18 jun 2013

A votar en las primarias del 30 de junio

El próximo domingo 30 de junio es un día muy importante para la democracia chilena. Ese día, por primera vez con el apoyo de la ley, las ciudadanas y ciudadanos podrán decidir, de manera directa, quién será la candidata o candidato que representará sus ideas en la próxima elección presidencial.

Es cierto que el actual proceso de primarias no fue todo lo amplio que la mayoría de las chilenas y los chilenos quería.

Es cierto que los partidos políticos no lograron dar respuesta a la necesidad de que las candidaturas al Congreso Nacional se definieran por este mecanismo, democrático y representativo, en lugar de hacerlo por acuerdo político. Pero también es cierto que hace un año, el mecanismo de primarias era sólo voluntario y se realizaba “artesanalmente” con el esfuerzo personal de las personas, organizaciones y partidos políticos que las apoyaban.

En Providencia, hace un año, nos presentamos tres candidatos a una elección primaria que definiría quién encabezaría al cambio en el gobierno comunal. Fue una primaria en la que participamos independientes y personas de los partidos políticos con el objetivo de construir un programa de gobierno común que representara la diversidad de Providencia y las propuestas para una comuna participativa y plural

No fuimos la única comuna: las primarias municipales del 2012 permitieron avanzar en mecanismos de mayor participación política y, por cierto, sortear las trabas y limitaciones que impone el sistema binominal a la representación política. Más mujeres, más jóvenes, más independientes pudieron llegar a las municipalidades y convertirse en alcaldesas y alcaldes, en concejalas y concejales.

Las primarias enriquecen y profundizan la democracia porque tienen la gran virtud de igualar la cancha entre quienes tienen recursos y quienes no; entre las y los independientes y quienes militan en los partidos políticos; entre quienes no forman parte del “establishment” y quienes están en las estructuras de poder. La decisión sobre una candidatura ya no dependerá ni del dinero, ni del partido ni del grupo interno: dependerá de lo que las ciudadanas y ciudadanos digan con su voto.

La segunda gran virtud de las primarias es que obliga a decidir por propuestas.Las candidaturas se distinguirán unas de otras por sus programas y no por lo atractivo de sus campañas publicitarias, sus recursos o su capacidad de manejar redes sociales y nuevas tecnologías. Con las primeras, votamos no por caras ni “spots”, votamos por proyectos.

Este domingo 30 de junio, podremos poner en marcha este mecanismo que todas y todos hemos conquistado. Las primarias no son un regalo ni han surgido porque el gobierno y la clase política han comprendido su relevancia.

De hecho, todavía vemos como ciertos partidos se oponen a su realización o como se entorpece algo vital en cualquier proceso democrático, como es el acceso a la información. Para que las primarias se constituyan en un mecanismo efectivo, tiene que haber financiamiento, tiene que haber franja electoral gratuita y tienen que darse las facilidades en cuanto a lugares de votación.

Las primarias son posibles por la organización y demanda de miles de mujeres y hombres, de todas las edades y sectores sociales que con su perseverancia, han conseguido más democracia.

Dado lo anterior, llamo a todas las ciudadanas y ciudadanos a ejercer su derecho y a construir una democracia más plural con un simple acto: ir a votar el domingo 30 de junio. Chile va a ganar ese día.

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17 jun 2013

En los zapatos de los migrantes indocumentados

Las declaraciones del candidato Pablo Longueira respecto a los migrantes indocumentados que él, junto a otros, llaman “ilegales”, deben rechazarse. El fenómeno de las migraciones es una realidad en nuestro país como en todo el mundo y hay que parar de raíz cualquier atisbo de nacionalismo simplón y discriminador.

Longueira dice que los “migrantes ilegales” obtienen “(…) fuentes de trabajo que podrían tener mujeres chilenas; están usando infraestructura de la salud y la educación”. Dice además que una nueva ley migratoria tiene que hacer que el desarrollo económico “(…) lo disfruten primero los chilenos y aquellos que ingresen legalmente al país y no como está ocurriendo”.

Ante esto, hay algunas reflexiones que me gustaría compartir.

Ninguna persona es ilegal. Existen actos que pueden ser ilegales, más no las personas. El lenguaje crea realidad. Y la realidad que la palabra “ilegal” genera es la de criminalidad, además de todas las asociaciones que surgen desde ese concepto como narcotraficante, prostituta, ladrón, estafador, etc.

Desde hace años la separación entre “migrantes legales” e “ilegales” es rechazada porque criminaliza a la persona, es un apellido que desgraciadamente se les da a muchos migrantes y que se basa en la ignorancia.

Los migrantes indocumentados cometen una infracción administrativa, están sin documentos o con sus documentos vencidos, es como si un chileno se le venciera su carnet de identidad, esto, en ningún caso es un crimen. Tildar de “ilegal” a estas personas por este hecho es dar un salto cualitativo peligroso de cara a la estigmatización y xenofobia reinante en muchos círculos de chilenos.

Migrar es un derecho humano (Art. 13 de los DDHH) y no migrar también. Los países debiesen generar las condiciones necesarias para que las personas puedan vivir dignamente en el país que nacieron, y si no ocurre así, tenemos el pleno derecho de buscar una mejor calidad de vida fuera del país.

Los migrantes, aún los indocumentados, no quitan trabajos a los chilenos sino más bien, hacen trabajos que otros chilenos no quieren hacer o a salarios que los chilenos no están dispuestos a recibir. Es de una ignorancia mayor que el señor Longueira aluda a este argumento sin citar siquiera un estudio que compruebe sus dichos. Es una afirmación muy recurrente y poco fundamentada.

Con respecto a saturar los servicios, los migrantes, que en Chile no superan el 3% del total de la población, tienen el derecho a recibir salud y educación al igual que los chilenos. La labor del Estado es asegurar que puedan recibir esos servicios y los que no estén regularizados debe facilitar las vías de regularización para que puedan gozar de ellos.

La mirada sobre la migración como una carga social, o desde una mirada puramente economicista (como un producto que si nos beneficia se usa y si no se desecha), va en contra de los convenios internacionales firmados y ratificados por Chile (como la Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares), por lo que debería ser repudiado socialmente y a su vez ser modificado por una mirada sobre la migración desde los derechos humanos.

El gran problema de la ilegalidad es la absoluta vulnerabilidad en la que se encuentran los migrantes. Los sin papeles suelen vivir en las peores condiciones de vivienda, muchos alojando por meses en colchonetas hacinados, sin redes de contención ni protección humana; sin contrato, obviamente, y, por lo mismo, recibiendo sueldos muy por bajo lo que ganan los demás, sin ninguna seguridad.

Esos sueldos de hambre sirven para ser enviados a sus países de origen donde “cunden más”, y aquí sufren lo indecible. Sin duda que hay que regularizar la documentación, pero sobre todo en vistas de la protección y dignidad de personas que lejos de ser criminales, suelen ser personas de gran esfuerzo y heroísmo.

Si hubiese que criminalizar a alguien debiera ser a los empleadores y traficantes de personas que se aprovechan de la debilidad de otros para ganar más dinero a menos costos, prácticamente esclavizando a mujeres y hombres que buscan un mejor porvenir para su familia. Los indocumentados están aquí porque alguien les da trabajo, porque se han reunido con su familia o porque buscan mejorar su calidad de vida.

Desde la cultura judía y cristiana, y desde muchas otras tradiciones que alimentan nuestra identidad chilena, la hospitalidad con el extranjero tiene un valor sagrado. Más aún si este se encuentra en una situación de vulnerabilidad, como la que se encuentran los migrantes indocumentados.

Si Longueira, y otros, se pusieran mínimamente en el zapato de los migrantes indocumentados, jamás dirían lo que han dicho.

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17 jun 2013

Fomentando la xenofobia

Las recientes declaraciones del candidato presidencial de la UDI, Pablo Longueira, no debiera sorprendernos.Siempre que ha podido ha hecho presente su rechazo a los inmigrantes que, en su opinión, usan prestaciones sociales que están destinadas a chilenos y se apropian de trabajos que deberían reservarse para los chilenos.

Sin duda, además de sus convicciones personales en la materia, sabe que esto es popular en importantes segmentos del país que sienten al extranjero como una amenaza.

El mundo y nuestro país han conocido y conocen de la violencia, agresiones, atentados y genocidios contra distintos grupos étnicos, raciales, religiosos y de orientación homosexual que se alimentan de este tipo de juicios.

Y esta postura sólo puede agravar distintas expresiones xenófobas cuando existe el caldo de cultivo que provocan las incertidumbres y riesgos que acompañan las vidas cotidianas de tantos que viven los estragos de las desigualdades y cuando la globalización, que desdibuja fronteras, pone en tensión las identidades y agudiza las contradicciones entre innovación y tradiciones.

Ante la amenaza de perder empleos y derechos sociales, las poblaciones tienden a personificar en el diverso, en el distinto, en el extraño, en el extranjero, la causa de sus males.

Las palabras del candidato Longueira son por lo mismo, muy graves y atentatorias del camino de tolerancia y respeto a la diversidad que ha comenzado a transitar, con grandes dificultades y lentitudes, nuestra sociedad.

Porque una cosa es apelar a la necesidad de contar con una legislación migratoria moderna, que dé cuenta de las formas que ella debe adquirir en el Chile de hoy y en el marco de una apertura global de fronteras en que no sólo circulan bienes, sino personas, y otra estigmatizar a los extranjeros. Y, con ellos, nuevamente a quienes son distintos.

Cuando el candidato Longueira dice que los extranjeros usan el sistema educacional y de salud, así como los empleos de los chilenos, lo que está haciendo es responsabilizarlos de los problemas que los chilenos tienen con la educación, la salud y los empleos.

Y claro, tal argumentación se ajusta a su visión de la vida y de la sociedad. Es cómodo poner todas las sospechas en los extranjeros y omitir, como ha estado haciendo él y el otro candidato presidencial de la derecha, propuestas de reformas sustantivas para resolver los problemas que efectivamente existen en la salud, en la educación y en el mundo del trabajo.

La xenofobia que el candidato Longueira propicia es funcional al rechazo de la derecha de asumir que la salud, la educación y la protección social son derechos que deben ser garantizados.

Porque cuando efectivamente los derechos sociales y laborales existan plenamente, no habrá ningún problema para que chilenos y extranjeros puedan compartir, dentro de Chile, pero también fuera de Chile, el ejercicio de estos derechos comunes a los ciudadanos de un mundo global.

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17 jun 2013

Tu lobby, el mío y la política de medicamentos

Como ya nos tienen acostumbrados las autoridades de nuestro país y los medios de comunicación, hemos asistido recientemente a uno más de los debates donde lo accesorio predomina sobre el fondo, esta vez en la discusión sobre los medicamentos.

Por una parte el Ministro acusa a parlamentarios de dejarse dirigir por el lobby de la empresa farmacéutica y éstos por su parte, acusan al propio Ministro de actuar bajo la presión de los dueños de supermercados; todo esto, por el resultado de la votación de una propuesta normativa para permitir la venta de los medicamentos, que no requieren de indicación médica, en los supermercados.

Sin dejar de considerar importante conocer cómo operan los “poderes fácticos” sobre el diseño de las políticas públicas, me parece que este debate en la materia específica en cuestión, la política de medicamentos, es menos importante que apuntar a cuáles deben ser los objetivas de esta política y que estrategias desarrollar para su cumplimiento.

Vamos a los antecedentes principales.

Los medicamentos en nuestro país, constituyen el 55 % del gasto de bolsillo en salud, de acuerdo a cifras de Camilo Cid. Por otro lado, el gasto de bolsillo ocupa cerca del 37 % del gasto total en salud, una cifra que supera largamente la que muestran países de la OCDE, que alcanza cerca del 18 %.

Cabe señalar que el gasto de bolsillo, es el mecanismo más desigual para el financiamiento de la atención en salud, ya que depende del ingreso, por lo que determinará que tendrán más acceso aquellos de mayores recursos y viceversa.Además, el impacto de este gasto en las familias más pobres es más oneroso que en las familias más ricas. Por lo mismo, enfrentar una adecuada política de medicamentos para nuestro país, requiere considerar esta realidad. Es decir, como resolver el tema con una política fiscal.

Ahora bien, una estrategia de fármacos debiera contemplar al menos tres componentes, según lo indica la Organización Mundial de la Salud; asegurar el acceso, la calidad y seguridad y el fomento del uso racional de ellos.

El aseguramiento del acceso, debe considerar mecanismos de control de precios, financiamiento, provisión y sistemas nacionales y locales de suministro. La calidad y seguridad, por su parte, debe incorporar normas reguladoras y de garantía de calidad y, finalmente, el uso racional, debe garantizar un uso terapéuticamente válido y costo-efectivo de los medicamentos por parte de los profesionales de la salud y los consumidores.

En este contexto, el debate sobre la venta de los medicamentos en los supermercados, en primera instancia no parece relevante. Haciendo un esfuerzo, podría entenderse como una medida para fomentar la competencia en el mercado, para ampliar la oferta y de esta forma provocar una caída de precios.

Observemos un poco en detalle el asunto.

El mercado de las cadenas farmacéuticas ha actuado coludiéndose para subir los precios, un nuevo oferente, podría hipotéticamente conducir estos a la baja. Sin embargo, los supermercados no presentan antecedentes más limpios que las cadenas comentadas, el reciente fallo de la Justicia que acusa de conductas abusivas a CENCOSUD en los cobros a sus deudores o la actuación de carteles de productos, como el de los detergentes con los supermercados para evitar el acceso de otros productos diferentes, son antecedentes que no parecen augurar que estos últimos puedan operar al servicios de los usuarios.

Y dejémonos de cuentos el mercado de muchos artículos en nuestro país, ha sido capturado por unos pocos que imponen condiciones de ganancias abusivas para la población y tanto los supermercados como las cadenas de farmacias no se escapan a esta regla.

Entonces, la medida no se orienta con seguridad a mejorar el acceso, aunque sí a aumentar el consumo, lo que no necesariamente es positivo para la salud, incluso puede ser nocivo. Entonces, me parece que el debate sobre el punto de la ley, no sirve al propósito de una buena ley de fármacos y sobre todo, representa una lucha de poderosos por capturar un mercado interesante por su volumen, algo así como 1,5 % del PIB de nuestro país.

En cambio, una política que vale la pena celebrar, por su impacto en precios, por ende por facilitar el acceso y por el aseguramiento de la calidad, es el desarrollo de los estudios de bioequivalencia, que ya alcanza a 160 productos, según información del Instituto de Salud Pública.

Lo coherente entonces es continuar por esa vía, fomentando el uso de ellos por el sector público, agregando demanda para su abastecimiento y como lo señaló la Decana de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, abrir al mercado los establecimientos públicos, permitiendo su comercialización, por ejemplo como ocurre en las Farmacia de los Centros de CAPREDENA. Un poder de oferta de ese actor si tendrá un impacto importante en la regulación de precios.

Por último, también se puede avanzar directamente en la regulación de precios, que tanto escándalo parece producir en algunas autoridades, por cuanto tratándose de proteger a la población no hay pecado en opciones como esas.

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17 jun 2013

Por favor, no mires tu celular

Hoy todo el mundo tiene un smartphone, pero parece que mientras más los usamos nos hacemos menos inteligentes. Los grupos de amigos se juntan y no hablan entre sí. Revisan las redes sociales, envían mensajes de texto y ven los últimos videos virales mientras el mundo transcurre a su alrededor sin que ellos se den cuenta. No importa si la mujer de la mesa de al lado está sufriendo un infarto, ninguno lo notaría a no ser que apareciera en la pequeña pantalla del teléfono.

Lo mismo sucede en los semáforos, aparte de ver a las mujeres que se maquillan como expertas entre frenos también vemos a quienes no pueden esperar un par de minutos para contarle al mundo su nuevo pensamiento.

No me malinterpretes, no estoy en contra de la tecnología pero me preocupa cómo nuestras conductas están cambiando por el uso de los celulares.Nos hemos hecho cada vez más dependientes de ellos.

No podemos salir de casa sin el celular y si lo hacemos se nos acaba el mundo. Nos llenamos de ansiedad al pensar que alguien nos puede llamar y no logrará contactarnos. Se nos olvida que hace menos de 10 años atrás salíamos sin preocuparnos porque sabíamos que si no lograban contactarnos, dejarían un mensaje con alguien o llamarían nuevamente a nuestro teléfono fijo.

Según una radiografía de los servicios de Internet fijo y móvil, realizada en 2012 por el ministerio de Transportes y Telecomunicaciones, Chile fue el segundo país en crecimiento del sistema iOS y Android con un 279%. Esto demuestra la masificación que está sufriendo el Internet asociado a teléfonos celulares en nuestro país.

No cabe duda que las redes sociales y las aplicaciones como Whats App, Skype y Viber nos facilitan la vida. Ahora podemos hablar con familiares y amigos que se encuentran en otros países de manera gratuita, inmediata y sin complicaciones.

A través de distintas aplicaciones podemos leer libros, escuchar música y hacer lo que se nos ocurra. Todo esto es lo positivo, útil y bueno que nos pueden brindar los smartphones. Al alcance de un “touch” lo tenemos todo, pero mientras más dependemos de ellos más nos alejamos de otras áreas de nuestra vida.

Los niños ya no conocen a los animales en vivo y en directo. Piensan que un pollo es un pedazo de pechuga envasada en los congeladores del supermercado.Ya no juegan a la escondida o andan en bicicleta sino que aprietan botones y cuidan mascotas virtuales. Los adultos no descansan del trabajo, se lo llevan en el bolsillo a todos lados, incluso en sus vacaciones familiares.

Como todo en la vida, los celulares tienen su lado positivo y negativo. La clave está en buscar un equilibrio al hacer uso de ellos.

Aprovechemos la rapidez con que podemos conseguir información, buscar una dirección, mandar un mensaje de feliz cumpleaños, hacer correr la voz sobre un evento importante, etc.

Pero no descuidemos las reuniones cara a cara, los abrazos, las acciones en vez de las promesas incumplidas, los juegos al aire libre, las vacaciones sin trabajo y el tiempo donde no andamos conectados a algo.

Todos necesitamos desconectarnos de vez en cuando. El mundo no se va a acabar si dejas de mirar tu celular por un rato.

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17 jun 2013

El soldado de Cristo

Quienes vimos y escuchamos con atención la entrevista al sacerdote Felipe Berríos Sj en TVN, no quedamos indiferentes a sus palabras. Es más, vuelve a interpelar con magnífica elocuencia a la Iglesia Católica, a los actuales líderes y a la sociedad chilena en su conjunto, carentes de toda humanidad frente a los apremiantes problemas que nos aquejan.

La verdad de sus declaraciones impactaron remeciendo algunas conciencias dormidas, sin embargo de otras esferas vino como siempre la crítica destructiva, egoísta, ramplona. Lo peor es que ella se manifestó desde la misma cúpula de la Conferencia Episcopal, ya que su vocero trató de descalificar a este cura, misionero en el corazón de África, una alejada república vecina a Ruanda, llamada Burundi, declarando, “siempre es un poco incómodo escuchar a sacerdotes hablar en tercera persona como si estuvieran en una galería.”

O lo que señalara el Obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González, “sus palabras confunden, dividen, enfrentan, me dio mucha pena, el análisis es de una persona que no conoce bien la realidad”, manifestó el purpurado del Opus Dei, intentando ningunear la profundidad de los acertados planteamientos del misionero jesuita.

Fue de tal magnitud el terremoto que causó nuevamente al interior de conservadurismo canónigo, que incluso, obligaron al superior de la Compañía, a disculparse públicamente por las “atrevidas declaraciones” de este soldado miembro de la misma congregación del Papa Francisco.

Dejo para reflexión, algunos de sus proverbiales dichos, desafiando a la Iglesia que debe estar orientada y comprometida con los pobres, como señalara insistentemente el Sumo Pontífice, al asumir el difícil mando de esta milenaria institución religiosa, hoy en franco desprestigio.

“La Iglesia ha lucrado creyéndose la dueña de la salvación, lucra con eso, insistentemente.”

“La Iglesia también discrimina y se ha alejado de su rol social tan valorado en dictadura.”

“El lenguaje del secretismo, de verdades a medias, de ver complots permanentemente, le ha hecho mucho daño.”

“A los jóvenes les hemos mostrado un Dios del consumo tan “rasca” e insípido que ya nos los motiva.”

“La Iglesia debiese sacudirse de esa pompa y de que sus líderes no han quebrado ningún huevo. Por eso los curas se sienten desamparados.”

Estas declaraciones me recuerdan a otro sacerdote, hoy santo, Alberto Hurtado Sj cuando habló hace casi un siglo, sacando ronchas a la burguesía de la época que lo trató de “cura rojo”; fue perseguido y humillado por los mismos que hoy crucifican al cura Berrios, por su consecuencia con el Evangelio.

Denunciar los males que afijen a nuestro país con la autoridad moral de este misionero comprometido, molesta, porque no podrán dormir tranquilos aquellos que abusan a diario de sus semejantes en todo orden de cosas, creando un abismo de desigualdad, tan grande, como nunca en la historia reciente de este país.

Es probable que otro prohombre como Nelson Mandela, esté influyendo desde su lecho de enfermo, en el pensamiento y en la acción del fundador de un “Techo para Chile”, que lo hace hablar con tanto realismo y dolor, dolor ajeno por ver cómo se sigue permitiendo el abuso indiscriminado contra los más débiles e inocentes de una nación que se dice a sí misma, al borde del desarrollo.

En distintos medios solo leí cartas atacando, vilipendiando, descalificando a este soldado, como si de esa forma se pudiera justificar los grandes pecados de los cuales todos somos, en mayor o menor medida, culpables, por error u omisión.

Y aunque no me quede tranquilo con su mensaje,  éste siempre será de Esperanza. La juventud chilena está motivada, exigiendo mayor justicia social, mejor educación, un trato más igualitario y digno entre quienes nacemos con los mismos deberes y derechos, entre otras tantas y tan justas demandas.

Tan claro está en este jesuita la necesidad de Amor, Alegría y Honor de su misión apostólica, que es lo único que lo motiva a seguir luchando sin descansar. Porque al fin y al cabo, este hombre es la cara visible de Dios en la tierra.

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16 jun 2013

Ponce, Lorca y Lagos

En la segunda quincena de junio de 1975, la dictadura que imperaba en Chile, que ciertos actores políticos llaman hipócritamente gobierno militar, llevó adelante una cruenta ofensiva represiva contra los militantes del Partido Socialista de Chile, que sobrevivían en muy precaria situación después de haber sido sistemáticamente perseguidos durante casi dos años, desde el golpe de Estado del once de septiembre de 1973.

No era un régimen amenazado, tampoco existía ningún peligro de guerra civil o confrontación armada; simplemente fue una acción criminal que desarticuló al núcleo de la dirección política socialista que se había constituido en la clandestinidad. Fueron apresados y nunca más se supo del paradero de Exequiel Ponce, Carlos Lorca y Ricardo Lagos Salinas, miembros de la Comisión Política, que lideraban una organización fuertemente debilitada por una represión sistemática.

Sin embargo, a pesar de ser detenidos desaparecidos, el legado de Ponce, Lorca y Lagos perdura hasta hoy. Su convocatoria al entendimiento entre el centro y la izquierda, entre el Partido Socialista y la Democracia Cristiana, para reconquistar la democracia en Chile, pasó a constituirse en la clave del proceso político chileno de las últimas décadas.

Seguramente el brazo represivo de la dictadura, la DINA, los persiguió con la saña y alevosía con que lo hizo, precisamente para impedir que se avanzara en la configuración de la alternativa política, capaz de ofrecer una salida viable al momento del reemplazo del régimen militar. La división extenuaba a la oposición a Pinochet. Impidiendo la unidad democrática y nacional que se necesitaba se alargaba artificialmente la duración de la dictadura.

Ahora que entramos en el período de campaña presidencial, me permito reivindicar ese legado, el de Ponce, Lorca y Lagos, como precursores de la unidad democrática que abrió paso a una nueva realidad para Chile.

Comprendo que existen personas que subvaloran la importancia de ese acuerdo estratégico, han llegado hace poco a la lucha política o sufren de amnesia. Piensan que alcanzar una sociedad democrática con justicia social es cuestión de simple voluntad.

Que los deseos pidiéndolos vehementemente se harán realidad. Se trata de un error muy antiguo, creer que la transformación social es muchísimo más simple y fácil de lo que efectivamente resulta ser.

Lamentablemente, en la memoria histórica tiende a desdibujarse el período dictatorial, los sufrimientos y penurias que bajo su arbitrio se generaron; los tormentos que se sufrieron y los padecimientos que se vivieron hasta recuperar la democracia.

Sin embargo, para la nación chilena la unidad de los demócratas ha tenido un valor esencial. Recuperar la democracia que se había destruido con tanto esmero durante más de diecisiete años no podía hacerlo una minoría, por iluminada que fuere. Reinstalar el horizonte de una democracia solida, robusta solo iba a ser posible desde la acción y la capacidad de una mayoría nacional que así lo llevara adelante.

El esfuerzo que costó la vida a Ponce, Lorca y Lagos no fue sólo un testimonio de lucha heroica; tampoco simplemente una consecuencia política sin límites, junto a ello, a su arrojo increíble y su voluntad indomable, lo que ellos forjaron y anticiparon es un patrimonio moral y político que hoy menos que nunca puede desecharse.

Su sacrificio no fue en vano. No olvidemos que la roja bandera del Partido Socialista de Chile lleva una cuota de su sangre.

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16 jun 2013

Longueira, el partido y el futuro

Las señales de unidad del gremialismo no alcanzan a esconder los dilemas internos. Las aguas en la UDI no están quietas. Hay preocupación.Como ha dicho Melero –y muchos otros- “son muchas las cosas que están en juego” y entre ellas, el posicionamiento político del gremialismo.

A fines de octubre se produce la debacle electoral del oficialismo y una semana después el gremialismo proclama a Golborne como abanderado presidencial.Entre principios de noviembre y mediados de enero, el despliegue presidencial de Golborne comienza a debilitar las opciones electorales de la UDI.

Sin embargo, el Consejo de enero de este año ratifica “de modo definitivo y formal” a Golborne como abanderado presidencial del gremialismo.

En este Consejo, Longueira se dirigió al plenario. Al analizar lo que dijo en esa oportunidad se destaca, en general, que es un relato “casi idéntico” al discurso que haría tres meses después cuando es proclamado candidato presidencial. El discurso que emite en esta oportunidad tiene tres elementos que hay que destacar y que contribuyen a entender lo que sucede hoy en la UDI.

En primer lugar, plantea la necesidad de lograr un segundo gobierno de la alianza; no sólo debido a que ha sido un gobierno exitoso y que hay que proyectarlo para “alcanzar el desarrollo”, sino también porque hay que impedir que llegue a La Moneda la Concertación y el PC con un programa que busca desmantelar el “modelo” que ha hecho de Chile un país que bordea los veinte mil dólares per cápita y que “es un ejemplo para el mundo”.

En segundo lugar, ocupa largos pasajes para hablar del partido. En esa dirección, la UDI no sólo es el partido más grande –“lo que no es lo más importante”- y el pilar fundamental del gobierno, sino también es un partido que tiene “mártires” y que la historia de Chile no puede entenderse sin los gremialistas. Longueira, afirma que el gremialismo ha “cambiado la historia, sin la UDI Chile no estaría en el sitial que esta”.

El gremialismo, por tanto, debe generar las condiciones sociales y políticas para seguir ocupando ese “sitial”. Esa, es la “orden del día”. El desafío actual del gremialismo, por tanto, es “construir un partido para los próximos 30 años”. Ese, es el camino que inicia el partido con el liderazgo presidencial de Longueira. ¿Qué hará luego de la coyuntura presidencial, podrá dirigir el partido?

Longueira viene, por tanto, a levantar al partido: hay que encender una máquina que se estaba apagando.Hace un llamado a que “volvamos hacer lo que nos hizo grandes… a ser fieles al objetivo fundacional”. Es decir, la UDI no debe dejar de practicar “el estilo y la forma de hacer política” que heredaron de “Jaime” y que se expresa en la “generosidad, desprendimiento, entrega, amistad, trabajo en equipo, esto es lo que no ha hecho grandes”. Fortalecer el partido es el objetivo.

Finalmente, en este discurso Longueira le dice a sus filas que dadas las actuales condiciones no está “disponible” para ser abanderado presidencial del partido.

Sin embargo, sigue su postulación en las sombras. En este contexto, no deja de ser interesante una anécdota ocurrida entre Pablo y la directiva antes de empezar su discurso. Los hechos muestran que detrás del orador –Longueira- estaba sentada la directiva. Segundos antes de empezar el discurso, Pablo les dice: “mejor que se sienten pueden haber sorpresas” ¿Qué significa este distendido intercambio de señales? Muy simple, que en el ambiente la postulación de Pablo estaba latente. Estuvo latente siempre.

Apelando a los principios que sustenta la práctica y el estilo de la UDI, le dice al plenario que “si ustedes quieren que yo sea instrumento para manchar esa historia… de generosidad, de desprendimiento… no estoy disponible”. En la tarde, sería proclamado Golborne.

Entre el Consejo de enero y la bajada de Golborne, la “perfomance” presidencial del gremialismo estaba profundizando “el aburguesamiento de la UDI”. Y con ello, reduciendo las posibilidades de lograr la sucesión presidencial y mermando el posicionamiento electoral y político de la UDI a mediano y largo plazo.

Y, como al gremialismo le gusta, vuelven a “sorprender a Chile” al bajar a Golborne e instalar a Pablo. Un golpe de timón en que lo sustancial es que Pablo vuelve al partido.

Longueira, vuelve a refundar el partido y construir una estructura política y operativa que genere las condiciones para seguir siendo un partido “trascendente” para Chile. Y, en ese camino –en esa “marcha”, en esa “cruzada”- el rendimiento parlamentario es de suma relevancia. Es la clave para el futuro político.

Pero, al mismo tiempo vuelve a fortalecer la UDI popular y posicionarse en el “centro social”. A rescatar el proyecto fundacional y a seguir el legado de Guzmán que se ha ido debilitando al interior del partido en correspondencia con su crecimiento.

Por ello, los convoca a que “a partir de hoy seamos leales a nuestra historia –en que nada es imposible-… -a que- volvamos a nuestras raíces, a trabajar como lo hicimos siempre… Iniciamos hoy una marcha por Chile… que nos lleve al triunfo… los invitamos a una gran cruzada porque a Chile le conviene…no se gana, si no hay mística, si no hay una ética”.

Con estas palabras, Longueira asume el rol de re encantar y movilizar al partido. La primaria es la primera batalla. La UDI está debilitada.

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16 jun 2013

Nuevo pacto social ¿cuándo firmamos el viejo?

El asunto es más complejo pero recurramos a la sencillez de la columna de opinión.

¡No hay “pactos” ni “contratos” sociales! No existen. Y si los hubiera, sería el tiempo de cambiarlos.

Hay muchas maneras de explicarse la vida en sociedades estatales, y las normas que en ellas obligan a los ciudadanos y al Estado.

Y esas explicaciones teóricas suelen equilibrarse en el filo del ser y del deber ser.

El pensamiento cristiano tomista, neotomista y reneotomista del “bien común” es evidentemente un “deber ser”. Se dice “el estado es el rector del bien común”. Debe decirse “el estado debe ser el rector del bien común”. La teoría del bien común puede servir como tal pero no explica nunca el verdadero carácter del real Estado.

Tomás de Aquino (s.XIII), principal teórico del “bien común”, vivió en una sociedad en dónde jamás se aplicó la norma del “bien común”: era una sociedad esclavista y servil, en la que prevalecía sin contrapeso el poder de los grandes terratenientes armados autodenominados reyes o señores, papas o cardenales.

El levantamiento del “contrato social” de Rousseau (s. XVIII), es una explicación teórica pos Edad Media europea sobre cómo funciona y debe funcionar un Estado Moderno (el capitalismo ya surgía con fuerza).

A los que sostienen la idea del “contrato social” habría que preguntarles ¿En las sociedades previas al capitalismo no hubo “contratos sociales”?

¿No los hay en la actualidad en países de Asia, África y América en los que aún no ha llegado a establecerse un Estado capitalista con sus normas y leyes?

Prefiero quedarme con las teorías que explican el origen y desarrollo del Estado, sus fuerzas armadas regulares, su educación, sus profesionales, sus normas económicas, sus derechos (y deberes), en síntesis, su “poder” y su “hegemonía”, entendiendo primero los intereses de clase que dan origen al concreto Estado, las luchas sectoriales y globales que se dan en el, los mismos que lo sostienen y lo complejizan para hacerlo abierto (democrático) o cerrado (autoritario) y objeto de tibias o profundas reformas nacidas de la creciente voluntad ciudadana.

Sin duda la incorporación de “los derechos humanos” a las estructuras teóricas de los estados capitalistas (en los capitalistas “privados” más que en los estatales) con posterioridad a las masacres y genocidios de la Segunda Guerra Mundial (1945) y el creciente poder de la ciudadanía en la segunda parte del s. XX han ido reformando, durante medio siglo, el andamiaje de poder y hegemonía en el que se asienta el Estado occidental actual.

La historia de Chile en los siglos XIX y XX es la historia de un Estado Nacional impuesto por la burguesía a partir de los años 1830, como sucesor del Estado Monárquico Español (siglos XVI, XVII y XVIII), impuesto por Castilla y León en sus colonias sudamericanas. Y su evolución.

El habitante común de Chile, el potencial ciudadano del país, no influyó para nada en la instalación de la Constitución de 1883 e influyó muy poco en la de 1925.

¡Para qué decir en la aprobación de la de 1980, sin padrones electorales, con estado de sitio y más de la mitad de la ciudadanía ilegalizada!

En nuestra historia nunca ha habido un “acuerdo social” entre el Estado y los habitantes. Estos sólo fueron ciudadanos hace 43 años, con la reforma constitucional que otorgó derecho a voto a todas y todos los mayores de edad, hombres o mujeres, alfabetos o analfabetos.

La Constitución de 1883 fue impuesta por los conservadores católicos al país (a los liberales derrotados en sangrientos campos de batalla y a todos los sectores sociales subalternos al latifundio militarizado). José Joaquín Prieto, antes de ser Presidente en 1831 fue el jefe militar “pelucón” que derrotó por las armas a los “pipiolos”.

La Constitución de 1925 fue impuesta al país por una alianza liberal, con respaldo militar mayoritario. Encabezó la reforma el Presidente Alessandri Palma.

La Constitución de 1980 fue impuesta a Chile por la dictadura cívico-militar de carácter fascista que gobernó desde 1973 hasta 1989 y que dejó establecida su impronta ideológica, económica y política, de manera cerrada y casi imposible de reformar a fondo con mayorías ciudadanas.Una Constitución más cerrada que las de 1833 y 1925.Fue obra en especial de Jaime Guzmán y Augusto Pinochet.

¿Se han creado las condiciones para que la Constitución chilena sea reformada a fondo por los ciudadanos o, más, reemplazada por ellos?

Los ciudadanos, que ya eligen Presidente de la República, congresistas nacionales y autoridades políticas comunales, pueden también, por mayoría, darse una nueva Constitución democrática y reformadora del capitalismo impuesto a Chile en los años 70? ¿Uds. lo ven claro?

¿Podremos llegar a firmar pronto, (no uno “nuevo”, ya que nunca hubo “el viejo”) sino el primer Contrato Social de nuestra historia?

Todo dependerá de la fuerza política que desencadene la ciudadanía. Esa ciudadanía que no existía en 1883, que apenas asomaba en 1925 y que fue aherrojada en 1980.

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16 jun 2013

Atención dental a nuestros niños, prioridad familiar y nacional

Durante 2007 se realizó un estudio nacional sobre salud bucal en adolescentes de 12 años (MINSAL), el cual arrojó un porcentaje de 37,5% de niños libres de caries. Este estudio se comparó con otro realizado en 1997-99,el cual mostró que sólo un 15.6% de los niños presentaba una dentición definitiva libre de esta patología.

A pesar de esta mejora, el estudio de 2007 demuestra una diferencia significativa en la presencia de caries entre niños de distinto grupo socioeconómico.

En el GSE alto, el 68, 17% de los niños presentaba dientes libres de caries, mientras que en el estrato de bajos ingresos está cifra retrocedía a un 29,55%.

Las caries dentales son las patologías más comunes en niños y adolescentes. Es una enfermedad infecto contagiosa de origen multifactorial que provoca desmineralización y desintegración progresiva de los tejidos dentarios calcificados.

¿Inequidad en la salud dental de los niños chilenos? Sí y es un problema que como sociedad debemos enfrentar con prevención y expansión de los servicios odontológicos para todos los menores de 18 años.

Algo hay. Atención dental estatal para infantes de 6 años y el recientemente anunciado programa de caries con tapaduras y tratamiento de conductos para jóvenes entre 12 y 17 años a través del sistema de libre elección de Fonasa, a partir del 31 de julio.

¿Por qué preocuparse de la salud dental de los niños?

Es importante que ellos reciban atención odontológica temprana, principalmente en tratamientos preventivos como por ejemplo el sellado de los primeros molares definitivos que erupcionan a los 6 años.

En paralelo, mientras antes se realice la visita al dentista, mejor es el traspaso de una educación en higiene bucal de calidad. Ambos pasos, evitarían las caries de los mismos primeros molares, que son las piezas que más se extraen por esta patología en Chile.

Asimismo, si se inician controles a los 6 años y se continúan hasta los 13, que es el período promedio de recambio de dientes, se podrá detectar a temprana edad problemas de mala posición, falta de crecimiento óseo, pudiendo así interceptar las fallas y asegurar una dentadura definitiva mejor alineada, más estética y funcional.

Mientras antes se vaya al dentista, los tratamientos de la adultez serán menos dolorosos y más baratos.

Otras patologías que afectan a niños y adolescentes son: gingivitis crónica –encías inflamadas que sangran fácilmente-; periodontitis agresiva localizada, que afecta principalmente a los primeros molares y los dientes del frente (incisivos), y se caracteriza por pérdida severa del hueso que sostiene el diente. Si no se combaten estas dos patologías a tiempo, se generaría una periodontitis agresiva generalizada que puede causar que todos los dientes se aflojen.

Personalmente, estoy en constante diálogo con dentistas y pacientes y puedo asegurarles que es en la niñez cuando se solucionan los problemas dentales de la adultez.

Como país y como familias debemos invertir en la salud dental de quienes están creciendo para que en el futuro, tengamos adultos con menos casos de problemas articulares o portadores de prótesis, lo que es y será siempre un trauma para la salud física y mental de cualquier persona.

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