03 jun 2015

Vacuna de ética

Cada día aparecen nuevas informaciones que hablan de la manera en la que nuestra clase política ha venido, hace años ya, aprovechando los intersticios del ordenamiento legal para defraudar la confianza depositada en ellos por el electorado en cada elección.

Una primera observación acerca de este proceso -que algunos han llegado a comparar con una telenovela porque cada día entrega un capítulo nuevo y no parece tener fin- es que el país cuenta con una clase política que se rige exclusivamente por la ley.  El patrón de conducta es simple: si la ley no lo prohíbe es que está permitido.   No importan la ética ni la moral, y esa es una conclusión que revela un importante grado de enfermedad en el alma nacional.

La segunda observación es que se ha ido produciendo un fenómeno de adormecimiento por parte de la opinión pública.   De la sensación de escándalo y vergüenza inicial, se ha ido pasando a una constatación apesadumbrada respecto a la extensión del aprovechamiento por parte de nuestras autoridades de los vacíos legales y por último a un estado adormecido en el que ya nada produce una reacción.

Es lo mismo que le sucede a los enfermos que se acostumbran a los síntomas.   Creen que sus dolores y malestares están cediendo y, por lo tanto, que están mejorando, pero siguen enfermos.

Frente a estas dos circunstancias empieza a producirse la respuesta natural. ¿Qué se puede hacer para evitar que vuelvan a realizarse estos actos tan perfectamente legales pero al mismo tiempo tan reprochables desde el punto de vista de la ética y de la inequidad?

Considerando el asunto desde el punto de vista médico, la analogía indica que el enfermo debería ir al médico y someterse a la inyección de una vacuna.   Sin embargo, el análisis de la situación no se suele hacer recurriendo a las analogías -que siempre son tan esclarecedoras- y la sensación que impera entonces es la del desánimo, porque se cree que los responsables no serán castigados, o al menos no lo serán de una manera proporcional a la magnitud de su falta, y que los abusos continuarán produciéndose con mayor o menor elegancia.

Esa suerte de renuncia a la idea de hacer un esfuerzo por enfrentar la enfermedad se ve reforzada con la desconfianza en que los responsables de hacer las leyes que sirvan como vacuna lo hagan efectivamente, porque se les consideran como los mismos que ya hicieron trampa una vez.

La incredulidad va entonces en el sentido de que, si se llegan a adoptar medidas, estas serán preparadas de manera que puedan ser burladas nuevamente porque, en definitiva, lo único que parece importar es la posibilidad de beneficiarse con cualquier forma de financiamiento permitida por la ley, aunque sea reprobable desde la ética.

¿Qué hacer entonces?   Algunos sueñan con la idea de generar una especie de revolución que coloque la ética al centro de la actividad política y jubile a todos los dirigentes políticos porque, aunque los que aparecen como responsables son unos pocos, se sospecha de todos.  Puede ser injusto, pero ese es el sentimiento predominante en muchos sectores de nuestra sociedad.

Naturalmente, la prudencia, la experiencia y el conocimiento de la historia llevan a desconfiar también de esas soluciones radicales, sobre todo porque poseen una visión muy parcelada de la ética.

Lo que queda entonces es sumar esfuerzos por volver a colocar la ética en el sitial de privilegio que le corresponde, de manera que oriente el comportamiento de todos: autoridades y gobernados.   El cambio es cultural y no se puede exigir a algunos que lo cumplan mientras los demás seguimos eludiendo el pago de los impuestos, tratando de pasar por encima de nuestro compañero de trabajo o de nuestro vecino para aprovechar cualquier ventaja por pequeña que sea.

Lo que queda entonces por hacer es promover una campaña transversal para vacunarnos contra el egoísmo, el individualismo y la confusión de los valores que deben regir la vida en común.

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03 jun 2015

La hipocresía sionista contra Ilan Pappé

En la edición del martes 2 de junio del diario El Mercurio, el Embajador de Israel en nuestro país, muestra extrañeza y preocupación por la entrevista publicada en el mismo diario, al historiador israelí Ilan Papé.

Cabe destacar que Ilan Pappé es uno de los denominados “nuevos historiadores” israelíes quienes, a partir de la desclasificación de documentos por parte de los gobiernos del Reino Unido, Estados Unidos e Israel han desarrollado un proceso de revisión de la oficial de Israel criticando al sionismodesde puntos de vista controvertidos para la sociedad israelí.

En particular, Pappé ha revelado que la salida de 700.000 palestinos desde las tierras en las que habitaban, fue llevada a cabo de forma brutalmente cruel e intencionada por el Yishuv y más tarde por el ejército israelí, siguiendo un plan elaborado incluso antes de la invasión de 1948.

En distintas declaraciones se ha mostrado en contra de la creación del Estado de Israel, culpándole de la falta de paz en Oriente Medio y argumentando que el sionismoes más peligroso incluso que el fundamentalismo islámico.  Además, es un firme partidario de la campaña mundial por el boicot, tomando el ejemplo de cómo el mundo terminó con el Apartheid sudafricano.

Ahora bien, en la carta referida, el embajador de Israel pone en duda el carácter de ciudadano israelí del Sr. Pappé, argumentando que lleva más de 10 Años viviendo fuera de ese país.  Esta crítica velada resulta, al menos extraña, viniendo de un Estado que reconoce la posibilidad de adoptar la nacionalidad israelí a cualquier judío en el mundo, sin importar su lugar de nacimiento, basado en una supuesta relación originada en una breve permanencia de los hebreos en Palestina, hace alrededor de 2000 años y que al mismo tiempo, dude del mismo supuesto derecho, para alguien que ha nacido en esa tierra y que solo se ha ausentado de ella, por espacio de 10 años.

Afirma también que el Sr. Pappé “se ha adjudicado como misión de vida manchar, perjudicar y desacreditar a Israel”.  No parece haber entendido que para ello Israel no necesita ayuda alguna, pues el terrorismo de Estado que practica en los territorios palestinos ocupados, sumado a las violaciones permanentes de los derechos humanos y el genocidio, son razones más que suficientes para el descrédito y en eso nadie tiene responsabilidad, más que el propio Estado de Israel.

También le parece sugerente al embajador que la visita de Pappé a nuestro país haya sido en parte, gestión de la Federación Palestina de Chile, a quién acusa de incitación al odio.  Esta afirmación no solo parece llamativa y casi ridícula, pero es entendible, pues a diferencia del Estado al que representa el Sr. Eldad, en nuestro país existe libertad de expresión y de crítica, de asociación y de movimiento, cosa a la que evidentemente el Embajador de Israel no tiene posibilidad alguna de estar acostumbrado, pues en el suyo esas libertades son consideradas un delito.

Solo puedo decirle al embajador que a los chilenos de origen palestino nos duele el exterminio a que son sometidos los seres humanos en cualquier parte del mundo y que no dudamos en levantar la voz para condenar aquello, sean los Israelíes, los norteamericanos o sus amigos de Isis, los culpables, y que esperamos que en Medio Oriente terminen todas las ocupaciones extranjeras, las monarquías absolutas y los estados totalitarios y fundamentalistas. Solo así habrá justicia y Paz.

No obstante aquello entendemos perfectamente que a él le duela que en Israel surjan cada vez más ciudadanos que no comparten la ideología sionista, ni las políticas que de ella emanan y solidarizamos con todos quienes son perseguidos y discriminados por pensar distinto, dentro y fuera de sus fronteras.

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03 jun 2015

Todo es salud

Los que abrazamos cualquier área de la Salud creemos siempre  que era solamente  la Ciencia-Arte más importante del conocimiento humano. Poco después de dejar la universidad fuimos ampliando nuestros saberes a nuevas áreas hasta convencernos que aquello no era más que una insolente vanidad.

Hablo desde la década del 50 hasta comienzos del siglo XXI en que aparecieron otros conocimientos, los que nos abrieron un mundo que nos fascinó y aminoró a la salud a la medida de una herramienta clínica, a una especie de artesanía de alto nivel y nada más.

Hoy día hemos vuelto a la antigua visión de medicina investigativa, molecular, social  que ha abierto un espacio preferente en las universidades o de las ciudadanos corrientes o aun de altos ingresos. Se ha llegado al extremo de medir el status social y económico por el establecimiento “de cabecera” o se es una familia de “policlínico” o es un paciente de clínica “In” más allá de Tobalaba. Ya no es el largo del auto o una casa en Cachagua.

Eso nos ha devuelto cierta soberbia u orgullo desde los protomédicos hasta los grandes patrones de las especialidades.

Esto además de ser socialmente penoso es una pequeña vuelta de mano para la Salud porque hoy ese clamor por una Salud buena, pronta y equitativa, más allá de la hotelería es demostración que la Salud (y también la medicina) han ampliado sus campos de acción y ya es relacionada en primer lugar por todos los niveles sociales, pero siempre con la diferencia relatada.

Hoy la salud es más que la relación médico/ paciente. Es una relación del mundo social con la orientación sanitaria y también con la preocupación que no puede eludirse del Estado como administración del bien común y actor eficiente para corregir inequidades.

Obviamente esa mayor demanda civil confunde las necesidades individuales que siempre son superiores a los aportes humanos o financieros lo que produce a su vez un desequilibrio impuesto en la valoración de uno de los Ministerios de mayor trabajo en el país.

Hoy estoy fuera del Senado y del Gobierno y por eso puedo valorar  50 años de experiencia de lo que es el trabajo del Ministerio de Salud. La exigencia del Ministerio como tal y de su equipo.

El trabajo médico de Norte a Sur, la colaboración de otras ramas de clínica y anexos técnicos.La entrega del personal frente a las guardias o turnos hay que vivirlas para valorarlas. Todos ellos merecen respeto, cariño, afecto y retribución cuando salimos de alta.

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03 jun 2015

Equivocarse, pero desde las regiones

En el clásico texto “Nuestra América”,  el pensador cubano José Martí nos dice: “Los jóvenes de América se ponen la camisa al codo, hunden las manos en la masa, y la levantan con la levadura de su sudor. Entienden que se imita demasiado, y que la salvación está en crear. Crear es la palabra de pase de esta generación. El vino, de plátano y si sale agrio, ¡es nuestro vino!”.

Con estas palabras, uno de los libertadores de la mayor de las Antillas, buscaba reivindicar la autonomía, no sólo política o territorial, de Cuba y de América Latina respecto del imperio español, sino especialmente la independencia intelectual para imaginar con libertad la construcción de las nuevas repúblicas.

Pese a los 124 años que han transcurrido desde la publicación de ese escrito, su mensaje sigue vigente. Y aunque la mirada martiana apuntaba a un nivel continental, puede ser perfectamente aplicada a lo que ocurre dentro de los países. Por eso, en el seminario “¡Descentralizar Ahora!”, organizado el pasado 14 de Mayo por la Fundación Chile Descentralizado, la Academia Parlamentaria y el Centro de Extensión del Senado, me permití parafrasear a Martí para sostener que “Nos equivocaremos en regiones, pero nos equivocaremos nosotros, no en Santiago“.

Al proceso descentralizador que Chile requiere, no le basta con que avancemos en una constante progresión legislativa o administrativa que traspase algunas decisiones, recursos o competencias. Tanto es así que, por más que represente un gran avance, la propia elección de intendentes no será suficiente para la consolidación de ese proceso si no está sustentado en la piedra angular más importante: la capacidad de las propias regiones, sus habitantes, organizaciones y autoridades, de pensar y de imaginar su propio proceso de construcción y desarrollo.

La regionalización, la descentralización y la desconcentración que muchos imaginamos, sólo podrá verse materializada cuando hayamos también avanzado en la concientización, la educación, la construcción del imaginario colectivo acerca de lo que significa vivir en regiones y la responsabilidad que todos tenemos en hacer de esa región no solamente un lugar de residencia, estudio o trabajo, sino que parte de nuestra identidad individual y colectiva.

Ser regionalista, por tanto, no trata de construir una suerte de “nacionalismo” regional, ni de construir mitos que tengan como objetivo declarado la búsqueda de la cohesión social en torno a un territorio. Tampoco se trata de ser anti Santiago, ni menos aun de asumirlo como una constante competencia con o contra las otras regiones.

El desafío es ordenar potencialidades, capacidades, posibilidades y fortalezas, teniendo claras también las debilidades y carencias, para desde allí aportar a la construccción de un país unitario, construido sinérgicamente más allá de la simple suma de lo que cada región representa.

El regionalismo no es una moda o una tendencia como algunos quisieran. Es un proceso lógico, racional que se desarrolla con la construcción de cultura, investigación y opinión pública local y regional. Junto con ello, se requiere también en las regiones, la existencia de una sociedad civil cada vez más organizada, con mayor claridad acerca de sus demandas y sus derechos, en disposición de hacer atendible sus puntos de vistas para incidir en la dirección de los destinos del territorio donde vive.

Este es un tema que además tiene que ver con las lógicas y dinámicas con que hoy se articulan la educación, las leyes y los propios partidos políticos. Por eso es cada vez más atendible la demanda por una educación que responda a las necesidades de cada territorio, por leyes que asuman las diversidades territoriales y culturales que tenemos en el país y por partidos que deben descentralizarse y desconcentrarse, si quieren representar las corrientes de opinión que se expresan cada vez más desde las regiones.

Lo importante es seguir avanzando sin miedo en esta materia. El Estado unitario no está en peligro y nadie está promoviendo un Estado federado. Se entiende también que no se trata de crear regiones ni comunas por simple voluntarismo y que es necesario –desde hace mucho tiempo- una ley de ordenamiento territorial para que la actividad económica, junto con generar empleo en regiones, cuide su entorno y la calidad de vida de las personas.

Lo importante, como nos dice Martí, es no tener miedo de crear, y si nos equivocamos, como es posible y normal que ocurra, al menos sea porque desde cada territorio tuvimos iniciativa y ganas de hacer, innovando y no sólo repitiendo lo que alguien nos pautea desde la capital, sin conocer nuestra región y menos a su gente, sus problemas y sus sueños.

El futuro de las regiones está ahí. Hablando nuevamente con palabras de Martí habría que decir que hay que subirse las mangas y meter las manos en la masa, porque efectivamente la salvación está en hacer región.

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02 jun 2015

¿G-90 meritocráticos?

Se cayó el muro y del otro lado sólo había dinero, comodidades e influencias, un anillo para gobernarlos a todos. Por dos décadas y desde corta edad, la mal llamada G-90 meritocrática,ha servido al señor oscuro, como acotaría Tolkien.

En  la universidad de los años noventa se jactaban de sus tempranas actividades políticas en el oficialismo, fueron reaccionarios agentesdel escuálido movimiento estudiantil de entonces, defensores de la  “democracia de los acuerdos”.

Reclutados por los poderosos a temprana hora, estaban obnubilados por su cercanía a ellos,  informaban vía celular, cuando nadie podía costearse uno, al ministro de turno sobre la naciente tendencia estudiantil, por si era peligrosa o no. Llegaban en auto a la facultad y eran ya estafetas en el Congreso.

Molesta escuchar,entonces, cómo los funcionales a los poderosos desde su vida universitaria,serían una generación noventera del esfuerzo. ¿Es sólo por el hecho de  no tener apellidos vinosos, que se les corona como salmones sociales,cuya corriente arriba los llevó a una situación profesional exitosa?

Las cosas por su nombre en esta sociedad colonial como la nuestra, aún habitante del Barroco, su ascenso se ha debido al vasallaje.No confundamos mérito real, con el célebre “besa manos”.

A los verdaderos meritocráticos de esa generación los he visto surgir sin padrinos laborales, apunta de endeudamiento universitario y sueldos malos,  siempre asumiendo el doble de responsabilidades sin la esperanza de ser pasados a planta,  sabiendo que jamás podrán trepar más en la empresa donde destacan.

El meritocrático auténtico sabe que si pierde su trabajo pasado los cuarenta, el mercado será cruel, aunque haya conseguido un post doctorado en post combustión. Los “G-90 meritocráticos”, en cambio,  son equilibristas de circo elegante, con amplias redes de seguridad.

Tampoco nos engañemos, no pertenezco a una generación gloriosa. Lo muchachos de los noventas en su mayoría eran una prole materialista, indiferente,  sin muchos interesados en cambiar la institucionalidad económica y política de Pinochet. No iban a sacrificar juventud ni aspiraciones profesionales en una guerra perdida, como los G-80.

Los G-90, mal llamados meritocráticos, destacaron entre una masa noventera que no iba a las asambleas o paros, autora de la frase “no estoy ni ahí” como estandarte y ansiosa por salir luego de la U para poder gozar la vida expuesta en “Friends”.

Los G-90 al servicio de la elite, tenían una ambición material muy grande, sufrían viviendo en casas pareadas de 50 metros cuadrados donde debían compartir todo con sus hermanos.

Estos noventeros afines al poder se esmeraron entonces como escuderos, militaron en el oficialismo para lograr un escalafón profesional y armar un circuito laboral para el año 2000, en el cual inscribieron también a algunos parientes.

El poder antes de corromper, envejece. A corta edad usaron trajes finos, se fueron a condominios “onderos” en La Reina, lejos de la escuela fiscal o el almacén de la esquina. A cambio, aceptaron ver el mundo con los anteojos de  sus  señores feudales.

Los vi en el Senado, recibieron mal trato de parte de sus jefes, muchas humillaciones en público. Pero no les importaba la dignidad,pues sin haberse titulado, muchas veces, ganaban el doble que sus compañeros de generación con magister o doctorado, grises vencedores de un concursillo de 400 postulantes.

Los funcionales,no tenían sueños ni utopías, no gustaban de cambios radicales  y sólo se alegraban cuando habían “pasado  la máquina” de su señor en tal o cual circunscripción.

El G-90 cortesano amaba almorzar en el piso 14 de la cámara alta con sus mentores, jamás bajó al casino con el resto. Logró su primer cargo grande en el gobierno de Lagos, cuando sus compañeros de universidad recién salían al mercado laboral donde eran muy mal pagados.

Replicaron por años el mensaje de sus patronos, pues era una locura cambiar la constitución de Pinochet, se la jugaron por designara ese juez a la Suprema con pasado oscuro en  DDHH, apoyaron la LGE para permitir el lucro en básica y media, también impulsaron la ley de pesca, aunque ello implicara hipotecar  el mar de la duodécima región para los bancos.

Heredaron el síndrome de Estocolmo de sus jefes respecto a los grupos económicos, inventaron empresas de papel para triangular y así financiar un partido, una campaña o el estilo de vida conseguido. Estaban dispuestos a recibir dinero de empresas robadas por Pinochet, porque sus mentores les enseñaron  cómo cerrar los ojos.

Pasaron los años y lograron cargos en servicios, ministerios, o como asesores de siete cifras,pues habían sido soldados para diversas facciones de la elite.

Recuerdo hace años una entrevista hecha a Raúl Alarcón “Florcita Motuda”donde denunciaba el conservadurismo de su generación, por ello, él avisaba que había renunciado a esa cuadrilla. Al menos la de Florcita envejeció de apoco, tras haber intentado cambiar el mundo. La G-90 funcional-conservadora sentía y pensaba como longeva a los veintitantos, su grito diferencial fue: “No pidas lo imposible, se realista”.

¿Han caído hoy en desgracia víctimas del clasismo? Para nada, la elite les formó e invirtió mucho en ellos, les seguirá empleando, necesitando y premiando.Sobre todo porque los “G-90 meritocráticos” ya no pueden abandonar el sector oriente para volver a provincia, San Miguel, Lo Espejo o La Cisterna.

Ojo, hasta podrían ser un día presidentes de la República, como nos han vaticinado desde el patio de los naranjos.

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02 jun 2015

Movimientos en Calle 16 y en la Avenida Calzada

En la Calle 16, número 2630, en Washington D.C., y en la Avenida Calzada en el barrio El Vedado en La Habana, cubanos y estadounidenses hacen los arreglos en una antigua casona y en un rectangular edificio de pocos pisos, en lo que serán las embajadas de Cuba y Estados Unidos, respectivamente, una vez que se formalicen los vínculos diplomáticos a nivel de embajadores.

En esos inmuebles ya se hacen reparaciones y acondicionamientos de oficinas, entre las que se encuentran las que albergarán a las o los embajadores cubano y estadounidense, que en el caso cubano, lo más seguro provendrá del ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex), y del Departamento de Estado en el caso del estadounidense, es decir, funcionarios de carrera diplomática.

Los movimientos en la casona de la Calle 16, donde quedará la Embajada de Cuba en un barrio residencial hermoso y tranquilo de la capital estadounidense, y en el edificio de Calzada, justo frente a un apacible y caluroso malecón habanero, se aceleraron cuando el 29 de mayo se desató uno de los nudos más duros en la relación cubano-estadounidense: la Casa Blanca sacó a la isla caribeña de la lista de países que “patrocinan el terrorismo”. Aunque quedó otro nudo atado: el bloqueo de Estados Unidos a Cuba.

Varios de los pasos que se siguen dando están dentro del marco de los gestos. A mediados de mayo, por primera vez en medio siglo, un grupo de periodistas cubanos entró a la Sala de Prensa de la Casa Blanca y fueron parte de una conferencia de prensa del vocero de Barack Obama, Josh Earnest. A él, la joven periodista Cristina Escobar, de la Televisión Cubana, le preguntó si el Presidente de Estados Unidos iría a Cuba. Earnest, primero, dijo “bienvenidos a Estados Unidos y a la Casa Blanca” y luego manifestó que para Obama sería una posibilidad ir a la isla antes de concluir su mandato, es decir, antes de dos años. “Sé que a él le daría mucho placer la oportunidad de visitar la isla de Cuba y en particular, La Habana”, indicó el vocero.

Luego vino la visita del reconocido equipo de fútbol estadounidense  Cosmos a Cuba, aunque antes, en abril, llegó una delegación de la NBA (National Basketball Association), parte de los gestos de acercamiento entre ambas naciones. También en estas semanas hubo hechos como las declaraciones de James Williams y Luke Albee, altos directivos de Engage Cuba, para intensificar los negocios estadounidenses-cubanos, la visita de congresistas de Estados Unidos a La Habana donde llamaron a reanudar las relaciones a alto nivel y se re/establecieron los servicios bancarios de la Oficina de Intereses de Cuba en Washington.

Quizá un factor que juega en este tablero de la alta diplomacia internacional, es el señalamiento de Josefina Vidal, la representante cubana en las negociaciones, cuando declaró que “nos estamos tratando como iguales”, entre Cuba y Estados Unidos.

En todo caso, no todo es tan fluido. Hay sectores políticos dentro de Estados Unidos y en América Latina que no están contentos con estas aproximaciones cubano/estadounidenses y menos con que se re/establezcan los vínculos a nivel de embajadores. Principalmente porque siguen cuestionando al régimen cubano y piensan que Barack Obama le hace un favor al gobierno isleño.

Hay situaciones no menores, como que en Estados Unidos ya se aprobó para el próximo año el uso de 20 millones de dólares para respaldar actividades de grupos contrarios al régimen socialista, un punto muy sensible para las autoridades cubanas.

En todo caso, Roberta Jacobson, la representante estadounidense en las conversaciones con Cuba, ha manifestado que se irán despejando las situaciones que mantienen averiadas las relaciones entre ambas naciones. Se espera que las tratativas no sufran atrasos, ya que el primero de junio el Presidente estadounidense nombró a Jacobson como embajadora de Estados Unidos en México.

Como sea, el seguimiento de todo este proceso entre ambos países no solo tiene que ver con un cambio de fondo en una de las confrontaciones históricas y más llamativas registradas en América Latina, El Caribe y Norteamérica, sino que va resultando en una clase magistral de diplomacia con la peculiaridad de que se trata de la potencia más grande de los tiempos contemporáneos, con uno de los países más pequeños de un lado del planeta.

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02 jun 2015

¿Quiénes son los que marchan?

Las marchas o manifestaciones masivas por las calles de la ciudad se han transformado en un panorama urbano frecuente.  Para unos son una normal expresión de la democracia. Para otros, una pesadilla.

Para los primeros, es la voz de la calle, la del ciudadano de a pie que tiene derecho a manifestarse y para la cual, la autoridad debe habilitar el espacio necesario.

Para los segundos,  la llegada de las invasiones bárbaras que como broche de oro de su paso por la ciudad cometen toda clase de vandalismos contra propiedad pública o privada.

Para los más politizados, la protesta de los que se oponen al gobierno y su programa…  O la manifestación de quienes quieren acelerar los cambios…

Con todos ellos, la policía tiene deberes encontrados: por un lado proteger y cuidar su paso para que su activismo pueda desarrollarse bien. Por otro, contenerlos con chorros de agua, gas lacrimógeno o hasta balines de goma, acciones que como hemos visto recientemente, muchas veces terminan en abusos físicos contra los manifestantes y con víctimas en el hospital o en la morgue.

También ha habido casos de policías con ese resultado. Pero hay una gran diferencia: los primeros no están entrenados ni apertrechados para su cometido como los segundos.  Solo salen a la cancha con su humanidad y su ropa de cada día por toda coraza. Lo otros, profesionales de la represión, con petos y yelmos sobre el uniforme y bajo el, tal vez chalecos antibalas.

Divergen también en que si bien la violencia de aquellos es espontánea o impulsada por doctrinas o resentimientos, la de los uniformados es planificada, enseñada en un patio de entrenamiento y por lo tanto, tiene la obligación de ser más controlada.

Pero ¿por qué marchan  los que marchan ? ¿Cuáles son las ideas detrás de su  accionar sobre la calzada?

La oposición – y los que quieren detener o cambiar la hoja de ruta — dice que son los descontentos con el gobierno o con alguna ley o medida que se discute en el Parlamento. Y reciben amplia cobertura en sus medios para amplificar sus voz.

Pero ¡ojo! No todos salen a la calle porque estén en contra de  las leyes o medidas del programa aprobado por la mayoría de los chilenos. Hay también quienes marchan para vigilar que en su tránsito de La Moneda al Congreso no sufra desviaciones. Hay que reconocer que estos son los menos.

Muchos más son los que marchan exigiendo apurar la causa, poner el pie en el acelerador y no en el freno. Más reforma educacional. Más reforma laboral. Más cambio constitucional. Más derechos para la mujer. Más participación ciudadana en su discusión en la etapa de pre proyecto del Ejecutivo o en la revisión en las salas del Parlamento.

Pero también marchan los que no quieren ni lo uno ni lo otro. Los que de “no estar ni ahí” pasaron a asaltar las calles encubiertos bajo capuchas y que, armados de piedras y palos, irrumpen al final de la marcha estudiantil arremetiendo contra vitrinas, semáforos y todo cuanto encuentran a su paso.

¿Quiénes son estos…? ¿Por qué no logran identificarlos y paralizarlos?

Muchos se resignan a que se trata de lumpen, esos jóvenes marginales que llegan a descargar su ira social. Sí, algunos de estos también están en las marchas pero tampoco olvidemos que una vez se descubrió un policía escondido bajo una capucha.

Pero principalmente hay que abrir los ojos a un nuevo actor político que ha irrumpido en la escena, o más bien, un antiguo actor que durante décadas estuvo invernando y que ahora reaparece con nueva energía: los  ácratas o anarquistas que han llegado a tomar el lugar de otros antisistémicos de ayer.

Los de hoy declaran su total desprecio por el  orden establecido y combaten al sistema capitalista de otra manera. Desconocen toda autoridad, incluso entre ellos (se organizan en asambleas) y atacan el poder destruyendo todo cuanto ese orden ha construido: semáforos, bancas, comercios, iglesias… Me informo que hasta están divididos: algunos de ellos  tienen  como norte sólo destruir, pero otro sector levanta un proyecto socialista “en construcción” que desplazará y anulará “el poder, la moral y los valores burgueses”.

Si en otro tiempo y lugar la no-violencia-activa consiguió grandes cambios en las sociedades donde se practicó, los ácratas o anarquistas de hoy eligieron lo contrario: la violencia-activa.

Seguramente los organismos policiales ya los conocen. Estas líneas son para conocimiento de los vecinos que sufren sus ataques y para quienes muchas veces queremos unirnos a las marchas: sepamos a quiénes podemos encontrar como compañeros de fila.

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02 jun 2015

Violencia social, otra mirada posible

En el mundo actual, prácticamente no quedan lugares seguros. Así se desprende de distintos informes que avala la ONU, donde se mide el impacto de la violencia social que afecta a casi todos los rincones.  ¿Y por casa cómo andamos?  Chile se viene ubicando entre los países más pacíficos de América Latina; por caso, en el Índice de Paz del 2014 ocupa el puesto número 30 y ha crecido levemente en seguridad respecto al período anterior. En Argentina, se descendió más de un 6% ocupando el puesto 43 en la medición global. Los demás países de la región no están mucho mejor.

La medición cruza múltiples variables como la correlación con el nivel de ingresos, educativo y de integración regional, y la consideración de que los países pacíficos tienen altos niveles de transparencia y bajos niveles de corrupción. Los 10 países mejor ubicados son: 1°  Islandia; 2°  Dinamarca; 3° Austria; 4° Nueva Zelanda; 5° Suiza; 6° Finlandia; 7° Canadá; 8° Japón; 9° Bélgica y 10° Noruega.

Sin embargo, cuando se muestran así las cifras, los datos saben a poco. Hay que meterse a ver qué le pasa al ciudadano (y por qué no, empezar a llamarlo “vecino” buscando una máxima proximidad humana) en todos los estratos sociales; indagar, escuchar y leer entre líneas, para aproximarnos, en el tiempo y con paciencia, a una visión más clara sobre los fenómenos de violencia social.

La pregunta, entonces, es ¿la violencia se relaciona directamente con la falta de seguridad, y, a la vez, con la falta de sensación de paz? Definitivamente, la respuesta es sí. Violencia, se interpreta y vive casi como una violación de derechos básicos, que, vulnerados o, por lo menos, han intentado silenciar durante décadas, general un espiral negativo, que conduce a una explosión de hechos aparentemente aislados aunque igualmente graves.

Debe quedar claro que esta opinión no avala, justifica ni sustenta ningún hecho de violencia, pero sí los entiende desde una concepción integral y una mirada abarcativa.

El segundo aspecto, la falta de seguridad ciudadana, es otro de los pilares de las escaladas de violencia. El estímulo de cientos de casos que diariamente inundan los contenidos informativos alrededor del mundo; las desigualdades sociales; la falta de una verdadera política de inclusión y la sensación de no futuro, constituyen otros aspectos no menos violentos que aquel hecho que se expresa en acontecimientos que, un tanto pálidamente según suelen expresar los partes oficiales pos-eventos, “se salieron de su cauce normal.”

¿Qué es lo normal, entonces? Lo deseable, es recuperar la sensación de paz. Por eso que los procesos de pacificación internos en un país, tienen que ver con el cruce de múltiples variables, que no se limitan a los índices elaborados en no sé qué lugar del mundo, o en nuestro propio territorio. La paz es un proceso activo. Empieza desde lo individual a lo grupal. Requiere destrezas muy enfocadas en el logro de lo que se busca transformar, y no puede justificarse bajo ningún punto de vista. La violencia no construye, todo lo contrario: tira por la borda cualquier intento de cambio, por más lícito y necesario que sea.

Sabemos que en América Latina hay muchas escaladas de hechos violentos orquestados como verdaderas operaciones por distintos sectores. Incluso hay gobiernos que fogonean la violencia, para “neutralizar” los posibles efectos de un reclamo masivo.En definitiva, cómo se ejecutan se convierte en una anécdota, cuando el resultado es altamente nocivo: personas y bienes seriamente afectados; una pátina de desazón por la pérdida de rumbo y claridad en lo que buscaba conquistarse, por ejemplo, en una marcha o reclamo social; y, más grave aún, la pérdida de confianza sobre la legitimidad de los procesos que buscan transformar realidades y la sensación de un Estado ausente.

¿Cuáles serían algunas alternativas posibles? Dialogar más efectivamente. Convocar de inmediato a los grupos implicados en protestas y establecer mesas de intercambio con resultados que se puedan medir.

Adoptar políticas globales inclusivas en lo social abarcando educación, salud, trabajo y sentido de futuro. Intercambiar experiencias con países donde, de momento, viven con mayor índice de pacificación interna. Asumir, desde el Estado, las empresas y los sistemas económicos y educacionales mundiales, la necesidad de generar procesos de paz permanentemente.

Entrenar mejor las fuerzas de seguridad. Comunicar anticipadamente las normas y regulaciones para las protestas y marchas. Educar en la paz mediante la vuelta a los valores y principios de la ética, integridad y respeto. Garantizar la libre circulación de ciudadanos y su completa integridad ante cada protesta.

Prevenir con acciones concretas. Monitorear y trabajar las estrategias de inclusión, que deben abarcar todos los sectores del país, y no solamente las grandes ciudades. Trabajar junto a los medios las mejores prácticas de comunicación que han sido probadas a nivel mundial para el abordaje de contenidos que permitan informar sin generar –muchas veces sin quererlo- cierta exageración de la violencia.

El proceso será lento, aunque con toda seguridad, efectivo. Sólo hace falta la voluntad de llevarlo adelante, persistiendo y poniendo como único foco lo más importante: el derecho del ser humano a expresarse, gestar cambios y ayudar al entendimiento, pensando en el bien mayor de todos.

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01 jun 2015

La alerta de la OCDE y el programa

La OCDE acaba de lanzar su tercer informe sobre el fenómeno de la desigualdad titulado “In It Together: Why Less Inequality Benefits All?” Este estudio constituye un llamado de atención para nuestro país y confirma que la viga maestra del programa de gobierno –el combate a la desigualdad– se justifica plenamente.

En efecto, en los países de la OCDE, el 10% más rico de la población gana 9.6 veces lo que gana el 10% más pobre. En contraste, según datos de la Encuesta CASEN 2013, en Chile el 10% más rico de la población gana 29.1 veces lo que gana el 10% más pobre.Y mientras el coeficiente de Gini de la OCDE es de 0.315, el de Chile bordea los 0.5.

La magnitud de esa brecha es una apelación perentoria a la conciencia nacional. Además, si bien tenemos un desempeño consistente en reducción de la pobreza, en nuestro país los niños son el grupo de edad con mayor índice de pobreza: 23.5% frente a un promedio de 13.3% en la OCDE. Esto justifica el propósito del gobierno –y de nuestro ministerio– de volver a situar a la infancia al centro de las políticas públicas.

Desde luego, el desafío de constituirnos en una sociedad menos desigual tiene un sólido fundamente ético, pero la OCDE enfatiza algo que han remarcado varios organismos internacionales y especialistas en los últimos años: la desigualdad provoca efectos negativos en el crecimiento de largo plazo de la economía, además de afectar la cohesión social.

Según este informe, el impacto negativo de la desigualdad en el 40% de las personas de menores ingresos es la causa principal de la reducción del crecimiento, ya que a medida que la desigualdad se eleva, las familias de este segmento experimentan caídas importantes en su capacidad de logros educativos y en sus posibilidades de mejorar sus competencias laborales, lo que genera un círculo perverso y hace que el país subutilice el potencial humano disponible.

Un aspecto que quisiera destacar es que este informe entrega sólida información y propuestas de políticas públicas que son consistentes con las reformas que están impulsando la Presidenta Bachelet y la Nueva Mayoría. Así, la OCDE señala que la desigualdad se va a mantener o aumentar si no se superan los múltiples problemas que enfrentan los hogares menos favorecidos para acceder a educación de calidad. Esto le da pleno sentido a la reforma educacional en curso.

Por otro lado, el organismo alienta el fortalecimiento de la distribución secundaria del ingreso, vía transferencias y mejoras de las prestaciones sociales, lo que requiere sólidos sistemas de tributación. La reciente reforma tributaria y el fortalecimiento del sistema de protección social son funcionales a ese propósito.

Cabe también destacar que, para un combate integral de  la desigualdad, se requiere una intersectorialidad efectiva. Como ministerio de Desarrollo Social, nuestro compromiso es reforzar la coordinación interministerial en materia social junto con desarrollar y levantar la Encuesta Casen 2015 y dejar de usar gradualmente la Ficha de Protección Social, reemplazándola por un nuevo instrumento más equitativo.

Además, vamos a mejorar la protección hacia grupos específicos. Para ello, implementaremos un Sistema Nacional de Cuidado para personas y hogares que, en condiciones de dependencia, requieran apoyo y cuidados específicos; ampliaremos el programa Chile Crece Contigo, incorporando paulatinamente a los niños y niñas desde prekinder hasta que terminen 4° básico.Y además, vamos a enviar los proyectos de ley que crean el ministerio y el Consejo de Pueblos Indígenas, y la Subsecretaría de Discapacidad.

Más igualdad, mejor protección social y más inclusión. Esas son las tareas perentorias para construir el Chile de todos.

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01 jun 2015

Ley de Pesca ¿pago en cuotas o al contado?

La Ley de Pesca, conocida también como “Ley Longueira”, está dando mucho de qué hablar.Pareciera que varios de los miembros de nuestro parlamento deberían haberse omitido del proceso de discusión y, sin duda alguna, no deberían haber votado al momento de decidir el destino de dicha iniciativa legal. Hoy se conocen antecedentes sobre dineros recibidos por parlamentarios que no sólo votaron a favor de la iniciativa planteada, sino que además fueron parte de las respectivas “comisiones” que la discutieron y aceptaron su llegada a la “votación en sala”.

Abuela, ¿qué opinas de la Ley de Pesca?

Mira querido nieto. No he tenido oportunidad de estudiarla en detalle. Sólo he escuchado que mediante esta iniciativa se otorgaron “cuotas” de captura a unas pocas empresas que son controladas por no más de 7 importantes familias, y que los plazos son increíblemente largos; tanto así, que algunos dices que son, en la práctica, cercanos a la perpetuidad.

Así es abuela, pero te pregunto por lo que aparece en la prensa respecto al senador Orpis. ¿Tú compartes lo que se dice respecto a que ha sido valiente y transparente al admitir que recibió dineros de Corpesca?

¿Quién dijo eso de que era valiente y transparente?

Abuela, lo dijo el senador Larraín, el actual presidente de la UDI.

Mira querido nieto. Debo decirte que me resulta gracioso que Orpis, una vez que se hace público que recibió dineros mediante la utilización de boletas ideológicamente falsas emitidas por una serie de sus colaboradores a Corpesca, sea calificado de “valiente y transparente”.

Orpis era “opaco” hasta el sábado. Hasta antes de su declaración, la opinión pública no conocía de estas prácticas. Ninguno de nosotros conocía que mientras Orpis votaba favoreciendo a una determinada empresa pesquera, recibía de parte de los propietarios de ésta una importante suma de dinero.

Orpis, querido nieto, recibió mensualmente dinero por más de dos años. Orpis no se marginó de las votaciones que favorecían a sus “benefactores”. Orpis nos ha engañado por bastante tiempo y ahora, haciendo gala de su “valentía y transparencia”, nos informa que debemos creerle que sus votaciones fueron “en conciencia” y no favorecieron a quienes le pasaron plata por años.

¿Qué crees hubiese pasado si nada de esto se conociera hoy por las investigaciones del Ministerio Público?

¡Estoy muy enojada! Me molesta que este senador diga que su votación nunca se vio influenciada por estos pagos y que estos dineros fueron para pagar su gastos de campaña, y espere que, cuales borregos, aceptemos sus explicaciones.

Abuela, ¿qué opinas de los dineros que recibió la diputada Isasi?

Querido nieto. Al parecer no fue sólo la diputada Isasi la que recibió dinero de esta empresa Corpesca. Al parecer otros diputados y senadores recibieron dineros y es probable que pronto se conozcan los montos y detalles.

Abuela. Que lamentable es todo esto. La opinión pública no deja de sentirse defraudada. Fíjate que Orpis era conocido por hacer una gran labor en el tema de rehabilitación de drogadictos.Ahora ha pasado a engrosar la nómina de corruptos.

Así es querido nieto y lo peor es que la ley aprobada venía redactada desde el gabinete del ministro Longueira. Fue en ese lugar donde se fraguó el texto que después un grupo de honorables aprobó en el Congreso.

Abuela, ¿tú no crees que hay una diferencia entre el actuar del senador Orpis y el de la diputada Isasi y, eventualmente, de otros congresistas?

Pensó unos segundos y luego me contestó: sí querido nieto. A unos les pagaron al contado y a otros en “cómodas cuotas”. Lo demás son pamplinas.

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