La arena, el desierto, las dunas y el polvo quedaron en el pasado (por ahora). El Dakar ingresó a territorio argentino y cambió las rutas arenosas de Perú y Chile por los senderos en los campos argentinos.
El bivouac de Salta también tuvo una mejora considerable en relación a su antecesor de Calama. Las condiciones en la ciudad de la segunda región fueron particularmente inhóspitas para los habitantes del campamento. La arena y el polvo volaban hacia todas las direcciones merced a los vientos fuertes que soplaban, situación que se extendió hasta altas horas de la noche. Los cambios de temperatura provocaron también más de un dolor de cabeza en la gente que sacó sus abrigos en la mañana, los guardó en la tarde, para luego en la noche sacar el chaleco, el polerón y el gorro para protegerse del frío que azotó Calama. Eso sin contar el propio factor de la altura que dejó a más de una persona mareada y buscando una aspirina.
Salta recibió a la comunidad dakariana con un calor con tintes húmedos pero que no alcanzaba a ser agobiante. La arena y el polvo fueron cambiados por los mosquitos y las hormigas que deambulaban por el campo. Sin embargo todas estas condiciones eran voluntarias para aquél valiente con alma de aventurero que quisiera acampar en el prado, ya que los interiores del centro de convenciones de salta, sede del campamento con meta en esta ciudad, ofrecían quizás las mejores condiciones que se verán en este Dakar.
El agua caliente de las duchas (que por lo cierto estaban limpias y en muy buen estado) fue un bálsamo para cientos de personas que debieron refrescarse durante la última semana con agua helada dentro de un baño químico.
El recinto en general estaba aclimatado con aire acondicionado y ofrecía una sala de prensa bajo esas mismas condiciones aunque a ratos el sistema fallado y los continuos cambios de temperatura podrían dejar a más de una persona resfriada. Las sillas con respaldo también fueron un alivio para esas espaldas que por una semana comenzaban a encorvarse. Además se dispuso de un salón gigante alfombrado para que las personas pudieran dormir, ya sea en el mismo tapete o dentro de sus carpas instaladas bajo techo.
Todas estas facilidades estaban a disposición también de los mecánicos y pilotos de autos que arribaron a salta. Caso contrario a los pilotos de motos y quads que deben sortear la etapa maratón en la localidad de Cachi con unas condiciones completamente opuestas.
Obviamente en Tucumán todo debiera volver a la normalidad. Sin embargo las condiciones que entregó Salta, justo en la mitad del Dakar, fueron revitalizantes antes de entrar a la última semana de competencia.