, Francisco López consiguió amarrar el bronce. A su llegada al Parque O`Higgins, el curicano fue recibido por aplausos y vítores de los presentes e incluso se dio un tiempo de devolverse con su moto hacia los fanáticos, darse una vuelta y saludar al público más de cerca.
Quizás en esta ocasión el público no estuvo a la altura del logro que consiguió Chaleco. No más de 600 personas se acercaron a la entrada del Parque Ohiggins para esperar a chaleco, Casale y los otros pilotos chilenos que dejaron la vida en la ruta. Tanto López como los otros competidores nacionales destacaron la euforia del público pero lo concreto fue que este no dijo presente de una forma notoria. Asomaban algunas banderas de otros países: Argentina, Suiza, Sudáfrica y Gales. Estos últimos se acercaban a la prensa chilena y preguntaban “¿Dónde está la gente? ¿Las Cámaras? ¿La Euforia?”. Pero no había una explicación concreta.
Mañana será la ceremonia de premiación frente a La Moneda y los chilenos deben decir presente y homenajear a aquellos que corrieron y dejaron en alto el nombre de Chile. Chaleco, Casale, Garafulic, Gouet, los Prohens y el resto de la armada nacional se lo merecen.