05 abr 2015

La gran tarea socialista: reponer la dignidad de la política

La justicia lleva a cabo una investigación por financiamiento ilegal de campañas electorales que ha causado un impacto enorme en el país, aumentando fuertemente el debilitamiento de la legitimidad del sistema político, dañándose severamente el prestigio y la autoridad de la institucionalidad democrática.

No obstante haberse iniciado una promisoria etapa de reformas sociales inspiradas en la lucha contra la desigualdad, atravesamos por una etapa de franco descrédito del sistema político que hace fundamental rectificar y retomar una senda que erradique las malas prácticas y reinstale la acción política como vocación de servicio a la comunidad y rechace los deplorables hábitos de hacerse de dinero fácil, escalar por mero afán de arribismo y servirse de los cargos públicos en provecho personal.

Resulta más que evidente que la justicia debe actuar con severidad frente a las malas prácticas.Los hechos deben ser aclarados y la verdad debe imponerse. Cualquier idea de colocar la suciedad bajo la alfombra sería un error catastrófico, dado que fomentaría el descrédito a niveles inmanejables. Por eso, he insistido en que la clave es la transparencia y las personas que incurrieron en conductas reprobables deben asumir su responsabilidad.

Asimismo, es de vital importancia reinstalar la agenda de reformas sociales, especialmente en lo referente a temas de la enseñanza, como la carrera docente y la educación superior. Lo mismo vale para la reforma laboral. No obstante, no pueden sentirse por la ciudadanía en detrimento de la agenda de probidad y transparencia.

Igualmente, el esfuerzo para avanzar hacia el logro de una nueva Constitución, “nacida en democracia”, tendrá que orientarse respaldando la propuesta que en su momento realice  la Presidenta Bachelet.

Abogamos por el fortalecimiento de la unidad, el rol y la responsabilidad del bloque político de la Nueva Mayoría, que sustenta el gobierno y proyecta la mayoría necesaria que posibilita la continuidad del proceso de reformas y la lucha contra la desigualdad.

Hoy hay muchos que pretenden instalar la idea que “todos roban”, refiriéndose a quienes han hecho de la política su vocación; no es así, son muchos, los más, los miles de personas que han entregado su talento y lo mejor de su existencia a la política. Son más, los que no son ni corruptos, ni trepadores, ni oportunistas, ni aprovechadores.

Sin embargo, enfrentar las faltas a la probidad es una tarea esencial para derrotar el descrédito y la impopularidad, así como para restablecer la fortaleza y legitimidad de la gobernabilidad democrática.

Quienes hayan enlodado la noble causa que ha inspirado a sucesivas generaciones de luchadores sociales, deben enfrentar las responsabilidades que les correspondan, que deben ser establecidas por los Tribunales de Justicia.

Con estas ideas, convocamos al pueblo socialista a participar masivamente de las próximas elecciones internas, para entregar a la nueva dirección el apoyo que requerirá para llevar adelante el arduo esfuerzo que tendrá por delante y reponer la plena dignidad de la acción política, como pilar central de la gobernabilidad democrática del país.

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05 abr 2015

La inconsistencia del Gran Canciller

El Gran Canciller de la Pontificia Universidad Católica  Mons. Ricardo Ezzati siguen produciendo confusión entre el Pueblo católico. Más aún entre los que formamos parte de la comunidad UC y hemos sido formados en enseñar teología  siendo fieles a la tradición y doctrina de la Iglesia. Si hubo algo que se nos exigió siempre en la facultad de teología fue coherencia, rigurosidad y profundidad para investigar y ejercer la labor docente.

¿Por qué confunden sus respuestas?

En primer lugar el cardenal Ezzati le manifestó  al profesor Costadoat que no le renovaba la misión canónica de su labor docente porque habría un conflicto entre la libertad de enseñar y la libertad de la facultad para tenerlo en su planta de profesores.  Lo mismo le manifestó a los profesores de la UC y no hubo nunca un reparo doctrinal.

En segundo lugar –dando otra respuesta- el cardenal Ezzati le manifestó al Consejo Superior de la UC que el profesor Costadoat desdibujaba el magisterio , que era imprudente y que no  era fiel a la enseñanza de la Iglesia (documento público firmado por él).  En este documento nunca se afirma que hay con conflicto de libertades, menos que el profesor Costadoat sea un profesor que no pase bien los contenidos de su programa.

En tercer lugar, el mismo cardenal Ezzati, (ver carta en el diario el Mercurio del 03/04/2015) manifiesta que el elemento que ha sopesado como más esencial para no renovar la misión canónica de enseñar al profesor Costadoat es que no se ciñe al programa ni ha entregado buena parte de los contenidos fundamentales de su curso.  Así desdibuja su curso y “obliga a los alumnos a estudiar materias por sus propios medios”.

Unido a lo anterior, ni el Decano, ni el Rector manifestaron nunca una razón teológica que avalará la posición de Mons. Ezzati sino que sólo apoyaron su atribución de poder cesarlo en su función docente porque así está establecido institucionalmente.

Todo lo anterior es grave. El Gran Canciller de la UC ha dado ante la comunidad UC y ante toda la Iglesia tres razones diferentes para una misma situación.  No queda claro si es un conflicto de libertades, no se sabe si al final es un problema de fidelidad al magisterio y ahora manifiesta que la razón ha sido no ceñirse al programa. Y que esto último fue lo esencial.

Que el Gran Canciller de una de las mejores universidad de Latinoamérica, que tiene toda la potestad sobre la que dice ser “el corazón de la universidad”, esgrima en tres momentos distintos tres razones disímiles es algo que no se puede aceptar ni en el mundo académico ni en el de los católicos “de a pie”.

La coherencia forma parte del discurso teológico y la claridad de un pastor forma parte esencial de sus deberes.  Quien más confunde a toda la Iglesia con sus declaraciones es él y como católicos debemos exigir transparencia y claridad.  Más grave aún que señale que pidió informes a la facultad y nadie de la facultad esté enterado del resultado de esos informes y menos aún que no sean públicos.

En los tiempos actuales, la Universidad Católica no puede permitir esta falta de claridad y consistencia argumentativa. Menos a aún que se saque a un profesor aludiendo a tres tan distintas razones.  No es ser poco eclesial o no respetar la autoridad de quien tiene la potestad de ejercer su rol en la UC, pero un mínimo de profundidad y rigor intelectual nos haría bien a todos.

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04 abr 2015

Cortisol, la tinta indeleble del sufrimiento

“El miedo es el camino hacia el Lado Oscuro, el miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento. Veo mucho miedo en ti.”  Maestro Yoda, la Guerra de Las Galaxias.

Las  grandes tragedias, tales como la guerra o los cataclismos provocados por la naturaleza, nos muestran de manera descarnada  nuestra enorme vulnerabilidad. De un momento a otro nuestra vida pende de un hilo y salvarla  aparece como un milagro.

Las edades extremas de la vida: niños y ancianos, son los más frágiles, experimentando el extremo dolor del desamparo. Y también adultos  con disfunciones cerebrales de variado origen.¿Qué ocurre  en el organismo humano  frente a la amenaza de perder la vida y por qué  niños y ancianos están más expuestos? 

Para comprender la magnitud  de los efectos devastadores sobre el organismo es preciso  establecer un escenario, denominado “situación límite”,  que se refiere a un contexto en el cual súbitamente, sin anuncio y por lo tanto sin posibilidad de control,  aparece  la amenaza a la  integridad física o psicológica.  Se trata de un contexto doble: la situación objetiva  (terremoto, incendio, bombardeo)  y  la representación mental de  dicha situación, el cómo la  vive  subjetivamente  cada individuo. 

Si este individuo posee algunos recursos de afrontamiento,  recuperará su aplomo y discernirá cómo actuar. A esta capacidad de reponerse del terror y actuar para sobrevivir  se le denomina resiliencia. Pero si  no los posee será rápida presa  del miedo, la desesperación, la ira y el descontrol emocional. Traspone las fronteras de la cordura y ya no puede discernir. Se paralizará, realizará acciones irracionales… O fallecerá por acción del terror. 

Durante la situación límite, elevadas cantidades  de una hormona llamada cortisol invaden el organismo, actuando a  modo de una alarma general que moviliza todos los recursos mentales,  corporales e inmunitarios del individuo. Es un flash, una especie de choque electroquímico  que activa al máximo los recursos de afrontamiento. Pero debe cesar,  porque si continúa actuando se pondrá en marcha su poderoso efecto corrosivo, especialmente a nivel de estructuras cerebrales claves para la salud mental. 

El cerebro de los niños pequeños, desde el tercer trimestre intrauterino a los 5 a 7 años de edad; el cerebro de los ancianos – sobre todo quienes padecen de enfermedades neurodegenerativas o de abandono – y el cerebro con leves o severos daños orgánicos  de algunos adultos son los más vulnerables a los efectos corrosivos del cortisol, de modo que, en caso de sobrevivir, aparecerán más tarde  o más temprano las señales de  estrés pos traumático.

A través de las pantallas  hemos conocido  y admirado la resiliencia de  miles de nortinos frente a la tragedia de perder  sus hogares y presenciar con terror el poder de la naturaleza descontrolada.

Sabemos que  esa fuerza interna en pro de la supervivencia les va  a ayudar a recuperarse física y psicológicamente; sabemos también que cada adulto resiliente ejercerá un balsámico efecto de serenidad y optimismo  sobre los niños  que le rodean.

Sabemos, finalmente, que muchos de  estos niños y adultos  caminarán hacia el futuro con una fortaleza nueva, que les dotará de mayor inteligencia y de mayor sabiduría, sin que olviden el dolor sufrido.

Pero las pantallas nos han mostrado  con total crudeza el otro lado de la resiliencia, representado por  un hombre  descontrolado por la ira   sobre el techo de su vivienda, en la localidad de Tonini, junto a una mujer embarazada que sostenía a una pequeña en sus brazos y a otros “actores secundarios” movidos por igual ira.

El hombre estaba en un estado de irracionalidad, amenazaba con rociar con bencina y desafiaba a la fuerza pública, incluso usando a su mujer como escudo.  Los policías argumentaban con él, finalmente un policía le dispara en un brazo, el techo cede… la mujer se rompe una pierna… la niña, de súbito alejada de una madre que es llevada al hospital y un padre trasladado a la cárcel, deberá ser  acogida transitoriamente por el Estado.

¿Por qué ese hombre transformó una situación  de apoyo  en una situación límite?

¿Fue efectivamente  el terror de  ver cómo  pasaba el tiempo y  no llegaba la indispensable ayuda para su pareja y su hija?

¿O había otros motivos, menos comprensibles desde  el dolor de una tragedia y más entendibles desde el miedo o desde el  odio? Es una pregunta válida, pero no nos corresponde intentar responderla; en cambio, debemos dirigir nuestra  mirada a las otras víctimas: un bebé en el útero de una mujer aterrada – y también llena de ira – que  finalmente cae al vacío y sufre una fractura.Una pequeña de pocos años  que es arrebatada de los brazos de la madre herida.

Largos, intolerables minutos intentando convencer al hombre a través del chorro de agua que abandonara su actitud beligerante. Un policía que dispara. Torrentes de cortisol bañando las frágiles estructuras cerebrales de un bebé aún no nacido, de una niña de apenas 3 años, de una mujer encinta. Torrentes de dolor psíquico escribiendo su apocalipsis.

A días de ocurrido este penoso episodio se inicia el proceso de investigar si los procedimientos  empleados  fueron los  correctos. Desde  nuestra mirada,  lo fueron. Los policías, si tenían orden de  desalojar esa vivienda en riesgo de derrumbe, no disponían de  otros recursos que tratar de rescatar  a la mujer encinta y a la niña, para lo cual era preciso abatir con agua u otro disuasivo al hombre, quien no estaba en condiciones mentales de lucidez para dialogar. Su irracionalidad  era tal que podía decidir cualquier acción, con peligro para la mujer, la niña y el resto de los espectadores y de los mismos policías agredidos. El giro que tomó la situación  fue inesperado: el techo de la vivienda cedió, arrastrando a los protagonistas.

Un análisis objetivo de la situación podrá mostrar que quizá las fuerzas policiales pudieron tomar otra decisión, como  retirarse del lugar. Pero  si el objetivo era rescatar a la mujer antes que cayese al vacío u ocurriese  otra situación crítica, los intentos de abatir temporalmente al hombre fueron los correctos.

Tras este episodio, otra tragedia oculta: un bebé por nacer y una pequeña niña, víctimas inocentes de un torrente de cortisol  bañando sus frágiles organismos y escribiendo una devastación interna que se expresará en un futuro no muy lejano.

¿Había miedo en ese hombre? ¿Odio? El odio lleva al sufrimiento, el dolor no se detiene, y nuevamente  ha alcanzado con su mortífero cortisol  a los más inocentes. El futuro de Chile no está en sus niños.Está en el presente de sus padres.

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04 abr 2015

La importancia del rumor

En estas últimas semanas las redes sociales se han tomado el protagonismo en las comunicaciones. Ya sea por los escándalos políticos o más recientemente por la situación de las víctimas tras los aluviones en el norte del país, han sido las redes las que han intentado reemplazar a los medios de comunicación tradicionales en la tarea de aportar datos respecto del estado de las cosas, prometiendo con cierta frecuencia la información que no da la prensa tradicional.

En esta apariencia que adquiere la información alternativa que se transmite por Twitter, Instagram o Facebook hay una especie de promesa y, a la vez, una afirmación, y ambas requieren un cuidadoso análisis.

En primer lugar, al decirse que se entrega lo que no contiene la prensa se apela a una especie de morbo por parte del público que ayuda a llamar su atención y, por lo tanto, a la reproducción de los antecedentes aportados por particulares que no tienen la responsabilidad legal ni ética de los medios de comunicación formales.

Al ser información no oficial se le da un tono de secreto, de verdad clandestina pero en definitiva se trata de rumores, muchas veces sin base verdadera ni una fuente autorizada. Es el “dicen que” que, en definitiva, tiene atractivo para un público que quiere creer que hay cosas ocultas pero que, al final, está ansioso por el chisme.

En segundo término, al prometerse una información alternativa a la oficial, se socava la autoridad de los medios tradicionales y de las fuentes de información responsables.  Al decir que hay una verdad oculta se está diciendo que hay un engaño, y eso es especialmente grave al momento en que las personas tienen que tomar decisiones porque se implanta el germen de la desconfianza.

Los partidarios de las teorías conspirativas se refocilan con la posibilidad de ver cumplidas sus suspicacias.  Al fin, alguien les dice lo que quieren saber en lugar de transmitir lo que efectivamente es.

El rumor sólo es posible cuando los canales formales de comunicación no cumplen con las expectativas del público, en términos de calidad y cantidad de información sobre los hechos que importan, o cuando se ha implantado la desconfianza como primera reacción ante el contenido de los medios de comunicación tradicionales.

Los tiempos de controversia y de sospecha sobre las figuras nacionales son también una gran ayuda para que los rumores se extiendan con mayor facilidad, hasta el punto en que adquieren tal fuerza que tienen la capacidad de sustituir la verdad.

El poder del rumor es tan grande y difícil de contrarrestar que resulta tentador emplearlo como arma de comunicación política, ya que resulta muy difícil ser creíble al momento de desmentir una información falsa.Siempre queda la duda enraizada en la mente del público, aunque la racionalidad indique que el rumor no es efectivo.

Por otra parte, la opción de reconocer como cierto lo que se rumorea significa desmentirse a uno mismo y aceptar que se ha mentido. Y al mentiroso nunca se le perdona. Por eso, tiene plena vigencia el refrán que señala que “es mejor ponerse colorado una sola vez que cien veces”.Siempre resulta más efectivo actuar con la verdad y, si se tienen dudas sobre esta, explicarlo de esa manera.

Es por eso que hay que tener especial cuidado con las informaciones que se comunican por las redes sociales, asumiendo como premisas que son como piedras que se lanzan desde la masa, en las que nadie se hace responsable.

Muchas veces tienen un propósito oculto, es decir la intención concreta de provocar el descrédito de otros y, en definitiva, tiene tanta responsabilidad el primero en esparcir el rumor, como el que lo repite y quien lo cree.

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04 abr 2015

El Cardenal y la usura

El Cardenal Raúl Silva apareció aparentando una pícara timidez en nuestra reunión clandestina de Punta de Tralca. Boina, poncho y bastón, como en las clásicas fotos. Nos pusimos de pie respetuosos y a la vez curiosos por esta inesperada presencia del prelado.

Llovía como antes, intensamente en una tarde noche de julio de 1977 y un grupo de economistas debatía sobre cuales elementos del nuevo modelo de mercado podrían ser rescatables para el futuro. El giro hacia la liberalización económica se intensificaba bajo los predicamentos de la escuela monetarista de Chicago, la dictadura de Pinochet cerraba el trato con los “muchachos” de Milton Friedman de una manera implacable.

El general ponía la fuerza y la represión, sus nuevos consejeros, el modelo económico.Quiebras industriales, inflación y cesantía aparecían en el horizonte de la vida diaria de los chilenos. Pero también se gestaban algunas iniciativas de exportación.“Impresionantes parronales con uvas para el mercado norteamericano”, apuntó uno de los conversos del modelo que no eran pocos en la sala.

El jesuita Mario Zañartu y el sociólogo Claudio Orrego Vicuña habían organizado este seminario en la Casa de Retiros del Arzobispado de Santiago en la costa del Chile central.El Cardenal Silva Henríquez expresó su preocupación y  también su descontento con lo que estaba pasando. Tomó la palabra y dijo, recuerdo casi literalmente.

“Esta economía está destruyendo muchas cosas, no hay crédito, o si lo hay es con intereses de usura. Sí, la usura existe, me lo enseñó mi profesor de Derecho Comercial don Darío Urzúa en la Universidad Católica. Los intereses superiores al dos o tres por ciento son usurarios e ilegales.”

Y además, prosiguió, “este modelo es de libertinaje, no de libertades. Recuerden el dicho antiguo: en arca abierta, el justo peca. Lo repitió, en arca abierta, el justo peca”. Y describió como en su concepto se habían abierto miles de arcas para sacar ventajas y apropiarse de lo ajeno.

Un tímido aplauso nuestro  y se retiró saludando a los economistas reunidos clandestinamente bajo su protección. Recuerdo un comentario de dos economistas que dijeron.

“Qué se meten los curas a opinar sobre lo que no saben, si la tasa de interés es una fórmula matemática que relaciona la oferta de dinero con la demanda.Mejor que se queden callados”.

Han pasado casi cuarenta años, muchos justos de antaño aparecen complicados en negocios raros, enfrentan investigaciones y penas, se multiplican las falsedades ideológicas  y aparecen maquinarias de defraudación para eludir impuestos, se descubren colusiones y abusos.

El Cardenal  Silva Henríquez tenía razón. La usura y la mala economía existen. En el rincón de la sala un pediatra clandestino grabó en su mente las declaraciones éticas del obispo.

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03 abr 2015

El que pone la plata, pone la música

No hace falta hurgar en la crudeza de galardonadas series como “House of cards” -tan en boga en estos tiempos- para encontrar casos de grandes compañías que buscan controlar la labor legislativa en el Parlamento, a través del financiamiento millonario de las campañas de los congresistas. Hoy en nuestro país tenemos material de sobra para inspirar un guión de descarnado realismo político.

En palabras del protagonista y manipulador de este “Castillo de naipes”, Francis Underwood, el diputado jefe de la bancada demócrata que a punta de oscuras conspiraciones que dejan como principiante al mismísimo “Príncipe” de Maquiavelo, logra escalar hasta convertirse en el Presidente de Estados Unidos, “hay muchas cosas sagradas a las que les tengo respeto. Las reglas no son una de ellas”.

En Chile, primero el caso Penta y, ahora, la arista SQM han ido dejado al descubierto un sistema de control planificado y sistemático de la agenda legislativa a través de aportes financieros ilegales de estos holding a los candidatos elegidos; una estructura que se aleja tanto de las “reglas” que llega a constituirse en una “máquina para defraudar al fisco”, como la calificara el fiscal Carlos Gajardo en la audiencia de formalización del Pentagate.

No les bastó con los millonarios aportes reservados y anónimos que la ley actual permite a las empresas (pero que quedan prohibidos en el proyecto de ley de financiamiento de la política recientemente enviado al Congreso por el Ejecutivo).

Estas poderosas compañías – coincidentemente, surgidas de la privatización de empresas públicas en dictadura- traspasaron la línea de la legalidad al financiar campañas de parlamentarios a través de boletas ideológicamente falsas, cooptándolos para que legislen según sus intereses.

Como diría Underwood, “el ascenso no se consigue siguiendo las reglas del juego, sino creándolas”. “Los Carlos”, del grupo Penta, y Julio Ponce Lerou, de SQM, establecieron sus propias reglas para hacerse del botín del Estado al alero de Pinochet, para multiplicar sus ganancias de manos de la especulación hasta construir vastos imperios económicos y para intervenir en la política desde su posición de poder financiero, saltándose las normas que el sistema electoral se ha dado. Los hasta ahora exitosos controladores de holding, representan un modelo de empresariado hoy cuestionado por la forma de incrementar sus ganancias y por salirse de las reglas para querer controlar la política.

Por años emitieron boletas por trabajos no realizados, alteraron sus estados contables, evadieron el pago de impuestos, defraudaron al fisco y, de paso, recibieron devoluciones tributarias que no les correspondían. “Delito reiterado”, fue la figura jurídica alegada por los persecutores en el caso Penta que permitió que se dictaran medidas cautelares de alta intensidad -como la prisión preventiva- para los controladores de este grupo empresarial, que tiene un patrimonio de más de US$1.000 millones. Al parecer, se trataba de un modus operandi habitual y más transversal de lo que inicialmente se creía.

Era sabido que en democracia la derecha económica financiaba a la derecha política, así como en dictadura la primera compró las empresas públicas que la segunda le vendió a muy buen precio, en el saqueo al Estado chileno durante las privatizaciones. Fue un negocio redondo para las que luego se constituyeron en las grandes fortunas de nuestro país.

También se sabía que los gastos reservados representaron el 48% del total de dineros declarados para financiamiento electoral en las últimas parlamentarias y que la UDI fue el partido que más los recibió, alcanzando los $900 millones.

Lo que sólo supimos con la aparición de la arista SQM de financiamiento ilegal de campañas políticas, es que esa práctica no se concentraba únicamente en los candidatos de derecha, sino que había traspasado el límite ideológico y también ético. Que parlamentarios de sensibilidad política de centro izquierda hayan sido capaces de recibir recursos ilegales para financiamiento de sus campañas de uno de los beneficiarios del dictador Pinochet, que está imputado por uso de información privilegiada en el caso Cascadas y ahora requerido por la justicia norteamericana por demandas de accionistas minoritarios -el Presidente de la minera no metálica, Julio Ponce Lerou-, es un síntoma más de la gravedad de la crisis de legitimidad de la clase política de la que no se escapa la Nueva Mayoría.

Las estrategias dilatorias y obstruccionistas a la justicia de SQM, que llegaron incluso al Tribunal Constitucional para ganar tiempo hasta que en abril se cumpla la prescripción de los delitos tributarios de 2009 y que hicieron que se quebrara su directorio con la salida de los canadienses Potash, encendieron las alarmas sobre los eventuales involucrados en este nuevo caso de delitos tributarios.

El yerno de Pinochet

Además de las implicancias legales de recibir aportes a través de boletas ideológicamente falsas, la dimensión ética de los receptores se ve cuestionada aún más cuando el “mecenas” es reconocido como uno de los civiles que más profitó de sus redes con la dictadura como yerno de Pinochet; que fue cuestionado en la dirección de empresas públicas como Corfo, Conaf, Iansa, lo que en 1982  le valiera que los propios adherentes al dictador lo denunciaran por enriquecimiento ilícito ante el Consejo de Defensa del Estado;  y que posteriormente viera incrementarse aún más su patrimonio con las privatizaciones de empresas públicas, cuando se hizo de la propiedad de la entonces Soquimich, hoy SQM.

Las platas eventualmente recibidas por algunos parlamentarios, provienen de quien fuera multado por la Superintendencia de Valores y Seguros con la histórica suma de US$164 millones en la investigación del caso de las sociedades Cascadas, por infringir consistente y reiteradamente la Ley de Mercado de Valores y la Ley de Sociedades Anónimas, a través de una serie de operaciones lideradas por Ponce Lerou para dejar disponibles paquetes de acciones y luego recomprar dichos títulos a precios mayores que el inicial.

En materia jurídica, además del caso Cascadas, Ponce Lerou enfrenta la arista SQM de financiamiento ilegal de campañas políticas, en que el Servicio de Impuestos Internos (SII) presentó una querella criminal por delito tributario por la rebaja indebida de la renta líquida imponible por la compañía, al registrar como gasto en su contabilidad boletas de honorarios falsas; la Superintendencia de Valores y Seguros formuló cargos contra todo su directorio, por eventuales infracciones en la calificación de información esencial de la compañía para difusión al mercado; y en que accionistas minoritarios, que han sufrido pérdidas en la bolsa de Nueva York, ya han interpuesto tres demandas colectivas en Estados Unidos por no presentar de manera correcta la información sobre las operaciones de la compañía y por no contar con los controles internos adecuados sobre los reportes financieros.

Asimismo, si el organismo encargado de fiscalizar y regular la industria de valores en Estados Unidos, el SEC, decidiera interponer una demanda (dado que SQM cotiza en la bolsa de Nueva York), el directorio de la compañía arriesgaría multas que podrían llegar a los US$800 millones y penas de presidio efectivo de hasta 20 años. La globalización de la justicia podría sancionar penalmente los delitos de cuellos y corbata de Ponce Lerou, de los que hasta ahora ha logrado zafar.

Otro coletazo del fraude al fisco de SQM lo sufrieron los fondos de pensiones, con pérdidas de unos US$100 millones tras la caída en 17% de las acciones de la compañía en la Bolsa de Santiago. En ese sentido, la Asociación de AFPs no descartó acciones legales para ejercer sus derechos como accionistas minoritarios, lo que ampliaría los frentes judiciales que debe enfrentar Ponce Lerou.

Favor con favor se paga

El financiamiento ilegal por parte de operadores de grandes conglomerados evidentemente persigue controlar los votos en el proceso legislativo de proyectos de ley que les afectan (mail de Carlos Eugenio Lavín pidiendo gestiones a Ernesto Silva sobre proyecto de ley de Isapres, por ejemplo). Sacar una tajada en directorios de empresas estatales como retorno a su aporte (Carlos Alberto Délano y su pretensión de llegar a Codelco, mientras financiaba al Subsecretario de Minería, Pablo Wagner). O ganar procesos de licitación de manera irregular, como cuando SQM se adjudicó la explotación del litio para acceder a Contratos Especiales de Operación, proceso que posteriormente se declaró inválido por cuanto la compañía mantenía al menos 20 juicios pendientes con el Estado, cuestión que el Subsecretario Wagner (que tenía boletas con esa compañía) interesadamente no verificó.

Tanto en el caso Penta como en SQM, las estrategias jurídicas de los controladores pasan por culpar a los gerentes generales y asegurar desconocimiento de las irregularidades y potenciales delitos.

Patricio Contesse (que reconoció ante los accionistas pagos irregulares por US$11 millones y a quien el directorio pidió su renuncia) es para la defensa de Julio Ponce Lerou, lo que Hugo Bravo pretendió ser para la fallida estrategia de Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín: los que manejaban a su antojo las chequeras. Sin embargo, cuesta creer que no participaran de esta estrategia de cooptación.

Bien es sabido que el que pone la plata, pone la música. Casos hay varios en nuestra historia legislativa reciente. En 2013, el lobby irregular de las pesqueras quedó al descubierto en la tramitación de la cuestionada Ley de Pesca, cuando se descubrió que la diputada independiente Marta Isassi había recibido para su campaña $25 millones de la empresa Corpesca, del grupo Angelini, cuyos asesores hasta se daban el lujo de entrar a las sesiones de las comisiones para asegurarse de que se hicieran las indicaciones por las que habían pagado.

El resultado, una ley que se considera viciada y fruto de presiones indebidas, hecha a la medida de los intereses de la pesca industrial concentrada en siete familias (una de ellas, Angelini) y en contra de la artesanal.

El informe de la comisión investigadora del caso Cascadas, es otro ejemplo de que el financiamiento irregular de campañas electorales termina por atar de manos a los candidatos que lo reciben, que terminan debiéndose a sus financistas más que a sus electores.

Resulta a lo menos sospechoso que en el informe final no se cuestionara la actuación de Julio Ponce Lerou, que varios parlamentarios durante la investigación de la Cámara de Diputados se hicieran eco de los mismos argumentos de defensa que daban los abogados de SQM ante la Superintendencia de Valores y Seguros (que acusó al ex yerno de Pinochet de vulnerar la Ley del Mercado de Valores), valiéndose de minutas en extremo detalladas probablemente suministradas por la propia compañía. Los cabos ni siquiera hay que atarlos, están a la vista.

La ley de lobby recientemente aprobada por el Congreso, avanzó en transparentar el lobby y la gestión de intereses particulares sobre el gobierno central, las municipalidades, el Congreso Nacional y los órganos autónomos, estableciendo la obligación de registrar audiencias, viajes y regalos.

Sin embargo, la ley sólo afecta a quienes reciben la influencia del lobby (los sujetos pasivos, las autoridades) y no a quienes la ejercen (no considera ni los mails ni los llamados como acto de lobby, por ejemplo). En vez de regular a los lobistas, la responsabilidad de informar recae en los funcionarios públicos.

Volviendo a “House of Cards”, el control de parlamentarios por parte de grandes compañías remite a la imagen del hábil Remy Danton. Inicialmente asesor de prensa del propio Underwood, su mentor en malas artes, el lobista de la compañía de gas natural Sancorp está siempre rondando en los pasillos del Congreso ofreciendo grandes sumas de dinero a campañas políticas de parlamentarios, a cambio de su apoyo en la promoción de legislación que beneficia a la compañía.

Su nombre resuena en el financiamiento de campañas, tanto como en el trabajo legislativo y en las bancadas, el apoyo con fondos para la biblioteca que lleva el nombre de Underwood o en los proyectos humanitarios que lleva adelante su esposa Claire.Omnipresente, su compañía parece ocupar un puesto más en el Congreso.

Con una histórica desaprobación del Senado que alcanza un 75% (aumentando 10 puntos en un mes) y un 77% en la Cámara de Diputados (8 puntos más que en la medición anterior) según la última encuesta Adimark, los parlamentarios deberán dar muestras radicales de que son dignos de la confianza de la ciudadanía por la cual han sido elegidos.

Además de aprobar legislación anti corrupción y pro transparencia de vanguardia, considerar seriamente la propuesta de reforma constitucional que abogados constitucionalistas le hicieron a la Bancada AC (Asamblea Constituyente), que incorpora el plebiscito convocado por el/la Presidente/a con acuerdo de ambas cámaras del Congreso para generar una Nueva Constitución originada en democracia, sería un buen comienzo para comenzar a recuperar la credibilidad y no seguir poniendo en riesgo la gobernabilidad democrática de nuestro país.

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03 abr 2015

El peligro oculto de la palabra “arista”

En Chile-desde hace ya algunos años- que está instalado como parte de nuestro vocabulario político la expresión poderes fácticos, usándose en diferentes contextos y situaciones, denotando, por lo mismo, una dimensión concreta de nuestra vida política.

Pero lo interesante de esto, es  reflexionar sobre lo que se quiere decir con estas palabras. Da la impresión de que se usa para indicar un grupo o una situación determinada como una mera constatación o, en un uso conceptual, como si indicara un tipo de poder que por estar formalmente fuera de las instituciones del Estado -pero influyendo en ellas-, se instituye de hecho y no de derecho en el espacio público.

De ahí también el origen de la expresión, como un contraste entre el de factum de este poder y el poder de iure del Estado. En el fondo la diferencia de ambos usos es que el primero se desplaza más en el plano de la opinión pública y la indicación de esos hechos, mientras que el segundo se desplaza en un plano más formal y conceptual, como definición o sustento de aquello que se constata en el primer nivel.

Sin embargo, esta expresión lentamente ha comenzado a desplazarse a otra significación, no necesariamente excluyente de las anteriores, pero sí profundamente peligrosa. Es otra posibilidad expresiva que se deriva de ella misma, pero que se afinca en un plano práctico de mucha mayor relevancia que la mera constatación y la definición conceptual; me refiero a la idea de que los poderes fácticos  son un hecho dado y, como tales, inevitables, naturales y permanente.

Por lo mismo urge la clarificación y diferenciación, porque a nivel de la opinión pública podemos constatar que esos poderes existen, podemos discutir a nivel académico y conceptual su configuración a la sombra del Estado, pero otra cosa es permitir que se transformen en una realidad imposible de soslayar.

Este rechazo es el que podemos encontrar de modo generalizado en la opinión pública, en la prensa, en las columnas de opinión y en los diferentes medios de comunicación. Sin embargo, hay una cierta parcelación crítica que juega en contra de esta contención y que se refleja muy bien en la idea de “aristas”, ya sea política, económica, jurídica, incluso académica y ética.

Porque no se trata de negar que dichas aristas existan, sino que de llamar la atención en el perjuicio que implica para el debate público y los consecuentes dispositivos institucionales que deberían levantarse para evitar dicha resignificación, perder de vista la globalidad o visibilizarlos como pocas veces en los últimos 25 años.

Quizá el único intento de ordenar y comprender de modo más orgánico todo lo que hemos estado conociendo en los últimos meses, es una referencia común a la ética como telón de fondo de todos estos asuntos. Sin embargo, es un modo de pensar que implica una clara gradación y consecuente subordinación de las “aristas”, que en su caso más lírico incluso llevó a alguien a plantear la pregunta si “sólo una ética podrá salvarnos”, en evidente referencia a un filósofo alemán.

El hecho, es que la ética no salva a nadie por sí sola, ni emanará de ella, como una fuente de verdades, las directrices o principios necesarios para contener la resignificación de los poderes fácticos. Más bien, se necesita un abordaje multidisciplinario, multiestamental, “multi” en todas las facetas posibles, para un problema “complejo”, en todo el sentido de la palabra, y del que hasta ahora sólo conocemos algunas de sus facetas, pero que no exime a ninguno de nosotros y lo que podamos aportar.

¿Bachelet o los de siempre serán capaces de liderar este proceso? Difícil. Lo que está claro es que, si llega a consolidarse esta resignificación, entonces ya estará todo perdido y el Estado de Derecho será nada más que una sombra de los poderes fácticos. Quizá el asunto en juego es nuestra constitución como país, no ésa que debe ser cambiada, sino un modo de ser-país que históricamente ha vivido el drama de su fragilidad.

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03 abr 2015

Mario Planet y el agua para el desierto de Chile

Corría 1976 cuando golpeó la puerta de la revista APSI -donde trabajaba como editor- un hombre bajo, algo gordo, con una guayabera blanca que, al abrirla, me estiró una mano fraternal diciendo atropelladamente: Buenas tardes, soy Mario Planet, vengo a colaborar. ¡Don Mario Planet! ex Director de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, hasta el golpe militar de 1973 y uno de los periodistas más admirados del país. -Mucho gusto, adelante, ¿sobre qué le gustaría escribir…? – Sobre el agua, respondió.

La anécdota, rigurosamente cierta, ha aflorado ahora que estamos -tres centros culturales vecinos de calle Balmaceda- en una campaña por recolectar agua envasada para los damnificados por los aluviones de marzo de 2015, en las regiones de Atacama y Antofagasta.

Pudiendo, don Mario, haber escrito -literalmente- sobre cualquier país del mundo -porque APSI era un boletín internacional que tenía entre sus redactores a expertos tanto en el Cuerno de África como en el Vaticano, escogió ¡en 1976! alertar con su pluma sabia sobre la crisis del agua que, inevitablemente, asolaría al planeta. Y así lo hizo.

El periodista John Dinges lo recuerda: “Conocí a Mario por primera vez como corresponsal de la revista Time. Mario era el corresponsal en Chile, pero tuvo que ir a Buenos Aires por seguridad personal. Yo había sido nombrado el nuevo corresponsal, sucesor a Mario. Nos reunimos en un café en Buenos Aires y tomamos vino tinto. Es un recuerdo muy nítido. Fue en julio o agosto de 1975″.

Después de unos meses, Dinges, ya como editor de APSI, volvió a encontrarlo en Chile.”Me recuerdo de haber trabajado artículos que escribió Mario para APSI, pero no tengo ningún detalle. Es posible que usara seudónimo. Su situación era muy delicada, por lo que me contó en aquel almuerzo”. Aparte de un artículo del 30 de noviembre de 1978, que tituló: Elecciones griegas Papandreu avanza, el resto fueron publicados sin firma.

Un investigador del legado de Planet, en 2010, intentó buscar esos textos. “Tengo una laguna de sus artículos entre los años 1976 y 1978, y, al parecer, correspondería al tiempo en que habría trabajado en APSI”. Efectivamente, le respondimos, “colaboró permanentemente en APSI en las fechas que señala. Razones comprensibles aconsejaban no firmar los artículos”.

Quizás, si hubiese escogido firmarlos sería considerado un antecesor de quienes hoy denuncian el cambio climático que nos lleva a la paradoja de estar recolectando agua para habitantes del desierto más árido del mundo, que fueron arrasados por torrentes de agua y lodo.

Pero el legado de don Mario no es sólo haber anticipado que el tema se volvería crítico, sino, su pedagógica actitud de respeto hacia quienes, pudiendo haber sido sus alumnos, editábamos inmisericordemente sus artículos, y -sobre todo- su espíritu de colaboración amplia y absoluta, reflejada en un párrafo de una carta de aliento que hizo llegar a la revista en 1979, que pasaba por aluviones no de tierra sino de represión dictatorial. “Sea cual fuere el resultado o el rumbo de los hechos, cuenta conmigo para todo e incluso procuraré hacer algo más”.

Ese empuje es lo que necesitamos ahora para llevar el indispensable líquido a los chilenos del norte, brindarles “hasta la última gota” que requieran o, como diría el Padre Hurtado, cuya efigie vigila las donaciones en la Plaza anterior del Centro Cultural Estación Mapocho: donarles “hasta que duela”.

Cuando ese momento haya llegado, pediré un brindis por Mario Planet, periodista.

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02 abr 2015

Son tiempos de amar, comunicar y jugar

Con motivos de las diversas catástrofes naturales y provocadas que han sucedido en el país sólo en este verano: incendios en las Regiones de Valparaíso y la Araucanía, erupción volcánica del Villarrica y las recientes lluvias e inundaciones en el norte, cabe tener presente que los niños y niñas  lo están pasando mal. Súbitamente sus entornos naturales, sociales, familiares y sus rutinas diarias, se han visto afectados por todos estos lamentables hechos, ocasionando pérdidas, temores e inseguridades.

En los sucesos del norte, han muerto niños o algunos de sus familiares más queridos; otros han perdido sus casas, escuelas, jardines infantiles y lugares de juego como plazas o canchas comunitarias. En lo más cotidiano se han dañado o perdido sus camas, mochilas, útiles y juguetes, pero por sobre todo, los recuerdos de lo vivido vuelven a ellos y les hacen recordar momentos terribles, ya que los medios de comunicación reiteran una y otra vez lo mismo.

Es extraño que los medios de comunicación hasta el momento, no hayan abordado mayormente qué les pasa a los niños con estos acontecimientos. En especial a los más pequeños. Si bien es cierto que JUNJI e Integra tienen a sus funcionarios tratando de solucionar los problemas en los jardines infantiles dañados o perdidos, el tema va más allá de lo que se puede realizar institucionalmente.

Las familias están afectadas y hay mucho que hacer: limpiar, arreglar, instalar, etc.Por tanto, hay poco tiempo para “estar” con los niños que necesitan recibir manifiestamente “regaloneos” y otras expresiones del intenso amor que se tiene por ellos. Conjuntamente, los pequeños necesitan comunicar sus temores, ya sea hablando o dibujando, jugar con los adultos, con otros niños y con algunos juguetes simples (muñecas, peluches, pelotas).Actividades que les permitan proyectar sus temores y/o dar lugar a sus necesidades de movimiento.

Por lo mismo es necesario que las instituciones vinculadas al tema como, universidades, colegios, empresas de juguetes y de útiles básicos, como también profesionales, jóvenes, estudiantes que quieran ayudar a sus padres y jugar con los niños, hagan lo suyo.

Lo he dicho reiteradamente en estas columnas, los niños y niñas son nuestro presente y futuro. Debemos cuidar de ellos, en especial, en momentos difíciles. Por ello, entre todos amémoslos mucho, comuniquémoselos y juguemos con ellos. Esto no implica mayores costos, sólo algo de tiempo e intención, lo que podemos hacer.

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02 abr 2015

Consecuencias del nombramiento del Obispo Barros

Nada pasa por casualidad todo proviene de la bondad de Dios, así marcaba el camino de la vida de un cristiano el Padre José Kentenich, fundador del Movimiento de Schoenstatt.  Es en este espíritu que debemos también analizar la situación vivida por nuestra Iglesia chilena en este último tiempo y en particular la elección y asunción del Obispo de Osorno Juan Barros.

Al tomar distancia se hace evidente que si bien los efectos han sido muy dañinos, esta crisis se transformará también en una gran oportunidad de crecimiento para nuestra Iglesia, la que creo se refleja en dos aspectos.

Primero, hemos visto a una Iglesia viva donde laicos, sacerdotes y pastores reaccionan frente a este nombramiento, incluso manifestando públicamente su conformidad o disconformidad con la situación. Todos lo hacen por un gran amor a la Iglesia, porque les preocupa e interesa su presente y futuro, como también su capacidad de transmitir fielmente el mensaje de Cristo.

Es así que de una Iglesia con mucha pasividad interna, secretismo y algo de copucheo como dice el Papa Francisco, estamos pasando a una Iglesia activa, que se mueve y conmueve, que debate, que crece en la diversidad de opiniones, que se sienten miembros activos y no espectadores. Donde los laicos estamos comenzando a entregar públicamente nuestro parecer, incluso si va en contra de la opinión de algunos miembros consagrados o de la jerarquía.

Sin embargo también en este proceso hay que estar atentos a las luces y sombras. En efecto, manifestarse públicamente es justo y sano, pero hacerlo en medio de una eucaristía me parece inapropiado.

Es Cristo quién nos invita a su mesa y el desaire se lo estamos haciendo a él y no necesariamente al celebrante. También hay que cuidar no caer en una instrumentalización ideológica porque eso desvirtuaría toda bandera de lucha.  Es la fe la que debe iluminar nuestro camino y no la ideología la que debe orientar nuestra fe.

Sin embargo, en muchos sectores de nuestra Iglesia e incluso en nuestro movimiento, se ve más lo segundo que lo primero. Ahora estas situaciones se pueden producir más por ignorancia que por malas intenciones, dado que en nuestra Iglesia, la sólida formación laical, es aún una tarea pendiente.

Es cierto también, que esta situación se da en medio de una sociedad híper informada y que frente a la magnitud de los escándalos del país y de la Iglesia hoy dice “basta ya”.No está dispuesta a seguir pasivamente tolerando estas situaciones. 

La buena nueva es el despertar de los laicos, y el comienzo de un proceso sin retorno, en el que en función de la “corresponsabilidad” generará opinión y comenzará a hacer realidad el anhelo del Papa Benedicto XVI, cuando señalaba:“La corresponsabilidad exige un cambio de mentalidad referido, en especial, al papel de los laicos en la Iglesia, que deben ser considerados no como ‘colaboradores’ del clero, sino como personas realmente ‘corresponsables’ del ser y del actuar de la Iglesia”.[1]

Al respecto el mismo Padre José Kentenich, con mucha agudeza señalaba: “¡Con que claridad se espera: la Iglesia no es solamente la  jerarquía, la Iglesia es el pueblo de Dios!El pueblo debe asumir responsabilidades; no debe permanecer en el trasfondo ya no debe ser más un rebaño que se deje cortar la lana y sacar la leche por el pastor”[2]

Sin lugar a dudas estos grandes anhelos pasan inevitablemente por una participación también activa de los laicos en la elección de su pastor.

Segundo, se genera un positivo cuestionamiento a la forma de elección de los Obispos.

El Papa León Magno en el siglo V ya señalaba que, “quien deberá presidir a todos, debe ser elegido por todos”. Una afirmación que hoy adquiere fuerza y que no tiene nada de nuevo, ya que las comunidades cristianas en sus orígenes elegían a sus Obispos. Será en tiempos monárquicos cuando es cambiada a una prorrogativa exclusiva del Papa. Recordemos que hubo también momentos en que en su elección participaron Reyes y Emperadores. En nuestro tiempo este tipo de legitimidad, establecida desde arriba, no tiene ya cabida, porque de mantenerse, deja como una frase sin sentido la corresponsabilidad.

Pero el tema de fondo no está solo marcado por la selección, sino principal y fundamentalmente porque se requiere mayor participación, rendición de cuentas, transparencia y fiscalización. Una conducción sin contrapeso se tiende a desvirtuar, a generar una excesiva valoración del poder y no necesariamente a un buen uso del mismo.

Es cierto que los criterios democráticos no están exentos de errores, pero existen mecanismos propios para superarlos.

El Papa Francisco en Evangelii Gaudium (N°31) señala: “El obispo siempre debe fomentar la comunión misionera en su Iglesia diocesana siguiendo el ideal de las primeras comunidades cristianas, donde los creyentes tenían un solo corazón y una sola alma (cf. Hch 4,32). Para eso, a veces estará delante para indicar el camino y cuidar la esperanza del pueblo, otras veces estará simplemente en medio de todos con su cercanía sencilla y misericordiosa, y en ocasiones deberá caminar detrás del pueblo para ayudar a los rezagados y, sobre todo, porque el rebaño mismo tiene su olfato para encontrar nuevos caminos. En su misión de fomentar una comunión dinámica, abierta y misionera, tendrá que alentar y procurar la maduración de los mecanismos de participación que propone el Código de Derecho Canónico[34] y otras formas de diálogo pastoral, con el deseo de escuchar a todos y no sólo a algunos que le acaricien los oídos. Pero el objetivo de estos procesos participativos no será principalmente la organización eclesial, sino el sueño misionero de llegar a todos.”

Una conducción pastoral que promueva una real y efectiva participación, que se base en una autoridad que sirve, que se hace parte de sus ovejas, tomando su olor, en una cercanía sencilla, capaz de administrar la diócesis colocando todo, inclusive los bienes que también son de todos, a su servicio, necesaria e inevitablemente pasa por una nueva forma de gestar esta autoridad.

Cuando actualmente el Obispo solo debe responder al Papa que está a miles de kilómetros y que debe visitar cada cuatro años para darle cuenta de su gestión, sinceramente no tiene contrapeso alguno en su autoridad. En esta situación, todos los deseos del Papa Francisco se tornan como un anhelo muy difícil de alcanzar y solo estará sujeta a aquellos que por carismas propios son capaces de asumirlo.

En definitiva, el Espíritu Santo sopla y al tomar distancia, podemos concluir como lo diría nuestra gente; “no hay mal que por bien no venga” o como lo señalaría el Padre Kentenich: “bueno es todo lo que El hace”.

(1) Mensaje del Papa a la VI Asamblea Ordinaria del FIAC, 23 de Agosto 2012

(2) El Pensamiento Social del P. José Kentenich. Pag.224

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