26 abr 2015

Decir amigo, es decir Joan Manuel Serrat

La música siempre ha sido para mí una fuente inagotable de compañía y de emoción.Buenos y malos momentos, alegres o tristes instantes fueron edulcorados en compañía de la creación musical de personas a las que nunca podré encontrar una manera suficiente de agradecerles su arte. Sin embargo estoy aquí intentando agradecer a una de esas personas: el cantautor catalán Joan Manuel Serrat.

Mi padre solía decirme que Serrat no tenía una gran voz. Y eventualmente puedo estar de acuerdo en ello aunque seguramente esto es lo de menos pues lo que tenía – y aún tiene – que decir Serrat era y es con mucho algo extraordinariamente superior a sus dotes interpretativas. Su mensaje de vida, el enfoque de sus sueños y los de otros, la poesía de muchos, la solidaridad, el lenguaje, la ironía, el compromiso y la opinión eran las de alguien que siempre me dejó más de algo para meditar.

Recurro obviamente a las letras de sus canciones para ejemplificar adecuadamente el punto anterior.En “Sinceramente tuyo” (parte del álbum “Cada Loco Con Su Tema”) nos mostraba con un cierto énfasis lírico que en las relaciones de pareja no había que fingir ser alguien que no éramos (“ir por tu vida de visita vestido para la ocasión”).

En “Juan y José” (del álbum “Utopía”) nos relataba sobre la verdadera amistad a través de la historia de dos grandes amigos separados por las circunstancias de la vida y su reencuentro (“Qué cosas Juan, tanto rodar y estamos otra vez en donde lo dejamos”.

En “Sería Fantástico” (del disco en vivo “En Directo”) nos habla con bastante desazón sobre las injusticias de la vida cotidiana y de cómo sería posible repararlas (“sería fantástico que ganase el mejor y que la fuerza no fuese la razón”).

En “Arena y Limo” (del álbum “Para Vivir”) Serrat realiza una plegaria a la muerte de la naturaleza aplastada por el progreso (“En su vientre han sembrado hierros y cosechan piedras”).

En “Mi niñez” (del disco homónimo) nos relataba con ensoñación una parte de su infancia muy común con la mayor parte de nuestra propia niñez (“tenía diez años y un gato.Peludo, funámbulo y necio. Que me esperaba en los alambres del patio, a la vuelta del colegio”).

En “El carrusel del furo” (del extendido “Para piel de manzana”) nos invita precisamente a volver a ser niños otra vez (“siga la senda de los niños y el perfume a churro. Que en una nube de algodón dulce le espera el furo”). En “Barquito de papel” (del muy exitoso Long Play “Mediterráneo”) hay un abrazo reconocible una vez más hacia el mundo infantil (“cuando el canal era un río, cuando el estanque era el mar y navegar, era jugar con el viento, era una sonrisa a tiempo”)

Ninguna canción dejada al azar. Ningún texto que no nos contara algo de nosotros mismos. Ninguna palabra que no nos invitara a construir nuestras propias palabras.

Hay ciertamente canciones más duras y de una vigencia lamentablemente imperecedera.En “Utopía” (álbum homónimo de 1992) la canción que da origen al nombre del disco es una elaboración de ideas a partir de la caída del Muro de Berlín y del cómo los sueños de un mundo mejor se han ido perdiendo por culpa de aquéllos que, refiriéndose a la misma Utopía, “al no poder seguir su paso la traicionaron” y que hoy son “funcionarios del negociado de sueños dentro de un orden” y “partidarios de capar al cochino para que engorde”.

En “Pare” (padre en catalán) señala “usted nos dice padre que si hay pinos hay piñones, que si hay flores hay abejas, y cera, y miel. Pero el campo ya no es ese campo. Alguien anda pintando el cielo de rojo y anunciando lluvia de sangre”.

En “Niño silvestre” manifiesta su preocupación por los niños del mundo particularmente inspirado en los tristemente célebres “escuadrones de la muerte” de Brasil cuando nos relata sobre aquel “niño silvestre, lustrabotas y ratero” quien “se vende a piezas o entero como onza de chocolate” y que“ronda la calle mientras el día la ronde, que por la noche se esconde para que no le maten”.

En “Algo personal” nos advierte con claridad sobre los “hombres de paja que usan la colonia y el honor para ocultar oscuras intenciones. Tienen doble vida son sicarios del mal. Entre esos tipos y yo hay algo personal”. Esta última adecuadamente puesta al día en su concierto del miércoles pasado en Santiago con alusiones a quienes tienen por único dios el dinero.

Nunca queda de lado la sátira “que me llevo bien con las autoridades, jamás les llamo por nombres soeces, yo les consiento sus barbaridades y ellos se ocupan de mis intereses” (en “Yo me manejo bien con todo el mundo”) o también en las letras de “Disculpe el señor” cuando señala “¿Quiere usted que llame a un guardia y que revise si tienen en regla sus papeles de pobre? ¿O mejor les digo como el señor dice Bien Me Quieres. Bien Te Quiero. No Me Toques el dinero”.

Ni hablar del camino al conocimiento que sus interpretaciones para poemas de Antonio Machado, Miguel Hernández, Rafael Alberti y Mario Benedetti nos legaron. ¿Cuántos de ustedes amigos y amigas siguieron buscando saber de estos poetas sólo porque les oyeron en boca de Serrat?“He andado muchos caminos”, “Elegía”, “Se equivocó la paloma” y “El sur también existe” son, sólo por nombrar unos pocos, sello inolvidable del inicio del aprendizaje de esos y otros grandes señores de la poesía que nos obsequiara la música de nuestro homenajeado.

Lo anterior es, por supuesto, sólo un esbozo de lo que me dejó la lírica de las canciones del cantautor nacido en Barcelona un 27 de diciembre de 1943 y que por estos días ha celebrado 50 años de carrera artística con nosotros. Usted seguramente tendrá sus propias canciones que le resulten importantes en la carrera de Joan Manuel Serrat.Imposible (tal vez debiéramos decir afortunadamente imposible) resumir ese medio siglo en una pincelada de pocas líneas.

Pero el cavilar de Serrat siempre ha ido mucho más allá de sus canciones. En los años ochenta escuché en una entrevista realizada en Radio Cooperativa mientras el catalán estaba en Argentina acerca de su concepto de las vocaciones en la vida. De “cómo saber lo que hay que hacer para ser feliz dado que tú pareces serlo plenamente” se le preguntaba. Su respuesta no podía ser más esclarecedora: “mire usted” (desafiaba un tanto molesto Serrat) “yo no creo en eso de las vocaciones. En realidad yo nunca he sabido lo que tengo que hacer en la vida ni creo que nadie realmente lo sepa. Pero creo que lo que sí he sabido es lo que NO tengo que hacer”.

Para Serrat siempre era necesario ser enfático y “llamar a las cosas por su nombre” (tal como lo dijera en “Sería fantástico”). Y también tal como cuando a principios de los años setenta entrevistado por un canal de televisión en su visita a Chile se le consultó “por esa hermosa canción de amor llamada “Poco antes de que den las diez”. Su molestia fue total al responder con firmeza “usted no ha entendido nada. No hay tal canción de amor sino una ironía sobre la apariencia moralista de los españoles que creen que con llegar a las diez todo está bien”.

Tampoco dejaba de lado los juegos de palabras. Prohibido su ingreso a Chile durante la Dictadura Militar se le preguntó cuándo creía que podría regresar a Chile sabiendo que era el mismo Pinochet quien había solicitado su prohibición de ingreso señalando ante esto que “a mí me gustaría volver lo antes posible pero asimismo quisiera mucho que mi retorno coincidiese con la despedida del General”.

En este mismo contexto y llegado el momento del retorno a la democracia fue recibido en La Moneda por el Presidente Patricio Aylwin quien le señaló como primer saludo “por fin está usted aquí” a lo que Serrat respondió con toda tranquilidad y no menos alegría “estoy aquí porque por fin está usted aquí”.

Inevitable me es tomarme una licencia al escribir esta nota. Serrat sin saberlo ha construido alguna buena parte de lo que me ha permitido plantearme como persona ante la vida. Su forma de enfrentar el mundo, las adversidades, los despojos y la arbitrariedad son algo que intento poner en práctica (reconozco que no siempre con demasiada suerte).

Y de la misma manera que sin duda él lo hizo frente a tantas injusticias me permito con enorme aprecio cuestionar su aproximación, hasta ahora sólo levemente demostrada acompañando a algunos amigos y en algunos breves trazos de su historia, al mundo de la tauromaquia.

Espero que un buen día nuestro querido Joan Manuel nos diga con tanto énfasis como lo ha hecho con otros temas que este asunto para él merece cuestionamientos y que se hace necesario el fin del maltrato a seres inocentes. Solo a un amigo yo sería capaz de decirle esto sin ambages porque esto es lo que creo que él es para muchos de nosotros. Dicho con enorme cariño pero con la misma energía que nos enseñaste a tener apreciadísimo Joan Manuel.

Intento evitar los lugares comunes al cerrar estas líneas. Sólo agradecer una vez más las palabras que se hacen canción y que se quedan con nosotros. Del conocimiento que abre una frase y del convencimiento que se logra con una idea abrazada en forma de música.

De la nostalgia y la alegría armadas aún frente al abuso del poder. De las múltiples formas que puede tomar el concepto del amor cuando se esboza con adecuada textura. Todo ello y muchísimo más es lo que en lo personal debo agradecerle a Joan Manuel Serrat. Gracias por venir a vernos una vez más. Larga vida y mucha salud a ti y a tu oficio.

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26 abr 2015

Ante la crisis de confianza

Atravesamos por una nueva situación en el país, que exige nuevas tareas para enfrentar y derrotar la desigualdad. El desafío principal es responder al descrédito del sistema político, que la Presidenta Bachelet denominó esta semana como “crisis de confianza”, tarea que comienza evitando una conducta de “defensa corporativa” de quienes resulten  afectados; tal actitud no haría más que agravar esa desconfianza ciudadana que cruza al sistema político en su conjunto.

Estamos “en deuda” agregó la Presidenta, por eso, he insistido en la idea de no crear focos artificiales de conflictos, desde los partidos y sus diferentes expresiones, eso no hace más que agravar el descrédito de la política y en suma, no resuelve nada.

Desde mi punto de vista, las palabras de la Presidenta Bachelet en la ceremonia en que recibió el informe de la Comisión Engel, en el sentido que: “la transparencia debe imperar en el servicio público”, da cuenta que estamos ante un nuevo desafío lo que hace absurdas y anacrónicas las “etiquetas” que se ha intentado instalar, para acomodar el debate a una visión interesada, este es el errado propósito de pretender que unos apoyan las reformas y otros no. Tal idea es falsa.

Ese criterio no da cuenta de la realidad que exige abrir una nueva mentalidad, que abandone la “cosa chica”, lo pequeño, aquello que afirma a los incondicionales pero que no sirve al país. Hay que avanzar decididamente en la recuperación de la confianza ciudadana, con una voluntad consistente, madura y sostenida que condene el enriquecimiento indebido y las malas prácticas, recuperando la ética política.

La agenda por la transparencia y la probidad es complementaria de las reformas estructurales, incluso más, su presencia colabora en un aspecto esencial: contribuye a la reparación de la confianza ciudadana. De modo que no se deben contraponer unas con otras, sino que coadyuvan entre sí. El gran objetivo es una democracia con más transparencias y más probidad; lo que algunos quisieron tapar el sol con un dedo cayó por su propio peso. Hoy, lo que menos debiese hacerse es crear conflictos y disputas antojadizas o artificiales, con debates estériles.

En la formulación del camino estratégico, los Partidos de la Nueva Mayoría deben respaldar leal y activamente a la Presidenta y el gobierno, asumiendo la responsabilidad que les corresponde, entregando su opinión y recogiendo el sentir de los actores sociales y de los protagonistas más interesados de la sociedad civil.

Los partidos son esenciales en la creación de propuestas programáticas y deliberando acerca de las medidas a proponer y del como dar solución a la encrucijada que ahora se enfrenta. Las fuerzas organizadas son irremplazables en la lucha contra los focos de corrupción y las malas prácticas, para enfrentar el clientelismo que manipula las confianzas, generando un burdo e insano apoliticismo.

La Nueva Mayoría debe tomarse en serio la advertencia de la Presidenta, “lo que está en juego es la democracia“, de manera de unirse más y no caer en pugnas inconducentes. En un régimen fuertemente presidencial como el nuestro la agenda se organiza y conduce desde la Presidencia de la República. Ello nos convoca al reforzamiento del liderazgo presidencial.

Ahora bien, es natural que el gobierno espere el respaldo de los Partidos que lo sustenta a las reformas que impulsa y a su labor como conductor del Estado, a su vez, las fuerzas políticas no pueden sino que solicitar respeto y debida consideración a sus criterios, ideas y a su rol institucional. Cada cual en su tarea, manteniendo un respeto recíproco.

En este esfuerzo conjunto, abierto a la sociedad, orientado por el interés nacional, nos proponemos entregar un aporte de acuerdo al propio rol del PS en el país a su condición de Partido popular y de izquierda, con tal apoyo el gobierno podrá avanzar en la concreción de sus reformas emblemáticas, al rehacerse las mayorías necesarias para hacer factible su materialización.

En esta etapa, la mejor contribución del PS es el fortalecimiento de su propia institucionalidad, así como, bregar por la unidad de acción y el entendimiento del bloque de gobierno, para apoyar las reformas y colaborar activamente en la derrota de los focos de corrupción, la lealtad con la Presidenta se mide en la firmeza necesaria para acompañarla en ese esfuerzo.

Se trata de tomar debida nota que la transparencia y la probidad ocupan una nueva dimensión en el interés ciudadano y en la preocupación nacional. Es absurdo pensar que ese propósito es opuesto a las reformas del Programa presidencial.

Además, en forma unitaria, debiésemos avanzar en la creación de condiciones que instalen la idea de una reforma constitucional que permita la elección del próximo Congreso Nacional con facultades constituyentes.

Ahora se cuenta con un sistema proporcional que abre paso a esta idea, de modo que sea el nuevo Parlamento, la institución que elabore una proposición constitucional, en un debate abierto y participativo, que luego sea llevada a un Plebiscito para obtener una Constitución, “nacida” en democracia.

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25 abr 2015

¿Qué hacemos en Haití?

Las fuerzas armadas chilenas, por decisión del Ejecutivo y el Congreso, cumplieron el año pasado diez años de estar en Haití.

Hace una década Haití estaba incendiándose por su costado nordeste (ese mismo donde hace unos días murió un soldado chileno), el país estaba hundiéndose en una anarquía aun mayor que la habitual, el líder nacional dejaba el gobierno (entregaba una renuncia a un alto funcionario de la embajada de los EEUU y se asilaba primero en la Caricom y después en Sudáfrica) y la región (República Dominicana, Puerto Rico, EEUU) temía que el incendio alcanzara los contornos e impidiera las tareas de paso de una serie de bienes muy preciados por los EEUU y Santo Domingo.

Yo había dejado mi trabajo en Haití el año 2003, y para mí, meses después, no fue gran sorpresa lo ocurrido. Aristide, que parecía estar en su salsa con el anarquismo y sus buenas intenciones de ex orador salesiano y actual líder de masas, pagaba ahora su viaje de Estado hacia ninguna parte.

EEUU estaba, como siempre, por militarizar su permanente política de intervención en el siglo XX e invadir.

Ahí, el Presidente de Chile, que había ganado muchos puntos en el mundo por su oposición a la intervención de Bush en Irak, decidió algo mayor: mandar tropas chilenas a apagar el fuego, pacificar en la medida de lo posible, y mostrar al mundo que Latinoamérica estaba en condiciones de hacer en El Caribe lo que, históricamente, EEUU decía le correspondía.

La chilena fue una acción de un soft power de este subcontinente, una aventura bien intencionada de una pre-potencia latinoamericana.

De la misma manera actuaron diversos países, gobiernos y fuerzas armadas amigas: Brasil (que por su peso específico de pre-potencia real pasó a comandar las fuerzas), Argentina, Uruguay, Perú, Bolivia y Ecuador, la mayoría de ellos con gobiernos de izquierda.

En estos diez años se han ido sumando países asiáticos, Canadá y un pequeño contingente de los EEUU. Formalmente se trata de una Misión de la ONU. El Congreso chileno, sin escuchar a los haitianos, ha decidido mantener tropas allí. El Congreso haitiano se ha mostrado crítico. El Presidente haitiano está conforme: las tropas extranjeras ayudan a mantenerlo en el gobierno.

Hoy en Haití hay un Presidente de la República, surgido como otros por una elección viciada, que sin embargo tuvo el visto bueno de la OEA, de la ONU y por cierto de los EEUU y con el que nadie ha cortado relaciones: el Sr.Martelly, cantante de “kompá” (a quien sus fans llaman Sweet Micky), especialista en mostrar sus partes pudentas en antiguos carnavales (hacía caras pálidas), a quien también se le llama El Pelao (Tet Kale).

Hay un Congreso, en el caso de Haití Parlamento, que se ha renovado de mala manera pero que existe. Hay gobiernos municipales electos. Hay (es un gran avance) Registro Civil y Registro Electoral y tienen derecho a voto todos los mayores de edad. Funcionan todos los partidos políticos aunque ha estado con trabas Lavalas (La Avalancha) el movimiento que encabeza Aristide, ya vuelto de su exilio y con residencia y actividades “educacionales” en la capital haitiana.

Es un gran avance. En el Chile independiente de España no hubo Registro Civil hasta fines del siglo XIX y no existió una ciudadanía plena (que integrara a todos los mayores de edad) hasta 150 años después de su independencia (un siglo y medio después de O’Higgins). Tampoco acá volvió del exilio don Bernardo. Y a nadie se le ocurriría que, bajo el gobierno de Piñera o Bachelet pudieran haber vivido en Chile Allende y Pinochet. Allá lo hicieron Aristide y Baby Doc, hasta hace poco, cuando el segundo falleció.

En estos diez años la economía haitiana  se mantiene más o menos igual, con crecimiento bajo y una tremenda desigualdad e índices parecidos a los de los países subsaharianos, Afganistán y Nepal.

He escuchado que las fuerzas armadas extranjeras se mantienen en Haití (aunque están disminuyendo sus contingentes), las chilenas entre ellas, por solidaridad con un país que se mantiene en la pobreza y en una sociedad con un Estado en formación.

Falacia. Haití no es una excepción en el mundo. Hay muchos países en la Tierra cuyos índices de expectativa de vida, mortalidad infantil y materna, epidemias, hambre y sida son peores que los de Haití. Muchos. Y países donde la presencia extranjera ha sido permanente.

Mil millones de seres humanos (Haití tiene diez de esos mil) viven con menos de un dólar diario, sin caminos modernos, sin electricidad y sin agua potable.

Las razones de la desigualdad de la especie son mucho más profundas.

En América, sólo en las costas (y el interior) del gran Amazonas hay una población del tamaño de la de Haití que vive en condiciones de pobreza, marginalidad, sanidad, droga y prostitución peores que las de Haití. Parecida situación se vive en callampas, tomas, pueblos jóvenes y favelas de toda América del Sur y parte de El Caribe. También en los bajos fondos de los EEUU, particularmente Nueva York.

Actualmente EEUU controla de arriba a abajo la sociedad haitiana y el naciente Estado Haitiano, como pocas veces en la historia.

El Jefe de Estado, el Pelao Martelly, Sweet Micky, que tiene su mansión privada en Palm Beach, es el más pronorteamericano de sus gobernantes desde 1989.

El “representante del mundo”, que maneja la ayuda externa y encabeza la Misión encargada de las inversiones en la isla, es el ex Presidente Bill Clinton, el mismo que en 1994, en acuerdo con Aristide, disolvió las fuerzas armadas haitianas, adictas a los Duvalier.

Y EEUU ha probado que, cuando lo decide, y sin preguntarle a nadie, puede invadir Haití si éste vuelve a incendiarse. Después del terremoto, y estando en Haití la Misión de la ONU que integra Chile, EEUU invadió Haití y se tomó las ruinas del blanco Palacio Nacional y el aeropuerto. Se retiró cuando quiso. La OEA no dijo nada. La ONU tampoco.

¿Qué hacemos hoy los chilenos y  latinoamericanos en Haití?

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25 abr 2015

La democracia cristiana y la agenda laboral

A fines del 2014 el Consejo Nacional del PDC declaró que las reformas anunciadas por el gobierno deben estar insertas en una política laboral centrada en el valor del trabajo humano y la dignidad del trabajador, que equipare la capacidad de negociación de los trabajadores organizados con el poder del empresariado.

Abogó no sólo por modificaciones sustantivas en la regulación de las relaciones laborales en el sector privado, sino que también en el ámbito público, promoviendo un nuevo régimen laboral en el sector público que dignifique a sus funcionarios de la administración central, regional y municipal.

Se encomendó a la Comisión Político Técnica Laboral analizar y formular propuestas en estas materias. Para ello la Comisión se basó en los acuerdos del V Congreso Ideológico y Programático, que entre otros, proponen construir un país para todos, impulsando una estrategia de desarrollo integral y sustentable que logre la equidad social y el crecimiento de cada uno de los chilenos y chilenas.

Uno de los ejes de ese desafío es el acceso al empleo, la promoción y garantía del trabajo decente.Una adecuada política laboral, que “subordine el modelo económico a la satisfacción de las necesidades de las grandes mayorías y colabore a la generación de los equilibrios entre capital y trabajo” y que “contemple dentro de ella, mecanismos de negociación colectiva expeditos y diálogo laboral abierto y colaborativo”.

Cuando la Comisión Política Técnica Laboral, entregó su informe y propuestas al Consejo Nacional del Partido, se desconocía el texto final del proyecto de reforma laboral que luego el gobierno presentó a la Cámara de Diputados.

La Comisión estuvo presidida por la senadora Carolina Goic e integrada por dirigentes sindicales, parlamentarios, juristas, profesionales y especialistas en relaciones laborales.

Lo primero fue reconocer el interés real de parte del gobierno en mejorar la situación en Chile de los sindicatos, la negociación colectiva y el derecho a huelga.Sin embargo, se recordó que los principios y la estructura normativa de estas materias fueron definidas por el Plan Laboral de la Dictadura, y, consecuentemente, todas las modificaciones son rectificaciones o mejoras a una regulación que fue rechazada por la Comisión Política Técnica de la DC, tanto por su origen como por su contenido. Razón por la cual propuso que en un futuro se pueda abordar una reforma integral al derecho laboral, nueva y distinta que elimine todos los vestigios del plan laboral y se elabore un nuevo Código del Trabajo que recoja las inquietudes de todos los actores, pero que principalmente proteja adecuadamente los derechos individuales y colectivos de los y las trabajadoras.

Uno de los integrantes de la Comisión y vicepresidente de la CUT, Nolberto Díaz, desde que se conoció el proyecto final de reforma ha manifestado públicamente su disconformidad, señalando, entre otros, que tal como está formulado hoy el proyecto, no refunda ni supera el Plan Laboral sino que lo mantiene y en otros casos profundiza su injusticia.No por casualidad el proyecto ha recibido mas de 800 indicaciones que deberá revisar la Comisión del Trabajo de la Cámara de Diputados.

Existe consenso en la DC en que dadas las bajas tasas de sindicalización en Chile, una de las más reducidas de los países que forman parte de la OECD, el complejo sistema de negociación colectiva, con una gran cantidad de plazos, el bajo poder de negociación de los sindicatos en una huelga por la posibilidad de reemplazo de trabajadores desde el primer día y el reintegro individual de los mismos contrariando la decisión de la mayoría, la necesidad de entregar mayor flexibilidad laboral para que sean las mismas partes negociadoras y no siempre el Código del Trabajo quien fije las condiciones de los contratos, se requiere una reforma en materia de Derecho colectivo del Trabajo que otorgue un contrapeso real a ambas partes, empleadores y trabajadores, que les permita negociar en igualdad de condiciones.

Al respecto, y remitiéndose a la propuesta original del gobierno, la Comisión Política Técnica Laboral de la DC propuso, entre otras, las siguientes medidas.

Titularidad en materia sindical. Sólo las organizaciones sindicales deberían negociar colectivamente, toda vez que su organización interna y prerrogativas permiten hacerlo en un plano de igualdad, manteniendo el trabajador la libertad de afiliarse o no a ellas.Existiendo sindicato en la empresa se propone eliminar los grupos negociadores, porque esta institución se ha prestado históricamente para abusos e injerencia empresarial.

Nivel de la negociación colectiva. Si bien la reforma no toca el nivel de la negociación colectiva, limitándose solo al nivel de la empresa, existen situaciones donde se puede avanzar respecto de algunas materias en negociaciones que pueden beneficiar tanto a trabajadores como empresas que se encuentran por ejemplo bajo la administración de un mismo local, como en el caso de los centros comerciales o malls o en caso de subcontratación. Por este motivo es importante que nuestra legislación, de más de 35 años en la materia, se haga cargo de estas nuevas realidades y permita en dichos casos una negociaciónpor lo menos en materias de condiciones de trabajo y beneficios sociales.

Materias objeto de la negociación. En caso de que la representatividad sindical, ya sea por uno o varios sindicatos, supere un porcentaje significativo de los trabajadores de la empresa, las partes puedan negociar materias que hoy están reguladas de manera exclusiva en el Código del Trabajo, como por ejemplo la jornada laboral, siempre teniendo como límite infranqueable el respeto a los derechos fundamentales del trabajo.

Flexibilidad laboral. Se estima que se puede avanzar en esta materia, pero para ello es indispensable el fortalecimiento de los sindicatos, ya que es la única forma de garantizar una negociación en un plano de igualdad entre las partes, lo que no sucede en el caso del contrato individual del trabajo, donde existe una desigualdad fáctica de las partes contratantes.

Vigencia del contrato colectivo. El plazo del contrato colectivo no sea un plazo extintivo del mismo, sino que sólo establezca un período de tiempo en el cual las partes no puedan negociar colectivamente, por tanto una vez vencido éste, el sindicato es libre de iniciar una nueva negociación en cualquier momento y de no hacerlo el contrato anterior se mantiene absolutamente vigente hasta que se suscriba un nuevo contrato colectivo.

Piso de la negociación. El contrato colectivo vigente debe constituir el piso mínimo de la nueva negociación, con el objeto de evitar que los trabajadores pierdan derechos adquiridos con anterioridad.

Eliminación de la extensión de beneficios.  Eliminar esta facultad del empleador, toda vez que esta medida es una práctica que desincentiva la participación activa de los trabajadores en la negociación colectiva, al extender los beneficios a trabajadores que no han negociado y por lo tanto no han pagado los costos de dicha negociación, pagando incluso una cuota inferior a la cuota sindical.

Sujetos a quienes beneficia el instrumento colectivo. Como una de las partes es el sindicato, el convenio o contrato colectivo deberá beneficiar a todos los trabajadores que formen parte del sindicato, independiente de cuando se haya producido dicha sindicalización y aún en el caso de que ella se haya producido de manera posterior a la suscripción del instrumento colectivo.

Fortalecimiento del derecho a huelga.  La única medida de presión que tienen los trabajadores es el derecho a huelga, que a su vez tiene un costo para ellos al no percibir remuneración, por lo que es indispensable eliminar efectivamente el reemplazo de trabajadores en huelga y el reintegro individual, ya que si la decisión de irse a huelga es de carácter colectivo, la decisión de reintegrarse debe adoptarse de la misma manera.

Supresión del artículo 384. Eliminar o al menos restringir la facultad de la autoridad administrativa de determinar empresas privadas que no pueden ejercer su derecho a huelga.

Equipos de emergencia. Sólo en caso de servicios esenciales según los estándares de la OIT.

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25 abr 2015

Nuevos desafíos, nuevas tareas

La entrega del Informe de la Comisión Engel en favor de la probidad, tuvo lugar en una ceremonia cargada de significación política. En el Patio de los Cañones, con una amplia concurrencia representativa de los diversos sectores de la sociedad, la Presidenta se comprometió solemnemente ante el país a  impulsar personalmente un conjunto de reformas que, al final de su mandato, tuvieran como resultado una democracia más transparente, con estándares más exigentes de ética pública tanto para la política como para el mundo de los negocios.

Muchos han puesto el acento en su nuevo reconocimiento de no haber actuado oportunamente para poner atajo a ese tipo de prácticas. No es lo que quiero resaltar. Más importante me parece haber colocado la lucha contra la corrupción, el saneamiento de las instituciones y la  modernización del Estado en el centro de la actividad del Gobierno.

Para los que asistimos al acto quedó claro que los espesos muros de la Moneda no impidieron que una gobernante atenta y celosa en el cumplimiento del servicio público, oyera el clamor ciudadano. Recordé cuando siendo joven, escuché al General De Gaulle afirmar frente a una multitud en Argelia que clamaba por la independencia: “he escuchado y he entendido”, y cuando Ricardo Lagos ante los resultados de la primera vuelta de la elección presidencial, afirmara otro tanto ante sus partidarios desconcertados de no haber obtenido el triunfo.

Ayer en la Moneda tuve la certeza que M. Bachelet comunicó a todos los chilenos que había escuchado y había entendido la inquietud y los anhelos de la gente.

Frente al nuevo escenario, M. Bachelet no se ha dejado obnubilar por el inmovilismo y la inercia. Ella se ha puesto a la cabeza de una gran tarea. Todavía resuenan en los oídos de mi generación aquellas hermosas palabras: “…la humanidad ha dicho basta y ha echado a andar”.

Efectivamente, hoy en varios países la gente – que está mejor informada – ha dicho basta a  la corrupción, sobre todo después de las irresponsables conductas de empresarios y banqueros que contribuyeron a desatar la crisis financiera del 2008. En Brasil ha salido a las calles, en México están aprobando un conjunto de reformas legales en favor de la probidad, Hillary Clinton ha comenzado su campaña presidencial denunciando la indebida influencia del poder económico en la política, España está conmovida por los escándalos y en Portugal hay un ex Primer Ministro procesado, al igual que el ex Presidente de Francia  N. Sarkozy y el Vicepresidente de Argentina. Para no hablar de la batahola que por décadas ha sacudido al banco del Vaticano y que ha llevado al actual Papa ha introducir cambios profundos.

Como me decía el otro día la responsable del organismo que vela por la transparencia en Canadá, corrupción hay en todos los países, lo importante es saberla detectar a tiempo, denunciar a los responsables, hacer claridad sobre los hechos y sancionar los delitos que se cometen, y si es necesario hacer los cambios legales necesarios para prevenir nuevas irregularidades.

A eso nos ha convocado la Presidenta. Con decisión ha señalado una ruta, y humildemente ha pedido nuestro apoyo. El aplauso de los asistentes reveló que su solicitud fue bien recibida por todos. Ahora, hay que poner manos a la obra para que Chile supere este clima de recelo y desconfianza y podamos mirar con la frente en alto el futuro. No podemos permitir que la corrupción se vuelva sistema, ni que las instituciones sean capturadas por los poderes fácticos o el crimen organizado o que las malas prácticas se vuelvan algo habitual y tolerado.

El 2009 M. Bachelet promulgó la ley 20.285 sobre transparencia de la información pública y creó el Consejo para la Transparencia. En esa ocasión ella dijo que el Estado debía ser transparente como una pecera.

Hoy Chile ocupa un lugar de excelencia en los indicadores de la iniciativa sobre “gobierno abierto”, que permite el control y la participación de los ciudadanos.  La metáfora de la pecera debe extenderse a toda la sociedad: al sector privado y a la sociedad civil. No debe haber barreras al conocimiento ni zonas de opacidad, que favorecen los abusos de poder de cualquier naturaleza.

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24 abr 2015

La cabeza de Tito

No es entendible que haya voces de especialistas que pidan la cabeza de Héctor Tapia en Colo Colo. Es posible, pero inentendible. Desde la mirada del hincha es comprensible, después de todo tener que aguantar cinco derrotas consecutivas, ver cómo quedan fuera de la carrera al título a manos de la UC y de la Libertadores en los descuentos, es más que suficiente para un club no acostumbrado a este tipo de rachas negativas.

Sin embargo, escuchar a comentaristas, personas doctas en el mundo fútbol pedir que B&N sacrifique a Tapia me resulta increíble. Es verdad, este semestre ha sido muy oscuro para Tapia, pero su ciclo ha tenido aspectos más positivos que negativos. Un detalle interesante: hasta hoy ha dirigido a Colo Colo en 56 partidos en el torneo local. De un total de 168 puntos posibles, ha logrado 122. 38 ganados, 8 empatados y 10 derrotas, cifras que cualquier técnico se las quisiera.

Reitero esta mitad del año ha sido mala, no ha dado con el tono de su equipo, ha enfrentado y protagonizados discusiones sin sentido, el equipo ha debido soportar expulsiones infantiles, perdió la pelea por el título frente a la UC, con una goleada que mostró un equipo sin reacción, sus contrataciones –a excepción de Suazo- no han sido el aporte que se esperaba (el caso de Luis Pedro Figueroa es dramático), pero lo que es peor y más grave, es el estado físico de sus jugadores no da señales de estar frente a un equipo que pretendía pelear en los dos frentes.

Esta semana, antes del partido contra Atlético Mineiro, Colo Colo presentaba siete bajas: Justo Villar (desgarro), Juan Delgado (distensión), Jaime Valdés (desgarro), Vecchio (edema en el cuádriceps), Suazo (rotura parcial del tendón del aductor derecho), Felipe Flores (esguince de rodilla) , de las cuales seis eran dolencias musculares, la única excepción fue Felipe Flores.Justamente, este último y Vecchio entraron a la cancha contra los brasileños.

Si hace un par de semanas se criticaba a la selección por la lesión de Valdés, me gustaría escuchar al cuerpo médico y al PF Eduardo Miguez referirse de la situación del resto de los jugadores lesionados. ¿Seguirá siendo culpa de la moledora de carne de Sampaoli?

Un equipo que quiere campeonar en Chile y ser protagonista en América no puede tener un plantel débil físicamente. Hace años que el fútbol dejó de ser un deporte donde el talento es lo único que importa. ¿De quién es la culpa?

Héctor Tapia es un entrenador joven, que evidentemente puede cometer errores y es ahí cuando su cuerpo técnico y, en menor medida, el gerente técnico y la dirigencia debe servir de soporte para el joven técnico. Sin embargo, es necesario que el joven DT tome aire y analice su semestre, pero por sobre todo haga la autocrítica necesaria al respecto.

Aníbal Mosa ya lo anunció: Tito Tapia se queda, pero ahora es necesario que el DT albo se tome en serio su papel como estratega del equipo más importante de Chile y se prepare como corresponde para el próximo semestre, no se pierda en discusiones sin sentido como su pelea con la selección, elija los refuerzos para no sufrir escenas como las ya vividas y, definitivamente, prepare su plantel con la importancia de los desafíos que vendrán, pero antes de todo eso reitero: es necesaria una autocrítica de lo que ha sido su ciclo en Colo Colo.

¡Ah! El fracaso del semestre no fue de Colo Colo, sino de su archirrival: la U. Los azules, el campeón vigente, el mejor plantel del fútbol chileno, no fue capaz de mantener el nivel, quedó fuera de la lucha por el campeonato hace tiempo y cerró su peor campaña en la Libertadores siendo colista, incluso por detrás de TheStrongest.

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24 abr 2015

La invasión de los opinólogos, los vociferantes, los narcisistas

Veo con cierto espanto la propaganda de la nueva teleserie de Mega donde ocupa un lugar protagónico una niña pequeña. El papel es demasiado protagónico y ella, creo, demasiado pequeña para estar ya dentro de la farándula y el medio televisivo.Me cuesta entender (y advierto que esto es una aprensión personal) los motivos por los que los padres exponen –en todo el sentido de la palabra– a sus hijos o hijas al torbellino del espectáculo a tan corta edad.

Después de todo, esos niños realizan un trabajo en regla: tienen un sueldo, horarios y un contrato que, probablemente, conlleva una serie de actividades laboralesalas que no debieran estar expuestos menores de edad.Y ese trabajo, desde luego, supone buenas dosis deestrés, agotamiento físico, presiones implícitas y explícitas,en fin, intensas tareas ajenas al colegio y el juego, que debieran ser sus únicas obligaciones y deberes.

Les brinda, además, una excepcionalidad peligrosa, ser diferentes al resto, algo en muchas ocasiones fatal, dependiendo de los recursos emocionales del niño y el ambiente en que se encuentre.

Quizás, pienso, aquellos padres llevan a sus hijos a castings porque sintonizan con el deseo, en la actualidad extendido a cada ciudadano de la urbe y el campo, de ser famoso.

Es sabida la necesidad de atención que, sobre todo en el presente, ostentan las personas “de a pie”.Un caso a un tiempo paradigmático y lamentable, es el autodenominado Pastor Soto, un homófobo violento y delirante que hace cualquier cosa por ganar un poco de pantalla.

Otro ejemplo patético son los participantes de los realitys, especies de laboratorios humanos diseñados ex profeso para individuos sin ningún talento. A esta televisión de realidad, convergen una miríada de chicas jóvenes y atractivas que persiguen fama y fortuna a corto plazo, o bien la alucinante posibilidad de ser descubierta por algún futbolista pronto a emigrar al extranjero. O ambas, claro. También chicos desesperados por alcanzar el dudoso prestigio que brinda un programa como ese.

Una muestra más de búsqueda de fama instantánea es el de LeonardoFarkas. El millonario intenta replicar con cada entrega de dinero la infalible lógica de la Teletón: caridad a cambio de publicidad, visibilidad, estatus. No niego el aporte concreto de su solidaridad; sin embargo, resulta evidente que el magnate prefiere sacar sus billetes delante de una cámara encendida, idealmente trasmitiendo en vivo para todo Chile la opulencia inverosímil de sus donaciones.

La literatura, que es el tema que más me compete, tiene siempre como promesa oculta y latente, la posibilidad de ser famoso. Cada libro, por malo que sea, puede transformarse en bestseller por los gustos imprevisibles de los lectores. Basta un poco de suerte, piensan muchos, y la novela se vuelve multiventas, luego se traduce a otras lenguas, finalmente se transforma en película. Esto, desde luego, es estadísticamente absurdo, además de demostrar el peor de los arribismos intelectuales; empero, ese 0,01% de posibilidad parece incentivo suficiente para una buena cantidad de escritores.

Ahora bien, la exageración de estas ansias desmedidas por reconocimiento, se percibe, si bien a una escala minúscula pero no por ello despreciable, en las redes sociales. Un tuit gracioso o agudo puede terminar con miles de seguidores de esa cuenta; una frase afortunada o una acción temeraria o risible, como trending topic del día.

Es penoso ver, en este contexto, la invasión que nos asola de infinitos opinólogos, de usuarios vociferantes y agresivos, de perfiles patológicamente narcisistas.

Los primeros, a saber, los opinólogos, se sienten en la obligación de publicar un comentario sobre cada tema que aparezca en los medios de comunicación. Hablan de política, fútbol, arte, educación, tecnología; hacen evaluaciones técnicas de las reformas de Bachelet y profundas condenas morales a los implicados en Penta o SQM; opinan en tono categórico sobre el cambio climático, la mala alimentación de los chilenos y la necesidad de más ciclovías. Es decir, que no se sustraen a ninguna cuestión que alimente la prensa, hablando de todas con idéntico desparpajo y, la mayor de las veces, diciendo perogrulladas o simples estupideces.

Los vociferantes, por otro lado, son aquellos que desde su perfil en Faceebook o su cuenta de Twitter, disparan iracundos contra todo el mundo. Son categóricos y autoritarios, se creen en posesión de la verdad, despedazan a otros usuarios de las redes sociales menos atrevidos que ellos.

Leyendo sus comentarios políticos –temática favorita de este grupo de enajenados–, me he dado cuenta que en esta materia siempre debemos medir al resto con la siguiente vara: encontrar reaccionarios y amarillos a todos los que son más de derecha que nosotros, y locos, incendiarios y adolescentes a los que son más de izquierda (porque siempre hay alguien más de izquierda que nosotros en las redes sociales).

Los narcisitas, por último, son menos molestos ya que no agreden al resto con sentencias ampulosas e irrefutables, pero de igual manera llaman la atención por su propensión a hablar de sí mismos en todo momento, al autobombo, a la continua selfie en Instagram.

Le narran a sus contactos cada uno de sus logros y objetivos cumplidos, comparten gustosos cualquier anécdota que les sea halagadora, describen cada segundo de su existencia–sus comidas, la música que escuchan, el libro que leen, la caminata por el parque o la compra de ocasión– como si ponernos al corriente de sus actividades cotidianas pudiera servirnos para sobrellevar nuestras poco interesantes vidas.

No digo que las redes sociales no tengan efectos positivos, pero tampoco niego que revisarlas con asiduidad lo convence a uno de la irremediable necesidad de atención de sus contemporáneos.

Al parecer, en el nuevo milenio todos queremos nuestros 15 minutos de fama, y las tecnologías permiten cumplir a carta cabal ese sueño egótico e insustancial.

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24 abr 2015

Crisis de confianza, ¿propuestas razonables o sólo críticas?

En relación a los últimos, es decir los últimos conocidos, casos de políticos involucrados, al menos así se señala, en los tan presentes problemas de probidad, legitimidad y crisis de confianza que se han venido conociendo y profundizado con el transcurso de los días y las siempre nuevas noticias en relación a ello, quisiera aprovechar de detenerme en un aspecto que me parece algo dice de nosotros, los chilenos.

Ciertamente a raíz de lo anterior han surgido quienes han llamado a ver este asunto con algo de calma, lo que no significa restarle importancia. Pero, con preocupación, observo que lo más abunda son aquellos individuos, políticos, periodistas, cientistas  políticos y otros más, que, en sentido figurado, se han instalado imitando el modo que caracteriza a los pastores; es decir, gritándoles a través de un megáfono a los políticos y empresarios supuestamente envueltos en los acontecimientos que ligan, justamente a la política y a la economía.

Les espetan sus horribles pecados a un volumen tal que no sólo el afectado puede escuchar, también lo hace el que está a metros de distancia, seguramente en la estrategia del pastor Soto, para que tal situación llegue a otros y que a tal coro puedan sumarse,  amplificando significativamente, su histérico reclamo. Finalmente de lo que se trata es de darle cada vez más golpes, escupitajos y denunciar con más volumen al pecador.

Si continuamos con esta imagen, lo anterior debe concluir con alguna sentencia: asegurando un castigo divino sumamente severo por parte del pastor a quienes han pecado.

Se podría pensar en que hay un paso más, el de la propuesta de solución, sin embargo, el descontrol, es el que continúa primando: el infierno es lo que inexorablemente deben esperar tales pecadores.

El descontrol también se instala en la crítica y la falta de propuestas con las cuales deberían habernos colmado estos pastores de la política y sus pecados. Si miramos un programa de televisión que nos debiera ayudar a tener una versión algo más objetiva y darnos elementos con los cuales construir una visión propia, únicamente nos reitera el ego de al menos, algunos de sus integrantes.

El melenudo atribuyéndolo a “la raza chilena” y promoviendo la depresión.En la versión del conductor, seguramente con mucho café en su cuerpo y claramente hiperventilado increpando, interpelando a la Moneda, habitantes y visitantes frecuentes, lo que nos hace recordar al estudiante irreverente y ansioso de tribuna.

¿Propuestas razonables en todo este tiempo? Un par, a las que le falta desarrollo, tiempo para madurar, buscar los puntos de consenso.

Mientras esto último no ocurra, continuarán sumándose las propuestas histéricas e irracionales y, al final del día (expresión tan querida por todos los políticos en la actualidad) se perderán las propuestas, olvidadas y empujadas por otros tantos gritos del pastor Soto, los que no dejan pensar.

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24 abr 2015

Fe en el futuro

He dicho reiteradamente que la actual situación política chilena es la más crítica de los últimos años.  Ello por la contaminación de gran parte de las instituciones nacionales y regionales con el dinero y por el comportamiento personal de actores que jamás habríamos pensado que cayeran en tal  pérdida de ética.

Dicho más directamente es la sensación que se asemeja a una vieja película italiana “Proceso a la ciudad”.  Van cayendo en delito uno tras otro hasta que se empiezan a quemar -  como contrapartida – la sospecha inocente que aniquila la confianza pública y privada.

No me precio de esta constatación ya que hoy es la noticia.

Sin embargo, tengo fe en el futuro de Chile y ahí debemos apuntar en nuestra actitud política, personal y comunitaria.

La capacidad humana para cambiar la situación es esencial como expresión personal para lograrlo, si no corremos el riesgo  de hacerlo la corrupción avanza  con fuerza propia como un mecanismo autónomo fuera de la voluntad ciudadana.

Corremos además el riesgo de caer en la caza de brujas donde los inocentes pierden todo el respeto de los acusadores. También puede ocurrir un fenómeno  aún más peligroso.A fuerza de acusaciones falsas o no comprobables nos acostumbraríamos a vivir la desconfianza que mata toda posibilidad de respeto, amistad, fraternidad y comunitariedad. Creo que este período ha sido una tremenda catarsis y hoy es la hora de reaccionar.

Sólo hay un camino sensato a seguir, sancionar al que resulte culpable, a través  de los tribunales;  liberar de toda sospecha mientras no haya juicio sancionatorio y entender que nadie puede juzgar sino la justicia o los tribunales éticos de las colectividades políticas o sociales.

Por eso, este es el   formato que debemos seguir porque fue la tradición republicana de Chile, salvo en dictadura.

En una visión de progreso también tengo fe en el futuro de Chile.

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23 abr 2015

Legislar para el bien común

Todos hubiésemos deseado que los propios empresarios hubiesen generado los cambios necesarios dentro de sus conglomerados económicos para que Chile gozara de una mayor justicia con los trabajadores en la repartición de la riqueza. Pero no. Tuvimos que llegar hasta la presentación de una reforma laboral para que los sectores más acomodados, accedan –por ley- a abrir espacios para que los trabajadores pudieran equilibrar en algo la cancha.

Y más encima, el gran empresariado lanza diatribas, críticas destempladas y hasta amenazas veladas para oponerse a cualquier tipo de cambio en las reglas del juego laboral. La reforma va y tal como ha dicho el gobierno, va a ser pensada en beneficio de la mayoría, del país, y no en función de un grupo de poder, ni de los empresarios o trabajadores únicamente.

Lo que se está tratando de hacer es buscar mayor equilibrio en una relación empresario/trabajador que hoy es profundamente desigual. La ministra del Trabajo dio a conocer esta semana que según el Observatorio de Huelga Laboral, el año pasado los conflictos laborales fuera de la ley involucraron a 562 mil trabajadores, mientras que las huelgas legales, a solo 44 mil.

¿Los empresarios nos están diciendo que no hay que tocar el modelo para perpetuar esta situación? Esta reforma va a corregir prácticas que atentan contra las garantías mínimas que debe cumplir el trabajo en un país moderno, democrático y que aspira a alcanzar mayores niveles de desarrollo.

En Estados Unidos sorprendió la noticia de un joven empresario dueño de una compañía de pagos con tarjeta de crédito, que se bajó su salario para poder subirles el sueldo a sus 120 empleados. No estamos pidiendo ese nivel de sacrificio a nuestros hombres de negocios, pero al menos estamos pidiendo respeto por la facultad del Gobierno y el Congreso para legislar en favor de mayores niveles de equidad. Esto no es sinónimo de caos, como auguran.

Chile es capaz de tener un mercado laboral más productivo, motivado y comprometido con los planes de desarrollo de las distintas industrias, pero sobre la base de la asociatividad, la confianza mutua y el buen trato.

La reforma laboral está pensada para legislar a favor del bien común y el proceso de diálogo que llevaron adelante el Gobierno y el ministerio del Trabajo no puede ser entendido como un mero ejercicio de lobby en donde los empresarios sintieron que debía aceptarse todo lo que quisieran.

Chile necesita más justicia social y si algunos sectores no van a ayudar a alcanzarla, al menos deben abstenerse de seguir profundizándola.

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