02 jul 2015

Quimantú: el sueño de Salvador Allende

Allende fue quién insistió, de modo visionario, en la necesidad de una editorial del Estado. En 1967 presentó una moción de Proyecto de Ley para crear una empresa editorial que permitiera, entre otras cosas, abaratar los costos de los libros para el “beneficio de las capas modestas de la población”.

Aunque la idea no prosperó, Allende mantuvo firme su propósito. Por eso, ya siendo Presidente, en la Unidad Popular, el 12 de febrero de 1971 “comunicó al país un compromiso formal de venta” de editorial Zig-Zag al Estado de Chile. Un día más tarde, el 13 de febrero de 1971, a través del diario La Nación, el compañero Presidente informa la compra definitiva del sello.

Todo esto lo cuenta Un sueño llamado Quimantú (2014), libro testimonial de una de las protagonistas de la historia que referimos: Hilda López, quien estuvo desde el inicio del ambicioso proyecto hasta su último día de operaciones, el 11 de septiembre de 1973, primero como coordinadora y luego directora de la emblemática revista La Firme.

El libro es una apuesta de Ceibo ediciones, sello que ha incursionado con éxito en textos que mezclan testimonio, periodismo comprometido y literatura.

El volumen es ilustrativo respecto a la épica que significó esta empresa. Narra como, por ejemplo, Sergio Maurín, que asume como un importante directivo, rompe todos los códigos gerenciales cuando, en su horario de colación, “hizo la cola en el casino y luego, bandeja en mano, se sentó junto a los trabajadores”. Su conducta, agrega la autora, fue siempre la misma, y era habitual verlo bajar a los talleres “a aprender” el trabajo con los operarios.

El libro ofrece un material gráfico muy relevante. Destacan una serie de fotografías e imágenes de colaboradores y de múltiples apariciones de la editorial en la prensa de la época. Estos registros, que atraviesan de principio a fin el libro, son en blanco y negro; no obstante, al centro del volumen hay 14 planas en colores, y en una mejor calidad de papel, que reproducen acertadamente las portadas de revistas y libros, así como de diversos afiches, publicados por la editorial.

Un acápite del volumen está dedicado a los distintos proyectos que desarrolló Quimantú en su corta existencia. Las aproximaciones a estas revistas y colecciones de libros infantiles, entre otros productos editoriales, en muchas ocasiones son textos de personas que estuvieron involucradas directamente en dichos proyectos.

Destaca la revista femenina Paloma, cuya idea era respaldada por Hortensia Bussi de Allende, la Primera Dama, y que, curiosamente, fue pensada por su creador a partir de la experiencia de Hugh Hefner y Playboy, como una revista amplia y compleja que soportara una pluralidad de temáticas.

Un espacio considerable del libro se dedica a los “quimantucinos”, es decir, a quienes se desempeñaron en la editorial. Entre ellos figuran Hernán Vidal (Hervi), Pablo Dittborn y Jorge Arrate, entre muchos otros. Aquí, como en los textos anteriores, hay colaboraciones de los mismos participantes de este gozoso proceso de cambio de paradigma cultural, que se decidieron a narrar su experiencia en primera persona.

Sus testimonios son de indudable valor. Uno de ellos, el sociólogo Tomás Moulian, integrante del equipo División Editorial, señala: “Quimantú participa en lo central de la Unidad Popular: la dignificación de los pobres. El hecho que leyeran a Chejov, a Flaubert, a Jack London, a Puschkin, en un librito pequeñito que estuviera a su alcance, era una labor de lucha cultural”.

Antes de cerrar el recorrido por la historia del sello estatal, la autora se detiene en un recuerdo doloroso, denominado “Nuestros muertos”. En este apartado, da cuenta de las víctimas de la represión militar ligadas a Quimantú, todas consignadas en el Informe Rettig. Sólo uno de ellos, Arturo San Martín Sutherland, tiene sepultura; los demás, aún permanecen sin ser encontrados. Junto a sus fotos, la autora menciona las circunstancias en que fueron secuestrados. Los Detenidos Desaparecidos son: Luis Jiménez Cortés, Diana Aron Svgilsky, Guillermo Martínez Quijón, Guillermo Gálvez Rivadeneira, Moisés Mujica Maturana, Carmelo Soria Espinoza.

Quimantú significa “sabiduría del sol”; es la unión de dos voces del mapudungún: Kim (saber) y Antú (Sol), encontradas por Luz María Hurtado–a quien le habían encargado la misión de buscar un nombre apropiado– en unlibro de 1934, escrito por el padre Félix de Augusta.

Esta sabiduría hace sentido en nuestros días. Además de la imprescindible necesidad de mirar el pasado, con las luces y sombras que ofrece un  proyecto como este, el libro de Hilda López propicia una reflexión que en la actualidad resulta cardinal: la posibilidad de crear una editorial del Estado.

El tema, desde luego, genera polémica, pero creo que es menester cuando menos considerarlo dado lo oneroso que resulta adquirir un libro Chile. Los editores independientes, por lo que entiendo, apoyan la idea; supongo que no ocurre lo mismo con los representantes de las transnacionales.

Empero, sería interesante evaluar la factibilidad de una empresa de esta naturaleza, alejándose del debate ideológico que suscita. Sin duda, la cultura merece pasar por alto los supuestos cuasi-trascendentales que defiendan, como palabra revelada, los gurúes del capital privado.

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01 jul 2015

El derecho a pensar distinto

Se ha anunciado que el Gobierno propondrá reponer la figura de la “orden de partido”, a propósito de la reforma legal para garantizar una mayor transparencia en las colectividades.

El simple anuncio de esta iniciativa generó reacciones a favor y en contra.  Los primeros porque creen que la solución a los problemas políticos de un país es la protección de los partidos, para que estos puedan actuar sin mayores contrapesos, y eso incluye naturalmente que no puedan surgir los llamados díscolos, es decir los parlamentarios que actúan con libertad respecto a las colectividades.

Como contraparte, están quienes creen que los partidos políticos se encuentran obsoletos en el momento político actual que atraviesa el mundo occidental, y que la única posibilidad de supervivencia que tienen es adaptar una mayor flexibilidad.

Si bien es cierto que tanto el ingreso como la renuncia a los partidos son completamente voluntarios, hay que apuntar que la misma legislación deja peores posibilidades de elección a quienes compiten desde la independencia.  La suma de los dos elementos significa asegurar que el Parlamento esté integrado preferentemente por militantes de partidos y, si se aprueba la idea del Gobierno, de manera directa por los partidos.

La pregunta que hay que hacerse entonces es si un país funciona mejor con un sistema de partidos fuerte o si resulta mejor permitir la participación de parlamentarios ajenos al ámbito de influencia de estos.

Hay que enfatizar que estos independientes no son los que reniegan de la política, repitiendo viejos slogans que buscaban asociar a esta actividad con una especie de engendro diabólico, sino de quienes tienen una estructura mental de raciocinio libre de un contexto doctrinario determinado por la pertenencia a un partido y que, en la mayoría de los casos, se relacionan con corrientes filosóficas del siglo pasado e incluso del antepasado.

En momentos en los que los políticos tienen una mala evaluación ciudadana (3 por ciento de confianza en la última encuesta CEP de abril), resulta evidente que fortalecer los partidos no tendrá una recepción positiva por parte de la opinión pública.

¿Se refuerza de esta manera la percepción respecto de la indolencia de los partidos en relación a las necesidades de un país?   Se entiende que hay una apuesta a favor de lo que han sido desde los inicios las únicas instituciones para expresar y canalizar las distintas visiones respecto de la forma de ordenar la sociedad.  Se entiende también que, ante problemas nuevos, la tendencia prevalente sea la de actuar con recetas viejas.

Es evidente que el sistema de partidos políticos se siente amenazado por una ciudadanía empoderada que tiene una mayor capacidad para organizarse en la consecución de propósitos específicos pero que, como  contrapartida, no ofrece una visión amplia del tipo de sociedad que se propone, mientras los partidos sí cumplen con esta habilidad pero tienden a ser más lentos en la solución de problemas puntuales.

La pregunta de estos tiempos es si la tendencia a la atomización de las demandas colectivas jugará en contra del rol histórico de los partidos y si las personas tendrán éxito en la apuesta de organizarse sólo para asuntos precisos, o si los partidos podrán superar estos nuevos desafíos.

Sin embargo, y si se acepta que el mundo político se mueve de una manera distinta, resultaría más conveniente buscar fórmulas creativas y, en vez de reprimir la disidencia al interior de los partidos, permitir que las diferencias se expresen y aceptar que los acuerdos tienen que ser más amplios que la voluntad de las directivas partidarias, así como fomentar una mejor manera de establecer asociaciones entre los partidos y la sociedad.

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01 jul 2015

Carlos Lorca Tobar

Hace 40 años fueron detenidos, torturados  y hechos desaparecer por la DINA los militantes, colaboradores y miembros de la directiva clandestina del Partido Socialista de Chile.

Me refiero al diputado Carlos Lorca Tobar, Exequiel Ponce Vicencio, Ricardo Lagos Salinas, Mireya Rodríguez Díaz, Carolina Wiff Sepúlveda, Michelle Peña Herreros, Sara Donoso Palacios y Rosa Solís Poveda.

Es justo representar en Carlos Lorca o Sebastián como era su nombre político, a este valeroso grupo de hombres y mujeres que asumieron la pesada tarea de mantener vivas las estructuras del Partido Socialista tras el golpe de Estado, que trabajaron arriesgándolo todo con total lealtad a la causa que abrazaron.

Lorca ingresó a la juventud socialista en 1965. En 1968 fue elegido presidente del Centro de Estudiantes de la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile convirtiéndose en un actor relevante de la Reforma Universitaria, ocupando el cargo de Secretario General de la FECH en 1969. En aquellos días conoció y trabó amistad con quien nunca ha dejado de reconocerlo como su mentor: la presidenta Michelle Bachelet.

En 1972 fue electo Secretario General de la juventud socialista y en 1973 diputado por Valdivia, jugando un papel destacadísimo junto a Gladys Marín, Secretaria General de la juventud comunista, en la defensa del gobierno de la Unidad Popular y posteriormente en los primeros años de la resistencia a la dictadura.

De hecho, Sebastián, en 1974 fue uno de los autores del llamado Documento de marzo en el que la dirección en Chile del Partido Socialista proponía establecer una alianza con la Democracia Cristiana para terminar con la dictadura. Esta idea, en ese momento sorprendió a muchos pues las heridas dejadas por las batallas del período de la Unidad Popular aún estaban muy abiertas.

Sin embargo, es evidente que con el correr de los años y con la experiencia de violaciones de los derechos humanos esta tesis se haría carne en la mayoría de las fuerzas de izquierda, logrando así construir una sólida alianza de centro izquierda que se proyecta hasta nuestros días, 40 años después.

Se trata entonces no sólo de actores valientes y consecuentes, sino también lúcidos políticamente. No por nada, Carlos Lorca, con apenas 30 años de edad, se convirtió en uno de los líderes más relevantes del socialismo chileno.

En el contexto actual, también es relevante la figura de Lorca como político dotado de sencillez y humanidad, de valores profundos y convicciones firmes, entregado en cuerpo y alma al servicio público.

Su figura se emparenta con la de los actuales dirigentes estudiantiles que ingresaron desde la lucha universitaria a la Cámara de Diputados. Es un ejemplo digno para las nuevas generaciones, pero duro de imitar.

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01 jul 2015

El fútbol nos debe una

De vez en cuando tenemos la oportunidad de tomarle la mano a la esquiva gloria y subirnos en el carro de la victoria y salir a recorrer, como corresponde, las calles del país celebrando algo más que un triunfo simbólico o moral. El problema es que siempre queda en eso, en “tenemos la oportunidad” porque nunca la hemos tomado y vemos como los otros celebran.

Ahora nos veremos la cara con Argentina, la finalista del Mundial, la que cuenta con Messi, Agüero, Di María, Pastore y Mascherano, que viene del ‘ultrajar’ los sueños paraguayos de llegar a la final. No será fácil y eso da lo mismo, porque las dificultades están en el ADN nacional.

Apenas comenzó la Copa América comencé un ritual silencioso, lo he repetido cada maldito día previo y posterior a los partidos de Chile con la intención de aportar lo mío para levantar la Copa. No sé si llamarlas cábalas, pero en mi cabeza está la idea de que los comportamientos reiterativos deben servir de algo y, créanme, si supiera rezar y tuviera certeza de que sirve para algo, también los haría.

Y es que la tarea no es fácil, nosotros tenemos el peso de la historia en nuestra contra. Nunca hemos ganado la Copa, Argentina nos tiene de casero y lo único que queremos es gritar esa palabra de una buena vez. Sin embargo, los albicelestes son los favoritos, llegaron a la final del Mundial, tienen al mejor del mundo, pero no han ganado nada desde 1993. No han sido capaces de juntar todos sus genios para levantar un trofeo y eso lo saben, les pesa, la presión del campeonato es de ellos no nuestra. Si no me cree revise las imágenes de la definición a penales contra Colombia. ¡Estaban asustados! Messi habló de “cagazo”.

El sábado estarán dos equipos en la cancha, pero detrás de ellos habrá una historia muy disímil. Los albicelestes han bailado con la linda, tienen historia, copas y genios. Nosotros tenemos ganas, hambre, sueños, queremos subirnos al carro de la victoria de una buena vez.

La presión está ahí, pero no es la misma. No se equivoque, Argentina tiene que salir campeón, sino cruzando los Andes querrán crucificar a Messi y su banda. Lo nuestro es dejar en el olvido nuestra maldición.

Han pasado 100 años y no hemos ganado nada. ¡Cómo es posible que los dioses del fútbol se hayan olvidado tanto de nosotros! Los últimos meses han sido jodidos para nuestro país, es cosa de salir a la calle y ver la cara de traste de nosotros deambulando. Si estos cabros, nuestros jugadores, hacen la gracia no se incrementará el sueldo mínimo, no tendremos nueva Constitución, menos haremos entender a la elite de la importancia de una educación de calidad para todos, la clase política no se conectará con la ciudadanía, no pasará nada trascendental para nuestra vida en sociedad, pero sí podremos salir a la calle, gritar por primera vez en la historia esa maldita palabra que todos han tenido alguna oportunidad de vociferar y le aseguro que algo cambiará, no lo podrá explicar, pero algo habrá cambiado en nuestra historia.

La final del sábado y la vengo “jugando” desde que se terminó el partido contra Perú, me lo he imaginado de todas las formas posibles. Desde ahora dormiré menos, pensaré más y fumaré mucho más.

El viernes en la noche me costará conciliar el sueño, el encuentro con la historia estará ahí y no será para pelear el paso a una segunda ronda o el acceso a cuartos de final, estamos hablando de la final de América, frente a Messi y su banda, pero no me importa el fútbol nos debe una y ya es hora de comenzar a cobrar la deuda.

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30 jun 2015

El Club

“Bien por  Pablo Larrain y bien por el cine chileno”.

Pablo Larraín ha demostrado tener la osadía y el talento visual para desnudar,  en sus trabajos fílmicos, el alma segregadora, clasista y violenta que poseemos los chilenos. Una película generosa en símbolos, que sin duda nos refleja y nos sintetiza como sociedad  y nos da un lugar en el penumbroso, frio y desolador claustro escenográfico en el que sitúa la acción y a sus personajes. Al visionar este filme y palpar la valentía y el novedoso punto de vista que nos entrega frente al tema iglesia… abusos… culpas… y pastores descarriados, vemos sin duda, que este notable ejercicio fílmico habla de que en Chile algunas golondrinas sí hacen verano al menos en el vasto terreno del cinematográfico local.

El Club es una película dolorosa, desoladora, triste e iluminada de inicio a fin.

Cinco sacerdotes  una monja, un perro galgo una vieja casona y un indigente, enmarcados por un entorno costero rural, gélido y azuloso. “Nos levantamos y rezamos. Después tomamos el desayuno. Celebramos la misa al mediodía. Comemos a la una. Luego cantamos. A continuación tenemos tiempo libre. Rezamos el rosario a las ocho y media hora después cenamos”, comenta en paz y tranquila la monja que ordena, regenta y lava incesantemente con una escoba las culpas de la casa en la que viven escondidos del mundo y de sí mismos un grupo de sacerdotes. Solo  importa la puntualidad, el orden y la absoluta normalidad para que así transite de forma subterránea el más triste y repulsivo de los horrores. La santa iglesia (madre de sus súbditos que, por tanto, además son hijos) los tiene ahí ocultos, limitados a estar no existir solo estar.

Pero no todo es la mediática pederastia; a su lado, un capellán militar paga por su silencio ante tanta aberración  durante la dictadura; otro se esconde por haber robado niños recién nacidos de manos de sus madres; otro  cura que muestra su cordura extraviada  en medio de balbuceos  y otro que carga con su homosexualidad no aceptada, y la última, la monja de piel prístina y voz calma, simplemente paga  por obligación. Si  todo no fuera tan trágico, podría estar frente a una comedia.

Hasta que un día aparecen por la casa dos sujetos extraños: una víctima enajenada y lacerada de cuerpo y alma por los actos impuros  de un sacerdote pederasta y el emisario  de las nuevas jerarquías eclesiásticas dispuestas a acabar de raíz con el problema. “La institución no puede permitirse albergar en su seno a gente incapaz de arrepentimiento”, dice en sottovoce  el docto sacerdote psicólogo  educado en Europa.

Como ya hiciera en ‘Post mortem’, por ejemplo, donde la dictadura de Pinochet era contemplada desde la fría y aséptica  sala de una morgue, Larraín sabe transformar las situaciones más domesticas y rutinarias en inquietantes y tensos símbolos que amalgaman mentes fisuradas con justificaciones bíblicas siempre amenazadas por la tentación del melodrama.

Pablo demuestra una dirección solida en lo actoral y estético y nos lleva a navegar por las aguas mansas, turbias y turbulentas del dolor humano.  La referencia a casos reales que han estado en la tapete noticioso nos entrega el ancla a tierra necesaria para conectar este mágico y desolador retrato escenográfico con la severa realidad.

Un filme laberíntico y complejo, desagradable, perturbador, terrorífico y hostil… como debe serlo todo filme de carácter autoral, que se mueve con maestría en una nebulosa  zona  moral, como el drama que explica. En esa zona donde todas las ovejas y los pastores, por puros que parezcan, acaban teñidos de negro.

El Club es un film simbólico en varios aspectos, a ratos nos parece estar recorriendo el infierno, tal vez el  de Dante, y es que la Iglesia en Chile, como me comentó un amigo, es variada, de todo hay en esta viña y tiene razón, pero a esta alturas, debido a sus errores, a nadie le importa demasiado, salvo por el pornográfico morbo tan chileno, de querer  ver despeñarse las instituciones debido a sus propios errores. Asistamos a la arena a ver como los gladiadores destrozan   a unos tribunos.

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30 jun 2015

Eyzaguirre en La Moneda

Cuando llega un nuevo miembro del Comité Político, este puede ser presentado por los observadores de dos maneras: como el integrante de un equipo o como alguien que conformará una dupla con otro a fin de oponerse a un tercero. Desde luego, la forma en que se le presente no es nada de inocente y, como siempre, dice mucho más sobre los que emiten la opinión que sobre el acontecimiento en cuestión.

Lo cierto es que la nominación de Eyzaguirre en la Secretaría de la Presidencia no fue una sorpresa. Siempre estuvo presente en las listas de las nominaciones posibles de los medios de comunicación. Al mismo tiempo, la demora en la designación parece explicarse retrospectivamente como el lapso necesario para despejar el tema del paro del Colegio de Profesores (algo que aconteció –pese a las apariencias- tal como veremos luego).

Además, y este es un dato que no debe olvidarse, Nicolás Eyzaguirre ya era un miembro habitual del Comité Político, dado la gravitancia de la reforma educacional que dirigía y el acontecer ligado al sector. Estrictamente hablando, es un integrante que cambia de posición. Por lo mismo, se puede decir que es un personaje ya aceptado de antemano por los otros integrantes. Lo cual tiene una gran importancia para el funcionamiento del gobierno.

La nominación del ministro de la Segpres tiene una importancia difícil de exagerar. Es sintomático de las decisiones que se tomarán a continuación. Lo que se jugaba era la coherencia del diseño político que había implementado la presidenta Bachelet pocas semanas antes: la constitución de un grupo de alta confianza política, capaz de sostener una interlocución abierta con todos los sectores, mantener aglutinado a su base de sustentación y hacer frente a las dificultades más evidentes del momento.

Como no había ningún espacio para equivocaciones o sorpresas, era evidente que no se podía esperar la llegada de una “joven promesa” sino la de una figura ya probada. Con la nominación hecha es claro que Bachelet incorpora una figura reconocida y, al mismo tiempo, mantiene vigente la idea de constituir un equipo que colabore entre sí y saque tareas adelante mediante la cooperación.

La interpretación más del gusto de algunos analistas es la más conspirativa hipótesis de la constitución de una dupla para establecer un “polo fuerte”. Esta es una idea bastante poco refinada, aunque permitirá recurrir a una explicación sencilla a muchos articulistas durante las próximas semanas. Sin embargo, por estimulante que resulte especular sobre posibles intrigas de palacio, ello no dan cuenta de la personalidad de los involucrados ni de las funciones a que están llamados a desempeñar.

Lo que se he escogido en esta ocasión, es lo que en la jerga de los habituales se conoce como un político “de tonelaje”, alguien con “peso político”, un actor de primera línea por derecho propio, más que un colaborador que recibe su grado de influencia por su proximidad personal con la mandataria. Es alguien que agrega valor al cargo porque se le reconoce vuelo propio y opinión propia.

En otras palabras, el Comité Político se ha visto reforzado porque llega alguien que no necesita afirmarse en otros para hacerse escuchar, que ya cuenta con la capacidad de sostener y defender posiciones sin necesidad de eso.

Los personajes complejos y experimentados no hacen alianzas simplistas. No entran “adscritos” a un grupo sino que juzgan cada decisión en su mérito. Por eso están ahí, para eso fueron llamados, y el que no lo entiende andará a tumbos cuando intente interpretar la dinámica interna del Ejecutivo.

Un gobierno de la Nueva Mayoría no puede optar por alguno de sus componentes. Nadie en solitario da el ancho para dar gobernabilidad. Y sólo juntos se dispone de la chance para implementar una salida a la crisis política, que es focalizada pero que es real. La competencia por la influencia al interior del gabinete no tiene sentido en tiempos tan apremiantes.

Lo que sí se debe garantizar es que todos los componentes de la centroizquierda se sientan igualmente representados en sus sensibilidades, de modo que la complementariedad de perspectivas cumpla el papel virtuoso que siempre ha tenido en este sector político.

La única manera de que el gobierno le vaya bien es que implemente una sola estrategia. No hay espacio para ningún otro comportamiento. Para eso se requiere poner el acento en la unidad de propósitos antes que en los matices. Y es este acento el que debiéramos ver reflejado en el período que viene. La necesidad de esa confluencia es lo que queda completamente reflejada en lo que va del paro docente. Algo que se le mal critica a Eyzaguirre, puesto que no habría “cerrado” el conflicto antes de cambiar de cartera.

Se puede decir que este conflicto no está “cerrado” (en el sentido de “terminado”) pero si está resuelto (en cuanto que tiene fin conocido y cuenta con un curso de acción decidido).

Ocurre en este caso que las demandas explícitas del gremio ya han sido acogidas en un grado inusualmente alto. Al respecto la flexibilidad del ministerio de Educación ha sido notable y unilateral. En el camino, los parlamentarios han identificado los puntos de común acuerdo, lo cual compromete su apoyo a los acuerdos producto de sus propias gestiones.

Lo sorprendente es que el gremio ya decidió mantener el paro, no obstante haber sido acogidas sus demandas. Esto ocurre porque sus decisiones son tomadas en asamblea, y las asambleas están dominadas por un sector con una demanda política no negociable: retirar el proyecto de carrera docente.

Así las cosas, quedan despejadas las incógnitas y con ellas la posibilidad de llegar a un acuerdo inmediato que carece de una dirigencia que los respalde o quiera respaldarlo. En concreto, el movimiento se queda sin destino porque el Ejecutivo no puede ceder en su resolución de implementar la reforma, ni puede el gremio mantener un paro que comienza a debilitarse.

Eyzaguirre llega a la Segpres, cuando el ministerio de Educación ya tiene resuelto enfrentar el paro, y lo que queda es asegurar el apoyo en el Parlamento a un proyecto que el nuevo integrante del Comité Político conoce perfectamente. Se encuentra pues en el lugar donde puede ser más útil, y donde mejor continuidad le puede dar a las tareas que antes desempeñaba.

La posibilidad de que la administración Bachelet retroceda en materia de sus metas en educación, es ahora todavía menor después del cambio ministerial. Para efectos prácticos, ha hecho su apuesta fundamental, de lo cual está obligada a salir airosa.

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29 jun 2015

El que espera, des-espera

Los conflictos  que  resultan de una espera larga con resultados infructuosos  suelen  ser el resultado de una firme determinación: ya no se puede continuar esperando. “Des”  indicaría entonces la firme determinación de no continuar aguardando y actuar.  Este paro docente y la decisión de  continuarlo a pesar de los problemas que genera y de  las consecuencias  que traerá sobre todos  los actores (quienes están en paro y quienes sufren el paro) es por lo tanto el resultado de una decisión que nace de una reflexión de muchas décadas y no, como  se ha sostenido, una extorsión hacia las autoridades exigiéndoles el retiro del proyecto de carrera docente.

Cuando una mujer, víctima por años de  violencia conyugal, decide abandonar el hogar llevándose a sus hijos “así mi pareja quizá se decida a detener los golpes y se avenga a dialogar” ¿está extorsionando al marido? ¿Es una extorsión porque pone condiciones? Por el contrario, es –  a mi juicio –  la determinación firme y sensata de quien lleva mucho tiempo aguardando un cambio que no llegará a menos que ella tome un camino radical, arriesgando ser acusada de abandono de hogar.

Los profesores han aguardado mucho tiempo. Y poco o nada ha cambiado, a excepción de esos “Cambios Uno” tan característicos de las instituciones, cambios cosméticos que dejan la sensación de avances pero  se sabe  que todo continuará igual. Se precisa  un verdadero Cambio Dos, un cambio radical que tiene un gran costo social y  personal.

Indudablemente que los alumnos  cuyos profesores  siguen en paro están pagando un precio alto, y los detractores del paro sostienen que se está haciendo un daño enorme a  alumnos que necesitan estudiar y aprender. Acá está el quid que justifica un cambio radical: por una parte, los profesores  quieren cambios reales que de verdad mejoren la desmedrada situación de le educación chilena; pero por otra,  se sostiene que deben volver a su aulas para continuar “aprendiendo”, pero aprendiendo con la desmedrada calidad educativa que todos repudian, con el loable objetivo de que los alumnos “no pierdan clases”. Es decir, para que todo siga igual.

Si una mejora sustancial de la calidad educativa , la que sin duda ha de ser gradual, implica  hacer cambios reales, sustentados en evidencias científicas, con miras a dar a los niños  una formación inicial  tan sólida y de tan alta calidad que  genere  un real impacto en las generaciones venideras, entonces  adelante, es este el momento. Es ahora cuando  se  puede avanzar  para mejorar  todo aquello que  ha paralizado desde hace casi medio siglo a la educación chilena.

Pero para ello se debe escuchar a todos los actores, se debe repensar la educación desde  una óptica nueva, abandonando los grandes objetivos que han ido permeando esta tarea desde hace décadas, una nueva mirada que esté lo más lejos posible  de la óptica de mercado, que tanto daño  ha hecho a un país que otrora fue admirado en la Región por  la calidad de quienes egresaban de la enseñanza secundaria y que, con alta probabilidad, no habían  tenido que pagar por esa educación de calidad.

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29 jun 2015

A un año del califato

El 29 de junio se cumplió un año desde que el Estado Islámico proclamó su califato en los territorios bajo su control en Irak y Siria. Prácticamente en ese mismo momento, la organización liberó traducciones de aquel mensaje al inglés, francés, alemán y ruso, llamando a la obediencia de los musulmanes al autoproclamado líder del Estado Islámico, el califa Abu Bakr al-Baghdadi.

Evidentemente, esto trae un fuerte impacto mediático, buscando atraer a jóvenes musulmanes que habiten en los países de esas lenguas para sumarse a la yihad (concepto muy mal entendido como “guerra santa” contra los “infieles”).

En el transcurso de un año, el Estado Islámico no sólo ha podido resistir con éxito los combates contra las fuerzas iraquíes, sino que además, ha acrecentado su influencia al interior de la comunidad yihadista global, sembrando una verdadera red de apoyos regionales que se reparten desde el Maghreb, la Península Arábiga o el Sudeste Asiático. A su vez, la organización ha podido sortear con éxito desde septiembre del año pasado, las operaciones militares que han sido emprendidas por la coalición internacional, liderada por Estados Unidos y las monarquías del Golfo Pérsico.

A un año de la proclamación del califato, la organización terrorista controla actualmente casi la mitad del territorio sirio y un tercio del iraquí, resultando equivalente a casi la superficie de Italia, o si se prefiere, a un poco menos de la mitad del territorio continental chileno.

Aunque existirán diferencias en función de las fuentes consultadas, las estimaciones hablan de que en Siria, el Estado Islámico ha asesinado a más de 3000 personas, la mayoría de ellas civiles; mientras que en Irak, no existen cifras creíbles, aunque de todas formas, las estimaciones hechas hablan de más de 1700 reclutas chiíes asesinados, mientras que otros miles corresponderían a civiles y minorías étnicas.

La radicalidad del mensaje del Estado Islámico – alimentado por su activa propaganda – ha desatado un renovado interés en la yihad global contra los infieles. Pero esta yihad no opera principalmente “hacia afuera” como lo hizo en algún momento la red Al Qaeda (con Estados Unidos como su principal enemigo), sino que también “hacia dentro”, buscando perseguir activa y radicalmente a las minorías chiíes, yazidíes, cristianas, kurdas e incluso a los sunitas moderados.

En el contexto actual cabe señalar que la coalición internacional creada en la segunda mitad del 2014, aunque representa el único esfuerzo multinacional para combatir al Estado Islámico, no cuenta con una legitimidad suficiente para actuar en contra de la organización.

Se compone principalmente por aliados tradicionales de Occidente, y su apertura a los países del Oriente Medio – tales como Irak o las monarquías árabes – no es suficiente. Irán como potencia regional, quien además comparte más de 1.400 km de frontera con Irak; y Siria como principal país afectado por el avance de los yihadistas, deberían ser considerados en la planificación y ejecución de las acciones militares.

Estos países se han relegado a un papel secundario donde Irán se ve limitado a actuar en forma coordinada con un Irak de gobierno chií y asistiendo al gobierno sirio con la instrucción de los pasdaranes iraníes (Guardianes de la Revolución). Mientras tanto, Siria se limita a ser “avisada” de las acciones militares en su territorio (aunque sin contar con su beneplácito), tal y como se viene realizando desde septiembre del 2014.

De todas formas, cualquier esfuerzo de coordinación más allá del existente en la coalición, contará con una fuerte resistencia de las monarquías árabes, y en particular de Arabia Saudita, quién observará con especial reticencia cualquier emancipación e influencia de Irán en el Oriente Medio. Por esto, el tablero de “ajedrez regional” entre el poder chií y suní, es evidente entre el régimen de Teherán y Riad, lo que deja pocas posibilidades a una ampliación real de la coalición.

A un año del califato proclamado por el Estado Islámico, los países miembros de la coalición internacional deberán sopesar sus estrategias y la composición misma del grupo. Aunque sea cierto que el combate al terrorismo yihadista es una estrategia a largo plazo, Occidente y sus aliados tradicionales deberán estar abiertos a la apertura de otros países en la región, los cuales tienen mucho que aportar en el combate al islamismo radical.

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28 jun 2015

Las reformas no son simultáneas

En los últimos días cobró primacía, en el discurso público de los voceros de gobierno y de las autoridades partidarias que lo respaldan, una idea que he sostenido hace largo rato, que las reformas estructurales necesarias  para derrotar la desigualdad, no se logran ni alcanzarán a implementarse y madurar si se intenta aplicarlas todas al mismo tiempo, es decir, que estas transformaciones no son simultáneas, hay que saber priorizar.

Obviamente, quienes por ello me denostaron y trataron de conservador no me darán excusa alguna, tampoco las espero. Lo que importa es el valor de las ideas, en este caso, de una visión estratégica que es clave, si se tiene un compromiso auténtico con el sentido y la orientación a largo plazo del proceso que se impulsa: alcanzar una sociedad más igualitaria, con menos abusos, que supera odiosos privilegios, capaz de articular la estabilidad democrática con la justicia social.

Derrotar la desigualdad en Chile es una tarea gigantesca, sumamente difícil y ardua, no es un juego ni una aventura, es lo que genuinamente se puede definir como una revolución pacífica; ese es el auténtico desafío del país; eso es lo que fortalece a la nación y robustece la democracia.Por ello, no se puede improvisar ni generar hechos o realidades políticas por darse un gustito mediático, de mero protagonismo comunicacional.

Me refiero derechamente al concepto de la retroexcavadora, que definía en términos tan sumamente estrechos, sectarios y rudimentarios, desde un liderazgo partidario significativo, el horizonte estratégico que se pensaba llevar a cabo.

Tampoco, fue correcta la definición de una lucha entre ricos y pobres, que se propuso desde un video gubernativo para respaldar la reforma tributaria, dejando de lado lo principal: que eran indispensables más recursos para financiar el mayor  gasto fiscal, que vendría a generar la puesta en marcha de las reformas.

La lucha contra la desigualdad es un desafío nacional, del conjunto de las fuerzas y actores unidos al futuro de Chile. Por ello, no se puede excluir a nadie, ni resultó válido, fomentar una artificial escisión en las filas de la Nueva Mayoría, atizando un supuesto conflicto entre “vieja” y “nueva” guardia, o una arbitraria e interesada separación entre leales y desleales.

Derrotar la desigualdad sólo es posible, desde una profunda convicción de todo el país; no hay éxito posible si la tarea se reduce al impulso de un grupo de “iluminados”, esa pretensión no hace más que minimizar el arco de fuerzas que se debe agrupar, comprometer y articular tras ese desafío.

Cuando se polariza artificialmente el contexto nacional no se avanza prácticamente en nada, una confrontación en la retórica es estéril, aunque no lo reconozcan quienes practican ese estilo, sólo se amplía el espacio de aquellos que se oponen de forma más recalcitrante a las reformas.

La reforma tributaria estuvo en el inicio del camino resuelto en el Programa presidencial, por la simple y sencilla razón que la disponibilidad de recursos condiciona la concreción de las reformas sociales que se aspiran en este periodo. En especial, la reforma educacional depende de ellos. O sea, que ese maximalismo que pensaba hacer todo de una vez carecía de base real de sustentación. Existe una gradualidad que para el éxito del propio gobierno es esencial.

En otras palabras, había prioridades que eran evidentes; así como, la propia modificación de la realidad nacional que iban a provocar las reformas, vendría a influir sobre el desarrollo del proceso en su conjunto. Aunque sea obvio, pero parece que se soslaya lo que es evidente: un escenario con más de dos tercios del apoyo social es radicalmente diferente a hacerse cargo de un respaldo en torno a la cuarta parte de la sociedad chilena.

Parece que se olvida el tema de la correlación de fuerzas como parte de los elementos de cualquier análisis objetivo del escenario político del país. De modo especial, si se trata de avanzar hacia una nueva Constitución Política del Estado.

Tal como Nelson Mandela eliminó el apartheid uniendo a la mayoría negra y la minoría blanca, en una sola nación “arco iris”, una Sudáfrica capaz de contar con una democracia no racial, evitando el riesgo de una cruenta y desgarradora guerra civil, el gobierno de la Presidenta Bachelet debiese aspirar,  a unir sólidamente nuestra comunidad nacional, en torno al gran objetivo de derrotar la desigualdad que tan severamente puede afectar el futuro del país; la confrontación en sí misma, por darse el gusto, no sirve.

No cabe duda entonces que la viabilidad de las reformas exige ampliar su base de sustentación y agrupar, “arropar”, las mismas con todos los apoyos que surjan en torno a ellas. Creo que es una torpeza exacerbar el discurso, con vistas a la galería, pretendiendo reunir más intensamente los apoyos más radicales, enajenando el respaldo de las mayorías indispensables para acometer con probabilidades la viabilidad del proceso reformador.

Un cambio social perdurable requiere de una mayoría nacional que lo haga posible; por eso no es un capricho sino que un dato de la causa que las reformas no son simultáneas, sino que un proceso difícil, arduo y extenso en el tiempo. Eso exige la voluntad política necesaria, esa no se compra en la farmacia y algunos que carecen de ella la reemplazan con frases rimbombantes que no resuelven las dificultades sino que las agravan. Por eso, hay que avanzar firme y con resolución, lo que no significa ni aventura ni precipitación.

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27 jun 2015

Todos al servicio del país

La ciudadanía chilena ya no está dispuesta a aceptar una sociedad con desigualdades tan marcadas y con un evidente desequilibrio de oportunidades para el progreso de todos.

Insistir casi por un acto de fe en mantener sin ningún cambio el modelo económico,  es una actitud a estas alturas irresponsable. Chile quiere un desarrollo inclusivo donde se armonice el crecimiento económico robusto con políticas sociales que disminuyan las brechas entre los chilenos.

Pero el desafío sigue siendo enfrentar la desaceleración  económica, esfuerzo en el que deben cooperar activamente tanto el sector público como el privado para que este 2015 podamos crecer al 3% y alcanzar nuestro crecimiento potencial en los años futuros.

Como partido no compartimos los juicios tremendistas de algunos que dicen que nuestra capacidad de crecimiento está condicionada por las Reformas Tributaria y Laboral. La justicia social y ajustes microeconómicos pueden perfectamente armonizar y  mejorar la productividad de la economía y de las empresas.

Hay medidas que pueden adoptarse en el corto plazo. Creemos esencial contar de manera efectiva con una recaudación fiscal  por sobre el 3% del PIB, producto de la Reforma Tributaria, lo que debe acompañarse de una notoria mejoría en la gestión de los servicios públicos que aseguren un buen uso de esos nuevos recursos.

Hay que retomar la modernización de la Salud Pública para que sea de excelencia; se necesita más infraestructura pero también se requieren más especialistas, disminuir las listas de espera y más tecnología médica.

El futuro crecimiento de la economía requiere una educación de calidad para todos. La actual situación de deterioro de la enseñanza no admite más demoras ni presiones indebidas.

Una deuda indesmentible es la educación técnica profesional, tanto a nivel de Liceos como de Centros de Formación Técnica  e Institutos Profesionales, en especial en regiones.

El Presupuesto fiscal 2016 debe apuntar a reforzar el crecimiento de la inversión pública y productiva por sobre el gasto corriente y de personal, tal como lo indicó la Presidenta en la última semana con el objeto de dar una señal pro-crecimiento y avanzar en el cumplimiento de los compromisos ya legislados con los sectores medios y vulnerables del país.

Creemos que es imperioso aprobar a la brevedad el proyecto de ley que moderniza las relaciones laborales que otorga titularidad sindical, fortalece negociación colectiva en las empresas y crea los Pactos de Adaptabilidad para que de modo colaborativo trabajadores y empresas adapten jornadas y otras materias.

Asimismo, debemos dar más certezas a los inversionistas frente a las contiendas entre los proyectos y sus comunidades de modo de que los conflictos sean resueltos por tribunales especializados -como los tribunales ambientales- y no los juzgados de policía local.

Hay que potenciar el mecanismo de las concesiones, ampliar nuestra capacidad portuaria que mejore nuestra capacidad exportadora concesionando a la brevedad el Mega-Puerto en la V región y fomentar la inversión privada en Energía Renovable como eólica y solar en el norte del país donde existen ventajas comparativas para desarrollar ese polo energético.

Esto debe ir acompañado de una reforma al sistema de capacitación laboral que apunte a focalizar los US$ 300 millones que se utilizan vía franquicia Sence en financiar capacitación de trabajadores altamente especializados y ejecutivos y puedan utilizarse en financiar programas de capacitación gratuitos para trabajadores de empresas Pymes con bajo capital cultural.

Nada de esto requiere grandes esfuerzos más allá de la buena voluntad y las ganas de trabajar por Chile y su gente.  El Gobierno está disponible, la Nueva Mayoría está dispuesta. Sólo falta que los empresarios y la derecha pongan su capacidad al servicio del país.

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