27 jun 2015

La crisis de la jibia

La situación de la jibia es un ejemplo nítido de los graves problemas que enfrenta la pesca y los recursos del mar en el país. Se trata de una especie que hasta hace algunos años tenía escasa incidencia en las capturas. Poco se sabía de ella. Raramente se encontraba en los puntos de venta. Se masificó con el colapso de las principales pesquerías, pasando a una fuente importante de ingresos. Sirvió para que muchos pescadores artesanales sortearan y sigan sorteando la crisis.

La actual regulación entrega un 20% de la cuota global al sector industrial. Éstos la extraen en un corto espacio de tiempo lo que satura el mercado y hace disminuir drásticamente los precios, a la mitad o menos de lo que se obtiene habitualmente. Los pescadores artesanales, entonces, ven disminuida su rentabilidad, hasta casi no poder solventar los costos, producto de estas prácticas extractivas y comerciales abusivas.

La guinda de la torta -y generadora del problema- es el uso de artes de pesca depredadores, como el arrastre, que ya llevaron al colapso a otras especies y que se encaminan a hacer lo mismo con la jibia.

Vale decir, la tormenta perfecta. El colapso de otras pesquerías y la sobre explotación de uno de los escasos recursos que va quedando, con artes predatorios y estrategias comerciales que ocasionan el derrumbe de los precios, con claro perjuicio para el mundo artesanal, ya suficientemente golpeado.

Esto tiene que cambiar. En la jibia, por cierto, entregándola exclusivamente para el sector artesanal y estableciendo la línea de mano como arte de pesca, pero mucho más allá, esto nos demuestra la urgente necesidad de revisar y perfeccionar la ley de pesca, cuyos principales problemas se ven claramente reflejados acá.

Tenemos que ser capaces de tener una legislación que proteja de mejor forma la sustentabilidad, administrando mejor las pesquerías y castigando drásticamente la sobre explotación. Asimismo, debemos distribuir de mejor modo las cuotas globales, entre el sector artesanal – largamente postergado – con el industrial, fortaleciendo, además, la protección de las 5 millas.

En seguida, como país, tenemos que avanzar en un uso más racional de nuestros recursos naturales. Su mera explotación y exportación, no sólo en la pesca, sino también en la minería y los bosques, conduce a su colapso con escaso beneficio para el país y las comunidades locales.

Hace rato que este es un punto crítico de la cadena. En general los pescadores artesanales se ven obligados a vender a las procesadoras a precios muy insuficientes. Tampoco existe suficiente decisión para acometer procesos de industrialización y agregación de valor, que mejoren las condiciones de empleo y nivel de remuneraciones.

La crisis de la jibia requiere una solución urgente. La pesca artesanal merece más protección y oportunidades. El país necesita una ley que proteja recursos que nos pertenecen a todos.

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26 jun 2015

Los grandes hermanos y la Copa América

El escritor inglés George Orwell en su novela “1984” describía una sociedad totalitaria donde todos los actos y emociones humanas iban a estar supervigiladas por “El Gran Hermano”, un líder que nos iba a ver en todo momento para controlarnos y reprimir cualquier asomo de disidencia o duda respecto al sistema social imperante.

En la década de 1990 se comenzaron a popularizar las cámaras de vigilancia en edificios, supermercados, ascensores… y el comentario generalizado era “¡el Gran Hermano está aquí!”, lo cual era cierto pero sólo hasta cierto punto. Las cámaras eran pocas, notorias, era fácil encontrar puntos ciegos y su calidad bastante baja. El elemento en común con la novela de Orwell era que estos sistemas se utilizaban para seguridad, lo que se podía entender como un uso represivo de esta tecnología.

Actualmente vivimos rodeados de cámaras; las de vigilancia son comunes y discretas, no sólo las vemos en bancos o tiendas, las hay en ascensores, colegios, edificios públicos y muchos otros sitios. Y no sólo eso, todos andamos al menos con una cámara en el bolsillo (del varón) o la cartera (de la dama): la cámara del celular.

Basta que haya un accidente o evento importante en la vía pública para que, antes de socorrer a las víctimas, muchos saquen sus camaritas y empiecen a grabar.

Esta proliferación de cámaras (y generación de imágenes) ha sido trascendente en al menos dos hechos de esta Copa América.

El primero es el famoso choque de Arturo Vidal. Él fue grabado por la televisión al salir de la concentración (y muy probablemente por las cámaras de seguridad vial). Dentro del casino fue registrado con su teléfono al menos por un particular, así como por el circuito del propio Monticello. Es probable que haya registros de su paso por la autopista, lo desconozco, pero sí vimos videos de él pocos momentos después del accidente, su detención y fotografías durante la constatación de lesiones, así como otro de su propia autoría. Es decir, el futbolista estuvo siendo grabado permanentemente.

Claro, hablamos de una figura pública pero también pudimos haber sido nosotros, en menor medida. El Gran Hermano siempre estuvo vigilando.

El collage de imágenes permitió reconstruir los hechos, descartar hipótesis y desmentir declaraciones.

El segundo hecho fue el affaire Cavani-Jara. Como muchos, me quedé con las imágenes de la televisión (agresión del  uruguayo). Pero al revisar mi tuiter, vi que se posteaban fotografías y videos del momento previo (provocación del chileno).

Pero no sólo de cámaras vive el Gran Hermano. Le podemos sumar transacciones por internet, el uso de tarjetas bancarias o de crédito y el famoso “¿Acumula puntos? deme su RUT” para que sepamos qué hicimos, dónde y a qué hora.

Y no solo eso, sabemos que muchas instituciones entregan información personal de manera legal o ilegal a terceros. Hace unos años mi esposa fue atendida de urgencia en un hospital público. Un par de días después del alta, la llamaron de un banco para ofrecerle un seguro de vida. A mi teléfono celular llegan ofertas de crédito cada vez que me depositan el sueldo.

La distopía de Orwell está aquí pero no como la mirada penetrante del líder sino como un monstruo de millones de ojos, muchos de Grandes Hermanos que no sólo siguen a celebridades sino a gente común como nosotros. Si bien esto tiene su lado positivo (denunciar delitos, desenmascarar malandrines, crear conciencia), también reduce nuestra libertad. No es difícil saber dónde estamos, qué hicimos. Y estamos en sus manos.

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26 jun 2015

Tomas en la Universidad de Chile

Ha surgido una declaración pública de “Integrantes del Senado Universitario” que se definen como rechazadore(a)s de las tomas en la Universidad de Chile. Hay muchas otras declaraciones en el mismo sentido oficiales, oficiosas y ofidiosas (de ofidio = serpiente, viperino).

Las tomas a las que creo que se refieren (con lo de Vidal o Jara uno ya tiene que precisar nítidamente a qué tipo de toma o agarre se refiere) son tomas de dependencias físicas de Casa Central o de Torre 15. Por otra parte, se empeñan en el Senado Universitario y ciertos grupos de académicos en discutir un nuevo Estatuto y su validez. Discusión irrelevante porque se deberá replantear cuando la ley de Educación superior que se prepara para este segundo semestre esté publicada.

Pero, sinceramente, ¿es la universidad en Chile y en el mundo constituida substantivamente por un sitio físico, dependencias administrativas, planillas de datos y sueldos, ajustes económicos, triestamentalidad, biestamentalidad, mono estamentalidad no-estamentalidad, Estatuto o legalidad?

¿A tan bajo o impertinente hemos llegado? ¿Dónde quedó la comunidad (común unidad) de maestros y discípulos en búsqueda de la verdad, bondad y beldad? ¿Renunciamos a ella por estos otros caracteres irrelevantes, menudentes y accesorios?

Ganó entonces el monstruo de la Dictadura Militar-Mercantil-Pinochet, monstruo exuberante, adefésico, esperpéntico, antiestético, inmoral, anti-intelectual, sólo comparable al surgido de una afiebrada violación que el Palacio del Terror hizo a la indefensa Corte de los Milagros.

La universidad en el mundo hace rato que dejó de tener esas características físicas radicada en locales, administrativas, económicas o de funcionamiento. La acción universitaria en su universalidad de actividad mental comunitaria es (valga la redundancia) realmente universal, está preferentemente distribuida espacialmente y temporalmente en el espacio mental de múltiples actores conectados (en la actualidad) mayoritariamente en forma virtual.

No es posible tomársela física, administrativa o económicamente (esto es lo que trató de hacer la Dictadura Militar-Económica para destruirla: reemplazar la academia por el dinero o control administrativo).

Además no está radicada en una planilla de sueldos, ni en una función administrativa, ni siquiera en los integrantes “asalariados” de esa institución rígidamente acotada. La mayor parte de la creación universal (la única función imprescindible de la universidad) se realiza por equipos extensos de muchas partes del país y del mundo, sin demarcación discreta y con componentes grandes virtuales.

Contrariamente a la idea de oponerse a la verdadera toma de la Universidad, yo proclamo y llamo a esa verdadera toma de la academia. Llamo a empoderarnos a apropiarnos con la mente y el corazón de la comunidad a la que pertenecemos, de su misión de creación y transmisión de cultura universal, de desplazar de esta comunidad los fines mercantilistas a los que la LOCE y la LGE la han reducido.

Nosotros somos los únicos que podemos construir esa comunidad y garantizar a Chile su acceso plural y equitativo a la intelectualidad, estética, ética y humanidades para que permita a la juventud chilena la posibilidad de desarrollarse autónomamente con esas exigencias en lo más alto que la humanidad o la especie Homo sapiens tiene. Llamo a esta toma mística y profunda, nosotros somos la universidad (en realidad deberíamos serlo pero no nos atrevemos, atrevámonos a serla) la única manera de derrotar al monetarismo, legalismo y administrativismo).

Hay que hacer la distinción de quién está sirviéndose de quién. O la Academia manda sobre el Mercado y al dinero y los pone a su servicio (y eso debe reconocerse en una nueva ley de universidades y de educación y por ende en una nueva constitución no mercantilista) o el Mercado manda, subyuga, determina o concede a la Academia lo que para el le es necesario (la situación actual). No hay términos medios ni entendimiento. Son vectores que van en sentidos contrarios ¡Basta ya de la humillación, vejación y destrucción de la Academia por la Dictadura Mercantil!

Si el Gobierno quiere mandar un proyecto de ley de Educación Superior al Parlamento, debe no sólo consultar a los cuerpos académicos gremiales existentes, debe “obedecer” a la sabiduría y a la experiencia académica que es la única que sabe cómo se vive y hace academia y cuáles son los contextos económicos para su desarrollo armónico sin desnaturalizarse o sufrir agresiones vitales; esperemos que no ocurra lo del Estatuto docente y que el proyecto de ley salga desde las bases académicas y sea claramente anti mercantilismo educacional.

Ya se ha visto como proceden, consultan por aquí y por allá a quienes quieren y luego dicen que han tomado la opinión. Por eso no pueden solucionar el problema del Magisterio que quiere término del mercantilismo neoliberal educacional y el proyecto enviado al Parlamento sigue siendo en lo fundamental mercantilista y no docente.

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26 jun 2015

Estrategias sindicales en 2015

¿Qué estrategia sindical debe aplicarse en esta coyuntura 2015?

En medio de esta coyuntura marcada por una fuerte crisis de legitimidad de la “clase política” que está profundizándose como crisis de representación con el consiguiente  daño del sistema democrático, la pregunta es la misma de siempre y la manera en que la responden los distintos grupos sindicales tampoco varía. Y esto es raro, porque se supone que la estrategia debe adaptarse a contextos cambiantes y por cierto entonces variaría constantemente.

Estamos observando en los últimos meses muchas huelgas legales que se prolongan en el tiempo y terminan mal. Son el producto de análisis estratégicos equivocados.

Confundir en el discurso y en la práctica lo que históricamente en el mundo popular y sindical se ha llamado “programa máximo” y “programa mínimo” es un pecado permanente de dirigencias sindicales que no actúan para cambiar la realidad sino que para gritar las consignas que  creen  justas, sin percibir la jaula de hierro que muchas veces representa el contexto.

Otro pecado es confundir  el “programa mínimo” con la aceptación obediente de las concesiones de la autoridad o de instrucciones que provienen de cúpulas político-partidarias.

Para nosotros el “programa mínimo” es la búsqueda inmediata de incrementos en la calidad de vida de los trabajadores y sus familias, sin olvidar que las tareas que restan son muchas y que los horizontes de dignidad, emancipación y libertad humana deseables están lejanos.

Para nosotros, y queremos integrar en esta definición a centenares de dirigentas y dirigentes respecto de los cuales hemos contribuido a su formación y que asesoramos, el “programa mínimo” es el total de iniciativas que desplegamos, en las reuniones con distintos interlocutores, en la calle o en huelgas duras, en el parlamento o los medios de comunicación, para alcanzar objetivos posibles, mensurables y evaluables.

Estas últimas tres características, propias de la metodología de diseño de proyectos, nos obligan a ser eficientes y eficaces. No basta con el discurso. Es necesario alcanzar resultados. La coherencia y la credibilidad son exigencias básicas.

Dijimos que decenas de las últimas huelgas sindicales parten con debilidades de base en el diagnóstico, con apreciaciones equivocadas de sus reales opciones. Las expectativas siendo justas no corresponden a la posibilidad de concretarlas.

El primer gran problema es la equivocación de las organizaciones en los cálculos sobre la fuerza propia y la de los aliados, además de la no disposición de estos a honrar esa alianza, que termina siendo sólo discursiva. Estos eventuales “aliados” a veces son agentes políticos que en realidad persiguen agendas propias.

La segunda cuestión está constituida por las expectativas. El clima político social en que se denuncian las tremendas desigualdades presentes en el país parece un terreno propicio para intentar corregir parte de esas asimetrías en la distribución de la riqueza que se contribuye a crear. Es posible ver y escuchar a líderes sindicales señalando que la oportunidad es ahora. Las grandes movilizaciones de 2011 y años siguientes, el discurso sobre el cambio de ciclo y la “crisis del modelo neoliberal”, el nuevo gobierno y el programa que éste levantó, crearon enormes esperanzas que cada cual buscó canalizar en beneficios inmediatos.

El tercer núcleo de dificultades se sitúa en la escasa presencia de “inteligencia estratégica” en los núcleos sindicales que se lanzan a la huelga. Aportan negativamente en el mismo sentido entidades y personas que asesoran altamente ideologizadas e incompetentes para apoyar la conducción de huelgas legales, a pesar de contar con aparentes habilidades librescas para comprender la realidad. Se confunde la descripción  de hechos, la denuncia de injusticias, con las capacidades para operar en el mundo concreto.

Hay un cuarto antecedente que está agudizando las confrontaciones sociales y que hace que en realidad la decisión de huelga no está correspondiendo a los sindicatos; las cúpulas empresariales resolvieron, como respuesta a las reformas, enfrentar con dureza a sus sindicatos.

Tenemos certeza de que esto ocurrió en el Retail, pero la modificación de la conducta patronal en muchas empresas de otros sectores permite establecer que tal acuerdo corresponde a un ámbito de aplicación mucho mayor. Esta verdadera colusión  del empresariado ha sorprendido a muchas direcciones sindicales y les ha dejado empantanados en largos conflictos sin solución. No debería resultar muy asombroso que reparticiones estatales estén operando en los mismos términos. Este maridaje entre lo público y lo privado es propio del modelo socioeconómico en desarrollo.

¿Qué hacer entonces?

La vieja pregunta de los partidarios de los cambios retorna cíclicamente. Vivimos tiempos confusos que todavía no alcanzan la naturaleza de crisis, pero que permiten observar larvadamente efectos de descomposición social. Estos tiempos son los peores. En un aparente estado de orden en que todavía “las instituciones funcionan”, la verdad es que ello es formal y los distintos actores sociales están librados a su suerte, porque el poder político y en realidad el Estado pierden su carácter arbitral y definitivamente optan por el crecimiento económico y con ello por las reglas que benefician al capital.

En este cuadro los trabajadores organizados en Sindicatos, una minoría, están librados a su propia suerte y por ello resultan un contrasentido alianzas de carácter estratégico de núcleos sindicales con los partidos políticos que gobiernan. Se olvida que estas fuerzas, aun teniendo acuerdos precisos momentáneos, tienen misiones diferentes que muchas veces serán antagónicas.

Si se tiene claro está concepción de alianzas y de las distintas funciones de los actores políticos y sindicales, en el terreno más concreto, cada lucha sindical vinculada a negociaciones colectivas regladas  debe establecer su propio contexto sin dejarse permear por las externalidades, esto es el debate externo aparentemente positivo.

Revisar la fuerza propia es lo sustantivo y a continuación los aliados que efectivamente se desplegarán con nosotros. Lo demás es puro discurso. En este análisis es relevante constatar las “reservas” propias, esto es la capacidad de prolongar el conflicto. Por cierto, entendemos por “reserva” al conjunto de capacidades y herramientas materiales y simbólicas que nos permiten sostener un conflicto en el tiempo. El adecuado control del tiempo y por tanto de la duración del conflicto es la clave de todo proceso de negociación.

Aceptar cerrar sin entrar en conflicto es un acto de sabiduría mayor que nos evita daños colaterales. ¿Es tan difícil de comprender estas ecuaciones de análisis estratégico bastante simple?

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25 jun 2015

Cardenal Ezzati una vez más usted se equivoca

Apenas usted fue designado Arzobispo de Santiago tuvimos la oportunidad de reunirnos privadamente en sus oficinas de Erasmo Escala. No solo quería felicitarlo por ello sino que además, pretendía expresarle mi punto de vista en relación a los escándalos que han estremecido a la Iglesia  Católica estos últimos años. Quería de corazón que su tarea pastoral fuera unificadora y liberadora para nuestra Iglesia. Ansiaba que su voz de pastor se alzara para infundir en los fieles una percepción de que en la Iglesia no habría cabida para aquellos que actuaban con hipocresía y maldad.

Sentí en aquella oportunidad que mis argumentos no eran totalmente compartidos por usted, en especial lo que decía relación con el sacerdote salesiano Audín Araya Alarcón, el que compartía un lugar junto a mí y otras personas, en el directorio de la Fundación Cardenal Silva Henríquez, que usted presidía en aquella época.

En esa oportunidad le hice entrega de un documento que llevaba preparado, en el que quería dejar por escrito mi posición acerca de este caso que en lo personal  me había impactado enormemente.

Con posterioridad a esa entrevista la justicia condenó al padre Araya a dos años de presidio y la congregación salesiana  decidió enviar los antecedentes a la Santa Sede.

El tiempo fue pasando y  pude  advertir que las esperanzas que usted despertó en mi alma, se fueron esfumando a medida que pasaban los días. He tenido la sensación que su actitud inicial, cuando era Obispo Auxiliar de Santiago en tiempos del cardenal Errázuriz, fue la de obstaculizar la investigación que afectaba al padre Karadima (me cuesta llamarlo padre). Pensé que  ahora, como Arzobispo de Santiago,  tendría la oportunidad de revertir esa postura, en consideración a que usted ya no tenía como superior jerárquico a un Arzobispo que claramente optó por el camino ambiguo de demorar, ocultar y obstaculizar.

Enorme fue mi pena cuando por televisión lo vi llegar al lugar de encierro de Karadima, ya condenado por la Santa Sede, para visitarlo y llevarle de regalo, para la Navidad de 2013, una caja de bombones. No tuvo usted una actitud de similar atención cristiana para visitar a los que sufrieron en vida las perversiones de Karadima.

Como nunca antes en la historia de la Iglesia de Santiago los fieles, sus ovejas don Ricardo, se encuentran confundidas sin sentir el apoyo de un Buen Pastor. Se opta por denunciar a los carismáticos sacerdotes José Aldunate, Felipe Berríos y  Mariano Puga, sacerdotes humildes, sencillos y entregados a llevar en la acción, la palabra liberadora de Cristo Redentor.

Más tarde,  usted opta por impedir que un teólogo de fama internacional,  como es el padre Jorge Costadoat,  pueda ejercer la cátedra en la Pontificia Universidad Católica de la cual usted es el Gran Canciller.

A pesar de la oposición de los feligreses y la  clara vinculación del obispo Barros con Karadima, se le designa obispo de Osorno. No es que a usted le competa designar o no; pero  usted como Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile,   tenía el deber junto a la Nunciatura de expresar con claridad a la Santa Sede, lo que ocurriría en Osorno si se designaba a un discípulo de Karadima como obispo de ese lugar. Se profanó la catedral de Osorno con gritos y pancartas tanto de aquellos que lo aceptaban como la mayoría que rechazaba.

Recientemente el jueves 18 de junio, me enteré de su decisión de remover al padre Julio Dutilh  como párroco de la iglesia Santa María de Las Condes.  Se le acusa de haber tenido un tocamiento  con una mujer hace 26 años. No deseo tener detalles de ese presunto hecho que motivó una  decisión de tanta envergadura  y con tantos años de retraso. Ningún otro Arzobispo de Santiago adoptó alguna decisión.  Con ello usted comete nuevamente, a mi juicio,  un grave error de conducción que ahora afecta a sus propios sacerdotes.

Deseo compartir con usted, don Ricardo, las palabras del Papa Francisco en su encuentro con los seminaristas, los novicios y novicias de todas partes del mundo, pronunciadas en la Santa Sede en el aula Paulo VI el sábado 6 de julio de 2013. Les dijo en esa oportunidad: “Si tengo algo con una hermana o con un hermano, se lo digo en la cara, o se lo digo a aquel o a  aquella que  puede ayudar, pero no lo digo a otros para “ensuciarlo”.

Don Ricardo, usted ha ensuciado pública e injustamente al querido padre Julio.

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25 jun 2015

Nuestros profesores

Nuestra reforma educacional se centra sobre nuestros maestros y profesores secundarios. Han sido malos profesores. Esto ha de cambiar. El cambio no es fácil. En el Congreso hay un proyecto ley de reforma, pero los profesores están en la calle, los estudiantes para el magisterio están ocupando sus aulas en manifestaciones o tirando piedras.

No fue siempre así. Tuvimos un buen magisterio, pero con el gobierno militar todo cambió.

Ha de surgir en el magisterio una nueva voluntad: el bien común de preferencia a las ventajas individuales. Luego se ha de buscar en el diálogo entre profesores y parlamentarios traducir en ley los acuerdos obtenidos. La tolerancia pedirá más flexibilidad ante matices secundarios de la legislación.

El descrédito político que rige en Chile si nos atenemos a las encuestas no nos ha de desequilibrar. El camino de Chile es el legal, por algo somos una democracia en cierta manera envidiada por muchos de nuestros coterráneos. La calle puede ser hasta cierta medida un lugar de expresión de muchos pero no es el lugar de deliberación y decisión.

El camino de Chile es el de la sensatez. La sensatez de un Diego Portales o del mismo Quijote de la Mancha que decía a su escudero: “Cabalguemos, Sancho, deja que los perros ladren”. Eso dijo el Quijote. Nosotros creemos que las voces de la calle hay que escucharlas. Pero luego hay que buscar las soluciones en un diálogo parlamentario.

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25 jun 2015

El proyecto Vicuña Mackenna 20 es no entender nada de patrimonio cultural

Santiago es lo que hacemos de el. Pujante, moderno y lleno de oportunidades. Caótico, contaminado y muy olvidadizo. Ya sea con la excusa de los terremotos, de la renovación urbana o de pretenciosos proyectos arquitectónicos, Santiago se niega a envejecer dignamente, sin hacer borrón y cuenta nueva. ¿Los argumentos para ello?

La falta de regulación (“no es culpa de nadie, la ley es mala”), la infinita fe en los emprendimientos (“no debemos frenar los proyectos y el crecimiento”), y la buena voluntad y buen juicio de nuestras autoridades, que de patrimonio entienden tanto como de energías renovables, y así estamos.

En un reciente comunicado del 16 de junio, el rector Ennio Vivaldi respondió a su comunidad universitaria por el reclamo de un gran número de estudiantes, profesores y egresados de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile, por el plan de demolición del viejo edificio de Vicuña Mackenna 20. En el comunicado se anunció orgullosamente que se había llegado a una solución de consenso con el equipo de arquitectos para conservar la fachada del edificio.

Don Ennio, no sea así por favor, piénselo, recorra el edificio usted sólo, e imagine lo que este le permitiría realizar como proyecto, y no al revés, es una oportunidad única.

Deje de densificar culturalmente el centro de Santiago, a solo cuadras del GAM, a la vuelta del Teatro de la Universidad, de Bellavista, de la acomodada Providencia. A la Universidad le sobran terrenos en Santiago donde instalar sus unidades de Extensión. No sea torpe y asesórese mejor.

Si el edificio no se demolió en otros tiempos, mala suerte para su proyecto, hoy eso ya no es aceptable, es de lo más sudaca conservar solo las fachadas. Infórmese por favor sobre las tendencias en la preservación del patrimonio construido, y le aconsejo desoír o al menos contrastar a los arquitectos, que en Chile mantienen nociones muy desactualizadas y reduccionistas de la conservación.

Los edificios no son de los arquitectos, en el sentido de que no son solo lo que ellos creen que son. No son solamente superficies pintadas, carátulas de la idea genial de uno de su gremio. Son cultura material, son memoria, y eso es lo que se pierde brutalmente cuando tiramos todo y dejamos la cáscara. ¿O acaso quisiéramos tener una ciudad que sea solo una maqueta como una escalofriante escena de Hitchcok?

Si un lugar es considerado patrimonial, no lo es sólo porque la ley o los purificadores de la cultura lo digan, sino porque lo es para un grupo humano, aunque nadie se lo haya consultado a dicha comunidad. Por eso no es necesario discutir aquí los valores del edificio en cuestión, ese no es el punto.

Si el rector debió detenerse a dar una respuesta a una presión ciudadana, aceptó entonces que el edificio tiene un valor, solo que no entendió cuáles valores tiene y, en consecuencia, ofreció una pésima respuesta. Quienes se interesen pueden visitar la campaña online en https://www.change.org/p/ennio-vivaldi-conservemos-vicu%C3%B1a-mackenna-20, y hacer una rápida búsqueda por internet simplemente bajo “Vicuña Mackenna 20”.

Se trata con esto de democratizar la Universidad y comenzar a dejar que la comunidad entera tome decisiones. No actuar siempre de manera reactiva frente a las presiones para, finalmente, manejarlas políticamente y volver a decidir en las cúpulas. Eso es a lo que nos tiene acostumbrados nuestra clase política, y de lo que la mayoría está harto. Eso es lo que genera la distancia y la rabia, aparentemente inexplicable, del encapuchado con los bienes y el espacio público.

Demos el ejemplo que todos esperamos de nuestra gran Universidad pública. No creo que deba explicarle al señor rector que una pintura no es una obra bidimensional, pues está compuesta por estratos sin los cuales deja de ser una pintura, y jamás será reemplazable por una fotografía, lo mismo que una holografía no sustituye una escultura, ni los facsímiles a los impresos originales.

Sabemos que en los cambios de uso siempre se pierde algo, pero lo importante es saber, como sociedad, qué queremos conservar. ¿Una fachada? ¿Sólo eso? ¿Cuál es el problema con los viejos y amplios salones? Sí, a primera vista son disfuncionales para los criterios maximizadores de hoy, ¿y qué?

Es necesario  considerar también otros valores sociales, como la nostalgia y la vejez, la memoria y el testimonio. Porque Santiago es lo que proyectos como éste hacen de el.

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25 jun 2015

Bachelet, ella y el progresismo al borde del abismo

Su primer gobierno fue un gobierno de “sensibilidad social” que no apuntó claramente hacia un Estado de Bienestar pero terminó siendo muy querido por la mayoría de la gente, desengañada de la derecha y del centro PS-PDC, que dominaba a la Concertación.

Su segundo gobierno tuvo un primer año alentador. No era el gobierno de Piñera y otros gerentes, recibía el ataque despiadado de todas las derechas pero no se veían temores a intervenciones militares. Desde afuera el gobierno se veía bien y, algo excepcional, limpio.

Ella, Peñailillo y Arenas, con todos sus ripios, llevaron adelante una cierta reforma tributaria (a la que le pusieron “cocina” desde la misma alianza en el gobierno pero pasó); una importante reforma al sistema de elecciones; propusieron no penalizar el aborto en casos extremos; aprobaron el inicio de una reforma educacional profunda; entregaron apoyo legal a las parejas del mismo sexo;  iniciaron una reforma laboral, y  están ahora, en vaivén, empujando una reforma laboral, y anuncian una nueva Constitución.

Y de repente todo estuvo ardiendo.

El fuego que les estaba cayendo encima a los momios por arreglarse aún más en sus ilícitas ganancias a costa del Estado (es decir de todos los chilenos) embadurnó al conjunto de “la clase política” y varios insignes progresistas, miembros y no miembros de la Nueva Mayoría, fueron desnudados mostrando su irresponsabilidad y su afición desmedida por el dinero mal habido.

Primero fueron el hijo y la nuera de la Presidenta.

Luego alguno que otro señor congresista (no “parlamentario”, porque en Chile no hay Parlamento). También los candidatos a La Moneda del PRO y de Fuerza Pública.

Últimamente se sabe que el núcleo principal y más cercano a la Presidenta pidió dinero  a Angelini y, más, a la gran empresa del yerno de Pinochet, es decir plata, legal y éticamente mal habida.

La Presidenta, junto con enviar al Congreso, muy bien asesorada, proyectos para iniciar una nueva era menos delictual, se ha enredado diciendo que nada sabía de la operación de su hijo, que no viajó inmediatamente desde sus vacaciones a Santiago porque le recomendaron que no lo hiciera (¡) y que tampoco sabía de dónde sacaba plata su núcleo principal y le sería “doloroso” enterarse que ella provenía de los bolsillos del yerno del asesino de su padre y su propio carcelero. ¿Honestidad? sí. ¿Candidez? también. Una columna de Sebastián Edwards en La Tercera de 24 de junio (p.11) lo confirma.

Los cándidos pueden derrotar a los ávidos, como escribió mi hermano, pero cuando los ávidos te rodean eso puede ser mortal.

El proceso de reformas se ha frenado.

El hacerlo andar nuevamente no depende hoy ni de la Nueva Mayoría, ni del PRO ni de Fuerza Pública, ni de Revolución Democrática o Izquierda Autónoma (que han mostrado una incapacidad abismante para crecer) ni de los grupúsculos alternativos que brotaron en la última elección presidencial como callampas de pino y se deformaron o desaparecieron como todas las callampas de pino. Tampoco del movimiento social, que puede empujar y proponer pero no resolver.

Ahora el propio partido de la Presidenta levanta la extraña tesis conservadora de que no pueden mantenerse las mismas reformas programadas porque la situación económica no es buena.

¿Habrase visto semejante estulticia?

Los cambios se hacen precisamente porque las cosas andan mal, no porque las cosas anden bien. Si las cosas andan bien ¿para qué hacer cambios?

Si falta plata para reformar la educación como estaba previsto, la solución no puede ser rebajar o dilatar la reforma sino precisamente buscar más plata. Si no se atreven a hacer una nueva reforma que afecte a los más ricos para dar gratuidad a los alumnos y buenas condiciones a los profesores, entonces endéudense internacionalmente, hagan algo, saquen plata de otro lado.

La plata que se gaste, buenamente, en educación, no es gasto superfluo, es inversión: preparará a más y mejor gente para su aporte a la producción y el bienestar.

La plata que se gaste, buenamente, en salud (y ahí en prevención) a la larga ahorrará y ayudará al beneficiario mismo de las políticas públicas: la gente.

Recordemos nuestra historia. ¡Nadie de la DC le recomendó a Frei Montalva, en 1965, no hacer la Reforma Agraria porque el PGB agrícola estaba bajo y podía bajar más! Lo habrían sacado por momio o estúpido. Tampoco no chilenizar el cobre porque…bla-bla-bla ¡tampoco! La nacionalización del cobre se hizo, con Allende, en un inicio por unanimidad, a pesar de los análisis catastróficos de los enemigos externos. ¡Para qué seguir!

Estamos en el borde.

La Presidenta debe asumir su responsabilidad. Debe respaldar a la justicia para que los políticos facinerosos paguen sus delitos.

Debe obligar a su nuera y a su hijo  devolver la plata que, finalmente, ganen con Caval.

Debe obligar a los personeros del que fue su núcleo de dirección devolver, al menos, los dineros percibidos de Soquimich, los que pidió Rosenbluth, los que orientó Peñailillo, los que operó Martelli. Nadie va a adelgazar o enflaquecer ni a morir por eso. Se trata de unos pocos millones de pesos, para ellos fáciles de conseguir. Para que no sea doloroso para ella y para Chile.

Debe ordenar buscar más recursos para reimpulsar las reformas.

Es la última esperanza en este ciclo político que amenaza hundirse, sin que la fuerza de lo nuevo surja aún.

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24 jun 2015

El orgullo por la identidad, una deuda pendiente

El 28 de junio se celebra en todo el mundo el Día Internacional del Orgullo LGBTI, fecha en que la comunidad mundial conmemora los hechos ocurridos en el bar Stonewall de Nueva York en 1969 y que dieron inicio al movimiento social que reivindica los derechos de las personas de la diversidad sexual hasta hoy.

Chile no se queda fuera de esta fiesta. El Frente de la Diversidad Sexual (FDS), que reúne a ocho organizaciones nacionales, convocó para este sábado una marcha que se realizará simultáneamente en Santiago, Talca y Concepción con una demanda muy clara: exigir la plena garantía de los derechos de las personas trans, por medio de la tramitación y aprobación de la ley de identidad de género.

El proyecto fue ingresado en mayo de 2013 en el Congreso por OTD, Fundación Iguales y cinco senadores/as y, en enero de 2014, se aprobó la idea de legislar por unanimidad en el Senado.

Sin embargo, más de un año después y a pesar de que está expresamente incluido en el programa de gobierno de la presidenta Bachelet, el proyecto se mantiene entrampado en su primer trámite en la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara Alta. Esto se debe al mal momento que ha vivido La Moneda en los últimos meses, en los que ha perdido el control de la agenda, y a la asunción de la senadora Jacqueline Van Rysselberghe como presidenta de la mencionada comisión.

Bien conocida es la posición de la legisladora en estas materias, manifestada de forma pública y reiterada: se opone a la aprobación de una ley que entregue equitativas condiciones de dignidad y derechos a personas que han sido marginadas de todas sus garantías básicas, a quienes considera “rarezas” y sujetas a un “trastorno mental”.  

Resulta incomprensible que una parlamentaria que piense de esta manera haya podido asumir la presidencia de una comisión que requiere de la absoluta imparcialidad para legislar, sobre todo cuando su visión personal no ha quedado fuera de las sesiones. Los siete períodos consecutivos de indicaciones son evidencia de intentos dilatorios para evitar que el proyecto se convierta en ley.

Afortunadamente, el gobierno ha decidido retomar la tramitación. El pasado miércoles 17 de junio, el ministro de la Secretaría General de Gobierno, Marcelo Díaz, se reunió con representantes del FDS para revisar las materias pendientes del actual proyecto y alistar los ajustes necesarios. El ministro se comprometió a patrocinar y acelerar un proyecto que considera un trámite no contencioso para solicitar el cambio de sexo registral ante un tribunal de familia, lo cual representa un importante avance, subsanando las condiciones vejatorias de un proceso actual victimizante y patologizante.

La nueva ley creará un mecanismo oficial para que las personas trans no tengan que seguir recurriendo a la ley de cambio de nombre, que ofrece más obstáculos que beneficios para cambiar su sexo registral. Se elimina la necesidad de la representación de un abogado, lo que implica la inversión de grandes sumas de dinero y años de tramitación.

Además, transforma el rol del juez o jueza, quien solo podrá actuar como ministro de fe, limitando el uso de su criterio personal. Gracias a esto, no tendrá competencias para solicitar exámenes médicos, cirugías de resignación o “pruebas de masculinidad o feminidad”, en las que las personas han tenido que demostrar barbaridades como haber sido o no penetradas o poder orinar de pie, y luego de las cuales a muchas se les ha denegado el cambio registral.

El nuevo proceso garantizará una sistematización del trámite y la protección de la integridad del o la solicitante, además de ampliar los/as potenciales beneficiarios a extranjeros/as, personas casadas, personas con hijos/as, y niños, niñas y adolescentes.

Este último es un paso crucial, pues se hace cargo de una serie de episodios de discriminación que afectan decisivamente el desarrollo emocional de los/as menores transexuales, permitiendo a niños y niñas como Andy (la protagonista del reportaje de Contacto) ser reconocidos/as y amparados/as de sesgos y discriminaciones en establecimientos educacionales y sanitarios. El Ejecutivo tendrá pendiente zanjar la situación de las personas trans privadas de libertad y la fórmula de cómo podrán acceder a este beneficio.

Confiamos que el gobierno presente todos estos cambios con la celeridad que urge el estado de alta vulnerabilidad que las personas trans deben vivir cada día. El alto grado de deserción escolar, la expulsión del hogar, las escasas posibilidades laborales que empujan a muchas a la inseguridad del comercio sexual y una limitada esperanza de vida son resultado de una completa falta de derechos básicos y ante lo que el Estado chileno se ha mantenido indiferente por muchos años.

Esperamos que la voluntad de la administración de Bachelet sea compartida por los/as honorables parlamentarios/as y la senadora Van Rysselberghe, cumpliendo con su deber de legislar con altura de miras y en atención al respeto de la diversidad y la inclusión en nuestra sociedad, para que el orgullo de ser quienes somos sea para todos y todas, no sólo para algunos/as.

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24 jun 2015

El fútbol es lo más parecido a la vida

El interés del fútbol reside en que es lo más parecido a la vida. Y es que en el hay una combinación perfecta entre destreza y azar. No es puro azar, pero tampoco un desequilibrio entre ambos aspectos, como el que podemos encontrar, por ejemplo, en otros deportes, como el tenis o el rugby.

En el tenis, la destreza supera siempre el azar, este tiene poco margen. El jugador con su habilidad puede perfectamente prever lo que ocurrirá con su jugada y adelantarse a los movimientos que hará su rival, obligándolo a actuar de una determinada manera. Y hasta se pueden ganar puntos que son resultado de la pura destreza, como ocurre con los aces. El concepto mismo de “error no forzado” que es propio del tenis, señala que ciertos errores no llegan como resultado de una táctica del rival, sino por impericia propia. Y eso quiere decir que en ambos casos, en los errores forzados, tanto como en los no forzados, se trata de un asunto de destreza. El azar ni siquiera está considerado.

En el rugby, debido a la forma oval de la pelota no se sabe nunca hacia donde va a dar el bote, su trayectoria no es perfectamente previsible, por tanto hay más azar. Pero por otro lado, hay elementos de fuerza física, de violencia, que son ajenos a otros deportes. Un antiguo dicho británico dice que “el fútbol es un juego de caballeros jugado por villanos y el rugby es un juego de villanos jugado por caballeros”.

A pesar de eso, en el rugby se respetan las reglas escrupulosamente y rara vez hay un alegato por un mal cobro arbitral. Por otro lado, en el rugby siempre está presente la conciencia de que al final, todo no ha sido más que un juego, lo que demuestra la costumbre existente en este deporte de lo que se llama “el tercer tiempo”, en el que jugadores, árbitros y público se juntan después del partido a comentar las jugadas y el resultado.

En el fútbol, en cambio la pelota es redonda, es decir, el papel que puede jugar el azar en las jugadas está perfectamente equilibrado con la destreza que tengan o no tengan los jugadores.

Como se ha dicho infinitas veces, el fútbol es un deporte social en sí mismo. Se juega en grupos organizados de acuerdo a una perfecta división del trabajo: los jugadores se alinean en puestos diferentes con responsabilidades diferentes. Unos tienen que detener los avances del adversario, otros son atacantes, otros asisten a los atacantes o a los defensores, y otros cuidan el arco para que no entren goles.

El hecho de funcionar como un equipo hace que la táctica de juego sea un elemento esencial, pues de la atribución de las tareas que cada jugador tendrá en la cancha dependerá la eficacia o el fracaso del equipo. Por lo tanto, la habilidad personal en cada caso tiene que desarrollarse a partir del funcionamiento colectivo y no tiene ningún valor por si misma. Un jugador “comilón” o “que juega solo”, por más diestro que sea, no sirve en el fútbol, donde todo tiene que estar mediatizado hacia el juego de equipo. El rol del entrenador es primordial, pues asegura que se cumpla el objetivo común como un observador exterior, encargado de pensar lo colectivo.

Lo que observa con interés el espectador desde la tribuna del estadio, es por encima de todo cómo opera este funcionamiento, como cada jugador cumple su rol y tiene en cuenta a la vez a sus compañeros y sus rivales. Y los mejores jugadores son aquellos que tienen en cada momento registrada en su mente la posición exacta en que se encuentran todos los demás jugadores en la cancha. Lo más hermoso es ver como ciertos jugadores de gran talento (como por ejemplo el Mago Valdivia) son capaces hasta de prever la posición libre a la que será capaz de llegar un compañero y adelantarle un pase que lo dejará en una posición privilegiada. La precisión en la jugada es quizás lo más hermoso del futbol. El gol, no es más que la coronación en un trabajo arquitectónico mucho más complejo y en el que reside el verdadero arte del fútbol.

El elemento azar también existe en el fútbol y casi de manera pura. Un gol puede venir del azar, puede ser “de pura suerte”, una pelota que llevaba una intención diferente, tocó a un defensor y entró en el arco, un pelotazo mal dirigido que sin querer entra en el arco, un disparo al arco que da un bote raro por una imperfección de la cancha y en lugar de entrar, se desvía y sale fuera. etc. Los ejemplos son múltiples.

A quien le gusta el fútbol, no pensará jamás que ganar o perder sea lo esencial. Se puede ganar con deshonor o perder con honor. Lo importante entonces es el honor, el como se pierde o se gana y en esto hay una gama infinita de posibilidades. En el fútbol se ponen en juego caso todas las facultades humanas, la inteligencia, la generosidad, el espíritu de grupo, la astucia, la valentía, pero también las malas, el egoísmo, la cobardía, el descontrol, la rabia, y hasta la más pura maldad. Y por supuesto, el amor y el odio, todo lo humano se futboliza.

El fútbol siempre empieza de nuevo, siempre hay en el una nueva oportunidad. Se perdió, pero mañana se podrá ganar. Nunca nada está perdido, pero tampoco definitivamente ganado. En cuanto un campeonato se termina, otro vuelve a empezar. Es un eterno retorno de lo mismo no sufrido  sino querido como en el mito de Sísifo, sino querido el acto de hacer el amor.

Y lo más increíble, en el fútbol también puede jugar un papel la injusticia o la justicia, la verdad o el engaño. Un penal mal cobrado puede ser determinante en favor o en contra de un equipo. Un buen árbitro es un factor de seguridad frente a la pillería o la astucia de un jugador, un mal árbitro puede tomar una decisión equivocada y confirmar lo que no es más que un engaño. Se puede meter un gol con la mano y ganar un campeonato, como ocurrió con Maradona.

Si observamos cómo es nuestra vida, descubriremos de inmediato que el fútbol es su perfecta reproducción. Los seres humanos, cada uno en su circunstancia determinada y rodeado de personas que, o bien ayudan o son un obstáculo, tienen que conseguir sus objetivos a través de alianzas cada vez decisivas. Nuestra vida también está sujeta al dictamen de la fortuna. No siempre los buenos ganan, y tampoco sirve a veces la habilidad, la inteligencia, la sabiduría.

Muchas veces lo decisivo es la buena suerte. Si bien casi nunca es perfectamente claro por qué equipo estamos jugando, siempre estamos ubicados en un grupo de pertenencia, con rivales al frente que quieren lo que nosotros no queremos y que se oponen con fuerza a la consecución de nuestros objetivos. Nuestros logros o fracasos no dependen solamente de nosotros mismos, por eso constantemente andamos a la búsqueda de la consolidación de los nuestros, nuestra familia, nuestras amistades, nuestros asociados, nuestros colegas, nuestros compañeros, nuestro equipo. Porque no solamente el fútbol es como la vida, sino que la vida es también como el fútbol.

Por eso, ¿qué de extraño tiene el que miles y miles de personas llenen los estadios o se sienten a mirar un partido en la televisión? ¿No es acaso esa la mejor manera que tienen de ver ante ellos mismos cristalizarse en una síntesis perfecta lo que es su existencia y lo que son sus luchas? El entusiasmo por el fútbol no es más un entusiasmo por nuestra propia vida y eso no puede ser más benéfico cuando pareciera que todo menos eso naufraga a nuestro alrededor.

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