07 abr 2015

Carabineros y derechos humanos

No puedo sino manifestar mi más profunda preocupación acerca de la polémica suscitada durante el fin de semana entre el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) y Carabineros, a raíz del informe de derechos humanos para jóvenes, en el que se menciona el uso excesivo de la fuerza y de las detenciones masivas como un mecanismo de represión utilizado por Carabineros que coarta el derecho a reunión.

La reacción del Cuerpo de Carabineros – criticando al INDH y amenazando incluso con acciones legales – resulta por decir lo menos, asombrosa.

¿Implica entonces esto que Carabineros niega que estas prácticas ocurran?

Mal podrían hacerlo. El actuar de la Policía en el contexto del control de manifestaciones ha estado bajo la lupa del INDH, de Amnistía Internacional y otras organizaciones de la sociedad civil desde hace ya varios años, quienes han venido documentando de diferentes formas estos abusos. En recientes revisiones del Estado de Chile en espacios de Naciones Unidas, como la revisión del Comité de Derechos Humanos o el Examen Periódico Universal, Chile ha recibido diversas recomendaciones ante la preocupación del actuar abusivo de Carabineros en ese contexto.

El uso excesivo de la fuerza y el uso indiscriminado de medios disuasivos, las detenciones masivas arbitrarias, los malos tratos durante las detenciones incluyendo la violencia sexual, son todas prácticas que han sucedido en Chile en los últimos años y que constituyen violaciones a los derechos humanos. Como tales, es fundamental asegurar verdad, justicia y reparación a las víctimas mediante una investigación independiente e imparcial y un juicio con las debidas garantías ante un tribunal civil.

Entonces, si no busca negar los hechos ¿pretende con esto Carabineros plantear que estas prácticas sí ocurren, pero no debieran difundirse públicamente ni darse a conocer a las personas jóvenes?

Esconder las violaciones de derechos humanos es la mejor manera de perpetuarlas. Es fundamental que todas las personas conozcan sus derechos y sepan claramente si agentes del Estado se han comportado de manera contraria a éstos. Esto aplica también para los/as jóvenes, quienes además con frecuencia han sido víctimas en estos hechos.

Que las personas jóvenes en Chile sepan que se han producido estos abusos, sepan quién fue Manuel Gutiérrez y que fue un carabinero quien lo mató, que sepan que eso es algo que no es aceptable y es contrario a los derechos humanos, es fundamental para tener alguna esperanza de que hechos como éstos dejen de repetirse.

Esto no es enlodar a Carabineros. Sin duda que la Policía cumple una labor cotidiana que merece reconocimiento. Sin duda que cumple una tarea difícil en el control del orden público, pero un informe sobre derechos humanos en Chile no puede simplemente omitir hechos en los que el actuar policial sea abusivo.

Lo que se esperaría de Carabineros no es la negación o la ofensa, sino un compromiso de hacer frente a estas denuncias, investigarlas, facilitar las investigaciones judiciales y adoptar medidas preventivas eficaces. Carabineros deberían ser los primeros en proteger el prestigio de la institución dando garantías de que hechos como éstos nunca más vuelvan a suceder.

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07 abr 2015

Corrupción y modelo económico-político

Muchos se asombran de los miles de millones de pesos que han salido al baile a propósito del destape del financiamiento ilegal de las campañas electorales (y a lo mejor personal) de un puñado de políticos (150 hasta ahora) donde se destacan por lejos, parlamentarios y ex candidatos a parlamentarios de la UDI, le siguen más abajo RN, y bastante más atrás PDC y PPD.

Para entender estas cifras, y qué significan, debemos remontarnos a la década del 70, en ella, la dictadura militar encabezada por Pinochet decide implementar en Chile un modelo económico ultra liberal que tenía como supuesto (por lo menos en su declaración), que la iniciativa privada era el mejor motor para hacer crecer la economía, y que el Estado debía tener solo un rol subsidiario facilitador de la actividad privada. En ese contexto, la dictadura decide “vender” las empresas del Estado a privados.

El proceso de venta, o privatización como se ha conocido más popularmente, ha sido analizado en múltiples artículos, bástenos decir que sus características generales más importantes eran sucintamente.

Precios de venta muy inferiores incluso al valor libro de las Empresas, en muchos casos, el mismo Estado a través del Banco del Estado facilitó los recursos para que los compradores “pagaran” las empresas compradas a vil precio, en un porcentaje importante las cuotas comprometidas no se pagaron, muchos compradores fueron ex Ejecutivos del estado (como por ejemplo y para nombrar solo algunos de los más conocidos, los ex funcionarios de Corfo, Julio Ponce Lerou yerno de Pinochet (Soquimich), Roberto De Andraca (CAP), Bruno Phillipi (actual presidente de la Sofofa), José Yuraszeck (Endesa).

Se calcula (según datos de la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados), que solo en 30 de las empresas “privatizadas”, el Estado Chileno, (Chile, todos nosotros) perdió por concepto de venta bajo su valor real, prestamos excesivamente blandos y cuotas no pagadas, en dinero de los años en que se privatizaron,  más de 2.200 millones de dólares  es decir entre 1.400.000 y 2.000.000 de millones de pesos ( osea,  entre 350 y 500 veces los valores defraudados al fisco por Penta y Soquimich).

Estas operaciones, más el traspaso a los principales grupos económicos de los fondos previsionales de los trabajadores en el año 1981 significó la consolidación de un proceso cuyo resultado fue dejar literalmente  la economía chilena en unos pocos bolsillos de empresarios afines al régimen dictatorial, es decir, se une Poder Económico con Poder Político como nunca antes en la historia de Chile, de ahí en adelante ya no se podrá, en rigor estricto, hablar de derecha política y derecha económica.

Lo que viene a continuación es conocido, a fines de la década de los 80, a la dictadura se le hace difícil seguir operando, el malestar en el país crecía día a día, las movilizaciones se multiplicaban, el rechazo mundial desde su instalación nunca dejó de crecer, ya no le servía a los grandes grupos económicos (habían estrujado al Estados chileno dejando solo migajas) y el empresariado-político decide que es necesario buscar una forma de reemplazo que les permita seguir acumulando ganancias.

Se acuerda entre Derecha e “Izquierda” un camino de salida con la venia del Departamento de Estado de los EEUU y el Vaticano, y se inicia la famosa transición a la democracia.

Conocemos los 20 años de Concertación, democracia de los acuerdos,  cambios en la medida de lo posible, en general, nada que afectara de manera siquiera leve las bases del sistema, los empresarios-políticos (esencialmente de derecha) sabían desde  el principio que mantener todo tal cual tenía un límite, desde siempre supieron que los niveles de concentración de la riqueza en algún momento iban a empujar estallidos sociales y que había que prepararse para ello.

La Constitución de 1980, las modificaciones acordadas con la dictadura en sus últimos días y los cambios cosméticos en el gobierno de Lagos fueron un primer paquete de medida de prevención; por supuesto el Sistema Binominal era una de las piedras angulares para mantener la “democracia de los acuerdos”

Necesitaban tener también una “cara política”, alguien que hablara por ellos y dijera lo que ellos querían que dijeran. Naturalmente esa cara quien mejor podía representarla, eran los políticos de derecha y entre ellos los con más liderazgo; sin embargo, no estaba demás tener amigos, mientras más mejor, también en la “izquierda”. Altos sueldos y prebendas para los diputados y senadores  es una segunda medida muy importante para bloquear el cambio al binominal o para atenuarlo en caso de que fuera imposible parar todo tipo de cambios.

Muestra de lo bien que digitó sus interés el gran empresariado, es que durante el gobierno de Frei, se continúa la venta de las pocas empresas que aún mantenía el Estado, entregando a privados prácticamente todo el sector de agua potable y sanitarias (solo se dejó un poquito para que lo privatizara Piñera) y durante el gobierno de Lagos se entregan a privados una inmensa cartera de obras públicas que incluye autopistas y cárceles.

Terminados los 20 años de Concertación, en el Gobierno de Piñera se marca el punto de inflexión del paraíso para la derecha económico-política, los movimientos sociales se expresan de mejor manera y se empieza a hacer evidente el inmenso descontento social por la gran inequidad existente.

Los empresarios-políticos toman nota, se empieza a hablar de cambios de verdad, se cuestiona como nunca la legitimidad de la Constitución, se empieza  a hablar de democracia participativa, el clima se les complica, se avecinan nubes y a lo mejor algún temporal.

2010-2011, posiblemente son los años en que se realiza la mayor “inversión” de estos empresarios políticos: Penta liderado por empresarios más tipo  confesional, apuesta principalmente a la UDI, Soquimich, liderado por el pragmático Ponce Lerou, reparte a diestra y siniestra, más a la diestra, pero algo también al centro y a la izquierda, con esos dineros, no solo se compran favores (a lo mejor no los necesitan con el inmenso poder que ya tienen), sino, y principalmente, se les compromete, es algo así como una especie de pacto de sangre.

¿Por qué sale esto a la luz pública?, no es fácil determinar una sola causa: las inmensas inequidades existentes en el país, las exclusiones de todo a las que se ve sometida la mayoría de la población de un país “exitoso”, la presión por los cambios surgida desde los movimientos sociales, un gobierno más sensible que los anteriores a esa presión, un programa de gobierno que compromete cambios, una derecha sin propuesta atractiva de continuidad, operadores que “se van de lengua”, ex ejecutivos heridos por el mal trato de sus socios-patrones, en fin la respuesta certera es todas las anteriores.

Es evidente por otro lado que, mientras no se cambie la Constitución, se regule el poder de los grandes empresarios y se le restituya al Estado su rol como agente no solo regulador sin también productor en las áreas más  estratégicas de la economía (energía,  agua, comunicaciones, gran minería del cobre  por señalar lo más urgente), será muy difícil evitar que el Partido de los Grandes Empresarios siga digitando lo que se hace y lo que no se hace en el país.

Podrán hacer cambios, pero solo en la medida de los posible, y lo posible estará como hasta ahora, también determinado por ellos.

Por todo lo anterior es que la salida de la crisis no es fácil, la “democracia de los acuerdos” no da el ancho, una salida negociada de borrón y cuenta nueva ya no es posible, la sociedad no aceptará la impunidad, los grandes empresarios, responsables principales de esta crisis no atinan en dar una respuesta, los movimientos sociales no son lo suficientemente fuertes, unidos y movilizados como para presionar y lograr desde la calle que se generar un proceso constituyente para refundar la institucionalidad del país.

Es por lo anterior que el Gobierno tiene una oportunidad de oro para que la Presidenta retome el liderazgo,  reconocer la crisis política por la que atraviesa el país,  señalar que se requieren cambios profundos a la institucionalidad y plantear que, junto con un paquete de leyes pro probidad  se trabajará el cambio de la Constitución y la manera de hacer ese cambio se definirá  en un Plebiscito en que los chilenos decidiremos si queremos que el cambio se realice en el parlamento o mediante un proceso constituyente desde la base de la sociedad misma.

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07 abr 2015

Gratuidad en la Educación Superior o impuesto al título

Hoy mi abuela, luego de hacer un aporte de agua mineral y ropa interior para los damnificados de las inundaciones, se dedicó todo el resto de la tarde a “trabajos manuales”. Bueno, al menos eso es lo que yo imaginaba.

La divisé pintando afanosamente unos géneros y pensé, “qué bonito, seguro se trata de algún mantel o algo similar”. Cuando por fin terminó y extendió su obra, no pude sino sorprenderme, era un lienzo gigante con una provocativa leyenda.

Abuela, ¿de qué se trata esto?, ¿para qué es este lienzo?

Me imagino, querido nieto, que has leído esta noticia sobre establecer un impuesto a quienes terminen su formación profesional y logren obtener un título. Se dice que deberán pagar por varios años un porcentaje de sus ingresos.

Sí abuela, lo he leído en la prensa. Pero quiero decirte que yo no creo que esta noticia tenga algún sustento en la realidad. No me parece posible que “se esté pensando” en esto a sólo meses de haber aprobado una reforma tributaria cuyo principal objetivo era financiar la “reforma educacional”. Te recuerdo que en la justificación de esta reforma estaba el tema de la gratuidad en la educación superior y, por consiguiente, no me parece verosímil que, hoy, se esté pensando en esta suerte de “parche” adicional.

Suspiró y me dijo: mira, parece que con los dineros de la reforma tributaria no alcanza para la gratuidad en educación superior, o sólo alcanza para una parte. De hecho, he escuchado que han pensado partir sólo en aquellas universidades “del Estado”, dejando para una segunda etapa al resto de los establecimientos, excluyendo además a los centros de formación e institutos profesionales.

Abuela, yo creo que eso que dices no puede ser verdad. Esto avalaría la tesis de quienes postulaban que no había ningún estudio serio que indicara cuál era el monto de recursos requeridos para las reformas que se pensaban llevar adelante y que, cuando se trabajara en esto con mayor profundidad, descubriríamos que los  recursos aportados por los nuevos tributos no serían suficientes para tan ambiciosos planes.

Bueno querido nieto. Yo también tengo dudas. Claro está que hay indicios de que algo está pasando. Fíjate que la ley de gratuidad en la educación superior se había prometido para marzo de este año y no pasó nada. En las conversaciones empiezan a aparecer preguntas sin respuestas, ¿has escuchado sobre a cuántos años de estudio gratis tendrá derecho un estudiante?, ¿sobre si se podrán cambiar de carrera y mantener la gratuidad?, ¿si financiarán el total del arancel? ¿Cómo se resolverá el que los aranceles sean, actualmente, tan distintos entre una institución y otra?

¿Tú crees posible que la ciudadanía se quede tranquila si una promesa de campaña tan importante como esta no se cumple?

Abuela. Pienso que todas las dudas que dan origen a estas preguntas ya deben estar resueltas. De no ser así, no sería posible suponer que estemos ad portas de ingresar un proyecto de ley para ser discutido en el Congreso.

Por unos instantes se mantuvo en silencio. Luego arremetió. Lo siento. Creo que las muestras de ineptitud e improvisación ya son demasiadas y estoy por creer que las leyes en materia de educación no están listas y en caso de que algún texto esté por ser ingresado a trámite legislativo, seguro que  no ha sido objeto de consenso con los incumbentes y, por tanto, tendremos un problema de proporciones difíciles de prever.

¿O tú crees que es verdad que el problema es que el Congreso está abocado a discutir la ley de gratuidad en los estacionamientos de los centros comerciales y por eso no pueden ingresar los proyectos de educación?

Abuela. Creo que estás exagerando. No me parece que un pequeño atraso en la tramitación de estas leyes sea tan grave. Además, entiendo que la reforma tributaria fue “calculada” de modo de poder cubrir los costos que estas promesas requerían. De no ser así, no podría sino estar de acuerdo contigo en que se trata de un concierto de improvisaciones.

Entonces, en lugar de argumentar, procedió a señalar su lienzo recién terminado y me dijo, tú sabes que ya estoy muy vieja para salir a marchar y protestar. Mis piernas no me ayudan a una larga caminata y por eso quisiera pedirte que me ayudes.

Sospechando que algo terrible quería pedirme, pero pesando al mismo tiempo el enorme cariño que le tengo le pregunté ¿en qué te puedo ayudar querida abuela? Terminé la pregunta y sentí que había cometido un error.

Sus ojitos brillaban cuando me dijo, quiero que me prometas que si no hay claridad frente a la gratuidad en la educación superior, tú y mis otros nietos lleven este lienzo en la marcha que está organizando la CONFECH para el 16 de abril.

El lienzo es enorme. Es blanco con letras muy nítidas.Lo miré y lo volví a leer palabra por palabra.”EYZAGUIRRE: DEL CRÉDITO AL DESCRÉDITO FISCAL”.

Pensé unos segundos y concluí que no me podía negar a lo que ella me pedía. Si bien tengo la esperanza de no tener que marchar con el lienzo, tengo también la convicción de que si no hay claridad respecto a la gratuidad en la educación superior no cabe otra cosa que protestar.

Abuela. Si no hay claridad respecto a este tema, cargaré tu lienzo en la próxima marcha de la CONFECH.

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07 abr 2015

Corrupción ¿cuál es la sorpresa?

Mucho se ha señalado en los últimos meses sobre el descrédito de los políticos a partir de los (diversos) casos que se encuentran en procesos judiciales, varios de ellos por presunta corrupción. Asimismo, se pone en tela de juicio la necesidad de que las instituciones funcionen y los tribunales de justicia hagan lo suyo, como con eso se definiera quiénes son los ‘buenos’ y ‘los malos’ y, como si con eso la opinión pública ‘mágicamente’ crea nuevamente a tener confianza en los políticos y en las instituciones. ¿No será demasiada la ingenuidad de algunos?

Al respecto, quisiera recordar que el descrédito de la política (y de la institucionalidad) no nace (y con seguridad, no va a terminar) con los casos que estos últimos meses han ocupado amplios espacios en los medios de comunicación, otra de las fuentes frecuentemente sindicadas como incitantes de este descrédito.

En este sentido, datos aportados por los estudios que realizamos en la Escuela de Administración y Economía de la Universidad Católica Silva Henríquez para el período 2003 – 2014, son interesantes de analizar, ya que se remiten a cuatro gobiernos diferentes y se focalizan en la percepción sobre probidad y corrupción que tienen las personas vulnerables de Santiago.

En once de los doce años que lleva de vida el estudio, sobre el 70% de estas personas considera que en Chile hay un alto nivel de corrupción. De manera particular, sobre el 65% piensa que es alta la corrupción entre senadores y diputados (quienes lideran este ranking hasta la fecha).

Alguien podría insistir en que son sólo percepciones (como se suele escuchar de parte de los afectados cuando se publica este tipo de estudios), pero a la luz de los diversos procesos judiciales que desde hace varios años involucran a políticos por el uso de recursos públicos y/o privados, esto se hace cada vez menos sostenible.

Por otra parte, las personas vulnerables de la capital estiman que las causas de la corrupción son las ambiciones personales y su falta de valores, entre las más mencionadas. En tanto, consideran que las consecuencias de ésta son la pérdida de confianza en las instituciones, más pobreza y pérdida de credibilidad en los políticos,  entre otros efectos.

Por ello, no deja de llamar la atención la insistencia de algunos en afirmar que hay que dejar que las instituciones funcionen, apuntando especialmente hacia la Fiscalía y los Tribunales de Justicia, como si los fallos a los que se llegue, fueran a tener la credibilidad y la confianza ciudadana que mejore la reputación de los políticos.

Pero, ¿qué pasaría si esos fallos no se ajustan a las expectativas que se ha generado la ciudadanía?

¿Por qué le habrían de creer ahora al sistema judicial chileno, si ha sido cuestionado reiteradamente por la propia opinión pública, por ejemplo, por casos relacionados con la delincuencia y la puerta giratoria?

¿Por qué le habrían de creer si en once años entre el 52% y 69% percibe que existe alta corrupción en la Corte Suprema?, según la investigación mencionada.

Está claro que la mayoría de las personas siguen siendo escépticas en este tema: más del 65% cree que no se castiga en forma ejemplarizadora a los corruptos, que no se les denuncia por miedo a represalias, que la cantidad de gente involucrada en corrupción es mayor de lo que se sabe y que los casos de corrupción son más graves que antes.

A esto se suma, la creencia de que la corrupción está en todos los niveles de la administración pública y que se puede hacer muy poco para frenarla, por lo que no extraña el que reprueben a todas las instancias políticas, gubernamentales, legislativas, judiciales, policiales y privadas en la solución de este problema. Todo esto atenta contra la solidez de la democracia en el país, manteniendo la crisis de confianza y credibilidad en la institucionalidad del Estado.

Por ello, se requiere de máxima coherencia, transparencia y consistencia en el actuar de las personas e instituciones con el discurso público que mantienen, así como la generación de normas claras y con sanciones efectivas, que sean un real desincentivo a cualquier práctica reñida con la probidad y transparencia.

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06 abr 2015

Reinscripción de partidos y financiamiento público

El sistema político chileno ha sido fuertemente afectado en sus niveles de confianza, que ya eran bajos, por varios escándalos vinculados a la relación política-dinero. Con las investigaciones del Ministerio Público recién partiendo no es fácil saber cuál puede ser la envergadura del impacto final en actores e instituciones. Sin embargo, previsiblemente, la legislación vinculada al financiamiento público de campañas electorales cambiará de forma significativa. Junto a ello, probablemente, el Estado también deberá financiar el funcionamiento ordinario de la actividad política y ya no sólo parte de las campañas electorales.

Que lo anterior termine debidamente consagrado en nuestro ordenamiento jurídico nos parece positivo.

Pese a que consideramos que un adecuado tratamiento del tema del financiamiento público de los partidos es del más alto interés republicano, pues, a lo menos, permite reducir el severo riesgo de captura de las instituciones públicas y de los partidos por grandes grupos económicos, no cabe duda que éste no es un tema popular.

Menos cuando –como ha ocurrido en otros lugares del mundo- el financiamiento público se establece en medio de escándalos políticos de altísimo impacto y con crecientes sectores de la ciudadanía indignados por ellos.

Es difícil, entonces, creer  que la opinión pública acepte que, con cargo a rentas generales de la Nación, se financie la actividad política, aunque dicha medida  sea sólo un componente de las treinta o cuarenta reformas sustantivas que termine proponiendo la comisión que preside el economista Eduardo Engel. Por lo anterior, parece necesario adoptar en el próximo tiempo una medida de gran radicalidad: someter a reinscripción obligatoria a todos los partidos políticos chilenos, como prerrequisito fundamental y previo a la entrega de fondos públicos para su funcionamiento y tareas socialmente útiles.

Pasamos a exponer algunas razones que, a nuestro juicio,  hacen perentoria la reinscripción de los partidos.

1.-  No habrá legitimidad mínima al financiamiento con cargo al Estado de Chile de los partidos políticos, en el estado de desprestigio, desintitucionalización y precarización en que ellos se encuentran hoy. Los partidos actuales son el actor político con el más bajo nivel de confianza, alcanzando bajísimos niveles de aprobación según encuestas recientes.

2.- La información disponible muestra cifras de abstención elevadísimas y reiteradas en las elecciones internas de los partidos que las realizan. La sospecha fundada es que ello se explica en gran parte por la “inflación” de los padrones de militantes que realizan caciques y facciones internas a fin de mejorar posiciones en las estructuras de poder político.

3.- Muchos de los partidos políticos del sistema parecen haber sido capturados o, a lo menos, estar bajo la influencia significativa del dinero privado. Además, el clientelismo que practican barones y “socios controladores” de los partidos en los distintos niveles del sistema político es un secreto a voces. Los escándalos que se investigan hacen más que plausible la primera afirmación y la segunda puede ser comprobada fácilmente cotejando el  aumento del número de “militantes” según un partido se encuentre o no en el poder.

4.- Si se mantiene la situación vigente, es ilusorio suponer que las actuales capas dirigentes de los partidos políticos chilenos dejarán de controlar los procesos de generación del poder interno.Ello tiene consecuencias obvias en la vigencia de los estados de derecho partidarios y en sus procesos eleccionarios. Incluso más, lo anterior hace inviable urgentes y necesarios cambios que posibiliten una depuración mínima de máquinas y trenzas internas instaladas por décadas.

5.- Sólo lo anterior puede dar viabilidad a futuros procesos de control de la seriedad, transparencia y certeza jurídica mínima de y sobre los padrones de los partidos, que pueda realizar el Servel o una futura superintendencia. Lo mismo ocurre respecto al carácter realmente democrático y transparente de las elecciones internas posteriores a los cambios legales que se discuten.

6.- Con la sola aplicación de las modificaciones propuestas, es posible conseguir el debilitamiento de las fracciones partidarias hegemónicas al interior de los partidos y, al mismo tiempo, favorecer el retiro anticipado de muchos dirigentes que parecen no haber estado a la altura que requiere la política republicana para legitimarse ante la opinión pública y el cuerpo electoral.

7.- Sólo reinscribiendo a los partidos políticos chilenos –en un proceso serio y transparente- será posible atraer a nuevos cuadros de militantes, que renueven a los partidos y a la política nacional, sin el riesgo que terminen de comparsa del status quo imperante. Ello no será fácil bajo ninguna circunstancia,  pero –reformas creíbles mediante- muchos partidos del sistema podrán atraer a los menos a segmentos de la juventud universitaria y secundaria que, afortunadamente, se repolitizó del 2011 en adelante.

8.- Por último, es un hecho público y notorio –fue denunciado por decenas de ciudadanos a raíz de los procesos de primarias durante el año 2013- que los padrones de los partidos incluyen personas cuyas firmas fueron conseguidas de manera engañosa. Para realizar dicha trampa, se utilizaron campañas públicas en las que la firma se solicitaba para supuestas causas  loables, como la protección de ballenas o  el proceso de paz en Medio Oriente.

En conclusión, lo que se busca en esta columna es dar algunas razones para realizar una reinscripción de todos los partidos políticos del sistema chileno, pues, para muchos es evidente que los partidos políticos chilenos, en su condición y funcionamiento actual  NO garantizan que en tres o cuatro años más no tengamos nuevos escándalos...con la única diferencia que, de llegar ello  a suceder, las instituciones democráticas ya no tendrán la mínima credibilidad para hacer nuevas reformas electorales y al financiamiento público de las campañas y de la actividad política.

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06 abr 2015

Abordar la catástrofe con perspectiva de género

Las situaciones de emergencia y catástrofe afectan la seguridad e integridad de todas las personas que habitan un territorio, especialmente de aquellas que-incluso en tiempos de normalidad- enfrentan inequidades y discriminaciones. En este grupo se encuentran niñas, niños, adultos mayores, personas con discapacidad y, en su gran mayoría mujeres.

En este sentido, los aluviones que han ocurrido en el norte de nuestro país nos plantean el desafío de abordar la emergencia y el proceso de reconstrucción considerando una perspectiva de género.

Durante las catástrofes, es frecuente que las mujeres, además de tener que hacerse cargo de sus propias pérdidas y necesidades, asuman responsabilidades como el cuidado de quienes no pueden valerse por sí mismos, la contención emocional de los miembros de la comunidad afectada, la preparación de alimentos, la limpieza de los lugares comunes y el reestablecimiento de redes de apoyo y asociatividad disueltas por la emergencia.

Al mismo tiempo, el estrés posterior a los siniestros y las condiciones provisorias de sobrevivencia, aumentan el riesgo de que las mujeres experimenten vulneración en sus derechos y no pocas veces situaciones de violencia de género.

Las realidades propias de una catástrofe resultan particularmente desfavorables para las mujeres: falta de privacidad en espacios como los albergues, problemas en la iluminación de los hogares y la vía pública, limitada disponibilidad de servicios sanitarios básicos y de artículos de higiene personal, dificultades en acceso y uso de métodos de prevención de embarazos y enfermedades de transmisión sexual, distribución desigual del trabajo comunitario,falta de redes del cuidado de hijos e hijas, pérdida de fuentes laborales.

Por ello, la labor que actualmente realiza el Servicio Nacional de la Mujer en las zonas afectadas por los aluviones ha consistido en brindar apoyo a las mujeres, procurando que la contención psicológica que se realiza en los albergues llegue especialmente a las ellas. A su vez, contribuir en la aplicación de la Encuesta Única Familiar (EFU), para que la ayuda sea entregada prioritariamente a quienes viven mayor vulnerabilidad tras la catástrofe.

Como SERNAM también hemos entregado algunas recomendaciones que, desde un punto de vista de género, se deben tener en cuenta en la convivencia al interior de los albergues tales como: que las mujeres puedan participar de los distintos comités de organización del albergue o de la reconstrucción, para ello fomentar la participación de los padres en el cuidado de hijas e hijos; establecer códigos de conducta que aseguren una convivencia de respeto entre las personas y generar mecanismos de protección para las niñas, adolescentes y mujeres que enfrenten situaciones de violencia de género en el refugio, entre otras medidas.

Por otro lado, es importante contar con personal femenino y masculino en todos los niveles de atención y contención que se realicen durante la emergencia, así como impulsar la privacidad de las consultas médicas junto a las actividades educativas, preventivas y de autocuidado dirigidas a la población en general, teniendo en cuenta las necesidades específicas de los distintos grupos afectados.

Las funcionarias y funcionarios del SERNAM y de otros servicios públicos que viven en la zona siniestrada, y que también han sido afectados y/o damnificados, realizan sus mejores esfuerzos día a día para que las mujeres y la población en general puedan superar la emergencia y recuperar la normalidad a partir del respeto a la diversidad y la equidad de género.

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06 abr 2015

América es una sola

La crisis política que atraviesa Chile no es una singularidad cuando se mira el escenario latinoamericano. Las democracias del cono sur se ven enfrentadas a uno de los momentos más complejos de legitimidad y consistencia desde  el repliegue de las dictaduras militares a finales del siglo XX.

Sin hacer  un catálogo exhaustivo, América, la de José Martí, desde el Río Bravo hasta la Patagonia, ingresó al siglo XXI marcada por la insuficiencia del proyecto liberal para establecer una comunidad política de bienestar y crecimiento con justicia social.

Caval, Penta y SQM han provocado la “caída” no solo de la Presidenta Bachelet, sino de la legitimidad,  aprobación y adhesión al sistema político en su conjunto. Las encuestas, como los instrumentos sismográficos miden y dan cuenta de la magnitud del desastre.

Venezuela se encuentra tensionada no solo en su política interna, sino que además la presión internacional no da espacio para una resolución pacífica e institucional del conflicto.

En Perú, la salida de la primera ministra revive los días escabrosos de la administración Fujimori-Montesinos, en los que la gestión de la administración pública se utiliza  para beneficios particulares.

Argentina, desde la primavera alfonsinista de mediados de los 80’ se ha mantenido en una espiral de corrupción y gestión ineficiente de los asuntos públicos, cuyo clímax fue la época de Menem y el corralito de 2001, después de los cuales la política económica argentina se ha mantenido en la cuerda floja. La crisis de la deuda es un foco expansivo que no ha dejado de pender sobre sus países vecinos.

Lo de Brasil no solo cobra importancia por el peso de éste en la economía mundial, sino porque el escándalo Petrobras coincide con una política de ajuste que afecta directamente a las personas y por cierto, a las más pobres, que representan cerca de 18% del total de la población.

México es el ejemplo más doloroso de ineficacia de la comunidad política para establecer un estado de derecho basado en el respeto fundamental a los derechos inherentes a la persona humana. Las tasas de homicidio, secuestros y desapariciones forzadas que enfrenta Centroamérica impactan sobre la conciencia de todos los países occidentales.

Por su parte, Estados Unidos debe enfrentar por sí mismo la violencia social: criminalización de la pobreza, exclusión  de los migrantes, desempleo y el resurgimiento del conflicto racial.

El temor a la “mexicanización de Argentina,” a la que hizo referencia el Papa Francisco, es una señal de que el sistema político implantado en América Latina ha colapsado y  que es hora de reconocer que la falla cruza el continente de norte a sur.

La Democracia, tal como está  entendida desde el fin de la Guerra Fría, sucumbe como un muro pesado ante el avance de la corrupción, la desigualdad en la distribución de la riqueza socialmente generada y la violencia social en sus más variadas formas.

La crisis de legitimidad no es una situación particular de cada uno de los Estados que integran el continente. Parece nacer del corazón mismo de un proyecto fatigado en el que los negocios se apropiaron de la utopía política y los intereses de los privados se imponen  por sobre las necesidades y anhelos de la comunidad.

Es impostergable mirar el continente para salir de  la trampa bipolar en la que han quedado sumergidos los movimientos sociales y los partidos políticos de cada uno de nuestros países, en una ida y vuelta entre “azules” y “colorados” que se perpetúan en los gobiernos en un equilibro cerrado por sistemas políticos limitadores de la diversidad ideológica y cultural que caracteriza nuestra época, en la que la ciudadanía interviene en la escena sin vocerías intermedias a través de las redes sociales, y genera nuevas formas de participación y articulación política en la plaza pública.

Se les exige a estas democracias ser legítimas en sus orígenes (demandándose un nuevo pacto constituyente), transparentes,  con economías fundadas en la cooperación y en la justa distribución de los riesgos y de las oportunidades, amparadas en uno de los más altos aportes del continente a la historia de las ideas en occidente, como es la teología de la liberación y con un soporte ético-jurídico en el respeto de los  Derechos Humanos.

Si hasta  la época dorada de Reagan y sus estertores en  la administración Busch, América Latina fue tan sólo el patio trasero de Estados Unidos, hoy su impacto, en la construcción de un nuevo modelo de democracia para el siglo XXI se vuelve la urgente e ineludible tarea en la agenda de los pueblos y sus organizaciones.

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06 abr 2015

Presidenta, apelamos a su capacidad de resiliencia

Ha sido un inicio de año de actividades, como dicen los jóvenes, “de terror”; un marzo –abril que la historia política chilena pos-dictadura recordará como uno de los más angustiosos y en que la democracia, aún en perfeccionamiento, ha experimentado su vértigo más delirante.

Paralelamente, el sufrimiento y drama de nuestra gente del Norte, en una suerte de ironía y paradoja, pareciera ” humanizar” todo este panorama, recordándonos que hombres y mujeres estamos sometidos permanentemente al radical interrogante del porqué del sufrimiento y a la búsqueda del sentido de lo racionalmente incomprensible.

La tríada Penta-Caval-Soquimich, ha terminado en un efecto combustión cuyas múltiples esquirlas han herido el alma de nuestra actual democracia y nos han impelido, a todos sin excepción, a una profunda reflexión.

Las instancias correspondientes establecerán lo que ha sido o no una transgresión a tales y cuales normas, así como las consecuencias e implicancias de las mismas.

Es cierto que han surgido severos condicionantes para re-dinamizar la gestión gubernamental, respirándose en el aire un fantasmagórico inmovilismo político. Aún más, algunos ven en las actuales circunstancias una ocasión propicia para conservar su status quo y evitar que otros cambios tengan lugar en el país, lo que los lleva a  plantear como “salida para retomar el equilibrio”,que el gobierno y sus pares políticos opten por una mera administración de lo existente, abandonando el reimpulsar las imprescindibles transformaciones exigidas por la gran mayoría de los chilenos y por las cuales numerosos actores de nuestra sociedad  se movilizaron en el transcurso de la última década.

Los partidarios de esta tesis, junto con intentar mantener sus privilegios, olvidan que una decisión de este tipo, aunque aparentemente más fácil, constituye una incoherencia en relación a los compromisos adquiridos, a la vez que tiene un efecto claramente más provocador y generador de incertidumbre. Es decir, se desconoce y olvida que en el país hay una tensión ya comprobada entre la realidad institucional  (y socio-cultural) y el sentir de la ciudadanía. El que esta contradicción pudiera escalar aún más, podría conducirnos a agudizar conflictos con consecuencias no menores.

Es dentro de este marco y a propósito de las variables que configuran lo esencial del problema, que me atrevo a afirmar, respetuosamente, que lo que no puede suceder es que la primera autoridad del país, nuestra Presidenta, se desafecte de su programa de gobierno, dude de sus convicciones sobre lo esencial de seguir adelante con las transformaciones necesarias para una mayor justicia social y no sienta como motivación fundamental para ello las reformas ya aprobadas, cuyos resultados positivos, contra los apocalípticos de siempre, solamente se verán más adelante cuando ellas entren en funcionamiento.

Toda crisis siempre conlleva una amenaza que afecta a algo que hasta entonces se estimaba imperturbable y sólido, resultado de lo cual siempre es imprescindible visualizar una posibilidad de restauración, normalmente en torno a nuevas condiciones y circunstancias.

Asimismo, el liderazgo es una construcción social en permanente actualización, esto es, las características y atributos personales que potencian al líder se hacen realidad y se concretan siempre dentro de determinadas condiciones socio-políticas y culturales.

Es el momento que la Presidenta haga la sinergia de estos dos elementos y se catapulte nuevamente hacia la líder que el país requiere y, a partir de sus talentos personales, haga carne eso de que en tiempos de pesar y desplome colectivo, en tiempos decisivos de la existencia personal y societal, es necesario dirigirse hacia adelante con una actitud de sereno optimismo.

Ella debe re-invitarnos y re-motivarnos para salir del neblinoso atajo en que nos encontramos, centrándonos en la dirección propuesta y legitimada categóricamente en la elección presidencial de hace algo más de un año.

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06 abr 2015

¿Reforma educacional o estatismo disfrazado?

La ley educacional implica no-lucro, no-copago y no-selección, pero sólo para subvencionados y municipalizados, que por ser del Estado, ya tenían esas condiciones.Cerca del 95% del estudiantado de Chile va a regirse por estas condiciones impuestas desde el Gobierno y el Parlamento, poderes del Estado, que no son la parte más importante del Estado.

Por eso no digo que el Estado impone, y empezamos mal, porque en Chile no existe un cuerpo educacional autónomo del Estado, que podríamos llamar Servicio Nacional de Educación, independiente de los poderes fácticos, partidos políticos, agrupaciones religiosas o cofradías de cualquier tipo, capitales y empresas, gobiernos de turno, que genere, evalúe, audite, actualice las políticas de educación.

Entonces la educación en Chile termina siendo dirigida por el Gobierno de turno a través de su ministerio de Educación, lo que implica un conflicto de interés ideológico gigantesco y un cambio de ejecución cada 4 años que imposibilita cualquiera política educacional estable.

Este es un error grave en la Nueva Mayoría: no distinguen Gobierno y Estado; incluso hablan de la educación municipal como que no es del Estado y dicen que hay que terminar con ella para pasarla al Estado, pero en realidad lo que están diciendo es que hay que pasarla al Gobierno o sea al MINEDUC. No saben educación cívica: la educación municipal es plenamente Estatal.

El Gobierno y Parlamento neo-mayoristas no se atrevieron con la clase alta, temblaron ante la oligarquía nepótica chilena, que es la que al final gobierna Chile.

Argumentaron que el no-lucro y no-selección eran técnica y éticamente mejores y así estaba demostrado científicamente, y lo impusieron a los pobres ¿Por qué no exigirla para los colegios privados? ¿Se va a dejar que estos lucren y seleccionen cuando eso es negativo para la educación?

En salud ¿se puede dejar sin vacunar a los ricos si a ellos así les place y vacunar obligatoriamente a los pobres? La única forma de entender esta contradicción entre los argumentos y el comportamiento neo-mayorista es que ni ellos creen en esos argumentos, es más, están seguros que resulte o no la reforma, los ricos oligarcas seguirán teniendo una “mejor” educación que los pobres sin lucro, copago ni selección; los ricos oligarcas no van a caer en la educación de la delincuencia más de lo que ya están (Penta, La Polar, colusión de Farmacias, etc., etc., etc.), ni van a cambiar su conducta sexual, ni su acceso al poder.

Al contrario se volverán más poderosos al estar más discriminados y separados de los pobres por sistemas educacionales opuestos; la reforma educacional va a contribuir más a la separación del estrato alto en un gueto frente al gueto de los estratos bajos; los medios que no van a tener otro destino que asimilarse al estrato bajo (al cual ya están bastante asimilados por la destrucción de las empresas y establecimientos educacionales estatales que contribuían mucho a la clase media profesional).

Entonces ¿cómo quedan las escuelas y liceos municipalizados y subvencionados?

1) Su financiamiento es del Estado.

2) El Estado (Gobierno y Parlamento en realidad) les prohíbe el co-pago.

3) El Gobierno les prohíbe la selección.

4) El Gobierno les prohíbe el lucro.

5) El Gobierno les impone los contenidos programáticos a través de las normativas y programas fijados por el MINEDUC.

¿Hay libertad programática en estos liceos y escuelas? Muy poca, algunos programas académicos que no pueden ser muy exigentes para no ser acusados de seleccionar o producir diferencias, algunos matices en las materias que algún profesor pueda dar; pero en el fondo huevillo intrascendente, libertad para elegir té o café.

No se dieron cuenta los neo-mayoristas que hacen desaparecer la libertad de enseñanza de una plumada, no va a haber diferencias entre los municipalizados y subvencionados (que ahora son más estatales que los municipalizados); si no hay pluralidad de alternativas, simplemente no hay libertad. ¿Se puede elegir cuando hay una sola opción?

Lo que es peor es que se puede elegir cuando Ud. tiene plata, entre uno privado y uno estatal (la nueva alternativa); si no tiene plata no puede elegir. Se ha decretado la libertad para los ricos.Los pobres al sistema estatal sin chistar. Esta lacra de los gobiernos totalitarios, fascistas, democratoides, de querer vestir a todos con el mismo mameluco parece no terminar nunca, cuando todo va hacia la educación y salud personalizada e incluso genómica.

Lo que puede generar esta ley es espantoso para la educación en Chile.

Los actuales colegios subvencionados con un buen copago de más de la mitad del ingreso total, serían tontos si no estudian la posibilidad de privatizarse totalmente. Liceos medianos de 1.000 alumnos con un pago entre $50.000 y $100.000 pueden financiarse perfectamente con poco lucro e ingresos modestos, pero por encima del promedio para profesores y administradores, se liberan del yugo estatal y pueden hacer selección por notas y conducta para ingresar a ellos y apetitosos programas académicos científicos, artísticos, filosóficos, deportivos, etc.

Toda la clase media chilena podría constituir estos liceos y captar a los mejores alumnos no tan sólo de clase media sino a un porcentaje notable de los mejores de estratos bajos por medio de becas (el presupuesto indicado puede permitirles entre 10 y 30% de alumnos de esos estratos) y a buenos alumnos del estrato alto.

Esto generaría que los establecimientos “estatales” se quedarían con los alumnos de menos rendimiento y más problemas conductuales, de clase media y baja.

El ambiente de trabajo para un profesor con alumnos con menos problemas conductuales y mejor rendimiento académico, a igualdad de sueldo, es más atractivo y por lo tanto mejores profesores se irían a estos establecimientos.

Puede haber una estampida desde los establecimientos municipalizados hacia los subvencionados ya que va a dar lo mismo estar en uno o en el otro, pero los subvencionados tienen “más fama” de tener mejores medios e infraestructura; esta ley puede ponerle la lápida a la educación municipal que es la verdaderamente estatal en Chile.

Para ser consecuente, ni siquiera puede ser estatismo disfrazado sino que es “gobiernismo” disfrazado.

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05 abr 2015

Chile no es un país, es un negocio

Ante los escándalos de Penta y Soquimich muchos se preguntan cómo es posible que una persona que tiene una fortuna calculada en millones de dólares se ponga a hacer triquiñuelas para engañar al fisco y de esta manera robarle a todos los ciudadanos chilenos y además poder influir sobre los partidos políticos. Se supone que el ciudadano de un país tiene un mínimo de sentido de pertenencia a este como para que un elemental sentido patriótico lo lleve a la también elemental solidaridad que consiste en pagar honestamente sus impuestos. Pero estos hechos denunciados demuestran que estos empresarios millonarios no tienen este sentimiento.

Por otra parte, el escándalo de Caval, nos muestra a un hijo de la Presidenta de Chile, que en ausencia total de conciencia sobre los deberes que surgen de su condición familiar, pone sus negocios privados por encima de sus deberes públicos y aprovechándose de la responsabilidad en que lo ha dejado su propia madre, intenta ganar una millonaria suma en un negocio de especulación inmobiliaria.

Todos quedamos asombrados ante estos hechos, a pesar de que en ambos casos existe la sospecha muy bien fundada de que ambas acciones son cosas “que se hacen” y que hasta son comunes en diferentes grados dentro de nuestra sociedad. ¿Qué explicación puede tener todo esto?

En primer lugar, la idea de que Chile sea un país, pareciera más un prejuicio que una realidad.Un país es una comunidad social con una organización política común que los ciudadanos se han dado o han aceptado, que posee un territorio y órganos de gobierno propios,y que es soberana e independiente políticamente de otras comunidades. En la idea de “país” es fundamental como aspecto constitutivo, lo común, esto es, la unidad de los que pertenecen a el, surgida de relaciones recíprocas y solidarias. Y es justamente este aspecto el que fue dañado por la dictadura militar, que nominalmente instauró un régimen en el que se pretendió desconocer la existencia de un grupo importante de ciudadanos, buscando derechamente suprimirlos a través de un terrorismo de Estado nunca antes visto en la historia de Chile.

Dentro de este plan, también se impuso por la fuerza un régimen económico que echó por tierra todas las conquistas sociales anteriores y que instauró una modalidad de relación entre los ciudadanos basada en un extremo individualismo.

Se terminaron todas las instituciones que aseguraban una cierta solidaridad y se instauró el “sálvese quien pueda” característico de toda esta época marcada por el sistema neoliberal. Lo lamentable es que las fuerzas políticas que fueron elegidas por la ciudadanía para terminar con las lacras que había dejado la dictadura, en realidad le dieron continuidad económica, estableciendo un pacto con los poderes económicos que recién está saliendo a la luz a través de estos escándalos.

El pacto consistía en no tocar las privatizaciones y en particular las formas neoliberales que la dictadura había establecido para la salud, la educación y la previsión, las cuales al pasar del ámbito público al privado habían generado una casta de nuevos millonarios surgidos durante la dictadura por obra de este proceso.

A cambio de esto se aseguraba que los poderes fácticos no intervinieran en el proceso llamado de “democratización” que sin ser en realidad tal, permitió introducir algunas formas de atenuación en el sistema y la constitución de una casta política que se benefició de la nueva situación administrando la tensión entre lo que quería la ciudadanía y lo que querían estos poderes heredados de la dictadura. Por otra parte, los empresarios, dueños ahora de todo el territorio explotable, desarrollaron un desprecio hacia lo público planteándose como único objetivo jibarizarlo todavía más.

La dictadura socavó con sus medidas el núcleo mismo de lo común, la esencia de la nación e instauró un sistema en el que lo normal es que cada uno tire para su lado. La responsabilidad cívica se transforma en una expresión de ingenuidad en la que muy pocos están dispuestos a caer.

En lo que se refiere a los impuestos por ejemplo, lo contadores se contratan para ver cómo se puede llegar a pagar menos, aún si esto significa emitir boletas o declaraciones falsas. La pregunta que se hacen los ciudadanos es “¿qué hace el país por mí?”, “¿en qué sentido me ayudan los demás a sobrellevar mi vida?” Y como la respuesta es “arréglatelas como puedas”, el individuo busca hacerlo, pagando lo menos posible.

Si la buena educación es privada, si la previsión es privada, si la buena salud es privada, ¿qué interés tengo en sostener lo público? Pero si además de esto, a cada rato surgen nuevo escándalos de corrupción en la política y en los negocios, el interés de las personas en entregarle su dinero al Estado se hace mínimo.

Al privatizarlo todo se ha destruido lo común y al destruir lo común se ha anulado lo poco de país que teníamos. Chile se ha transformado en un negocio.

¿Como se sale de esto? Reconstruyendo lo común, fortaleciendo lo solidario. ¿Y como se hace esto? Votando una nueva Constitución surgida de una Asamblea Constituyente, reformando el sistema de previsión, haciendo una reforma educacional que fortalezca la educación pública y la ponga en el centro del sistema educacional chileno, reformando el sistema de salud y poniéndole coto definitivamente a los escándalos financieros y políticos.

De ese modo quizás podamos volver a darle un sentido al país, que no sea la mera circunstancia geográfica y fortuita en que nos tocó nacer. Mientras esto no suceda, será difícil tener éxito en los llamados a la ciudadanía a la responsabilidad cívica y a pagar honestamente sus impuestos.

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