10 abr 2015

Conmoción y fanfarria para una ciudad solidaria

Simbólicamente, desde el puente Padre Hurtado, que a une Santiago con su norte, al caer la tarde del 8 de abril, a la barahúnda de la ciudad se sumó el inconfundible sonido de la Banda Conmoción. La música pretendía atraer a los centenares de santiaguinos que circulan por el entorno del Centro Cultural Estación Mapocho, para que entregaran un poco de agua para aliviar -en parte- las penurias de sus compatriotas de Atacama.

El peculiar recital fue organizado por el trío de instituciones culturales del sector -Fundación de Orquesta Juveniles, Balmaceda Arte Joven y Centro Cultural Estación Mapocho- que, como en ocasiones anteriores de catástrofes naturales, esgrimen entre sus principios la solidaridad con los seres humanos que sufren.

El resultado fue inesperado, tanto en el número y el entusiasmo de los seguidores de la banda, como la cantidad de litros de agua envasada recibidos -alrededor de tres mil- y, sobretodo, en despertar el impulso solidario hasta entonces oculto por morbosos despachos de televisión y el ambiente de desconfianza al que han llevado a la sociedad los casos de corrupción que afectan a la elite empresarial y política.

Era importante que, desde el mundo de la cultura, se diera una señal de involucramiento en la tragedia cuya normalización amenaza prolongarse por años. Así lo entendió la Ministra Claudia Barattini que, invitada a plegarse, no vaciló en llegar con sendos envases del líquido solicitado.

Pero este recital no fue el único que animó esa tarde. A pocas cuadras de allí, en la sala especialmente acondicionada para la música de cámara en el GAM, se celebraba un octogésimo cumpleaños de gran vitalidad y arte.

La Orquesta Filarmónica de Temuco, del Teatro Municipal de esa ciudad, creada en la década de 1930 como Orquesta de Profesores y luego Orquesta Palestrina, brindó un espectáculo también peculiar.

El programa contemplaba, junto a Rossini y Mendelssohn, un Concierto para Flauta, compuesto para la OFT por su Director David Ayma, e interpretado por la solista Paula Ordoñez. Ambos, músicos formados inicialmente en la Universidad de Chile, avecindados en Temuco, atraídos por la existencia de un teatro con elencos residentes y orquestas juvenil e infantil en ciernes.

De pronto, la solemnidad entregada por las composiciones, la sala y el rigor de músicos que iniciaban una gira que los llevará a Rancagua, el Aula Magna de la UTFSM de Valparaíso, el Diego Rivera de Puerto Montt y la Universidad de Valdivia, se rompió cuando el Director, emocionado y agradecido por los aplausos, mostró su carta bajo la manga (o desde su iPhone que le servía como virtual partitura): una Fanfarria, también compuesta por él, para su orquesta.

Entonces, la similitud con los bronces de la Banda Conmoción, que, según el diccionario, es una fanfarria o “banda de música formada por instrumentos de metal, en ocasiones acompañados de percusión, y que suele tocar por las calles en las fiestas populares y en ocasiones ceremoniosas”, se hizo inevitable.

Junto al Mapocho,  Conmoción despertaba ánimos solidarios, dormidos pero no ausentes, sólo atribulados, y al lado de la Alameda, la obra de Ayma venía a decirnos, desde la Araucanía, que las artes y en particular la música son capaces, con una buena gestión, de constituir importantes referentes culturales que suelen pasar inadvertidos para capitalinos embebidos en la pugna por el poder.

Esa tarde de fanfarria y conmoción, el centro de Santiago fue un poco mejor. Más solidario e integrado. Gracias a la magia de la cultura, que bien haría nuestra elite darle la importancia que merece.

Sobre todo, en vísperas de recibir, el Parlamento, un proyecto novedoso de Ministerio multicultural que amerita y augura discusión amplia y dilatada.

Porque lo que hasta ahora ha trascendido, no es más que una “arquitectura” integradora de servicios públicos combinados -no se conoce cómo- como las conclusiones de la Consulta Indígena.

Nada se sabe sobre lo que propondrá respecto de quienes están animando principalmente -desde su creación- la vida cultural del país: las corporaciones culturales -como las municipales de Temuco o Santiago-, las de alcance nacional como Balmaceda, el GAM o Mapocho- , las fundaciones forjadoras de audiencias como la de Orquestas Juveniles o el MIM, y una larga lista de instituciones culturales sin fines de lucro, con directorios plurales y diversos, que ostentan programaciones permanentes y administran espacios que forman a los públicos.

Ambas, tareas que el Consejo Nacional de la Cultura debe respaldar y, porqué no, orientar hacia un sueño de desarrollo cultural que permanece -como la solidaridad antes de la conmoción y la fanfarria- ausente. Y que ya es tiempo de conocer.

Sin dejar de acumular solidaridad para la tragedia de Atacama.

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09 abr 2015

El funeral de la vieja política

Los últimos escándalos sobre financiamiento irregular de campañas han agudizado la crisis de legitimidad por la que atraviesa nuestro sistema político, que se arrastra al menos desde inicios de la década pasada.

Pero, ¿es realmente la política la que está en crisis? A mi parecer, no. Lo que está en crisis es una determinada forma de ejercer la actividad política, sustentada en la relación entre el 1% más rico del país y los “políticos”, que ha quedado manifiesta en la formalización de la investigación del “Caso Penta” y en la reciente denuncia realizada por el Servicio de Impuestos Internos a raíz de la “arista Soquimich”.

Si en el matrimonio Penta-UDI la mimetización es tal que no se puede discernir cuál es el brazo político y cuál es el brazo empresarial de uno y de otro, la arista SQM agrega otro ingrediente que agudiza la desconfianza ciudadana. Aparecen también vinculaciones con el mundo de la centro-izquierda que podría haber recibido financiamiento irregular de la empresa del yerno de Pinochet, privatizada entre gallos y medianoche durante su gobierno, sumando a las eventuales ilegalidades un componente moral para quienes sustentaron su relato en la lucha contra la dictadura y la recuperación democrática.

Frente a este escenario se presentan dos salidas posibles. La primera, un secreto a voces, es la vuelta de la “vieja guardia” de la Concertación a recuperar el timón del barco y poner orden en medio del caos. Para llevarla a cabo se debe torpedear primero a quien representa la renovación de la Nueva Mayoría y el espíritu reformista dentro del gabinete: el Ministro Rodrigo Peñailillo.

Para algunos esta operación ya está en trámite. Pero esta salida es errónea, pues implica dar por cierta la tesis que sostengo falsa, de que la crisis es de la política y no de una determinada forma de entenderla. Si la política es la enferma, dicen, se necesita un panzer que actúe como experto cirujano.

En este punto debemos ser categóricos: la política no está en crisis. Durante el pasado período legislativo se aprobaron transformaciones esperadas por 25 años: fin del sistema binominal, Acuerdo de Unión Civil, voto de los chilenos en el exterior, reforma educacional, reforma tributaria y más.

Para el 2016 se ha anunciado el inicio de la gratuidad universitaria, demanda nacida desde la movilización estudiantil del 2011, justamente el año en que la política -ya no desde los cauces institucionales ni desde el pacto de la transición- logró cambiar los límites de lo posible en un país mal acostumbrado al status quo. Las regiones han comenzado a levantar sus voces y los ciudadanos ya no tenemos la misma resistencia frente los abusos que caracterizó al Chile del “no estoy ni ahí”. En suma, todo lo contrario a una crisis de “la política”.

Como la crisis, entonces, es de una determinada forma de entender y ejecutar la política, su verdadera salida está dada por la erradicación de estas maneras, costumbres e incluso estilos de vida, que han caracterizado a la élite que ha dirigido los destinos del país desde el retorno a la democracia. Dada mi militancia de izquierda, me haré cargo de su superación desde la vereda del mundo progresista al cual pertenezco.

Las generaciones que fueron llamadas a derrotar políticamente a la dictadura y a administrar la transición ciertamente tienen mucho de lo cual podemos estar orgullosos. Pero también, dentro de ellas, se comenzaron a desarrollar y expandir las prácticas propias de la vieja política que hoy nos tienen por el suelo, obstaculizando incluso la agenda del gobierno más transformador que a muchos nos ha tocado vivir.

Es que efectivamente el país les pidió, en reiteradas elecciones, que recuperaran el rumbo de una de las democracias históricamente más sólidas de América Latina. Pero lo que algunos no entendieron es que nadie les pidió que se acomodaran, que se aclimataran a los cocteles en Vitacura, las charlas en la Enade, a los espaldarazos de los grandes empresarios o las comidas con que éstos agasajaban a los funcionarios públicos luego de obtener alguna licitación. Nadie les pidió que se olvidaran de las privatizaciones realizadas por la dictadura, ni menos que fueran financiados por el yerno del tirano.

Penta y SQM tienen varias características comunes. Ambas son empresas que necesitan coaptar a la política para poder sobrevivir. Tanto la actividad especulativa como la industria extractiva de recursos naturales se sustentan en el orden económico neoliberal que impuso Pinochet y que -con ciertas correcciones- administró la Concertación. Por eso este tipo de empresas se esmeran en financiar a los políticos. ¿Podríamos llegar a proyectar la nacionalización de la industria del litio en un escenario de eventual financiamiento de SQM -regular o irregular- a buena parte del parlamento?

Ese es el gran dilema de estos días. Pues para combatir de raíz la desigualdad es imperativo que avancemos como país hacia un nuevo modelo productivo, donde la extracción de recursos naturales tenga un menor peso al frente de la innovación y la utilización de tecnología y capital humano para desarrollar una economía con mayor valor agregado. Para que ello ocurra es requisito que la actividad extractiva no financie a la política.

Entonces, para dar un giro a este escenario y caminar hacia las necesarias reformas estructurales, debemos esforzarnos para que se sepa la verdad, para que no existan defensas corporativas y también para hacer un poco de pedagogía frente a una ciudadanía incrédula, explicando que no es la política la enferma sino una parte de ella y que ésta puede ser una oportunidad histórica para abrir la democracia.

Nuestra generación, que se tomó los colegios el 2006 y las universidades el 2011 imaginando un Chile distinto, debe colaborar y ser protagonista en el empuje de esta transformación. En este punto debemos trabajar unidos tanto quienes participan de nuevos movimientos como quienes lideramos las juventudes de los partidos tradicionales.

Condenar abiertamente las eventuales irregularidades aunque vengan de nuestro propio mundo, volver a dignificar la política, llenar los municipios del país de nuevos liderazgos en las próximas elecciones municipales y dejar de lado las legítimas diferencias para avanzar como generación en la construcción de una política distinta es un desafío que bien vale la pena. Para que este sea el funeral de la vieja política debemos actuar todos quienes creemos en el sentido profundo de esta actividad.

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09 abr 2015

Bachelet y otros en la Corte Interamericana

Ernesto Galaz
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El 10 de septiembre del año 2001 la Corte Suprema  rechaza el Recurso de Revisión interpuesto  por un grupo de Oficiales y suboficiales de la Fuerza Aérea de Chile condenados en el proceso caratulado Aviación contra Bachelet y otros

La tortura física y mental fue la infame herramienta utilizada para  adjudicar delitos que nunca se cometieron. Delitos que solo estaban en la  mente alienada de los torturadores obnubilada por el calumnioso y torpe Plan Z.

En los sótanos de la Academia de Guerra Aérea, entre golpes,culatazos y aberrantes torturas se fue configurando un panel de delitos surgidos de la alienada condición de los carceleros y adjudicados impúdicamente a los indefensos prisioneros.

La “capilla” de la Academia de Guerra Aérea ( AGA ),equipada de parrilla y dínamo  era el final del camino.Allí la corriente eléctrica aplicada en las orejas, lengua y genitales, otorgaba al torturador  la “confesión” necesaria.

Todas las confesiones (fundamentales para dictar las penas) fueron obtenidas bajo tortura.

La denuncia de estos aberrantes procedimientos no fue acogida por la Corte Suprema, argumentando  que la sentencia condenatoria fue dictada por Tribunales Militares en Tiempo de Guerra, “materia que no ha sido entregada a la competencia de esta Corte” (Art. 70 –A   N° 2 del CJM y Art.6 y7  de la Constitución Política de la República)

Cabe recordar que esta negativa judicial no contó con el asentimiento del Magistrado Sr. Milton  Juica. Fue un voto de minoría.

Reiterando su negativa, el  día 7 de septiembre del 2002 la Corte Suprema de nuevo rechazó el Recurso de Reposición

Siendo evidente la  denegación de justicia por parte del Estado, se recurrió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

La Comisión admite la denuncia,la somete al fatigoso trámite  de los juicios internacionales, hasta  culminar con una recomendación  que es tendenciosamente ignorada por el Estado de Chile, provocando una inadecuada dilación burocrática. Este escenario brumoso impulsa a los litigantes de la FACH a rechazar toda  solución amigable, y transitar en procura  del dictamen vinculante y efectivo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Por su parte, la Comisión es enfática al señalar que “el Estado Chileno incumplió su obligación de ofrecer un recurso efectivo a las víctimas para dejar sin efecto un proceso penal que tomó en cuenta  pruebas obtenidas bajo tortura. Es así que las víctimas no contaron con mecanismo alguno para hacer valer la Regla  de Exclusión como corolario  fundamental de la prohibición absoluta  de la tortura.”

Es así como  después de casi catorce años (en cuyo lapso han muerto dos de los 12 litigantes) el caso jurídico está en uno de los más altos tribunales de la justicia internacional , la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

La Corte,  en Audiencia pública a realizarse en la segunda quincena de este mes de Abril en  Cartagena de Indias, Colombia recibirá testimonios de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, de los litigantes FACH y del Estado Chileno.

Resulta paradojal e incómodo litigar  en contra del Estado democrático de Chile, por delitos cometidos por el Estado represor de hace décadas.

Sin embargo, este sentimiento pierde fuerza y vigor cuando constatamos que este Estado Democrático se niega  siquiera a revisar  los actos jurídicos  deleznables consumados  en los tiempos dictatoriales.

La justicia  no es una categoría  valórica que pueda  aplicarse en la medida de lo posible. La justicia es un bien absoluto. Se ejerce o no se ejerce. Hacer justicia a medias es injusto.

Así entonces el Estado no puede ampararse (después de casi dos décadas)en la  sofisticada figura de la justicia transicional,eludiendo con ello el ejercicio pleno, sin  rubores,de la justicia restauradora.

La Corte Suprema  durante la dictadura, eludió sistemáticamente  la superintendencia directiva, correccional  y económica de los tribunales militares en tiempo de guerra, a  tal punto que plasmó esta reticencia en el Articulo 79 de la Constitución Política de la República  aprobada en un espurio proceso en el año 1980

Creemos que  en el año 2002, el Estado Democrático, (expresado en el dictamen de la Corte Suprema), debió haber transitado por los rumbos jurídicos del voto de minoritario del Magistrado Sr. Milton Juica.

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09 abr 2015

Fifí y sus amigos podrían ser nuestros hijos

El video que se viralizó estos días a través de las redes sociales sobre un grupo de jóvenes teniendo relaciones sexuales con una joven a la que llaman “Fifi”, es la manifestación de un mundo donde ser padre es más difícil que nunca. No se trata de un juicio moral sobre la libertad sexual de los jóvenes, sino sobre la publicación de un hecho tan íntimo, que al ser expuesto, podría tener repercusiones brutales para los mismos jóvenes y sus familias.

Nuestra misión como Sename es prevenir y proteger a los niños del abuso de cualquiera de sus derechos. En este caso, el abuso que quedó en evidencia no es sólo sexual, sino la violación a la privacidad de niños y niñas entre 13 y 15 años de edad.

La sexualidad de los adolescentes es un hecho que requiere nuestra máxima preocupación porque, precisamente, se encuentran en un período de vida en el que se “adolece” del suficiente criterio y capacidad emocional para tomar decisiones libremente. No hay libertad cuando no se tienen alternativas, cuando no se conoce o sabe lo suficiente para decidir por una u otra opción. Ahora mismo vemos como tres jóvenes están poniendo a prueba sus límites, pero sin ser conscientes de las consecuencias de sus actos.

La sexualidad y el sexo es un derecho universal, no cabe ninguna duda, pero debemos educar para que este derecho se manifieste adecuadamente, porque no se trata de prohibir o reprimir, sino de encausar el placer y convertirlo en una vida sexual saludable, afectiva y plena, que haga de esos jóvenes personas felices, no adultos avergonzados que hayan crecido bajo la sombra del juicio social.

Como servicio interpusimos una denuncia ante la PDI para dar con los responsables de la publicación del video, y solicitamos eliminarlo de todas las redes sociales. Estos niños están siendo víctimas de un abuso, aunque ellos mismos aún no lo sepan. Es más, es un hecho que esta transgresión corresponde al delito de producción de material pornográfico, lo quees castigado con penas de cárcel.

Antes de terminar, quiero ser enfática en asegurar que no admitiremos ningún tipo de abuso a los derechos de nuestros niños/as y adolescentes; levantaremos toda nuestra red para protegerlos, incluso cuando sean ellos mismos quienes lo califiquen como un “acto consentido”.

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09 abr 2015

Me niego

Dedico esta nota a aquellos que al igual que yo salieron a las calles a protestar contra la dictadura.

A aquellos que fueron perseguidos, a los que estuvimos presos.

A aquellos que fuimos torturados y/o exiliados por causa de la justicia.

Se me vienen a la mente los miles de estudiantes que lo arriesgaron todo, por la libertad de nuestra patria. O aquellos jóvenes, adultos y viejos que salimos a las calles, caminando de casa en casa para lograr el triunfo del NO.

Recuerdo especialmente a los que no están ahora con nosotros, por que perdieron sus vidas bajo un régimen despiadado. Dedico esta nota a mi amigo Mario Martínez semilla de libertad.

Tanto melodrama Burotto, ¿no estarás exagerando? No, rotundamente no, no exagero.

Me niego a aceptar lo que está pasando, me niego a aceptar que estamos condenados a llamar democracia a un sistema que permite que el voto del pueblo sea torcido por la billetera del poder.

Me niego a aceptar que los parlamentarios son “electos” a la hora de subordinarse al capital de empresarios o grupos económicos y que la elección es solo una ceremonia formal para “legitimar” su investidura.

Me niego a aceptar que el término democracia pueda ser trastocado al extraérsele la ética y como en la antigua alquimia transformarlo en oro.

Me niego a aceptar que los medios dan lo mismo y que solo el fin justifica lo que sea. Eso es un engaño de los predicadores de la sumisión al poder de facto.

Me niego a ser amedrentado para callar la denuncia de la corrupción y el cohecho por que puede venir un supuesto fantasma del populismo, o porque algún militar se puede sublevar. Vayan a meterle miedo a quien no haya conocido y vencido el temor real, ante asesinos reales. No nos venció el miedo antes, no tenemos miedo hoy día.

Me niego a aceptar más chantajes acerca de la gobernabilidad, la estabilidad o la transición que pretende justificar el silencio o la mentira frente al fraude o la frescura.

Yo digo que no se puede servir a dos señores. O se opta por el pueblo o te sometes a las oligarquías.

En la década del sesenta, es cierto, se criticó tanto la democracia formal, que al final terminaron debilitando la democracia substantiva, la de los derechos de las personas.

Pero estaba en juego lo mismo que hoy día, la validez del camino del voto para hacer a los pueblos dueños e su destino.

De extinguirse el camino democrático, de convertir en caricatura la opinión de los pueblos, el dilema del voto o el fusil se decantaba hacia las soluciones de fuerza, que tanto han hecho padecer a nuestros pueblos de este continente.

Nuestras generaciones estamos a prueba para demostrar que somos capaces de construir y compartir un orden social, en el cual la justicia, la equidad y la solidaridad son vividas e implementadas con la gente y no contra o a pesar de ella. Y que ese orden de progresiva realización humana (liberación), se hace privilegiando a la persona humana por sobre el capital. A eso le llamamos democracia, a un sistema en donde las mayorías respetando a las minorías dirigen o deciden, y no las oligarquías enquistadas en el poder económico, o político.

Me niego a creer que estoy condenado porque creo en la consecuencia con los valores humanistas de mi credo, a ser aislado por ingenuo, idealista o problemático.

Yo digo que mi actitud es la única práctica y verdaderamente realista, pues propone unir teoría con la práctica y no divorciarlas olvidando los principios.

Y yo te digo a ti que estás indignado que no olvides la esperanza, que hemos pasado momentos peores y hemos demostrado la fortaleza de los pacíficos y la firmeza de los convencidos.

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09 abr 2015

El contralor Mendoza deja su cargo

El próximo viernes deja su cargo de Contralor general de la República el abogado, experto en derecho administrativo, Ramiro Mendoza, por cumplir 8 años dirigiendo el ente fiscalizador y el lunes 6 de abril pasado en su última cuenta pública dijo, entre otras cosas, que “ha llegado la corrupción”.

Todos aquellos que conocemos los intrincados espacios de la Administración del Estado sabemos que esa lacra que carcome a las instituciones y al propio sistema del libre mercado ha estado presente desde hace varios decenios en nuestro país y por ello sostenemos que Mendoza, que sabe muchísimo más que nosotros, no quiso “contar la firme” para no incomodar a las altas autoridades presentes, partiendo por la presidenta Bachelet.

A la luz de lo que está sucediendo con SQM, sociedad mercantil que a través de un abogado PPD intentó impedir en el Tribunal Constitucional (TC) que el Ministerio Público ejerciera su labor con la documentación entregada por el Servicio de Impuestos Internos (SII), más los casos Penta, Caval y otros tantos que todos conocemos,  vemos con justificada preocupación que el gobierno y la oposición lleguen a un grado de consenso para que el futuro contralor sea un político, de esos sumamente flexibles que comprenda que el crecimiento económico a todo evento es indispensable para que Chile alcance el nivel promedio del PIB que tienen los países de la OCDE, sin importar tanto esas burdas exigencias de hacer cumplir las leyes y reglamentos existentes.

A raíz de la seguidilla de escándalos económicos, la Presidenta de la República armó un Consejo Asesor conformado por 16 personas, muchas de ellas del mundo académico para que le propusieran en un plazo determinado que vencerá en las próximas semanas las nuevas normas legales y reglamentarias con el propósito de elevar los estándares de la probidad y transparencia en el ámbito de lo público y lo privado.

Asociado a lo anterior, tampoco podemos perder de vista que los presidentes de casi todos los partidos políticos, están buscando un “camino institucional” para torpedear las indagaciones de las boletas falsas entregadas a SQM y Penta y posiblemente a otras empresas, por parientes y gente de confianza de aquellos que mandan. En nuestra opinión esta acomodaticia fórmula sería un acuerdo de socorros mutuos y por ello esperamos que no prospere.    

Debemos tener en cuenta que con motivo del luctuoso episodio conocido como MOP-GATE, año 2003, el asunto fue  “solucionado” gracias a un acuerdo político de alto nivel, entre el Presidente Lagos y el senador Longueira, y así fue como se hicieron varias modificaciones legales, creándose otras tantas y como remedio definitivo para la enfermedad, se aumentaron los sueldos de las autoridades para que así éstas, por un lado no se fueran a trabajar al sector privado y por otro lado, no se tentaran con las malas prácticas.

En razón a que el alza en sus estipendios fue exagerada había que justificarla y así fue como se le aseguró a la ciudadanía que no se repetirían los actos corruptos, pero ese buen deseo lamentablemente se truncó porque al no haber existido un efectivo control debido al relajo de las instituciones hemos llegado a la descomposición político-empresarial que conocemos. Recordemos que los subidos sueldos de los congresistas son equivalentes a los que tienen los ministros.

Pues bien, Ramiro Mendoza se reinsertará en el sector privado y en términos generales ha tenido un buen desempeño, pero su continuador obligatoriamente deberá fortalecer el rol que la Contraloría ejerce, sobre todo para que sus dictámenes tengan efectiva fuerza, pues algunos servicios, partiendo por los municipios, no siempre los acatan.

La Contraloría, según el artículo 98º de nuestra Constitución Política, es un organismo autónomo, con múltiples funciones.

(1) Ejercer el control preventivo de la legalidad de los actos de la Administración (toma de razón).

(2) Fiscalizar el ingreso y la inversión de los fondos del Fisco, de las municipalidades y de los demás organismos y servicios que determinen las leyes.

(3) Examinar y juzgar las cuentas de las personas que tengan a su cargo bienes de esas entidades públicas.

(4) Llevar la contabilidad general de la Nación.

(5) Emitir dictámenes sobre las materias  sobre los asuntos que se relacionen con el Estatuto Administrativo, y con el funcionamiento de los Servicios Públicos sometidos a su fiscalización.

(6) Vigilar el cumplimiento de las disposiciones del Estatuto Administrativo, instruyendo u ordenando instruir, de ser necesario, los correspondientes procedimientos disciplinarios.

(7) Efectuar auditorías con el objeto de velar por el cumplimiento de las normas jurídicas, el resguardo del patrimonio público y la probidad administrativa.

En resumen, como dice el aludido mandato constitucional, la Contraloría es autónoma, lo que implica que debe ser totalmente independiente de los vaivenes políticos y por ello próximamente asumirá como contralora interina la abogada Patricia Arriagada, seria y competente funcionaria de planta que ejerce hoy en día como sub-contralora y esperamos que su próximo titular sea un abogado (a) no relacionado (a) ni con los grupos empresariales ni con las cúpulas políticas, ya que de esta manera la presidenta Bachelet estaría entregando señales sólidas a la ciudadanía en orden a que la lucha contra la corrupción es una materia de la máxima importancia para su gobierno.

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08 abr 2015

Todos los hombres somos mortales

Acabo de releer un libro que conocí en mis años de estudiante de Filosofía, de la escritora francesa Simone de Beauvoir. Me refiero a “Todos los hombres son mortales”, en la cual la autora nos relata la desgracia de un hombre condenado a ser mortal y de la desesperanza de una vida eterna en la tierra, sin sentido y sin trascendencia.

En estos días de Semana Santa que acaban de pasar, motivo de reflexión para los cristianos, nuevamente tuve la sensación de tener frente a mi dos opciones de vida: una, la del vacío existencial que termina con la muerte y la nada que la sigue y otra, la de la existencia con un sentido de trascendencia, que nos proyecta más allá de la muerte física,  la cual, además, nos da un sentido de vivir que está quizá más allá de la historia personal y mundana misma.

Con ese motivo y seguramente con otros más inconscientes, he reflexionado sobre el Chile de este  tiempo, que muchos amamos, con sus bellezas, bondades y proyecciones que sobrepasan la pobreza y la miseria que hoy nos envuelve.

Pensé, sin quererlo, en un accidente de carretera que me tocó presenciar en sus resultados y al mismo tiempo observar la calma y el recogimiento de algunos, en sus autos acompañados de sus familias y amigos, siguiendo la ruta de la espera, en el silencio, suponiendo que más adelante habría gente que sufría. Así me lo imaginé.

Pero al mismo tiempo y cuales torbellinos desencadenados, observé pasar la realidad al lado mío; la realidad de la prepotencia de otros, que en una marcha alocada por una tercera vía inexistente, trataban de pasar a los que estábamos en la fila de los más pacientes que esperábamos. Eran los que se creían poderosos, en sus almas pequeñas, conduciendo sus máquinas automotrices, sin importar producir un nuevo accidente. Eran sus máquinas que les podrían dar parte de sus identidades personales y una sobre valoración social, solo creída por ellos mismos.

Esos, los que se creen poderosos en sus máquinas identitarias, parece que son  sujetos sin conciencia de que la vida tiene límites precisos, por enfermedades, por accidentes o sencillamente por la vejez. La prepotencia, que muchas veces se confunde con el poder que podemos tener por nuestras propias acciones o por las acciones de otros que nos rodean, es uno de los males que aquejan a nuestra sociedad y quizá sea ella uno de los motivos no estructurales que no nos permite superar las diferencias abismantes que existen entre las personas.

De ahí llegué a la conclusión, como persona dedicada a la materia, de que la Educación tiene  como uno de sus objetivos no tecnocráticos e intelectuales, enseñar la modestia en el logro de la verdadera felicidad, la simplicidad en el buen vivir, el respeto por los otros y por el mundo, la estúpida arrogancia del creernos eternos en este mundo y de manera especial, enseñar a que la vida y la muerte son dos elementos inseparables que nos debe ser enseñado para aprovechar el escaso tiempo del paso por nuestra existencia mundana.

He conocido también la prepotencia del poder y el buen dinero, las caídas hacia la desgracia y las limitaciones extremas de una vida a la cual no estábamos acostumbrados.

He visto sufrir intensamente a personas por no poder conseguir lo que se habían figurado tener en el futuro. Personas con sus sueños frustrados. A ellos les gime una pesadumbre de vida que son difíciles de superar con humildad al no estar preparados al mismo tiempo para la carencia y la abundancia.

Y sin embargo poco o nada de esto nos enseñan y enseñamos en nuestros centros educativos. Si hiciéramos un esfuerzo quizá sería ésta la mejor herencia que le podríamos dejar a nuestras futuras generaciones. De ahí que los profesores, los  maestros de la educación, deben tener la sapiencia de calibrar el tiempo de vivir y el tiempo de morir y  trasmitirlo a sus alumnos en pleno desarrollo.

Sin duda que con Universidades que tienen escasa o nula conciencia de que son “centros de formación pedagógica” en el sentido profundo del término, será muy difícil llevar  a cabo una tarea como la descrita, pues ya no solo se trata de pesos más o pesos menos (aunque ello es muy importante), sino de la profundización de las identidades y vocaciones pedagógicas que deben tener los profesores en formación. Y para ello, hay poco tiempo para la formación de los mismos.

Por eso hoy es indispensable madurar una reforma educacional que además de pensar en mejorar las condiciones de trabajo y de vida de los profesores, piensen en las características que debe tener el futuro profesor en un contexto de tiempo muy corto de vida profesional y muy largo de formación vocacional. Profesores que sirvan para una reforma educacional que debe partir de la base de que siempre será de corta duración, pero de extensas consecuencias.

Pensar en la formación de profesores no es solo una cuestión simple de una Comisión o un Grupo Técnico, sino que ella marca la esencia misma de lo que queremos que sean nuestras generaciones futuras en el corto y mediano plazo, considerando que “todos los hombres somos mortales” y que nuestra vigencia es simplemente caduca en un pequeño momento en el tiempo.

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08 abr 2015

Se acerca el fin de la transición

Casi de manera compulsiva, muchos analistas llevan años intentando dar por finalizada la transición de la dictadura a la democracia.

Que la salida de Pinochet de la Comandancia en Jefe; que el término de los senadores designados; que la Constitución que firmó Lagos; que la primera mujer Presidenta de Chile; que la alternancia en el poder; que la legislación que termina parcialmente el sistema binominal, etc., etc.

Todas aproximaciones burocrático formales, tan propias de abogados, casi pensando que la transición se terminaba por decreto.

Pero como reclama mi amigo Andrés Palma, “a la política chilena le falta mucha sociología”. Y claro, todas las defunciones precipitadas han dejado de lado las consideraciones propias del funcionamiento del sistema social, que se niega a dar por terminado un periodo…hasta que realmente el termine. Y eso no se hace por decreto.

Así, nuestra transición sigue vivita y coleando. Y ahora coleando en serio.

Los últimos hechos, despertados por los fiscales y no por otro intersticio de nuestra institucionalidad, que apuntan a que la sociedad y la justicia conozcan los maridajes entre política y dinero, vuelven a dejar en claro que la transición no ha terminado.Como otras veces en la historia, “los muertos que vos matasteis gozan de buena salud”. Y la transición se niega a morir.

Tal vez porque nunca ha existido la real voluntad de los actores políticos relevantes, por asistir a su entierro. Ello supone un acto de coraje mayor, pues después de enterrar una “grata transición”, hay que hacerse cargo de lo nuevo.

Y lo nuevo siempre genera miedo entre los conservadores. Los propios y los ajenos han transitado, de la mano de la transición, el camino cómodo de “avanzar de a poquito”, sin percatarse que en una sociedad de las comunicaciones, el ritmo de la información colectiva avanza a años luz de diferencia de los cambios institucionales, que los poseedores de las posiciones de poder y privilegio solo quieren ralentizar.

Y hoy todo eso nos explota en la cara. Entonces, la primera reacción de tantos es esconder la cara, suponiendo que la demanda por transparencia y probidad solo avanza en línea recta, pero ella se cuela en todas direcciones y, por lo tanto, envolverá a todos, más temprano que tarde.

Al inicio de la transición, los que negociaron con la dictadura, convinieron que no se investigaría el robo de las empresas del Estado, realizada por el entorno del dictador.

Ello, probablemente más salvaje que lo que hoy conocemos, fue aceptado socialmente. El temor a una involución autoritaria; la supremacía del valor del término de la dictadura y el inicio del tránsito democrático; o simplemente temores mal dimensionados, permitió que, con o sin toma de conciencia de lo que ello significaba, los ciudadanos, perplejos, aceptaran esto como un costo razonable a cambio del término del horror de 17 años.

La pregunta entonces es, ¿está el subsistema social en condiciones de aceptar cualquier salida “política” de la actual coyuntura?

Probablemente no. ¿Y entonces, qué?

Tal vez haya que considerar algunos elementos previos, sin los cuales cualquier fórmula carezca de legitimidad y, con peligro de no ser aceptada, generando con ello un rechazo social de imprevisibles consecuencias.

Lo primero, estar disponible a juntar la verdad oficial, con la que ya conoce la sociedad.Es decir, volver a la primacía de que la verdad es una sola. No es posible seguir con una disociación tan alta entre lo que los ciudadanos ven y los que la institucionalidad política quiere mostrar. Este es uno de los elementos centrales de la crisis.

Hasta aquí esta pega la hacen los fiscales, convertidos en modernos súper héroes, de una ciudad que permanece perpleja, pero que empieza a manifestarse. Como en todos los procesos sociales significativos, primero en sordina, luego a los gritos y, en los desenlaces trágicos, en fenómenos de convulsión. ¿Dónde estamos? Nunca es fácil afirmarlo, por la dinámica de los hechos. Pero estamos transitando ese camino, sin dudas.

En segundo lugar, tener la voluntad real de, efectivamente, terminar con la transición.Esto es, con los comportamientos social y políticamente aceptados, que emparentan a muchos ocupantes de los roles de dirección institucional, en muchos procedimientos y prácticas, con las propias del periodo dictatorial.Sobre todo aquellos que dicen relación con el oscurantismo en el tratamiento de los asuntos públicos, pese a que esos mismos actores han legislado una ley de transparencia y otra del lobby.

Esto es lo más difícil. Históricamente las élites tardan más que el vulgo en aceptar la necesidad de los cambios institucionales, luego que los cambios sociales ya se han consolidado. El terror a la pérdida del poder adquirido les hace ciegos o, peor aún, irresponsables. A sabiendas que la realidad ya no acepta más dilaciones, se tienden a encerrar en un mundo que no existe, pero que, como toda burbuja, mantiene el micro ambiente cálido en que pareciera que nada ocurre.

Eso pasa por muchos aspectos. Desde luego, terminar con la perorata, con tono de monserga, que tiende a identificar a nuestro país como exento de corrupción. Ello no es cierto y lo saben hasta los párvulos. No era necesario que lo recordara el Contralor. Más valor habría tenido que en su largo período hubiera realizado un mayor aporte al freno de este fenómeno.

Después, acometer, en el muy corto plazo, la tarea de legislar las más altas penas a quienes hacen trampa, para ser elegidos en cargos de representación, para tomar posiciones relevantes en el manejo de sociedades comerciales, o en cualquier actividad que sea relevante para la vida nacional, sobre la base del entendido que los asuntos públicos –y ello involucra a las empresas- son verdaderos “temas de Estado”, que por lo tanto serán celosamente custodiados y, quien quiera ser actor en ellos deberá estar disponible a ser sometido a estándares éticos mucho mayores que para el resto de los mortales.

La legislación en países donde estos hechos ocurren con mucho menos frecuencia, tienen normas de este tipo.

Si la cárcel, la pérdida del cargo y la inhabilidad perpetua, acompaña al tramposo, probablemente inhibirá a muchos de participar en los asuntos colectivos y, los que persistan, deberán pagar duras consecuencias. Pérdida patrimonial significativa y cárcel efectiva, serán así antídotos eficaces para ello.

En definitiva, de lo que se trata es de aceptar que los hechos conocidos en estos meses no serán posibles de ser soslayados como en otras circunstancias. Nadie podrá pretender, en su sano juicio, que el país permanecerá impávido si se le dice que toooodos los involucrados efectivamente trabajaron honestamente para las empresas involucradas. Ello no es creíble ni aceptable. El viejo refrán será recordado: “lo que tiene mal olor, perfumado huele peor.”

Asunción de la verdad, castigo a los que han trasgredido las normas y batería de iniciativas legislativas que endurezcan las sancionen, de manera muy significativa, componen la trilogía que, tal vez, permita transitar el camino del término de una transición que se ha negado a morir, probablemente porque, hasta aquí, nadie la ha querido matar.

Solo un proceso así llevado posibilitará dar sustento ético y estético a un acuerdo nacional aceptado socialmente, que preserve la credibilidad básica de las instituciones políticas, cuyo debilitamiento debe terminar. Pero ello no se producirá, tal vez nunca  más, por entendimientos a espaldas de los ciudadanos, que hoy escrutan, no solo con el voto, sino con redes sociales activas y accesos a diferentes medios, inimaginables hace 25 años. Los ocupantes de los roles de poder están obligados a asumir esta realidad.

Al fin, ¿asistiremos al término de la transición? La respuesta es siempre la misma.Dependerá de los actores relevantes y será solo si ellos se deciden a dar el paso. ¿Están disponibles? Hasta aquí no parece, desgraciadamente.

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08 abr 2015

Tocando fondo, es tiempo de refundar el PDC

Se hace necesario y urgente generar un acuerdo marco al interior de la DC para enfrentar la grave crisis que vive la institucionalidad política chilena y, en particular, las aristas que han involucrado a militantes del PDC.  Dicho acuerdo marco debe considerar los siguientes criterios.

En primer término, es políticamente impresentable que asuma Jorge Pizarro como presidente del PDC después del cuestionamiento suscitado por las facturas emitidas por una empresa relacionada con sus hijos, supuestamente falsas, según información de SOQUIMICH y Servicio de Impuestos Internos. Una cosa es la presunción de inocencia que solamente puede ser rota por una resolución judicial y otra es el escenario político que hace poco prudente que asuma el senador Pizarro el rol del presidente de un partido político en cuya gestión tendrá que dar permanentemente explicaciones y declaraciones sobre la veracidad de documentos contables. Lo anterior produciría un enorme daño a la DC.

En segundo término, convocar a una Junta Nacional del PDC para resolver la crisis institucional y proponer alternativas de solución para la grave situación que vive el país y el partido.

En tercer término, en dicha Junta Nacional se debe elegir una directiva nacional colegiada y transitoria que asuma algunas tareas políticas específicas: un plan de superación de la crisis generada por el financiamiento de la actividad política que se base en una nueva institucionalidad, sin ningún rasgo de impunidad y que fortalezca la democracia; la implementación inmediata del VI Congreso Nacional del PDC donde definamos nuestra carta de navegación y acuerdos obligatorios para todas y todos los militantes DC independiente del rol que estén cumpliendo; un proceso de refichaje de la militancia que transparente la verdadera fuerza de las bases políticas de la DC.

En cuarto término, se debe convocar a elecciones para una fecha a determinar pero que no debería sobrepasar de noviembre de 2015.

En quinto término, colocar a la Democracia Cristiana en la vanguardia de la superación de la crisis política a través de una propuesta de cambio de la Constitución Política mediante una Asamblea Constituyente participativa y democrática.

Para lo anterior se debe convocar a un gran acuerdo nacional – desde RN hasta el PC – que establezca los procedimientos, mecanismos y metodología de una Asamblea Constituyente como el único instrumento ordenado y legitimado de superación de la actual institucionalidad gravemente dañada y repudiada por la ciudadanía.

Estos son algunos de los criterios de trabajo para construir un acuerdo marco al interior de la Democracia Cristiana y desarrollar una propuesta que supere la grave situación política motivada por el financiamiento irregular de la actividad política. La última palabra la tienen las bases de la DC.

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08 abr 2015

El golpe blanco contra el programa de Bachelet

Históricamente, los grupos económicos, cuando sienten amenazados sus intereses recurren al clásico golpe de Estado para desbaratar el avance de las conquistas políticas y sociales.Actualmente, sin embargo, ese mecanismo brutal está completamente deslegitimado, aunque en Chile es un recurso que todavía sobrevive en la mente de los más afiebrados pinochetistas.

El año pasado, durante el primer año de gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, el gran capital puso en marcha un plan para boicotear las reformas contenidas en el programa de la Nueva Mayoría.

La campaña comunicacional en contra de la reforma educacional y tributaria fue feroz. Se quiso instalar la percepción de que la primera era un “atentado” en contra de “la libertad de elegir” (Chile debe ser el único país donde la genta marcha para pagar), mientras que la segunda perjudicaría a la clase media.

Tras una ardua batalla, en que muchas veces los poderosos se encabritaron y mostraron sus dientes, se cumplió con lo prometido a la ciudadanía.Y para su mayor pesar, el año 2014 se cerró con un rotundo éxito legislativo que, además, incluyó el fin del binominal y el Acuerdo de Unión Civil.

La irrupción del Caso Penta, Soquimich y Caval, si bien ha develado una vez más el estrecho vínculo entre el poder del dinero y la política, y que tiene entre las cuerdas a buena parte del mundo político y empresarial, ha sido aprovechado comunicacionalmente por los poderes fácticos para seguir enlodando a la “clase política” y, de paso, intentar minar la voluntad de la Presidenta Bachelet y de los integrantes de su gabinete que están comprometidos con el cumplimiento del programa.

Este enfoque que busca patear el tablero político es muy peligroso, porque es caldo de cultivo para populismos autoritarios de corte neoliberal, como podría ser el caso de Parisi o Farkas.

Más que un cambio en el equipo político del gabinete o un golpe de timón en el rumbo del gobierno, como lo agitan El Mercurio, La Segunda y otros medios hegemónicos, lo que se requiere es intensificar con decisión el contacto con la ciudadanía y transferir a la gente mayores grados de participación en el proceso de reformas. En esta línea, la asamblea constituyente es una vía legítima para diseñar las vigas del nuevo Chile que queremos, pues ello permite entregar soberanía desde el mundo político a la ciudadanía.

Tras las masivas movilizaciones del año 2011 y con la asunción de la Presidenta Bachelet en La Moneda, tenemos una oportunidad histórica para dejar atrás el neoliberalismo y avanzar en justicia social e igualdad. Por cualquier motivo se deben evitar las “cocinas”, la nefasta “política de los consensos” y atisbos de corrupción.

La única salida para enfrentar la crisis de confianza es de cara a la gente y con las reformas por delante.

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