El ingreso del Dakar a Chile se dio probablemente de una forma más silenciosa y solemne que el año anterior. Probablemente porque Arica no es una localidad caracterizada por el fervor tuerca que si tiene por ejemplo Copiapó, hogar por ejemplo de los Hermanos Prohens.
De todas formas un centenar de personas se acercó al bivouac de la ciudad de Arica para recibir, principalmente, a los pilotos nacionales que ingresaban al país después de 5 duros días en el desierto Peruano. Algunos participantes como el capitán del ejército Andrés Carevic, originario de la zona, era aguardado por su mujer y su hijo quienes vestían la polera oficial del “Capitán Rally”. La llegada de Cyril Despres despertó sólo unos tibios aplausos de la parcialidad chilena, que sin duda aguardaba la llegada del principal crédito nacional: Francisco López.
Chaleco llegó pasadas las 4.30 de la tarde al bivouac de Arica bajó los aplausos de los presentes. De inmediato la prensa, local y de Santiago se abalanzó hacia su persona al instante mientras algunos fanáticos que ingresaron al campamento (de dudosa forma también) le tomaban fotos al curicano y buscaban un saludo o un autógrafo del piloto de Tamarugal. Una vez terminado el primer round con los medios Chaleco se dispuso a realizar un segundo punto de prensa pero era tanta la efervescencia (y el desorden) de los fanáticos por una foto o un saludo que la prensa en el lugar y el propio piloto optaron por dejar la entrevista para más tarde.
Pero la mente de Chaleco estaba en otra parte, no en los fanáticos, no en la prensa, no en dar autógrafos, el Dakar y la etapa de Calama eran las únicas cosas que pasaban por su cabeza. Apenas dejó su moto con la asistencia de su equipo, López “escapó” del asedio de los fans chilenos y fue a almorzar. En la ocasión le explicó a la prensa que lo esperó en el comedor que su mente estaba 100% puesta en la carrera y que a pesar de agradecer el cariño del público, esto lo puede desenfocar de sus objetivos.
Esto se vería reflejado minutos más tarde mientras chaleco intentaba cambiarse de polera en la sector de la asistencia del equipo Tamarugal mientras un par de jóvenes que iban de visita por el bivouac intentaban captar el momento con una foto. Sin embargo Chaleco respondió con un “Me pueden dejar tranquilo un rato por favor” con una tonalidad bastante amable, cordial y cortés de lo que puede aparentar esa oración en un principio.
Incluso el curicano tuvo un leve reproche de Jaime Prohens por ese desaire a un fanático, pero López se mantuvo imperturbable. Dakar, Dakar y más Dakar, es lo única que respira Chaleco en estos momentos.