28 mar 2015

Catástrofes: el problema es la falta de desarrollo

Una vez más nuestro país se encuentra sumido en una gran catástrofe. La opinión pública se divide entre aquellos que se lamentan de las desgracias naturales y los que se dedican a criticar a las autoridades, los que le echan la culpa a Dios y los que sacan dividendos políticos, y al medio, casi desaprensivamente, surgen los chilenos comunes que desde cada rincón manifiestan circunstancialmente su espíritu solidario, olvidando aunque sea por pocos días su feroz egoísmo consumista.

Que el desastre pudo ser evitado, que las autoridades no estaban preparadas, que Chile está condenado por su geografía a estas tragedias, que los asentamientos urbanos y rurales no cumplen las normas, en fin opiniones todas válidas que sin embargo no se encuentran en un punto desde donde acometer las tareas de un país que quiere ser desarrollado con profesionalismo y sin eslóganes.

Terremotos, incendios, erupciones, tsunamis, aluviones no son sólo patrimonio de los pobres chilenos, ni menos de los chilenos pobres, la naturaleza con estos grados de violencia se ensaña en todos los rincones del mundo, India, Louisiana, Norte de Francia, Turquía, Tokio, Brasil, California, Irán, han sufrido tantas calamidades naturales como los chilenos; sin embargo, el nivel de destrucción y muerte tiene que ver en cada caso con el nivel de desarrollo de cada una de las sociedades víctima de estas tragedias. No es ninguna novedad decir que a mayor pobreza mayor fragilidad frente a las inclemencias de la naturaleza.

Chile, a la luz de las tragedias que año a año es víctima, necesita con urgencia también construir una sociedad desarrollada que pueda enfrentar a la naturaleza con grados aceptables de satisfacción.

No se trata sólo de un presidente ni de un alcalde ni de una ONEMI, menos de la posibilidad de tener más teléfonos satelitales, ni retroescavadoras, ni frazadas, ni comida no perecible, casi inmediatamente después de la tragedia.

Se trata de generar una trama social de mejor calidad, una mejor educación para promover una población más exigente de sus estándares de vida. Sólo una sociedad desarrollada, solidaria siempre (no sólo para los meses de la Teletón) de una gestión pública (y privada) basada no sólo en la excelencia en la gestión administrativa sino comprometida con una ética a toda prueba.

Quizás sea mucho pedir, pero los ríos, las lluvias, los volcanes, el fuego, el mar y la tierra sólo se ensañan con aquellos países que no han sabido resolver sus problemas esenciales, elevar la dignidad de las personas, construir una base social igualitaria a partir de una educación de calidad para todos.

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28 mar 2015

Una solidaridad necesaria

Ante la tragedia que afecta a regiones del Norte y mantiene en riesgo e incertidumbre a numerosos compatriotas, solicitamos que la elección interna de la Democracia Cristiana fuera suspendida hasta que todo estuviese normalizado.Presentamos formalmente una solicitud en tal sentido y la Directiva Nacional la derivó a la Sala Electoral del Tribunal Supremo del Partido.

Nuestra concepción de la solidaridad por un lado y de la unidad de los actos democráticos por otro, nos inspiró para esta petición. Nos parece que es el momento de destinar los esfuerzos a tareas solidarias, atendido especialmente que la postergación de las elecciones por un par de semanas no afecta negativamente el proceso interno. Incluso lo favorece, puesto que permitiría a los militantes de las comunas afectadas participar en igualdad de derechos.

Las listas de Pizarro y Albornoz rechazaron este predicamento, sosteniendo que las cosas no revisten la gravedad que el país entero atribuye a los acontecimientos. El Tribunal, por mayoría de votos, resolvió suspender la elección sólo en algunas comunas, en un fallo que revela insensibilidad ante el dolor, incomprensión de la unidad de los actos eleccionarios y desaprensión frente a un clamor mayoritario de los militantes que prefieren concentrar sus esfuerzos en trabajar por los que sufren la desgracia.

Dejar a estas comunas “para votar después” desvirtúa la esencia del acto eleccionario que debe ser único y simultáneo en todo el país. Desaprensivamente uno de los intervinientes manifestó que los votos de esas zonas son poquísimos y no alterarán el resultado.

En esta circunstancia, sin perjuicio de ejercer nuestro derecho de apelar de la resolución, llamamos a nuestros adherentes y a los militantes del Partido a redoblar esfuerzos en estos días y, junto con ayudar a los que sufren, trabajar por derrotar a quienes siempre anteponen sus intereses a los ideales y al espíritu propio de los demócratacristianos.

El cambio que queremos en la DC es un camino largo que no se agota en esta elección, sino que continuará cualquiera que sea el resultado. Pero ahora, vayamos todos a votar: mientras más militantes voten mejoran las posibilidades de interrumpir la continuidad de un estilo de gobierno interno que ha desmovilizado al Partido, postergado a sus militantes, olvidado los principios doctrinarios y, en su actuar concreto, debilitado la ética propia de la Democracia Cristiana y de la actividad política en una sociedad democrática.

Cuando las sombras de los rumores arrecian contra los políticos, cuando la imagen de los dirigentes se deteriora, cuando es necesario que los que están en los altos cargos demuestren su coherencia y consistencia, llamamos a los otros candidatos a ratificar que ninguno de los integrantes de sus listas está involucrado en los casos que la justicia investiga, como me atrevo a afirmarlo de quienes me acompañan.

En esta realidad, se hace más necesario y urgente renovar los cuadros directivos nacionales.Recordando que el voto es secreto y que ninguna presión cambiará eso, pedimos a los militantes su voto y su compromiso a trabajar por una Democracia Cristiana fuerte, unida, sólida en sus principios y consistente en sus comportamientos.

Es la hora del Renacer de la Esperanza, de rescatar el alma cristiana y el cuerpo popular de la Democracia Cristiana.

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27 mar 2015

La DC está llamando al orden

En unos días más, la DC irá a las urnas para decidir sobre qué tipo de conducción partidaria tendremos de cara a los enormes desafíos por los cuales está atravesando el país, el gobierno, la Nueva Mayoría y la propia DC.

Hechos lamentables, han provocado un profundo alejamiento de la gente hacia la actividad pública: la ciudadanía no confía en la política ni en los políticos; siente que la política abandonó a las personas y que son los poderes fácticos los que en verdad gobiernan. Nuestro deber y responsabilidad es abrir el debate, ofrecer confianza y soluciones reales a este nuevo e incómodo fenómeno.

Desde nuestra identidad como democratacristianos, el desafío que se nos abre es definir qué es lo que nuestro partido puede ofrecer para resolver esta crisis de participación y de confianza, más aún cuando se vienen elecciones municipales en el corto plazo y cuando debemos mirar más adelante la elección parlamentaria.

El descrédito del sistema político debe tocar fondo, pero eso no ocurre por sí solo. Al menos para la lista que tengo el honor de conducir, la DC cree que es tiempo de poner orden a la conducción del Gobierno y de los partidos que confirman la coalición. Y cuando digo que la DC está llamando al orden no lo hago desde una posición desafiante ni soberbia: lo que ocurre es que hoy más que nunca se requiere responsabilidad y experiencia política para dar respuestas creíbles a la gente.

¿Qué partido seremos en este nuevo contexto?

La tentación de aparecer críticos, demoledores, autónomos e independientes de todo conglomerado puede ser muy seductora, pero puede encerrar el germen de la desintegración de nuestra amistad cívica que nos une a todas las fuerzas democráticas que se opusieron a la dictadura.

No podemos involucionar y convertirnos en un partido contestatario o testimonial. La denuncia por la mera denuncia no sirve de nada y la pretensión de influir desde fuera del sistema en nada ayuda a la gente que en verdad necesita soluciones.

La Democracia Cristiana tiene demasiado aprendizaje, trayectoria y sabiduría política como para no ponerla al servicio del país, y lo decimos desde la humildad de quien quiere trabajar por Chile y su futuro, pero también desde la convicción de un partido que está deseando fervientemente que las cosas se hagan mejor.

Nunca los problemas de la política se han resuelto sin política y este partido va a dar una señal clara este fin de semana. Queremos un rol protagonista para retomar el control de la agenda de crecimiento, igualdad y fraternidad que le ofrecimos a Chile y que se ha ido perdiendo por motivos espurios.

Camaradas, es hora de volver a sacar la voz para los temas que realmente importan.

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27 mar 2015

Claves de una DC comprometida con la Revolución de la Dignidad

La renovación de los componentes directivos, ya sea de una organización social o en este caso de un partido político, son una tremenda oportunidad para fortalecer el propósito en el cual está involucrado, lo que vinculado con liderazgos transversales y objetivos acabados, le otorgan el carácter necesario para surgir como alternativa solvente en el trazado de los nuevos desafíos.

Esta semana nuestro partido, el Partido Demócrata Cristiano, ha convocado a un nuevo proceso de elecciones nacionales, para escoger a la directiva que conducirá el camino en los siguientes dos años, que se vislumbran clave en el desarrollo político de nuestro país.

Frente al actual escenario, donde asoma con urgencia la necesidad de impulsar con capacidad el ejercicio político, bajo el propósito esencial que la ciudadanía requiere, conformar un partido con liderazgo e identidad es fundamental, y así impulsar el proceso de cambios que nos lleven definitivamente a la construcción de una sociedad inclusiva y justa.

Es por esta razón que tomé la decisión de sumarme a la lista que encabeza el Senador Jorge Pizarro, con el claro objetivo de formar una lista  potente, de unidad y que sea capaz de transmitir con fuerza la personalidad de nuestro partido y el rol fundamental que este cumple en la tarea de afianzar un desarrollo inclusivo y una democracia participativa, con gobernabilidad y en solidaridad.

La historia, principios y valores de la Democracia Cristiana, son la columna vertebral en torno a la cual desarrollamos nuestra propuesta política que sentimos interpreta al pueblo chileno, por cuanto en su sentido y rol histórico, ha gatillado profundos cambios sociales. La Falange Nacional nació justamente como un proyecto político social cristiano alternativo al Partido Conservador.

Quiero establecer una vez más, que la Democracia Cristiana es un partido transformador, que busca cambios sustantivos,  sobre la base del diálogo y la persuasión. Son precisamente estas características las  que hemos aportado a la Concertación por la Democracia y a la Nueva Mayoría. Entendiendo que estas coaliciones se enriquecen y empoderan gracias a su diversidad y pluralismo.

Por ello, como partido no podemos eludir ningún tema en el debate y debemos trabajar resueltamente para liderar los cambios que Chile requiere. Éstos deben ser profundos, sustentables  a la vez que diseñados e implementados con racionalidad.

El PDC no puede reducir su rol sólo a moderar el programa y políticas o matizar su contenido, debemos ser proactivos instalando temas en la agenda pública desde nuestra perspectiva. Y sabemos que aquello es más posible si conformamos un partido unido, con carácter y mayoritario, ubicado junto a la gente, con su realidad e interpretando nuestra labor al servicio de ellos.

En medio de nuestra campaña, la campaña impulsada por la Lista 2, hemos abordado como tarea fundamental dotar al partido de una estructura moderna, flexible y descentralizada, que permita responder de manera rápida a los desafíos y requerimientos y con poder de decisión cercana a la realidad.

Tal como el Papa Francisco hiciera el llamado a “Salir en Misión”, asumimos que la política de nuestro partido debe estar desplegada “puertas afuera” más que “puertas adentro”, razón por la cual hemos y continuaremos propiciando instancias de diálogo que nos ha permitido y permitirá, encontrarnos y trabajar junto a estudiantes, pobladores, campesinos, pueblos originarios, trabajadores, emprendedores, profesionales, jefas de hogar… Estamos y seguiremos junto a ellos.

La política tiene sentido cuando se hace con otros, acompañando y empapándose de sus vivencias. Fue el testimonio y la consecuencia lo que nos hizo un partido grande capaz de hacer la Revolución en Libertad, ahora, mirando al futuro, debemos ir por la Revolución de la Dignidad.

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27 mar 2015

Entre la indignación y la esperanza

Estamos en los días finales de una campaña a la Directiva Nacional del PDC, que ha sido breve, intensa y no exenta de dificultades.

Algunas personas nos han dicho, a la salida de las reuniones: “parece que ustedes están enojados”. Al oír eso, yo sonrío y digo: “No, camarada, estamos indignados”. ¿Por qué? Pues simplemente porque esa indignación ha nacido al ver lo que ha ido sucediendo en el PDC hace ya mucho tiempo, pero por sobre todo en los últimos diez años. Esa indignación nos decidió a levantar la voz en un momento en que las bases carecen de suficientes canales de expresión, no hay participación, los dirigentes hacen lo que quieren sin sentirse obligados a dar cuenta de sus hechos y de sus dichos.

Escuchando el grito y los silencios de aquellos militantes que no pertenecen a la elite, que no están en las trenzas del poder y de las máquinas, que no gozan de prebendas ni posiciones de privilegio, que no son parientes de nadie importante, presentamos nuestras candidaturas.

Dirigentes sindicales, empleados públicos, profesionales independientes, intelectuales, mujeres y hombres, jóvenes y mayores, formamos una lista que es expresión de los que estamos fuera de esos grupos exclusivos que han administrado, desde el Partido y el gobierno, el sistema económico, social y político creado por Pinochet.

Nepotismo, camarillas, grupos cerrados, ineficiencia interna y política, vaguedad y desperfilamiento político, problemas de disciplina y alejamiento de la doctrina, desconocimiento de los acuerdos del V Congreso, oídos sordos al clamor de las bases. Queremos terminar con eso y poner al Partido Demócrata Cristiano en su posición de vanguardia para construir una nueva sociedad.

No sólo nos mueve la indignación, sino también y por sobre todo, la esperanza. Estamos convencidos de que es posible avanzar en la línea triple de recuperar la doctrina, la ética y el carácter popular del PDC. Queremos que el Partido inspire sus decisiones, sus proyectos y sus acciones en la doctrina de la Democracia Cristiana y las conductas de sus dirigentes y militantes se enmarquen en la ética cristiana. Queremos que el Partido vuelva a jugar, con la presencia y participación de sus militantes, un papel fundamental y determinante en las organizaciones de la sociedad, como fue durante décadas.

Levantamos nuestra lista antes de que las máquinas se pusieran de acuerdo en la suya. Porque queremos unidad del PDC en un marco de decisiones claras y posturas definidas. La unidad se hace en torno a las mayorías en la medida que sujeten su acción a los principios y respeten los acuerdos. El PDC no es una federación de grupos ni una alianza para tomar el poder. Tenemos ideas y es necesario que las plasmemos en proyectos de ley y en programas claros sobre las tareas políticas que es necesario llevar a cabo.

Es justamente lo que echamos de menos en el comportamiento de nuestros diputados y senadores, que han limitado su acción a ser contestatarios respecto de proyectos de otros, ya sea el gobierno o parlamentarios. No hay propuestas concretas respecto de temas centrales como la previsión, la salud, la educación, por solo nombrar tres aspectos. No hay intentos claros ni concretos por terminar con la absurda situación de empleados públicos recibiendo honorarios en abierta violación de la ley y de la justicia. No han existido proposiciones concretas para sustituir la constitución pinochetista. No dedican sus energías al trabajo propiamente parlamentario ni hay esfuerzos concretos por mostrar que no somos partidarios del capitalismo. Por el contrario, los parlamentarios y los dirigentes toman como postura un enfoque neo liberal muy alejado de los postulados de la DC.

Esos parlamentarios, todos buenas personas probablemente, quieren seguir a cargo del Partido, pese a que claramente han fracasado en su conducción. Nunca la ciudadanía ha estado tan alejada de los políticos, nunca tanto desprecio hacia ellos, nunca tan mala imagen de la tarea política propiamente tal. De esos son responsables los que han estado en esa labor, porque no han sido capaces de conducir el país y avanzar en soluciones para los problemas cruciales de los chilenos. Ellos han puesto en peligro la democracia y deben hacerse un lado. Han fracasado.

Tal como ahora, en 1973 escuchamos voces que nos decían que había que elegir entre la ética de la responsabilidad y la ética del testimonio, es decir, o mantenernos en una especie de tibio limbo (llamado eufemísticamente entonces “independencia crítica y activa”) o luchar por la defensa de los derechos humanos y el fin de la dictadura que se instalaba.

Nosotros elegimos luchar, como miles de camaradas a lo largo y ancho del país. Hoy se invoca la misma disyuntiva weberiana, para decirnos que hay que agruparse en torno a las máquinas de poder para sostener los espacios actuales. Les respondemos igual: el testimonio y la responsabilidad van de la mano cuando la lucha es responsable y se respalda en la doctrina.

Hemos hablado de la necesidad de que el Partido recupere su posición de vanguardia, recogiendo la historia del PDC, la de los fundadores, la de aquellas generaciones de la revolución en libertad y las de la lucha contra la dictadura. Con esa historia y el pensamiento humanista queremos ir adelante en la construcción de una nueva manera de relacionarnos. El pensamiento de la DC tiene vigencia hoy día, con más claridad incluso que hace 50 años.

Estamos por la construcción de una nueva manera de vivir, sustentados en la justicia, la fraternidad y la libertad. Las conductas de los militantes deben ajustarse a ese objetivo, tan querido por la mayoría de los chilenos.

Queremos que los chilenos recuperen la confianza en nosotros y para eso los militantes deben volver a participar, partiendo por votar en las elecciones. Eso nos ayudará a cambiar. Hemos visto demasiadas señales por parte de los actuales dirigentes en el sentido de no facilitar las cosas para que los 113 mil militantes vayan a votar. Prefieren que se repitan cifras en torno a los 22 mil. Su control es mayor. No abundaremos, pero mencionemos por ejemplo la fecha de la elección, los padrones entregados sin direcciones, la tardía determinación del reglamento de las votaciones, la tardía fijación de locales de votación, la negativa a hacer debates oficiales (y en los que ha habido no participa el candidato de la lista de continuidad).

Tenemos razones para estar indignados.

Pero cuando hablamos con los militantes, nos damos cuenta que tenemos razones para mantener esperanzas.

Los candidatos de nuestra lista 3 somos diversos. A unos no les gusta éste y a otros el de más allá. Por cierto. Lo que importa no es si gustan todos, porque eso no pasa en ninguna parte. Lo que importa es que nosotros hemos probado en nuestra acción, en nuestra vida, el compromiso con las ideas, pues vivimos como pensamos y hemos arriesgado la libertad y la vida cuando ha sido necesario. Lo que importa es que tenemos ideas y propuestas, que ustedes han conocido a través de nuestra folletería y nuestras acciones de campaña.

No queremos que el Partido siga siendo sólo contestatario ante las propuestas de los demás o que se contente con ser un administrador de un sistema que es contrario a nuestra doctrina. Nacimos para transformar la sociedad y no para administrar las injusticias. No queremos suavizar el capitalismo, sino sustituirlo.

Ha llegado la hora de las bases, de los militantes que no hemos estado en el poder.

Ha llegado la hora de exigir consistencia, coherencia, seriedad.

Es la hora de reclamar por conductas éticas y fortaleza institucional.

Es el momento de sentir que renace la esperanza desde la profunda indignación.

Vamos todos a votar, en la confianza de que el voto es secreto y constituye una eficaz arma para construir democracia.

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27 mar 2015

Ovejas descarriadas en dos ruedas

Andar en bici es maravilloso. Sentir el aire, dejar la desesperación de los cuerpos ajenos que te aplastan en el metro, la llegada de nuevas estaciones de Bike Santiago en Santiago centro, la tranquilidad de los planes por 190 kilómetros de ciclovías nuevas para 32 ciudades del país, que fueron anunciados el año pasado (Plan de Ciclovías del Gobierno)… Se siente que vamos bien encaminados, ¿y qué monos pinta la era digital? Un rol determinante, porque es la voz de muchas organizaciones e individuos que por su cuenta transforman su experiencia en una ruta compartida.

Facebook y Twitter es hoy la plazoleta para entregar tips, atajos, emociones y una colección de palabras útiles para quienes aman moverse en dos ruedas y los que aún no se atreven. Pero esta hermandad soñada de ciclistas también se mezcla con la prepotencia de algunos individuos, que apelan a que la violencia es el canal para obtener el respeto en la ciudad.

Aclaración para aquellos que viven lejos del mundo biker, si andas en bici, es probable que tengas al menos un encuentro desagradable en donde casi puedas perder la vida, porque una persona al volante fue imprudente. Eso es y será cierto, ¿pero todos los que tiene auto lo son? No. Y esta es la prueba que algunas personas cuando tienen vitrina en las redes sociales cometen el peor de los prejuicios: esperan que todos sean igual de irresponsables.

Compañeros bikers, es ridículo que hoy, después de sus años de lucha por ser reconocidos, veamos gráficas en Facebook que comparten mensajes de odio hacia el resto de la sociedad (porque no sólo contra autos). ¿De qué sirve? ¿Las calles se ganan a combos y golpes?

Por ejemplo, ¿han oído hablar del Movimiento Furiosos Ciclistas? Es un grupo en Facebook muy grande y diverso, que tiene más de 53 mil me gusta (cifra importante). Son los primeros en ser reconocidos en su especie cuando navegas en la redes sociales. ¿Cuál es el problema? Algunos personajes, cual ovejas descarriadas, buscan motivar a reaccionar mal, casi como si fuese una batalla segura salir a las calles. Ese tipo de mensaje se contrasta con las muchas actividades que promueve la página en general. ¿La violencia se responde con violencia?

Compañeros de dos ruedas, mi mensaje no busca ofender a quienes perdieron a un ser querido. Sólo quiero usar este espacio para quejarme por los que no son la excepción de la regla, los que pueden dejar de lado los mensajes descalificativos en la red. Saquémosle partido al reconocimiento de los municipios, a los nuevos espacios exclusivos y potenciemos  los grupos de ciclistas que incentivan un buen pasar entre todos los integrantes de la comunidad. ¿Es mucho pedir?Quiero asumir que no.

La tarea es grande y la impotencia siempre es más intensa. Pero en serio, usemos nuestra súper conectividad para organizar cicletadas en donde nos unamos; en masificar andar en la calle de forma segura y correcta;  porque Chile va a crecer y lo hará en grande y tenemos que estar preparados para que la web sea un aliado y no una bar de mala muerte que no busca más que mochas para hacerse popular.

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27 mar 2015

Cumbre de Las Américas, ¿no asistir?

Dos hechos internacionales de trascendencia han ocurrido esta semana pese a tener connotaciones diferentes. Por una parte, la visita del canciller ruso, Serguei Lavrov a diversos países latinoamericanos, ratificando la idea de establecer sólidas relaciones comerciales y culturales a través de la Complementariedad y, por otra, la denuncia sobre la violación de jóvenes colombianas por el ejército estadounidense acantonado desde años en dicho territorio(1), delito que no puede ser juzgado por la legislación nacional en una grave lesión a la Carta Magna al establecer la impunidad con base en la superioridad de una ley externa. Similar situación ha ocurrido en otros países de la región.

Junto a ello, se ha iniciado una discusión que pese a no ser publicitada es de indudable importancia ya que tiene relación con la asistencia a la Cumbre de Las Américas, evento que reúne este próximo mes a la mayoría de los Jefes de Estado del continente americano con el fin de congregarse para establecer políticas conjuntas que logre, en definitiva, cimentar a esta región como un espacio de paz, símbolo para el mundo.

Al respecto, se han esgrimido algunas posiciones divergentes. Unas sostienen que al ser un suceso de gran trascendencia, aunque manejado por organismos que no responden directamente a los intereses de las naciones soberanas, podría convertirse en un espectáculo que afecte a todos aquellos que hoy día luchan por liberarse de los yugos financieros transnacionales como el FMI o los Fondos Buitres, o que intente exponer a quienes dicen representar a la sociedad civil maniatada por los regímenes dictatoriales supuestos, como sería el caso de llevar grupos orientados a “denunciar” a gobiernos progresistas y enaltecer a sectores antipatriotas.

En otra opción están quienes consideran que participar significa establecer nuevos criterios para el continente y rechazar la injerencia extranjera desde el norte, incluso más peligrosa aún por la posición de Gran Bretaña declarando también a Argentina un peligro o amenaza inusual, de modo similar a Venezuela por el régimen estadounidense.

Puede ser otro momento con el fin de reivindicar la eliminación del bloqueo inmisericorde al pueblo cubano, la exigencia a Barak Hussein Obama para que derogue el decreto injerencista, exponer las ideas de varios estadistas sobre la necesidad de preservar el continente en sus recursos naturales y espacio para la convivencia, entre otros puntos no menos significativos.

En conclusión, pese a que la OEA con un carácter bastante insulso está cooperando en la organización del evento en Panamá, lo esencial es que puede establecerse como un hecho histórico la unidad de todos los mandatarios del continente americano, invitando a Estados Unidos y Canadá a rechazar definitivamente la invasión, el chantaje, las sanciones, el bloqueo, la desestabilización, como mecanismos legítimos para actuar en la vida social internacional, proponiéndoles el diálogo franco y transparente como el verdadero mecanismo que la diplomacia digna se merece.

Participar con voz propia y alta es la decisión acertada.

 (1)   http://actualidad.rt.com/sociedad/170120-militares-eeuu-violaron-ninas-colombia

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27 mar 2015

El Día de las Regiones ¿da para celebrar?

Desde hace seis años, cada 31 de marzo se celebra en Chile el Día de las Regiones. Esta conmemoración  no surgió únicamente para destacar la variada riqueza cultural, calidez de las personas y hermosos parajes que nos regala cada región del país. Fue también para enarbolar un símbolo político, una aspiración de un país más descentralizado, con mayor cohesión territorial, en el que las regiones sean protagonistas de sus propios procesos de desarrollo.

Pues bien, ¿qué hay de eso? Muy poco. Pero seamos honestos, la historia chilena ha sido extremadamente mezquina con sus regiones. El tiempo reciente fue algo menos tacaño, lo que augura expectativas que de no capitalizarse pronto quedaránen un cúmulo de buenas intenciones inmaterializadas o, derechamente, fracasadas.

Se podrá decir que la descentralización ha avanzado tímidamente, que está hecha a la chilena, pero los últimos tres a cuatro años ha sido de lo más activo que Chile ha experimentado en descentralización regional desde la creación de los Gobiernos Regionales (Gores).

La elección popular mediante sufragio directo de los Consejeros Regionales (Cores) fue el principal paso en descentralización en 20 años. Luego se organizó la Comisión Asesora Presidencial, que reunió a políticos, académicos y líderes de distintas tendencias ideológicas para llegar a un consenso que se plasma en una serie de propuestas. Parte de ellas fueron comprometidas por la Presidente de la República e incluso, se ingresó una reforma constitucional que permite la elección democrática del Intendente.

Se debe tener claro que únicamente la elección de los Cores, por trascendental que sea, jamás iba a transformar a Chile en un país descentralizado. Este acontecimiento no iba a sacar al país de la posición en que se encuentra: el más centralizado de Sudamérica y de la OCDE. La sola elección del intendente tampoco lo logrará. Sólo llevará a Chile a un piso mínimo que comparten nuestros pares: las principales autoridades de todos los gobiernos subnacionales son escogidas democráticamente.

¿Es importante ello? Por supuesto que sí. Uno de los bastiones de todo proceso de descentralización es la capacidad autónoma que tienen los territorios para tomar sus propias decisiones. Por lo tanto, lo lógico es que la descentralización comience por el hecho de que la ciudadanía regional escoja a sus respectivas autoridades y que ellas, una vez en sus cargos, tomen decisiones de acuerdo a las propias aspiraciones regionales.

Ese es sólo el comienzo, “un piso mínimo”, pero no por ello una situación ideal.Hoy las funciones de los Cores son exactamente iguales a las ejercidas en el pasado, cuando eran escogidos por concejales municipales y, si la reforma constitucional es aprobada tal como está, los intendentes electos no harán nada nuevo en relación a las funciones de ejecutivo del Gore actual.

Esto pasa porque la descentralización política debe ir reforzada con reformas que apunten también a la descentralización fiscal y administrativa. En el mundo no existen modelos de descentralización exitosos que desarrollen sólo una de sus áreas. La descentralización política, administrativa y fiscal están estrechamente ligadas, se retroalimentan. Para generar un proceso virtuoso, se requiere que ellas tengan un crecimiento armónico de acuerdo a las características de cada país.

Cuando se aprobó la elección democrática de los Cores hubo un claro consenso: no era suficiente para transformarnos en un país descentralizado. Se acordó paralelamente una serie de reformas que por razones de contingencia política no lograron prosperar. Parte de esas fueron recogidas por la Comisión Asesora Presidencial, lo que demuestra cierto nivel de continuidad temática.

Así es como hoy se encuentra en espera una serie de reformas que apuntan a otorgar mayores atribuciones a los Cores, traspasar nuevas competencias y atribuciones a los Gores, crear servicios públicos regionales, generar nuevos instrumentos de planificación territorial, aumentar el FNDR (que no tuvo ningún incremento importante en el presupuesto 2015), crear modelos de gobierno especiales para las áreas metropolitanas (absolutamente necesarios para Santiago, Valparaíso y Concepción), fortalecer las estructuras internas de los Gores, y un largo etcétera.

¿Qué ha pasado con ello? No mucho. Parte importante de lo expuesto está considerado en un proyecto de ley orgánico constitucional que se tramita desde septiembre de 2011. Hasta inicios de 2014 estuvo en el Senado y, desde entonces, se encuentra en la Cámara. Casi cuatro años han transcurrido y sólo ha avanzado hasta el segundo trámite constitucional. Si bien es un proyecto que retomó la actual administración, incluyéndole mejoras a través de una indicación sustitutiva, en la actualidad no tiene ninguna urgencia. Y para colmo, se prevé que la reforma constitucional que contiene la elección del intendente requerirá una negociación bastante más compleja que la esperada originalmente.

Lo que hasta hace pocos meses se preveía como un caldo de cultivo auspicioso para las reformas descentralizadoras que el país necesita, como jamás lo tuvo, hoy se palpa un escenario menos optimista. Quienes aspiran a contar con un país más descentralizado, observan con ojos aterrados cómo, una vez más, está pasando frente a ellos una oportunidad única que no se logra capitalizar. Mientras que son otras las prioridades legislativas, además de los escándalos de uno y otro lado, que están eclipsando el debate político.

Si se espera que la descentralización se alcance sólo con la elección de los Cores y del intendente, fracasaremos rotundamente. Se transformará en el argumento fácil, simplista, para conservar el centralismo y decir “¿vieron? La descentralización no sirvió para nada”.

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26 mar 2015

El legado de Jaime Moreno Laval

Transcurría la vida, eran otros tiempos, ya no tan agitados, pero intensos. Algo indescriptible pesaba en un ambiente muy raro, sentía una inquietud a flor de piel, una extraña sensación de que sucedería un acontecimiento fatal, el que estaba absolutamente fuera de  alcance humano.

Esa mañana del 29 de marzo de 2012 nos despertamos con la infausta noticia que inundaban todos los medios, radios, diarios y canales de TV nacionales y extranjeros. Había fallecido Jaime Moreno Laval, víctima de la “innombrable”,después de una larga agonía.

Aquella cruel enfermedad que ataca principalmente, a hombres y mujeres y niños, en la plenitud de sus facultades, humanas y profesionales, para impedir la continua entrega de su talento y aporte generoso a la comunidad

He sufrido la irreparable pérdida de padre y madre, a muy temprana edad. Amigos de infancia, compañeros de luchas, camaradas admirables, gente cercana a uno, también conocidos dirigentes sindicales, campesinos y anónimos pobladores que siempre se la jugaron como pocos en nuestro país, para rescatar valores perdidos. Ellos han merecido mi mayor consideración y respeto, por su admirable legado que nos dejaron.

Pero este particular deceso me dolió, profundamente.

Fue la mala noticia que nos dejo a muchos paralogizado, la indiferencia cotidiana del ser sucumbió ante el sufrimiento, por la partida inesperada de un héroe por siempre.

Los periodistas deben decir la verdad.

Andrés Sabella, poeta, fundador de la Escuela de Periodismo de la U. Católica del Norte grande, en sus clases, exhortaba a sus alumnos. “Ustedes deberán ser periodistas comprometidos  y todos los periodistas comprometidos con el futuro de la sociedad deben decir la verdad  por lo que tendrán problemas con quienes ejercen el poder”.

“Como profesionales del periodismo- continuaba el maestro – se  están  formando para que estén junto a los que sufren y tienen dificultades para poder sobrevivir. Ustedes serán intermediarios entre la comunidad y quienes gobiernan, por eso, no siempre serán comprendidos por el poder establecido.”

“Entenderán que deberán también defender la libertad de expresión que es uno de los valores esenciales del ser humano para que este bien informado y pueda tener opinión y decidir la acción política.”

“Los tiempos que se avecinan son difíciles y estoy seguro que muchos de ustedes tendrán dificultades pero eso no los  puede hacer retroceder ante los propósitos de defensa de esos valores.”

“Podrán presionarlos por quienes quieren conculcar los derechos de todos. Deben saber resistir sin pensar en las consecuencias. La única forma que sean periodistas honestos y consecuentes.

Jaime Moreno Laval, encarnó, durante toda su vida personal y profesional  al periodista  con estas virtudes. En una época difícil, cuando era natural  ser ignorado y/o muy cómodo evitar meterse en dificultades. El fue un visionario trabajando con la más temeraria herramienta de que se dispone: la palabra.Que es temida por todas las dictaduras, o régimen corrupto, del signo que fueren.

Fue un luchador incansable por la libertad de prensa, consecuente con sus principios, y riguroso en sus opiniones.  Sabía que muchas de ellas le podrían traer problemas a él y por consecuencia a su familia, aun así defendió sus ideas sin descanso: “costara lo que costara” durante el corto ejercicio de su profesión.

Por esa actitud invariable, recta y honesta, rápidamente se destaco en un medio hostil. Donde decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, era causal más que suficiente, para ser detenido, desaparecido, o asesinado por los esbirros de la dictadura imperante de la época. Época en la que le toco jugar, un rol importantísimo.

Cuando no, por cierto delatado, por sus propios pares, soplones  y obsecuentes, que bajo el amparo  de los organismos represivos de la Dina, aquél siniestro órgano represor de la dictadura, intentaron acallar las voces disidentes, por pretender decir  lo que en el país sucedía a diario, en distintas materia, entre otras, especialmente las reiteradas  violaciones a los derechos humanos.

Jaime, destacó, junto a unos pocos, quienes enarbolaron los principios fundacionales del periodismo en Chile, desde la época de  Camilo  Henríquez, y vigentes hasta hoy día, basados en la evidencia de que sin libertad de prensa nunca se podrá conquistar la verdadera democracia.

A ello consagró su intensa vida.

Su propósito  entonces estaba enraizado en estos valores, inalienables: la Libertad y la Democracia. Que  lo hace rápidamente ser respetado por su credibilidad a toda prueba. El país le debe mucho, porque  muchos  siguieron  su ejemplo desde distintas trincheras,  intuyendo, que donde él estuviera, había un amigo que no se quedaría callado, ante cualquier asomo de injusticia, para defender al  débil y oprimido.

Así comenzó a tejerse una historia. Hechos inéditos jamás contados. Aquella que comienza a relacionarnos con el vecino de las parcelas de Santo Domingo. A cuya casa nos invitaba, en particular en el periodo estival, para charlar sobre los últimos acontecimientos ocurridos en la Provincia de San Antonio. Los cuales no eran escasos, todos ellos envueltos en una crueldad indescriptible, que pocos se atrevían a denunciar por las represalias  que significaba tal osadía.

Sus razonamientos  siempre fueron muy certeros. Estaba vinculado, “con la papa misma” donde la noticia se producía. Difundiéndose tanto en Radio Chilena, perteneciente al Arzobispado de Santiago, o en el Diario de Cooperativa, del cual fue su primer conductor. Leer sus crónicas  en la Revista “HOY”, el desaparecido semanario, que enfrentó al  régimen militar, fue toda una hazaña, dado que la censura previa, impedía publicar los hechos tal como se sucedían.

Jaime siempre tuvo palabras de aliento, su risa era contagiosa, el optimismo fluía permanentemente, aún cuando, en el horizonte inmediato no se veía nada nuevo que presagiara algún cambio. Quienes ilegítimamente gobernaban con mano de hierro, cometían todo tipo de tropelías al amparo de un Estado todopoderoso, de Tribunales de Justicia cómplices  y de fuerzas especiales entrenadas especialmente para matar, torturar y hacer desaparecer a quienes osaran intentar emitir una opinión diferente a la oficial, emanada de los círculos de la Dictadura.

Aflora la voz potente del Director de la Radio Católica comprometida con los pobres, haciendo carne el evangelio de Cristo, bajo la sabia conducción y orientación pastoral de monseñor, Raúl Cardenal Silva Henríquez, siendo “la voz de los sin voz”, denunciando, defendiendo, protegiendo, amparando a los perseguidos, los cuales eran encarcelados  sin piedad ni asomo de humanidad.

Así  comienza a cruzarse los infinitos caminos del destino, destino que nos traería días de dulce y de agraz. Con una complicidad basada en principios comunes. Asociado al consagrado derecho de ser libres. A PensarChile, como una patria para todos. Donde todos somos hijos de un mismo país. A recuperar el Alma de la Nación, para los chilenos y chilenas, como lo reiterara el Cardenal, en sus homilías de celebración de la Independencia Nacional.

Aunque compartíamos los mismos ideales, los mismos postulados ideológicos, abrazábamos la causa humanista y cristiana – la distancia no fue un impedimento para concordar, unirnos en los propósitos, sin mayor condicionamiento o cálculos  mezquinos, sabíamos lo que  teníamos que hacer. Afrontar con  nuestro modesto aporte el llamado de la Historia.

Nos decía, en la arriesgada clandestinidad, cuando venía a la costa,  con Ximena, e hijos y lográbamos reunirnos en torno a  un ficticio casamiento o cumpleaños familiar. “No aflojen muchachos, son  los llamados a construir una Patria nueva, para que nunca más en Chile vuelva a pasar lo que hoy estamos sufriendo, inmerecidamente”. Con absoluta convicción insistía. Ustedes son el futuro, son el futuro.

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26 mar 2015

La Inquisición en la UC

El desafío más importante que planteó el Concilio Vaticano II fue el diálogo entre la fe y el mundo. Abrirse a responder las preguntas de los hombres y mujeres de nuestro tiempo.Ese desafío sigue presente  hoy más que nunca en medio del descrédito y la desconfianza a la Iglesia Católica y en medio de importantes discusiones y cambios culturales que hacen cuestionables y poco comprensibles algunos principios del magisterio eclesial, inclusive entre sus fieles.

La situación diversa de las familias, la distancia en los aspectos de moral sexual, los graves problemas éticos en las empresas y en la política, la vulnerabilidad de nuestras poblaciones más pobres etc. son preguntas que exigen  ser acogidas y establecer un diálogo honesto y transparente con quienes las plantean.

Que un profesor de Teología señale y le ponga nombre a esas preguntas frente a futuros sacerdotes, laicos o religiosas no hace más que ponerlos frente a las situaciones que la sociedad hoy le plantea a la Iglesia.  La adultez en la fe pasa por no evitar  lo que cada uno de ellos ya  enfrenta día a día en su trabajo pastoral.

Lo más grave de la salida del profesor Costadoat de la facultad de Teología es que da una señal clara de poner a sus profesores y a sus estudiantes en una situación de resguardo, cuidado y aislamiento que lleva a la pérdida  del contacto con lo que hoy la sociedad le exige a la fe y a la teología.  Evitar el diálogo y los cuestionamientos en la sala de clases agudiza la distancia con lo sucede afuera de esa facultad.

La señal del Sr. Ezzati frente a un mundo diverso es el miedo,  el integrismo, el aferrarse a principios y a  respuestas ya concebidas. Respuestas que hoy no satisfacen. Siendo fieles al magisterio se elude la responsabilidad y el mandato del Concilio y del mismo Papa Francisco de ir a las fronteras de la fe.  

Lo peor es que la realidad es más dura y más crítica que las columnas del profesor Costadoat. El mundo católico ya está confundido frente a un mundo perplejo alejado en su mayoría de la Iglesia y frente a su jerarquía que no sabe escuchar las preguntas de sus fieles.

Si se expulsó al profesor Costadoat por “tener afirmaciones poco prudentes que desdibujan la enseñanza magisterial” frente a sus alumnos, debo decir que hace un buen rato el mundo ya está desdibujado frente  a algunos aspectos del magisterio. 

Si el Sr. Ezzati pretende defender la enseñanza de la Iglesia evitando las preguntas en la facultad de Teología, afuera de ella las críticas son más profundas y los situaciones de las personas más duras y más alejadas de lo que el mismo magisterio plantea.

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