11 jun 2013

Los niños, nuestra principal preocupación

Hace no mucho tiempo, nuestro país se remeció por entero con ocasión de un lamentable hecho que cobró la vida de un joven chileno, producto de una irracional golpiza.

Dicha acción, puso en el centro del debate nacional, la necesidad de legislar con prontitud a fin de sancionar cualquier acto de discriminación.

Pese a ello, en nuestra legislación aún subsisten aspectos discriminatorios, que atentan contra principios básicos de toda sociedad como es la igualdad ante la ley.

Un ejemplo de aquello, es el actual artículo 255 del código civil que dispone que corresponderá exclusivamente a la madre, el cuidado personal de los hijos en aquellos casos que los padres vivan separados.

Esta odiosa discriminación en perjuicio de los padres, supone una sociedad que no es la actual. En esta disposición, subyace la imagen del padre proveedor de recursos y alimentos, y la madre dueña de casa que por ese solo hecho, es quien mejor puede cuidar a los hijos.

Este dogma de épocas pasadas, no puede estar más alejado de la realidad, pues día a día y con mucha fuerza, las mujeres nos hemos integrado al mundo laboral; por otra parte, hay miles de papás que claman responsablemente hacerse cargo de sus hijos.

De ahí la importancia del proyecto de ley -despachado la semana pasada por la comisión mixta y que espera su aprobación final por ambas cámaras durante estos días- que tiene por fin “proteger la integridad del menor en caso de que sus padres vivan separados”.

Este proyecto aborda quizás una de las dificultades más grandes que debe soportar un menor, como es, la separación de sus padres.

Además de la carga emotiva que dicha decisión pueda acarrear –por legítima que ésta sea- muchas veces la discusión se centra en aspectos que buscan asegurar el bienestar del padre o de la madre, y no de quien debiera ser la principal preocupación: el hijo o hija en común.

En ocasiones los hijos o hijas se transforman en verdaderos “botines de negociaciones” para conseguir recursos so pena de limitar la visita y el contacto personal con su padre.

Es así que este proyecto de ley se ha construido sobre la base de dos pilares que creo fundamentales: el primero, que cualquier acuerdo o decisión debe tener como fin el interés superior del niño, esto es, que el foco de preocupación es el menor y no el interés de los padres.

El segundo pilar, es el de la corresponsabilidad parental, es decir, que ambos padres tienen un conjunto de derechos y deberes respecto de sus hijos, los que deben ejecutarse conciliándose con la vida familiar y laboral.

En otras palabras, serán igualmente responsables del cuidado y crianza de su hijo o hija, aunque estén separados, pues aunque resulte una obviedad, los adultos podrán separarse, pero continuarán por siempre, siendo el padre y la madre del menor.

Otro aporte importante de este proyecto, es que pone como primera opción la posibilidad de lograr un acuerdo entre los padres, permitiendo con ello que los niños logren una vida tranquila y armoniosa en una relación sana con sus progenitores.

Igualmente se establece un catálogo de criterios para que el juez pueda definir y cambiar al titular del cuidado, cuando el interés superior del niño así lo requiera.

Este interés superior como concepto rector de la ley, y la necesidad de adecuar nuestra normativa ajustándola tanto a convenios internacionales ratificados por Chile, como a la realidad de las parejas y niños chilenos, nos obligan a mirar de una forma menos conservadora y prejuiciada, las relaciones de familia en nuestro país.

Por ello es que deseo hacer un llamado los senadores y diputados, a que avancemos y despachemos a la brevedad este proyecto, por el bien de nuestros niños y niñas.

Aprovechemos igualmente como parlamento, de dar un bonito regalo a los padres de Chile, ahora que se acerca el día en que los celebramos.

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11 jun 2013

¿Por qué una pobladora no puede ser Presidente?

Esa fue la afirmación- pregunta de la candidata entrevistada en “Tolerancia Cero” ante las miradas perplejas y con un dejo algo irónico de los entrevistadores.

¿Un poco niña,(a pesar de su edad mediana), un poco ingenua, un poco loca, un poco “pobladora”?

No, la candidata del movimiento originado en la organización de los deudores habitacionales fue radicalmente revolucionaria. A la antigua.Los comunistas de hoy parecieron niños de pecho y vendidos a la oligarquía del poder.

“Estaremos en la papeleta de las elecciones presidenciales”, afirmó con desparpajo y desafiante, después de levantar un discurso que dejaba sin gusto a nada los mejores discursos setenteros.

“Anticapitalismo, constitución hecha para los ricos, el mar privatizado, devolverle el poder al pueblo…”envolvieron su narrativa apasionada y con prosodia pobladora.

Jamás soñó ser entrevistada por la elite de los entrevistadores y, entusiasmada, terminó recomendando (con razón) al programa que incorporaran una panelista femenina.

Y resonó con fuerza su consigna central: “Reforma completa y popular de la Constitución por empresarial, ilegítima y antidemocrática”.¡Asamblea Constituyente queremos!

Interrogada incisivamente (¿para demostrar su ignorancia pobladora?), por los cambios que debiera tener esta nueva Constitución, de forma intuitiva y sin ninguna respuesta certera legal o legislativa, básicamente respondió que todas las derivaciones y formas legales o ilegales del funcionamiento del gobierno y Estado que afectan directa o indirectamente al desarrollo y crecimiento presente y futuro de las personas y al bien común del país, están depositadas en la gestación, forma, fondo y espíritu de ésta.

Y ya está. Esto es lo que se vota finalmente en las próximas elecciones de este año.

Su impulso comienza a ser una marea arrolladora especialmente impulsada por algunos candidatos, los jóvenes, organizaciones populares y ahora profesionales, como lo atestigua la carta recién firmada por distintos abogados.

Eso es lo que resuena en lo profundo. Aunque no le guste a muchos, sí es un planteamiento casi refundacional lo que está en juego.

Esta es la verdadera polarización, y no la de antiguas derechas conservadoras o más liberales, contra las izquierdas más moderadas o más radicales.

Las diferencias y el “centro”, están configurados por las formas y velocidad de realizar un necesario cambio, que creo ya alcanzó un punto de no retorno.

Cuando se habla de la desaparición del centro político, asociándolo a un partido, la DC que se desangra con la pérdida de un 1.000.000 de votos en los últimos 10 años, y de la mitad de sus diputados en los últimos 20 años, sólo basándose en la disolución, que es real, de su capital de identidad, valores y sentido, fallan lastimosamente.

El problema hoy día, es tener o no, la vocación verdadera por los cambios que produzcan un punto de inflexión radical hacia un país dirigido al bien común y con mayor sentido de justicia social.

Un país, donde se reconozca que el valor de las personas, no tiene precio, sino dignidad desde su procreación hasta su muerte. Un país donde se deje de admirar y privilegiar sólo a los poderosos, y no se desprecie, segregue y margine a los débiles.

Donde se pase del “Homo Oeconomicus, al Homo Reciprocans”.

Pero, aun así, no creo que en Chile, llegue a ser Presidente, una mujer pobladora.Eso sí sería un revolución catastrófica, intolerable hasta para los más revolucionarios, y especialmente para su elite.

¿O no?

Nota del autor : Escrito antes del peor simulacro de “debate” realizado el lunes 10.

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11 jun 2013

Por una foto en facebook

El viernes 10 de mayo hubo una escena fuera de lo común en el ingreso del Tribunal de San Fernando. Un hombre adulto lloraba desconsoladamente porque no entendía como su hermano, un joven trabajador, solidario y amistoso, (según sus propias palabras) podía estar preso acusado de un robo con violencia.

El joven tenía razones para llorar. Las pruebas que el Ministerio Público presentó para acreditar la necesidad de la prisión preventiva eran no menos que pintorescas.

Sin embargo, lo más desconcertante fue la resolución del tribunal que accedió a la privación de libertad del imputado, pese a la oposición de la defensa fundada en que todo el tramaje para llegar al joven era una cadena de incoherencias.

Hubo un asalto en San Fernando. La víctima se entera de que su asaltante conducía un Peugeot rojo y que después evadió un control policial.La mujer asaltada consigue la patente de ese vehículo con la policía y ella (no la policía ni el Ministerio Público) investiga los datos de la propietaria. Obteniendo el nombre ingresa al facebook de la dueña y revisa sus fotos hasta que encuentra la de un sujeto (amigo de la dueña del auto) que según la víctima, es el asaltante.

Con ese sólo dato el Fiscal formaliza al joven de la foto de facebook domiciliado en Santiago, que dicho sea de paso, al saber que estaba siendo notificado de audiencias en San Fernando se fue a presentar voluntariamente a la PDI sin sospechar que quedaría detenido, que sería formalizado por un robo con violencia – y peor aún – la jueza accede a conceder la prisión preventiva por que lo califica como “un peligro para la sociedad”.

Por otro lado, hubo un antecedente que no avisó el fiscal a los intervinientes; no se lo dijo a la jueza y no lo supo la defensa: “el auto en cuestión había sido robado el mismo día del asalto”, lo que constaba en la carpeta de investigación.

El sujeto estuvo 5 días preso hasta que la Corte de Apelaciones de Rancagua dispuso su libertad por no existir “antecedentes que lo vincularan al delito”.

Hace unos días TVN dedicó un reportaje al caso y los detalles extraños o freaks continúan pues un fiscal dice ante las cámaras que: “Si él me dice que estaba en otro lado tendrá que establecer su coartada”.

En palabras sencillas, el principio de inocencia en San Fernando no existe, pues si usted o yo somos víctimas de una acusación ridícula, la policía o el Ministerio Público no tendrán que probar nada, pues corresponde al acusado buscar la prueba de su inocencia.

Como corolario avala el reconocimiento fotográfico de la mujer asaltada con la siguiente frase: “Si toda aquella víctima que es asaltada con violencia poco ve, no tendríamos ningún imputado, no podríamos descubrir nada y tendríamos que tener cámaras de televisión en todos lados”.

Es un hecho demostrado – a estas alturas de funcionamiento del sistema – que las víctimas de delitos violentos por causa de su experiencia traumática en general “no ven”, “no recuerdan” y son altamente influenciables.

De allí que un gran número de personas inocentes han pasado días o meses en la cárcel por reconocimientos fotográficos y procedimientos policiales anómalos.

En síntesis querido lector, cierre su facebook.

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10 jun 2013

Los incentivos equivocados y el éxodo de ministros

Con la salida de Luciano Cruz Coke de Cultura y de Joaquín Lavín de Desarrollo Social ascienden a cinco los ministros que han abandonado recientemente el gobierno para sumarse a las campañas políticas con miras a las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias.

Los dos recientes ex ministros se añaden a Andrés Allamand, Pablo Longueira y Catalina Parot, quienes ya habían dejado el gobierno para dedicarse de lleno a la campaña.Cuando todavía quedan diez meses de administración de la Alianza, un cuarto del gabinete decidió abocarse a lo que viene después de marzo de 2014 sin pensar en lo que resta del periodo de gobierno de Sebastián Piñera.

El síndrome del pato cojo, como se conoce a la pérdida de apoyo de un gobierno cuando se aproxima a su fin, se ha vuelto más preocupante debido al progresivo acortamiento del periodo presidencial. En la reforma constitucional de 2005 se aprobó en forma unánime acortar la presidencia de 6 a 4 años, sin posibilidad de reelección inmediata.

Ya por los años 80, buscando explicar el quiebre de las democracias latinoamericanas, algunos cientistas políticos llegaron a la conclusión de que el régimen presidencial parecía menos estable que el parlamentario debido a la posibilidad de conflicto entre el presidente y el Congreso, la rigidez de los periodos fijos del mandato y los incentivos de corto plazo para la acción política.

El español Juan Linz puso especial énfasis en los incentivos de corto plazo que genera el régimen presidencial, particularmente cuando los gobernantes no pueden proyectarse en un segundo periodo, lo que genera dificultades para poner en marcha políticas públicas de mediano aliento.

Con el fin de mostrar resultados inmediatos, quedan relegadas todas aquellas materias que, siendo importantes, no permiten cosechar logros que exhibir ante la próxima elección.

Este no es un problema de un gobierno en particular, sino de las reglas del juego tal como están definidas hoy.

En el actual gobierno, el gabinete ha servido como trampolín de candidaturas presidenciales, lo que ya venía ocurriendo bajo la Concertación.

Una insuficiente regulación de las incompatibilidades permite que el gobierno virtualmente se vacíe de sus figuras más emblemáticas ante la proximidad de la elección.

No cabe duda que esta situación es negativa para el actual gobierno. Pero, lo que es más grave, refleja problemas de fondo que perjudican el funcionamiento del sistema político chileno.

Más allá del debate por la salida de estos ministros, la coyuntura actual podría ser una invitación a un debate serio sobre el papel de los ministros, las incompatibilidades en el ejercicio de cargos públicos y los mecanismos para contrarrestar los fuertes incentivos de corto plazo que evidencia nuestro sistema presidencial.

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10 jun 2013

Reflexiones sobre el TPP

El TPP (Transpacific Partnership) es una negociación de gran relevancia, con repercusiones globales, regionales y nacionales. Urge, por tanto, un esfuerzo de información y de transparencia, más aún cuando el balance costo-beneficio no es claro. DIRECON podría aportar un documento sobre eventuales costos y beneficios, explicitando además las “líneas rojas” en la negociación.

Chile tiene TLCs con todos los integrantes del TPP, por lo que las ganancias en acceso a mercado serán marginales. Con Estados Unidos en el 2015 tendremos desgravación plena de todo el comercio y sin cuotas, con excepción del azúcar. El lobby norteamericano hará que el azúcar siga excluida. Tampoco se eliminará el antidumping ni las distorsiones agrícolas (subsidio a exportaciones y apoyo interno).

Un beneficio del TPP sería la acumulación de origen. Resta conocer que tan restrictivas serán las reglas de origen acordadas y cuáles las excepciones a esa acumulación. Para aprovechar dicha acumulación de origen, se requiere mayor diversificación productiva y exportadora y eso no se logrará sin mayor convicción en las políticas de clusters y de apoyo tecnológico.

Con el TPP, EE.UU. inicia negociaciones con nuevos socios (Brunei, Malasia, Nueva Zelanda y Vietnam) y renegocia sus TLCs vigentes con varios países (Chile, Perú, Canadá, México, Singapur y Australia).

En nuestro caso, un piso de la negociación debiera ser preservar los logros del TLC, tanto en los beneficios de acceso y en otros temas como en las líneas de defensa que se establecieron en propiedad intelectual, disputas inversionistas-Estado, balanza de pagos, servicios financieros, entre otras.

Si esas “líneas rojas” no se preservan, se afectarían las atribuciones del Banco Central para controlar flujos de capital especulativo o enfrentaríamos una relajación en los requisitos para la instalación de bancos extranjeros, afectando las regulaciones macro prudenciales, la solidez del sistema financiero y acentuando su vulnerabilidad ante eventuales crisis futuras.

Otras “líneas rojas” en el TLC fueron la reserva cultural (programas de apoyo y subsidio a la industria cultural, libro, educación, cine, radio y TV); en salud pública, se mantuvo el alcance de las licencias obligatorias y de las importaciones paralelas en los medicamentos, favoreciendo un acceso más universal y de menor costo a la salud.

Se logró un equilibrio entre los derechos de autor y del productor, evitando limitaciones en el acceso a Internet, en el acceso a programas de código abierto, en las medidas tecnológicas de protección, así como compromisos excesivos en patentamiento de plantas y protección de obtenciones vegetales.

Si de modo generalizado se consideró que el TLC con EE.UU. fue una buena negociación, no se entiende por qué sería necesario renegociarlo ahora.Menos aún cuando no se conoce la nueva ecuación costo-beneficio.

Antes de la crisis subprime, originada en EE.UU., se nos decía que “los mercados financieros son eficientes y racionales, por tanto se autoregulan”. Este ideologismo reaparece en estas negociaciones, tratando los flujos financieros con las mismas condiciones de acceso irrestricto que los flujos de bienes. A esto siempre se ha opuesto el profesor Bagwhati, férreo defensor del libre comercio y partidario de las restricciones a los flujos de capitales, por su volatilidad y carácter desestabilizador.

Algo parecido acontece en propiedad intelectual. Dos intentos legislativos, el SOPA (Stop Online Piracy Act) y el PIPA (Protection Intellectual Property Act) fueron frenados en el 2011 por la movilización de la sociedad civil norteamericana. Esos proyectos sólo están postergados.Sería bueno asegurarse que ninguna de esas tendencias que coartan la libertad de expresión y las innovaciones en Internet estén presentes en los borradores del TPP.

En un mundo donde prime sin cortapisas la lógica del beneficio y la apropiabilidad individual, no hubiesen sido posibles Internet, Apache (páginas web), los softwares libres, Google ni Wikipedia.

En innovación, la tendencia es operar en línea, con programas de acceso abierto y utilizando Internet como un espacio de colaboración creativa.Es de esperar que esta negociación del TPP no nos restrinja el acceso a estas oportunidades.

Si para Chile, México y Perú el objetivo del TPP es mejorar su vínculo con China, les sería útil conocer el debate chino al respecto.Comprenderían que si bien “todos los caminos conducen a Roma, no todos conducen a Beijing”.

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10 jun 2013

Nosotros te lo devolvemos

Sudáfrica está en vela. Madiba, padre de la liberación del colonialismo blanco en el país, Nelson Mandela, ha regresado nuevamente a un hospital de Pretoria, aquejado de una grave reincidencia broncopulmonar. A sus 95 años el mundo teme un desenlace y, quizás al momento de publicarse este artículo ya tengamos noticias de la convalecencia o de la partida del líder y héroe en la lucha contra el apartheid.

El Presidente Jacob Zuma ha pedido a la nación sudafricana desplegar toda su espiritualidad a favor de Mandela que nació en Mvezo en 1918.

Era miembro de la Tribu Madiba, Pueblo Xhoza y desde muy temprano, siendo estudiante en el Colegio universitario Fort Hare, fue expulsado por su activismo a favor de una huelga estudiantil.

En 1941 se trasladó a Johannesburgo y se graduó como abogado y en 1948 se incorporó al Partido nacional sudafricano y asumió un liderazgo de gran importancia en la Campaña de desobediencia civil de 1952 logrando que el Congreso del Pueblo, en 1955 suscribiera la “Carta de la Libertad” en la lucha contra el apartheid.

Mandela es un luchador por la libertad de su patria. Fundó un equipo de abogados que defienden a los reprimidos y en 1956 es arrestado y sentenciado a prisión hasta 1961.

En 1964 es nuevamente arrestado y se le relega a la isla de Robben en donde fue obligado a permanecer en condiciones muy difíciles durante 17 años. Otros 10 años se distribuirían entre otras prisiones sumando, finalmente, 27 años de condena.

El apartheid es una ignominiosa práctica de segregación racial que fue instaurada durante varios siglos por colonos blancos de origen holandés (afrikáner) en contra de la población negra.

En 1814 esta política adquirió rangos normativos pero es hasta 1948 cuando Gran Bretaña otorgó rango legal, constitucional y político a la segregación causando con ello fuertes resistencias internas, intensa y cruelmente reprimidas.

Hacia 1953 la población blanca, que ejercía control total sobre Sudáfrica llegaba sólo al 21%. El 68% restante,negros y un 11% de origen mulato.Sin embargo, ese 21% de blancos controlaba a todo el país imponiendo severas medidas separacionistas.

Es contra este contexto de violencia e injusticia, fundado en una política de racismo, que Mandela se levanta, junto a diversos actores para luchar por la liberación de su pueblo. El Gobierno blanco respondió con violencia, represión, tortura y prisión prolongada y no lo asesinaron sólo porque la comunidad internacional mantuvo una activa y permanente vigilancia para impedir un “accidente” del líder.

Mandela salió finalmente de prisión en 1990. En 1993 recibió el Premio Nobel de la Paz como reconocimiento a su lucha y en 1994 fue elegido por una abrumadora mayoría como el primer Presidente negro de Sudáfrica y el país comenzó una profunda transición a la democracia.

Hoy, los sudafricanos oran en todas las Iglesias de su país, hacen vigilia en distintos lugares. Su Madiba, su padre de la patria, está gravemente enfermo y se aproxima al inicio de un nuevo viaje.

El mundo está pendiente del desenlace y su luz se une a la de otros hombres como “Alma Grande”, Mahatma Gandhi en la India o Martin Luther King en Estados Unidos.

Son líderes que dejan una huella profunda, imborrable en la historia de la humanidad.

Son ejemplo de convicción y consistencia ética y política. Son personajes que pueden parecer extraños para la sociedad política de hoy.

Mandela está inscrito en el corazón de millones de seres humanos. Gente del pueblo sudafricano, en iglesias de Petroria, dicen que Mandela era un ángel enviado por Dios.

“Ahora, nosotros se lo devolvemos”…

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10 jun 2013

Sr. apoderado comunico a usted

Estando a las puertas de una nueva jornada de movilizaciones por una educación gratuita y de calidad, tal vez los únicos que hemos reprobado la tarea durante los últimos dos años y medio somos los apoderados. La falta de constancia y compromiso mostrado por la gran mayoría de los padres, madres y apoderados ha sido una tónica.

Para quienes hemos tenido el privilegio de recorrer liceos y colegio de toda la región metropolitana estos años, y digo privilegio, ya que hemos tenido la fortuna de conocer de cerca, la que debe ser la generación de jóvenes más activa, generosa, solidaria y comprometida que recuerde este país en varias décadas, hemos escuchado en reiteradas oportunidades el mismo discurso de autocrítica de muchos apoderados.

Frases como, “nuestros hijos nos han despertado de un largo letargo”, “están haciendo lo que nosotros debimos hacer hace mucho tiempo”, “debemos involucrarnos en esta lucha que marcará el futuro de nuestros alumnos”, son sólo algunas de las expresiones más repetidas.

Pero a juzgar por la triste realidad del compromiso demostrado, estas palabras no han pasado de ser más que de buena crianza. Por el contrario, más allá de un grupo más bien pequeño de hombres y mujeres coherentes y comprometidos con la lucha por una educación pública de calidad y gratuita, que nuestros jóvenes han encabezado, la gran mayoría se han mantenido ausentes y lejanos de la acción directa en este proceso.

Pero la falta de pro-actividad de este estamento tan importante al interior de nuestras comunidades educativas no solo se manifiesta en la falta de compromiso para participar activamente en marchas y movilizaciones. La realidad nos indica que existe una absoluta falta de participación y total apatía en las organizaciones compuestas por padres y apoderados.

Hoy dichas organizaciones, al interior de la gran mayoría de liceos y colegios, son débiles, con escasa participación, para nada representativas y muchas de ellas mantienen vicios estatutarios, desorden administrativo y escasa claridad en el manejo de recursos.

No terminamos por entender que como padres tenemos una responsabilidad ineludible en la formación de nuestros hijos(as). Hablamos y repetimos conceptos como educación de calidad, sin embargo, hemos transformados liceos y colegios en guarderías infantiles, donde lo que importa es que nuestros hijos absorban conocimientos, saquen buenas notas y de pasada estén en casa lo menos posible, para no tener que preocuparnos tanto por ellos.

Pero no nos damos cuenta, que en la educación moderna y de calidad la involucración en los procesos educativos de nuestros hijos(as) es fundamental. Muchas veces el fracaso de ellos en sus estudios es más responsabilidad de nosotros de lo que queremos aceptar.

Y todo esto parte por entender que los centros de padres deben ser algo más que juntas recreativas, encargadas de solo realizar Kermeses o fiestas de fin de año.

Debemos entender que si no somos capaces de construir comunidades educativas fuertes donde exijamos nuestros derechos, porque les recuerdo que la educación es eso, un derecho, la calidad no nos va a caer del cielo. Menos en un país como el nuestro, donde lo que son dueños de nuestros establecimientos, los ven y manejan más como empresas, que como instituciones educacionales.

Hoy el desafío de cada uno de nosotros, es romper el paradigma de centros de padres como organizaciones funcionales a los sostenedores, meras cajas chica que mantienen gran parte de la infraestructura de nuestras escuelas. Todos estos males que se han instalado gracias al financiamiento compartido.

Debemos darle a nuestras orgánicas fundamentalmente una orientación y vocación, esencialmente social, de apoyo y respaldo solidario, preocupados por la formación integral de nuestros hijos(as).

Debemos aceptar la responsabilidad de ser padres activos, informados, inquisitivos y propositivos al interior de nuestras comunidades educativas, basando nuestras estructuras en la democracia interna, el respeto y la tolerancia. De otra manera seguiremos ajenos a las necesidades de nuestros hijos y aumentaremos la incomprensión generacional que hoy nos afecta.

Es por todo esto que me permito mandarle la siguiente comunicación.

Señor apoderado, comunico a usted:

Que su hijo se ha transformado en un rebelde total. Se le ha metido en la cabeza la necesidad de construir un Chile más justo. Insiste en querer hacer de esta, una sociedad donde la igualdad, la solidaridad, la tolerancia y el respeto por los derechos humanos sean valores fundamentales.

Cree tener derecho a una educación gratuita y de calidad y lo más grave es que no para de pensar, que su educación debe ser un derecho.

En este escenario lo único que nos queda, es solicitarle, que como apoderado tome cartas en este asunto, le rogamos que frente a la actitud de su hijo tenga la amabilidad de al menos intentar ponerse a su altura. Le rogamos que si no comparte sus principios y su lucha, por lo menos tenga la vergüenza moral de no ponerse en su camino, ya que como están las cosas en Chile hoy, la “esperanza” de un mejor país, es solo para viejos, por que el futuro, lo construyen los jóvenes.

Finalmente, si estas humildes palabras le hacen sentido, imprímalas y llévelas a su próxima reunión de curso y trate de reflexionar sobre nuestro futuro.

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09 jun 2013

La Constitución o el engaño destructivo de la derecha

Las reiteradas declaraciones y acciones por parte de la derecha chilena en contra del partido comunista y de los sectores más progresistas de la oposición, tales como “el chavismo” que se avecina tras el apoyo del PC, el MAS y la IC a la candidatura de Bachelet; lo “perjudicial” que es para el país la “izquierdización”o “radicalización” de la oposición; que “el PC no ha hecho nunca una contribución positiva en ninguna parte del mundo” y ahora último, la campaña casi inquisidora contra supuestos falsos exonerados políticos, no sólo demuestra que la derecha chilena no ha cambiado en nada su dogmatismo y sustancia fascista, un anticomunismo propio de la guerra fría, sino que demuestra lo lejos que está el oficialismo de ofrecerle al país una democracia madura, diversa, tolerante y soberana.

Más allá de lo ridícula que resulta ser la campaña del terror que la derecha ha levantado (semejante a la imagen de la campaña del Sí donde una máquina demoledora comunista iba directo a atropellar a un bebé), lo que se esconde detrás de todo esto es la clara intención de cerrar filas ante la amenaza de un posible, y casi inevitable, proceso de desmantelamiento de su principal caballito de Troya, la Constitución Política de Chile.

Por eso es que desinforman y atemorizan respecto de supuestas consecuencias nefastas que una Asamblea Constituyente acarrearía en nuestro país, las cuales sólo existen en sus mentes conservadoras.

Es cuestión innegable que hoy existe un ambiente y sentir distinto en nuestro país. Hace unos años era una marginalidad dentro de los sectores progresistas quienes planteaban la necesidad de una asamblea constituyente, hoy se levantan campañas en todo Chile y es debate mediático las posibilidades de cambiar la Constitución.

En un contexto como el actual no es una tarea menor comprender que la derecha criolla partícipe y maquinadora del golpe militar generó un complejo marco legal para mantener el estado de las cosas.

La Constitución de 1980 se asemeja a un gran castillo, casi infranqueable, con “candados” y “guardianes” con vocación anti mayoritaria que dificultan al máximo su reforma y, aún más, su reemplazo.

Efectivamente, en términos formales, para que la Constitución sea reformada bajo sus propias normas (Capítulo XV), se necesita un Mensaje presidencial, o bien, una moción de cualquiera de los miembros del Congreso Nacional.

Sin embargo, los capítulos más importantes (justamente, los que apremia modificar), como las Bases de la Institucionalidad, los Deberes y Derechos Constitucionales (consagrar el derecho a una educación o salud gratuita y de calidad para todos, por ejemplo), el Tribunal Constitucional, y la misma Reforma de la Constitución, requieren de los dos tercios de la cámara de diputados y del senado, es decir, de 80 diputados y 26 senadores, una mayoría imposible dada la composición política conservadora del parlamento que mantiene el sistema binominal.

Por otra parte, si queremos una nueva Constitución y no simplemente reformarla, existiría la posibilidad de que “por dentro” se podría convocar a una Asamblea Constituyente, cuestión que causa polémica dado que la forma “Asamblea Constituyente” no está contemplada en la actual Constitución.

Sin embargo, desde el comando de Michelle Bachelet (particularmente desde la propuesta de F. Atria), se señala que un futuro presidente podría dictar un decreto supremo para convocar, vía plebiscito, a una Asamblea Constituyente, ante el cual debería pronunciarse el TC sólo si es que la mayoría simple de alguna de las dos cámaras lo requiere. Este procedimiento, sin embargo, es susceptible de muchos resquicios y argumentos legales y constitucionales que pueden obrar en su contra.

Las Asambleas Constituyentes que se han impulsado en Latinoamérica (Colombia, Perú, Venezuela, México, Bolivia y Ecuador) no sólo han contado con el respaldo mayoritario de la ciudadanía (más del 80% de aprobación para los casos de Ecuador, Venezuela y Colombia), sino que dicha presión social ha obligado a los Tribunales Constitucionales o Cortes Supremas de dichos países a respaldar dicha demanda, obviamente, todos menos conservadores que el nuestro.

Esto nos ayuda a entender que no basta contar con un presidente y un parlamento mayoritariamente progresista que apoye tal reforma, además, resulta indispensable la construcción de una gran fuerza social y política que demande e impulse una Asamblea Constituyente.

Por todo lo anterior, cuestionar el diseño de la actual Constitución y sus trampas es insuficiente, lo importante es saber qué es lo que protege y en definitiva, qué es lo que se quiere cambiar para avanzar hacia un Chile verdaderamente justo, democrático y soberano.

En este sentido, el proceso de sanación de las heridas que dejó el terrorismo de Estado en Chile, no sólo se resuelve mediante la realización de una Asamblea Constituyente como mero formalismo, sino que requiere que seamos capaces de establecer qué país queremos construir de aquí en adelante.

¿Queremos que todos nuestros derechos estén configurados de forma individualista, al arbitrio de los intereses privados, o queremos que estén consagrados por el Estado como derechos universales, donde éste tenga el deber y la obligación de proveerlo para el pueblo en su conjunto?

¿Queremos una democracia representativa en la cual sólo participemos una vez cada cuatro años mediante un voto?  o ¿ queremos una democracia participativa donde además de poder elegir a nuestros representantes sin intervención de las grandes empresas en el financiamiento de campañas, los ciudadanos podamos ejercer un rol activo en la definición de políticas públicas relevantes para el país?

¿Queremos un Estado escuálido, limitado en su capacidad de inversión y desarrollo económico, donde las empresas trasnacionales corran libremente por nuestro país haciendo y deshaciendo con nuestros recursos naturales y nuestras vidas? o ¿queremos un Estado dinámico, propulsor de una economía sustentable y soberana y un desarrollo tecnológico de punta, basado en el respeto y el bienestar del ser humano y su medio ambiente?

¿Queremos un sistema presidencialista donde sólo el ejecutivo tenga la potestad de definir cuánto y cómo se gasta el presupuesto nacional? o ¿queremos un sistema donde diputados y diputadas que sean verdaderamente representantes del pueblo, en conjunto con las organizaciones sociales puedan ser parte de esa definición según las necesidades que el país demanda resolver?

¿Queremos una Constitución que delegue todo el poder en un Tribunal Constitucional que no ha sido elegido directamente por la ciudadanía y que tiene la facultad de decidir sobre temas relevantes que rigen nuestras vidas, desatendiendo el interés de las mayorías? o ¿queremos una Constitución cuyo fundamento sea la voluntad del pueblo?

De mi parte al menos, creo que es hora de avanzar hacia la construcción de un Estado Constitucional de derechos y justicia social, democrático, soberano e independiente de los intereses económicos y políticos de las grandes potencias, unitario, multi e intercultural, plurinacional y laico.

Un Estado donde la soberanía radique en el pueblo, donde los recursos naturales sean patrimonio inalienable, irrenunciable e imprescriptible de todos los chilenos.

Quiero un país democrático, comprometido con la integración latinoamericana, la paz y solidaridad de todos los pueblos. Si no somos capaces de abrir este debate, lo demás pierde sustento.

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09 jun 2013

Antecedentes de un despojo

Muy presente está el debate sobre redactar una nueva Constitución para Chile y en ese sentido entra fuerte el concepto de legitimidad y vale la pena destacar sus dos variantes.

La primera, la legitimidad de origen, se refiere a cómo se ha adquirido el poder y bajo cuáles mecanismos se ha accedido a éste, lo que permite discernir si un gobierno fue electo o no en elecciones libres y justas.

Un segundo elemento, tiene que ver con la legitimidad de ejercicio, que apunta a la forma en que un gobierno toma las decisiones, de qué manera se vincula con la sociedad y si lo hace o no en el marco de un estado democrático de derechos.

De este modo, para revisar el actual estado de legitimidad del sistema político chileno hay que remontarse a su origen, aquella época constituyente y fundacional que correspondió al período comprendido entre el 5 de octubre de 1988 (Plebiscito Nacional) y el 11 de marzo de 1990 (inicio del período presidencial de Patricio Aylwin).

Luego del triunfo del No el año 1988, la entonces Concertación y el Régimen Militar acordaron realizar una reforma constitucional con el objetivo de lograr un “transición consensual a la democracia” y darle “legitimidad de origen” a la Constitución Política de 1980. Ambos sectores llamaron a aprobar esta reforma en el plebiscito constitucional del 30 de julio de 1989 y el resultado fue un 91,25% de aprobación, lo cual sirvió para reforzar y darle continuidad al proyecto político iniciado en el Régimen Militar.

Con este resultado, la Constitución de 1980 adquirió una supuesta legitimidad de origen, con una ciudadanía contextualizada en un periodo de inminente término de la dictadura y regreso a la democracia, sin mayor información referente al significado de aquel plebiscito, más que la idea general de otorgarle apoyo a la iniciativa de establecer las “bases para la transición”, en un ambiente de consenso y bajo un espíritu de unidad nacional. Por esto, hoy llama la atención que la propia Concertación cuestione la legitimidad de la actual Constitución.

El contenido de esta reforma es conocido: la aceptación constitucional del Sistema Binominal, la generación de las Leyes Orgánicas Constitucionales que requieren de 4/7 de los votos en el congreso, y las reformas constitucionales que necesitan 3/5 (o 2/3) de votos en el congreso.

Un ejemplo claro es la famosa LOCE, publicada en el Diario Oficial el 10 de marzo de 1990 (último día del régimen militar), que entre sus contenidos disponía el reconocimiento oficial del Estado a establecimientos educacionales.

De facto, al revisar las fechas de envío de los estatutos fundacionales para aprobación de las instituciones de educación superior, resulta que 24 de las 35 universidades privadas que actualmente conforman el sistema de educación superior, fueron reconocidas oficialmente en el período comprendido entre el año 1988 y el mes de Marzo de 1990 (previo al cambio de mando).

Otro resultado de esta reforma, fue la renuncia a la convocatoria de plebiscitos constitucionales de origen presidencial. En otras palabras, se renunció al mismo mecanismo que le otorgaba legitimidad de origen a la Constitución de 1980 y al Plebiscito de 1989. Esto significaba considerar como no válidas ambas acciones, pese a que a través de ellas Chile recuperó la democracia y la propia Concertación accedió al gobierno. Podría señalarse que la Constitución de 1980 era “más democrática” antes de las reformas del año 1989.

Teniendo en cuenta estos antecedentes, resulta políticamente dificultoso (por decir lo menos) y discursivamente poco creíble aquellas propuestas que plantean cambiar la constitución desde el parlamento actual y bajo las propias reglas de juego que la rigen.

El país se encuentra en una grave crisis de representatividad reflejada en el bajo apoyo a la clase política y en las masivas manifestaciones ciudadanas. De esta forma, el actual sistema constitucional que ya presentaba dudas en su legitimidad de origen, a pasar de los años ha demostrado carecer también de legitimidad de ejercicio.

Esto puede interpretarse como un completo fracaso del modelo, en la búsqueda interminable y propia que tienen las sociedades por perfeccionar su democracia.

Seguramente, el país se encuentra en un nuevo periodo constitucional y una hermosa oportunidad para que el poder originario logre reflejar sus intereses en una nueva carta magna. Pero esto no es sencillo, hoy no son pocos los candidatos presidenciales que plantean la realización de una Asamblea Constituyente, mientras que nadie es demasiado claro en señalar bajo qué tipo de reglas se desarrollará.

Hay que estar atentos, ya que las medidas que se tomen hoy impactarán de alguna manera en el largo plazo, con resultados de difícil detección.

Es absolutamente necesario que como ciudadanos podamos comprender que la Constitución impacta a diario en nuestras vidas, en la forma como nos relacionamos con el poder, con el trabajo, con el sistema de salud, con el sistema educacional o de pensiones, en definitiva en el grado en que nuestros derechos básicos se encuentran o no consagrados. Prácticamente toda forma de relación con el poder se encuentra fundado en este cuerpo leguleyo, éste define de qué manera puede desarrollarse la democracia.

Una democracia sana debe permitir redistribuir las asimetrías de poder existentes. Al contrario, una democracia enferma da como resultado la concentración de poder, inequidad, baja representatividad del sistema político y su incapacidad para dar respuestas a las demandas sociales. Al parecer, gran parte de los síntomas de esta enfermedad, están presentes en nuestro sistema político.

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09 jun 2013

Gracias

He recibido con emoción las firmas, los correos y las llamadas de más de mil personas, de amplios sectores, que me han respaldado y alentado ante la contingencia vivida en las últimas semanas. Agradezco muy profundamente la generosidad de tales muestras de apoyo.

Las acojo sin soberbia. Los desafíos nacionales no lo permiten. Observo con preocupación cómo el debate político se deteriora cada día más y se acentúa la distancia entre lo que ahora se denomina “clase política” y las enormes demandas que extensos sectores plantean, como exigencias que se deben abordar y resolver en esta etapa, que ya se ha abierto y que con mayor razón se presentan ante la cercanía de un cambio de gobierno.

La crispación ocurrida con el reciente debate sobre las pensiones de exonerados políticos, en el periodo 1973-1990, se ha convertido en un nuevo y lamentable incidente que debiese obligar a la reflexión del conjunto del sistema político en Chile.

Por una parte, a los que detentan la autoridad gubernativa por el más que evidente intento descalificatorio de cuantas personas pueda denigrar, causando con ello un enorme daño a la legitimidad de miles de pensionados que sufrieron una odiosa persecución bajo la dictadura, que llegó al extremo de abarcar hasta las fuentes ocupacionales de las que dependía la manutención de sus familias.

La derecha olvida la esencia moral y el sentido de reparación de las tres leyes sobre exonerados políticos aprobadas en democracia. Pero, por otra parte, también hay casos evidentes de aprovechamiento en personas que hicieron postulaciones indebidas o que llegaron a obtener beneficios que no se justificaban. A lo anterior se suman las diatribas cruzadas entre parlamentarios que es otro nuevo capítulo para el olvido, que aumenta la baja valoración ciudadana hacia su rol institucional.

Sin embargo, el desafío nacional apunta en otra dirección; no está en la confrontación descontrolada, sino que en generar a través del dialogo y del debate de ideas, propuestas o alternativas programáticas que se hagan cargo de disminuir la desigualdad, que es lo que todos los sectores reconocen como el talón de Aquiles de la situación nacional.

Se acepta que las tensiones y la irritación social se provocan por la notoria escisión producida en la estructura económica, en una desigualdad agobiante, pero la preocupación concreta en nada confirma que sea auténtica esa inquietud y tampoco se percibe que en la elite del poder se trabaje para encarar ese desafío nacional, lo que hay es una crispación iracunda y descalificaciones destempladas.

Parece que se prefiere el camino de la destrucción mutua de los actores involucrados y que la conducta que se impone es la del canibalismo político.

No nos podemos resignar a ello. Se debe derrotar tan nociva ceguera.

La responsabilidad política obliga a la superación de estas deprimentes escaramuzas, para reinstalar una perspectiva de reformas profundas sobre la base de renovar y afianzar la estabilidad democrática.

La generosidad del respaldo recibido me compromete a un esfuerzo mayor por la dignificación de la política ya que el proceso de reimplantación de la democracia en Chile está en curso y aun es mucho lo que queda por hacer. De modo especial, en el despliegue de una estrategia nacional contra la desigualdad. Muchas gracias.

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